"¡Yum! Domo arigatou, ¡esto esta delicioso!"
Todos estaban reunidos comiendo platos de arroz y pescado. Esta vez a Kenshin le había tocado cocinar, muy afortunadamente para la joven. Sanosuke había explicado la situación a Kenshin en secreto y él le había dicho que ya había notado la katana que cargaba. El exhitokiri sólo estaba agradecido de que su sopresa fue porque estaba lavando la ropa y no porque había reconocido a battousai. La joven no le inspiraba mucha confianza.
"Y dinos" comenzó Kaoru, "¿cómo es que te llamas?"
"Oh, gomen nasai, llegué a comer nada más sin hacer las presentaciones adecuadas". Haciendo su comida a un lado la joven hizo una reverencia, "watashi wa Akane Li"
"Akane Li…" dijo Kaoru pensativa, "bueno, sé bienvenida en nuestro dojo"
Kaoru pensó que la joven era simpática por lo que prefirió dejar a Kenshin que se preocupara por la katana.
"Arigatou gozaimasu" contestó Akane.
"Akane-dono, ¿puedo hacerte una pregunta?" dijo cortésmente, como de costumbre, Kenshin.
"Por supuesto"
"Quisiera saber cuál es tu conexión con Makimachi Misao"
"Pues…" Akane se movió incómoda en su lugar evitando ver a Kenshin a los ojos, "somos viejas amigas y hace mucho que no la veo. Me gustaría encontrarme con ella una vez más"
Por la mirada que Akane tenía todos podían decir que eso era mentira, o por lo menos no la verdad completa. Akane Li siguió siendo un misterio para todos ellos ya que los forzó a cambiar de tema repentinamente.
"Muchas gracias por la comida y por darme un lugar donde descansar mis cansadas piernas" dijo Akane formalmente, "les regresaré el favor pronto, pero por ahora debo partir. Se está haciendo tarde y no quisiera viajar sola en la noche"
"¿Hacia donde se dirige Akane-dono?" preguntó Kenshin.
"A una posada donde planeo hospedarme" contestó ella.
"Entonces la acompañaré si gusta"
"No hace falta que te tomes esa molestia, no es muy tarde aún"
"Pero una joven sola como tú es buen imán para los problemas, déjanos acompañarte" interrumpió Sanosuke. Tal vez portaba una katana, pero nadie estaba seguro de que supiera utilizarla. Después de todo, desconfianza o no, era una mujer que se podía meter en problemas.
Akane ya no pudo discutir más. El Kenshingumi completo decidió salir a caminar bajo el fresco ambiente que ahora hacía y aprovechar para acompañar a Akane. En el camino Kaoru caminaba a un lado de Kenshin como de costumbre, tratando de hacerle plática. Kenshin sin embargo estaba demasiado interesado en la enigmática Akane como para prestarle atención. ¿Quién sería esta misteriosa mujer y qué conexión tenía con Misao?
"Arigatou gozaimasu, les hice venir hasta acá para acompañarme, les prometo que les devolveré el favor tan pronto pueda" dijo Akane en la esquina de la calle donde estaba la posada que buscaban. El Kenshingumi tomaría otra dirección por lo que partieron ahí.
De pronto sopló un viento muy fuerte y varios kis se sintieron en el aire. El sexto sentido de Kenshin y Sanosuke como guerreros les permitió identificarlos. Había personas con no muy buenos propósitos alrededor.
"Kaoru-dono" dijo Kenshin seriamente, "no se separe de mi lado"
"¿Nani?" preguntó Kaoru confundida.
Sin mayor aviso que otro golpe de viento varios hombres aparecieron rodeándolos y cada uno desenvainando una katana.
Kenshin tomó el mango de su sakabattou, Sanosuke preparó sus puños y Yahiko tomó su espada de bamboo.
"Hitokiri battousai" dijo el que aparentemente era el líder. Sonrió macabramente y apuntó su katana a Akane, la más cercana a él. Todos comprendieron el mensaje.
El hombre intentó atravesar a Akane pero ésta, a gran sorpresa de todos, lo esquivó sin dificultad, luego tomo su katana envainada y con la funda golpeó al hombre en la espalda, haciéndolo caer.
"Esta niña no estaba mintiendo" pensó Sanosuke al ver la fluidez de sus movimientos, "sabe algo sobre katanas"
Cuando el resto del grupo vio a su líder caer se abalanzaron contra el Kenshingumi, dispuestos a atravezarlos a todos con sus mortales katanas. Por respuesta obtuvieron inesperadamente golpes por parte de todos.
Eran bastantes, al menos unos treinta, por lo que cada quien estaba ocupado con al menos unos seis hombres cada uno. Kenshin golpeaba y noqueaba a tantos como podía con su sakabattou, pero sin despegar la vista de Akane. Ella todavía tenía su katana envainada y aún así pudo derrotar a todos los que se le acercaban. Era muy talentosa y hábil sin duda alguna.
La policía no tardó en llegar y cuando lo hicieron todos los hombres estaban en el suelo inconscientes y Kenshingumi desaparecido.
Al día siguiente el aseo se estaba llevando a cabo en el dojo. Kaoru sacudía por aquí y por allá mientras Yahiko limpiaba los tatamis quejándose de nada en particular de vez en cuando. Kenshin lavaba la ropa con Ayame y Suzume que llegaron de visita.
"¡Qué blanco Ken-nii!" exclamó Suzume sosteniéndo una prenda recién lavada.
Sanosuke llegó de repente como acostumbraba hacerlo, dispuesto a pescar una comida gratis. No tardó mucho en discutir con Kaoru.
"¡Konnichiwa!" exclamó Akane desde la entrada, "no quisiera molestar, pero si no están muy ocupados me gustaría pagar el favor que me hicieron. Ya casi es hora del almuerzo, ¿les importaría acompañarme en el Akabeko? Yo pagaré."
Todos ya estaban pronto en camino al Akabeko y Kenshin estaba dispuesto a obtener ciertas respuestas.
"Eres muy hábil en combate Akane-dono" dijo Kenshin casualmente.
"Arigatou gozaimazu…" sonrió Akane sin un rastro de culpa.
"Sí" interrumpió Sanosuke adivinando el propósito de Kenshin, "y nisiquiera tuviste que desenvainar tu katana. Mujeres como tú no se les ve por aquí todos los días"
"No es nada… tuve un buen amigo, como un hermano mayor, que me enseñó todo lo que sé" dijo Akane, aún sin mostrar emoción que pudiera delatarla. Kenshin presentía que decía la verdad, lo que lo intrigaba más.
"¿Cómo se llama?" preguntó Kenshin.
"Su nombre es…"
En ese momento Akane fue interrumpida, llegó un niñito que hizo una corta reverencia y le entregó a Kenshin una carta; después salió corriendo.
La carta era una que Kenshin comúnmente veía después del Bakumatsu cuando decidió no volver a matar. Era una carta de amenaza de alguien que había descubierto que Kenshin había asesinado a alguien de su familia y que ahora quería tomar venganza. Esta carta sin embargo era un poco distinta. No era alguien resentido, era todo un grupo de delincuentes que le daban dos opciones: no intervenir o unírseles por una fuerte suma de dinero. Kenshin arrugó el papel y lo tiró, no necesitaba semejantes opciones.
Todos continuaron su camino al Akabeko y lo demás quedó borrado de sus mentes. Al final de la comida Kaoru invitó a Akane a quedarse en el dojo si es que no tenía otro lugar donde quedarse y ésta aceptó.
Los días siguientes transcurrieron normales, con la excepción de que ahora Akane vivía con ellos. Normalmente le tocaba andar por ahí, buscando personas que pudieran pagar unas buenas lecciones de kendo por parte de Kaoru.
Una noche Kenshin paseaba por el dojo sin poder dormir y se encontró con que Akane estaba sentada en el techo con una vela y mirando a las estrellas.
"¿Akane-dono qué hace aquí?" preguntó Kenshin subiendo hábilmente al techo.
"Por favor discúlpeme si lo desperté, pero esta noche no podía dormir y me gusta mucho subir al techo para pensar por un momento" contestó Akane haciéndole un lugar junto a ella.
"¿Y en qué piensa?"
"En mi antiguo okashira" contestó Akane sin darse cuenta en realidad de lo que contestaba.
"¿Okashira?"
Akane se dio cuenta de su error. "Eh… bueno…"
Tomando a Akane de la muñeca Kenshin saltó del techo junto con ella a tiempo para esquivar kunais que volaban en su dirección. Aterrizando sin problema en el pasto vieron cuatro figuras negras ahora paradas en el techo.
N/A: ¡Sí, ya es el segundo capítulo! Muchas gracias a todos los que me han mandado sus reviews, espero que les guste este nuevo capítulo. Y por cierto, gracias por la observación de los pensamientos. De ahora en adelante, cuando alguien esté pensando lo marcaré escribiendo con este tipo de letra. Sigan leyendo que pronto actualizaré, nos vemos en el siguiente capítulo. (… eso último me sonó a despedida de programa televisivo ––u)
