CAPITULO IX
"¡Himura-san! ¡Akane-san!"
Setsuna Okazaki llegó corriendo al Aioya momentos después de la salida de Kaoru. No se encontraron.
"¡Ryuketsu se va, debemos atraparlo pronto!"
Todos adentro se sorprendieron y hubo movimiento inmediato. Akane tomó sus kodachis y sepreparó para salir. En la puerta se topó con Aoshi.
"¿Qué harás?" le preguntó Aoshi.
"No lo sé" contestó Akane adivinando a lo que se refería, "ya decidiré cuando llegue"
"Entonces apresúrate, no dejes que se escape"
"¡¿Dónde está Kaoru?!" gritó Kenshin.
Entre todo el movimiento pudo notar su ausencia.
"Acaba de salir" informó Yahiko apresurado con una nota de preocupación, "se fue"
No había más tiempo que perder. Setsuna, Misao, Yahiko, Sanosuke, Kenshin y Akane salieron del Aioya, seguidos de cerca por los cuatro Oni wa Banshuu disponibles. Corrieron hasta las afueras, guiados por Akane y Setsuna que conocían el camino al escondite de Ryuketsu.
"¡Sepárense!" gritó Misao cuando llegaron al bosque donde se escondía.
Todos se movieron en direcciones distintas y pudieron notar el movimiento de más adelante: todos los hombres de Ryuketsu disponiéndose a partir.
Misao junto con todo el Oni wa Banshuu, más Sanosuke y Yahiko se ocuparon de los que estaban en la entrada.
"Debemos encontrar a Ryuketsu" dijo Akane.
Entró junto con Kenshin y Setsuna a las cabañas. Por dentro, pudieron notar que había pasajes secretos debajo de tierra. Akane y Setsuna se quedaron a inspeccionar la primera mientras que Kenshin buscó en la otra. '¿Dónde estará Kaoru-dono? ¿Estará bien?' se preguntaba Kenshin a cada instante.
Entró a la segunda cabaña con cautela. Estaba muy oscura y era más grande que la otra. A la distancia pudo notar una figura que se estremecía. Bajo la luz de las pocas velas la reconoció. Kaoru estaba en el suelo, apenas despertando de un largo letargo.
"¡Kaoru!" exclamó Kenshin ayudándole a levantarse. Salieron poco a poco, Kaoru con paso inseguro, lo que sólo probaba las sospechas de Kenshin. Quienquiera que la hubiera traido hasta aquí, la había drogado.
Afuera Setsuna y Akane salieron de la cabaña sin resultados. De pronto alguien se les acercó. Fue tan rápido que nadie pudo evitarlo. Setsuna sacó sus sais y lo comenzó a atacar. El hombre era Taiki empuñando una espada inglesa.
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No podía entender nada. Lo último que Kaoru recordaba era la lluvia, y el rostro de Kenshin. Pero no había sido él el que la había llevado hasta ahí. Era él el que la despertaba, sin embargo. Kaoru sintió su cuerpo pesado. Escuchó a alguien gritar su nombre y lo siguiente que vio fue a Kenshin, ayudándola a salir.
Afuera seguía lloviendo y Kaoru tuvo dificultad para enfocar lo que sucedía. Al fin entendió. Taiki y Setsuna estaban peleando nuevamente. A su lado Akane observaba sin una clara idea de qué hacer. Kenshin seguía ayudándola.
"Deja de fingir" escuchó decir a Taiki.
Setsuna le daba la espalda pero no escuchó lo que le dijo. No escuchaba nada más. Tenía un solo pensamiento en la cabeza. 'Mátala' pensó. Su rencor era demasiado y debía hacer algo. Ya casi no tenía fuerzas, pero pudo hacer algo. Con todo lo que tenía, se movió lo más rápido que pudo. Tomó uno de los kodachis de Akane sin que ella tuviera tiempo de reaccionar y se movió con una firme idea en la cabeza. '¡MATALA!'
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Fue tan rápido que ni Kenshin ni Akane hicieron nada. Se sintieron repentianamente rodeados y vieron a Ryuketsu aparecer lejos de ahí, en un lugar seguro y observando todo.
Akane tenía que hacer algo, debía atacar a Ryuketsu pero también debía ayudar a su amiga. Los atacantes seguían rodeándolos sin hacer nada. También de ellos debía ocuparse. Kenshin también se percató de ellos y dejando a Kaoru a que se apoyara por sí misma, empuñó su sakabattou.
Después pasó lo que jamás había pensado. Tan concentrada estaba en atacar a Ryuketsu que no vio cuando sucedió. Kaoru a su lado le arrebató un kodachi y avanzó ferozmente hacia Setsuna.
'¡DETENLA!' le gritó su instinto en un instante.
Sin saber exactamente qué había psasado, todo sucedió en lo que duraba un rayo sobre ellos.
Akane avanzó sin pensarlo bien. Kaoru estaba bajo la influencia de Taiki y debía detenerla para evitar que lastimara a su amiga. Kenshin trató de evitarlo, pero se dio cuenta demasiado tarde. Con el kodachi que le quedaba en la mano se paró frente a ella. La vio venir, cegada por el ímpetu que la arrojaba, y no pudo evitar defenderse.
Un rayo los cegó momentánteamente… luego llegó el trueno y una repentina oscuridad… Akane pudo sentir cómo su kodachi entraba en contacto con la piel de Kaoru, y la perforaba, justo debajo del pecho. Kaoru se detuvo, pausó un rato y soltó el kodachi. Su sangre corrió por el filo del kodachi y Akane sintió el caliente contacto que contrastaba con la fría lluvia. Kaoru tomó su mano entre las suyas y Akane apartó el kodachi lentamente. Kaoru cayó arrodillada, el color rápidamente yéndose de su cara. De su herida brotaba la sangre que caía y se mezclaba con la lluvia, formando un charco rojo.
Sus ojos perdieron enfoque y cayó sobre Kenshin que alcanzó a llegar sólo para sostenerla antes de que tocara el pasto mojado.
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Estaba tan cerca de ella. Oprimió firmemente el kodachi dispuesta a clavarlo en su espalda. Setsuna alcanzó a voltear, pero ya era tarde. Aún así Kaoru no supo por qué falló. Vio a Akane pararse frente a ella y de la nada sintió un agudo dolor en su abdomen. Las fuerzas le faltaron y no pudo sostener más el kodachi.
No tuvo que voltear a ver, ya sabía lo que había pasado. Tomó la mano de Akane entre las suyas, sintiéndo su propia sangre fluir. El kodachi salió lentamente, dejándola con un dolor más intenso que al principio.
Ya no sentía nada, no escuchaba nada. La lluvia cortaba su rostro y su vista se nublaba.
"Kaoru!" escuchó a alguien gritar.
Luego una risa, fría y cruel. Alguien disfrutaba de este sufrimiento. Kaoru no podía hacer nada ya, pero entendió su error. Taiki frente a ellos era el que se reía.
"Mátalo" pidió a Akane antes de sentirse desfallecer.
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"Aquí acaba todo" dijo Taiki entre la risa macabra que brotaba de sus labios.
Setsuna enfurecida sentía hervir su sangre. Tenía un solo pensamiento en mente y se avalanzó furiosa sobre Taiki, golpeando con tal fuerza que sorprendió a su oponente. Aún cuando quizá Setsuna no era oponente indicado para el extranjero, Taiki no tuvgo más oportunidad. Intentó escapar pero Akane ya lo esperaba y, fiel a la última voluntad de Kaoru, lo asesinó. Por otra parte los Oni wa Banshuu terminaron con el resto y la policía no tardó en llegar. Akane, sin embargo, no prestó atención a nada y se acercó a Ryuketsu.
Se veía como un enorme bebé, retrocediendo acobardado, llorando e implorando por su vida. Le ofreció a Akane todo lo que pudo imaginar, haciéndola enfurecer cada vez más. Levantó el único kodachi que le quedaba de manera amenazante. No estaba muy segura de qué hacer y mil imágenes cruzaron por su mente, desde que dejó a los Oni wa Banshuu hasta los últimos instantes, cuando mató a Kaoru.
En un instante los silbidos de los policías penetraron en su cabeza y perdió la decisión. No lo pudo matar, no pudo hacerlo y observó mientras los policías se lo llevaban.
"La muerte es demasiado buena para ti" murmuró Akane mientras era esposado y prácticamente cargado fuera de ahí.
Recordó a Kaoru y llegó corriendo a tiempo para verla exhalar su último suspiro.
"En verdad lo siento, Setsuna" decía Kaoru. Luego se dio cuenta de Akane, "no te culpes… aquí… acaba todo"
Le costaba mucho trabajo respirar. Kenshin la miraba devastado.
"Kenshin… aishiteru"
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"¿Dónde está Himura?"
"…no lo sé… supongo que fue a visitarla nuevamente"
"Vaya…"
Misao y Aoshi miraban por la ventana del Aioya a los despreocupados habitantes que caminaban de un lado y otro.
"Pero, te aseguro que no puedo culparlo" dijo Aoshi.
"Sí… después de todo, quería mucho a Kaoru."
"Por supuesto. Un hombre lo pierde todo cuando pierde a los seres amados… por eso jamás permitiré que te ocurra nada Misao."
El color empezó a subir a la cara de Misao. Por fortuna alguien entró para romper el silencio.
"¿Alguien ha visto a Setsuna?" era Akane, "me dijo que estaría por aquí pronto."
"Ni idea, tal vez se encontró un puesto de comida…" contestó Misao pensativa.
"Mmm… es lo más probable. Bien, ella se lo pierde, supongo que tendré que invitarlos a ustedes a comer, ¿les parece?"
"¡Sí!"
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"¡Himura!"
"Okazaki-dono"
La pequeña güera llegó corriendo al lado del pelirrojo rurouni.
"¿De dónde viene?" inquirió Setsuna después de pasarse un bocado de lo que quiera que estaba comiendo. Una bolsita de papel comprobaba que se acababa de detenera a comprar algún dulce.
Kenshin no dijo nada en respuesta, simplemente volteó la mirada hacia atrás, suficiente para que Setsuna comprendiera.
"Ya veo… ¿no quiere venir a comer conmigo? Akane acaba de invitarme y estoy segura que no le importará un poco de compañía extra."
"Yo…"
Sin darse cuenta ya estaba caminando al lado de Setsuna, un aletargado silencio entre ellos en lo que ella terminaba con sus dulces. Pese a todos sus intentos, Kenshin rehusó tomar uno y decidió que era mejor ver a la pequeña guerrera disfrutarlos cual niñita.
"Ella dijo que lo amaba" de pronto dijo Setsuna.
"Sí…" contestó Kenshin, en un principio sin saber a qué se refería, después entendiendo el rumbo de la conversación.
"No debe estar deprimido, estoy segura de que usted siente lo mismo… Siendo así las cosas, debe vivir con mayor deseo, disfrutándolo todo." Por un momento Setsuna pausó para ver al pobre y cabizbajo samurai. "Estoy segura de que ella lo hubiera deseado así… después de todo, no todo acaba aquí…"
"…Sí… creo que tiene razón…"
FINXXX XXX XXX
N/A: …¡HOOOOOLAAAAA! Je, je. (Setsuna tiene que escapar de varios lectores furiosos) Sí, supongo que a más de uno no le ha de haber agradado del todo este final, pero, ¿qué se le va ha hacer? Era mi misión cumplir el deseo de mi querida hermana Akane y así lo hice… --U
P.D. Akane: como te habrás dado cuenta, ¡CAMBIÉ EL 'LAME ENDING'!
Espero que les haya agradado mi fic, muchas gracias a todos los que se tomaron la molestia de escribir reviews en los capítulos anteriores y gracias por los que dejen reviews para este último capítulo, nos veremos después en alguna otra historia. ¡SAYONARA!