CAPITULO VIII
"Himura-san, gracias por venir"
"¿Qué es eso tan importante que debe decirme, Okazaki-dono?"
Setsuna y Kenshin caminaban rumbo al Aioya con pasos lentos.
"Es sobre Ryuketsu" dijo Setsuna.
"Ya veo. Ya está cerca, ¿no es así?" dijo Kenshin pensativo.
"Sí, pero es aún más que eso. He estado trabajando con los Oni wa Banshuu últimamente, Misao y Akane en específico, y hemos descubierto que hay un traidor entre nosotros. Es a usted a quien buscan, Himura-san, y es necesario que lo sepa. Su amiga, Kamiya-san, está también en grave peligro, porque es ese hombre con quien suele salir a pasear"
Kenshin se detuvo, incrédulo. Kaoru estaba en peligro…
"Aún no" dijo Setsuna adivinando su pensamiento, "Taiki Doyle no es peligroso aún. No actuará hasta recibir órdenes de Ryuketsu, pero me temo que eso será muy pronto. Para empezar debemos advertir a Kamiya-san, es a ella a quien supongo que utilizarán como carnada contra usted, después habrá que encontrar una manera de eliminar a Ryuketsu, aunque supongo que Akane se ocupará de eso…"
"¿Por qué…?"
"Ryuketsu busca dinero del gobierno, que por supuesto le fue negado, así que ahora planea tomar las ciudades importantes, empezando por Kyoto. Para completar sus planes necesita aliados poderosos y es aquí donde usted entra. Utilizarán a Kamiya-san para obligarlo a actuar, pero afortunadamente nos hemos dado cuenta de ello antes de que sea demasiado tarde.
"Ryuketsu no tiene muchos aliados, ni un gran ejército, así que todavía tenemos tiempo de sobra para detenerlo, y es que desde que el dinero le fue negado, el gobierno lo ha estado vigilando. Yo personalmente le he seguido por una larga trayectoria, mezclándome entre los suyos. Por el momento están desconcertados porque saben que hay un espía entre ellos, pero no saben que soy yo…"
"Se arriesga mucho, Okazaki-dono"
"Es mi trabajo. Además, estoy ayudando a Akane-san y a usted…"
Hubo una pausa, en lo que Kenshin reflexionaba. Por primera vez se detuvo a ver los ojos de Setsuna. Se sorprendió de que tuvieran un peculiar color gris que no había notado antes. Abrió la boca, como para decirle algo, pero le costaba trabajo dejarlo salir…
"¡Fuego, fuego!"
Gente a su alrededor comenzó a gritar y a correr en dirección contraria a ellos.
"¡El Aioya se quema, auxilio!" gritó una de las mujeres que vivía cerca del Aioya.
Kenshin y Setsuna se miraron por un instante, dejando que la noticia penetrara en sus sentidos. Acto seguido salieron corriendo en dirección al Aioya.
Lo que encontraron, sin embargo, no fue precisamente fuego, sino a todo el Oni wa Banshuu fuera, sacando guerrero tras guerrero del Aioya sin ninguna dificultad. A la cabeza de ellos estaban Misao y Akane.
Los hombres salieron corriendo, pero se detuvieron a una distancia prudente. Luego, comenzaron a arrojar bombas de humo. En verdad parecía como si el Aioya hubiera entrado en llamas. De la nada aparecieron más hombres que entraron por todas direcciones y los que acababan de huir, regresaban. Kenshin y Setsuna se unieron a la batalla, entrando al Aioya y sacando enemigos.
Setsuna por una parte perseguía a los que entraron al comedor. Tres de ellos se escondieron por la parte delantera, donde el estaba el restaurante.
"¡Fuera de aquí malditos! ¡No permitiré que destruyan tan buen restaurante!" gritó Setsuna blandiendo sus sais amenazadoramente.
Alcanzó a voltear justo a tiempo cuando un fuertísimo golpe de espada le llegó. Taiki con una espada inglesa la hizo retroceder.
"¡Eres una traidora!" gritó Taiki lo suficientemente fuerte como para que todos se dieran cuenta, "¡¿cómo te atreves a entregarnos?!"
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Kaoru tenía mucho en qué pensar. Había perdido de vista a Kenshin, quien por cierto se había ido con Setsuna, y era urgente hablar con él. Toda una tormenta de ideas cruzaba ahora por su mente de manera torturante. Su último pensamiento confortante antes de tomar camino al Aioya fue que, aún si Setsuna ya le había dicho algo a Kenshin, era de esperarse que Kenshin confiara más en Kaoru que en una joven que prácticamente acababa de conocer, ¿verdad?
Así siguió, sumida en sus pensamientos, cuando se dio cuenta de que más adelante se veía mucho humo salir de algún lugar. De pronto recordó que en esa dirección quedaba el Aioya.
Corrió tan rápido como pudo en esa dirección y llegó a tiempo para observar cómo Taiki llegaba con una espada inglesa y entraba al Aioya cubierto en humo.
"¡Eres una traidora!" lo escuchó gritar, "¡¿cómo te atreves a entregarnos?!"
Una pared del Aioya se rompió y Taiki, sosteniendo una furiosa batalla con Setsuna, salió. El humo comenzaba a aclararse y muchos de los enemigos salieron del lugar. Taiki seguía peleando con habilidad, pero Setsuna no desistía. Luego salió Kenshin. Taiki lo vio de inmediato y comenzó a empujar a Setsuna lejos de él.
"¡No podrás lastimar a Himura mientras yo esté aquí!" gritó Taiki golpeando fuertemente a Setsuna, tumbándola. Ella, perpleja, no alcanzó a notar que un par de hombres la tomaron de los brazos y se la llevaron cargando con asombrosa rapidez. Pronto se perdieron entre la multitud.
Kaoru llegó corriendo hacia Kenshin, seguida por el resto del Oni wa Banshuu. Taiki estaba enfundando su espada.
"¡Setsuna-dono!" exclamó Kenshin.
Kaoru paró en seco. Jamás había escuchado a Kenshin llamarla por su nombre.
"Kaoru-san, se encuentra bien. Me alegro. Debo irme, no puedo permitir que se escape" dijo Taiki antes de salir corriendo.
Misao, Okina y Akane llegaron corriendo también. Akane, sin embargo, no se detuvo a platicar, un rápido vistazo al tipo que acababa de irse le dijo todo lo que tenía que saber. Se siguió de largo, en feroz persecusión tras de él. Antes de que pudiera avanzar mucho Setsuna literalmente le calló encima, sorprendiéndola y cortando su carrera.
"¡Setsuna-chan!" exclamó Akane sorprendida.
"¡Malditos!" gritó Setsuna enojadísima y parándose rápidamente. No dijo nada más y se fue, advirtiendo a Akane que regresara al Aioya. "Nuestro turno de matar a Ryuketsu se acerca" dijo antes de marcharse.
De regreso en el Aioya informó lo que había pasado y se tranquilizaron al saber que todos estaban bien. Kaoru, por otra parte, seguía impresionada por lo que acababa de escuchar. Kenshin jamás había llamado a Setsuna por su nombre de la manera que lo había hecho ahora. Kenshin había estado muy inquieto, incluso anunció que iría a buscar a Setsuna, cuando Akane regresó.
"¡Busu! ¡¿qué tienes?!" exclamó Yahiko notando su preocupación.
Fue entonces cuando Kenshin volteó. Fue como si se hubiera percatado por primera vez de la prescencia de Kaoru. Intercambiaron la mirada por un momento, hasta que Kaoru no pudo evitarlo y se refugió dentro del Aioya, ya libre de humo.
"¡Qué extraño!" dijo Yahiko sorprendido de que Kaoru no lo hubiera golpeado.
A la mañana siguiente se llevó a cabo la reconstrucción. Misao gritaba órdenes felizmente mientras que discutía con Yahiko. El resto se dedicaba a cargar piezas del Aioya para poner todo en su lugar. A decir verdad, no estaba tan mal, pero tenían que reconstruir la pared que Taiki y Setsuna habían roto.
Más tarde, ya todo listo, entraron a refrescarse. El cielo estaba nublado y prometía una modesta tormenta. Entre todo el bullicio, nadie se percató de lo que pasaba. Masukami, Oumime y Megumi preparaban la comida, Yahiko y Sanosuke se peleaban por cualquier razón y Akane los observaba callada, casi aburrida, al lado de Aoshi. Kenshin, Okina y Misao estaban hablando en una habitación aparte.
"El ataque de ayer fue una trampa, Kenshin" dijo Okina "esa joven Okazaki en verdad es uno de nuestros aliados, pero nos han hecho creer que no es así. Espías nuestros lo han confirmado, y ahora sabemos dónde está Ryuketsu Touma."
"Y con esta información el Oni wa Banshuu lo tendrá en un dos por tres… claro, con un poco de ayuda de la policía local…" dijo Misao pensativa.
"Ya veo" respondió Kenshin, "así que… ya decidió no matarlo…"
"No es lo que ha dicho, pero con el resto interviniendo, no creo que Akane sea capaz de hacerlo"
"Por el momento no habrá problemas, mañana mismo la policía llegará y todo habrá terminado. Ryuketsu nunca se convirtió en un verdadero problema, a decir verdad, y estoy completamente seguro de que Okazaki-san, por una, se encargará de que no halla más problemas alrededor…" interrumpió Okina.
Kenshin recordó a Setsuna y lo que Taiki le había gritado. Había estado preocupado por ella, pero ahora sabía que ella podía cuidarse sola. Todo lo que le había dicho sobre Taiki resultó cierto y ahora muy afortunadamente ya estaban fuera de peligro. Kaoru no corría riesgo pues ni él ni Setsuna dejarían de vigilar a Taiki. Lo del día anterior había sido en realidad un movimiento tonto, dejarse descubrir así por los que conocían sus intenciones. No había hecho más que rectificar sus sospechas.
"Misao dime una cosa" de pronto dijo Kenshin.
"¿Sí?"
"¿Sabes si Akane-dono ha hablado con Aoshi?"
Misao bajó la vista, "sí… hablan mucho últimamente…"
Kenshin comprendió lo que Misao quería expresar con sus ademanes. Era más que obvio que Misao seguía perdidamente enamorada de Aoshi. "No te preocupes" le dijo con una sonrisa, "Aoshi sólo le ayuda. Ya sabes que no podemos permitir que Akane-dono se convierta en una asesina a causa de Ryuketsu… Aoshi mejor que nadie puede ayudarle en eso"
"Lo sé…"
"Es sólo que me preocupa… ya casi tenemos a Ryuketsu, no podemos permitir que nada salga mal."
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"¡Busu! ¡Oi, Kaoru! ¿A dónde vas?"
Yahiko nuevamente notó que Kaoru estaba muy seria. No se unió a la fiesta además de que se olvidó de gritarle. Había algo extraño en ella, pero sería mejor no interrumpir. Tal vez sólo necesitaba pensar. Yahiko supuso que tenía algo que ver con aquella joven, con Okazaki. En varias ocasiones había visto a Kenshin caminando con ella, razón también por la cual no pasaba mucho tiempo con el resto. ¿En verdad sería lo que Yahijo estaba pensando?
Kaoru salió sin siquiera llevarse una sombrilla, a pesar de que la lluvia era cuestión obvia. Yahiko no sabía si seguirla o no.
No tenía nada más en mente. Kaoru estaba convencida de que lo había perdido por completo. Sintió una tristeza como nunca la había sentido y creyó que lo mejor era caminar para olvidarlo. Quería regresar, irse a Tokyo y dejarlos a todos. Necesitaba estar sola y no se dio cuenta de cuánto había caminado hasta que la fría lluvia la trajo de vuelta.
Estaba ya muy lejos del Aioya y el frío se intensificaba. La lluvia cayó en finas gotas en un principio, pero conforme el viento aumentaba, también la intensidad de la tormenta. Sintió frío, pero no quizo volver. En lugar de eso siguió caminando, sin un rumbo fijo, pero con una firme idea en la cabeza. Había dejado que Okazaki le quitara todo lo que tenía. Debió haberle hecho caso a Taiki antes de que algo pasara. Ahora no sólo Kenshin estaba dentro de sus mentiras, sino que ella también estaba dentro de su cabeza.
El frío era cada vez más y Kaoru se sintió desfallecer. Los ojos se le cerraban y no podía caminar más. Frente a ella una figura extrañamente conocida se acercó. Las fuerzas le faltaron y Kaoru cayó, sintiendo cómo alguien la sostenía para evitarle la caida.
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N/A: …Setsuna de rodillas con ENORMES ojos llorosos ¡¡¡¡¡LO SIENTO TANTO!!!!!! Sé que me he tardado demasiado en actualizar este fic (a decir verdad, cualquier otro fic) pero tantas cosas se atravesaron…
Para empezar casi repruebo matemáticas, luego en vacaciones me encontré un fic demasiado bueno para ser verdad y también demasiado largo, y no he podido dejar de leerlo, aparte me fui de vacaciones por unos cuantos días y pasé Navidad perdiendo todo mi dinero en un casino en Las Vegas --U ¡Pero ya estoy de vuelta!
En fin, he de decirles que este fic ya casi llega al final… creo que sólo falta un capítulo. En verdad lamento tanto no haber metido tanto a Misao como me lo pidieron, pero el fic ya estaba hecho antes de que lo empezara a publicar aquí en Fanfiction, así que no le pude hacer muchas modificaciones. Les prometo que vienen otro par de fics donde créanme, sí tiene más participación.
Por último, espero que hayan pasado unas excelentes fiestas y que tengan un próspero Año Nuevo Setsuna se pone a bailar tipo CanCán con sus musas y a cantar villancicos
