Título: Un reencuentro

Autora: Kuma-chan

Advertencias: Slash, relación hombrexhombre. Completo.

Pareja: Sirius/Harry

N/A: Tan solo espero que les guste. Escribí esto después de leer una ffiction en la que el traductor hacía notar la falta de fics de SiriusxHarry que hay en la web. Esto es verdad, lamentablemente, ya que hacen una pareja muy tierna. Espero que más gente se decida a escribir sobre ellos dos, Vamos, anímense!!!!!! Yo por mi parte voy a poner mi granito de arena y tratar de segui con estos dos hermosos personajes :) Ah! Las reviews son siempre muy agradecidas...


"Toma aquello con lo que no te pueden ver y corre al Bosque Prohibido al anochecer. Canuto."

Harry rompió el mensaje en tres pedazos y luego lo quemó con una chispa de su varita mágica. Esta vez Sirius había sido demasiado claro, si el mensaje fuera interceptado su contenido sería bastante obvio para el que lo leyera. Y aunque también era muy arriesgado el ir a ver a Sirius (ni siquiera le había dicho en que parte del bosque debería estar), lo extrañaba tanto que iría de cualquier forma. durante varios meses no había recibido ni una noticia de él, ninguna lechuza, ninguna cabeza en la chimenea, nada... Había momentos en que su deseo de verlo era tan grande que pasaba horas y horas frente al hogar a leña para ver si aparecía, y luego se quedaba dormido allí, soñanado que cosas terribles le ocurrían a su querido padrino.

¡Cuántas ganas tenía de hablar con él a solas aunque fuesen unos momentos! Así que mientras Ron se preparaba para dormir (solo él había permanecido en Hogwarts por Navidad para acompañar a Harry), él disimuladamente se dirigía hacia el armario para agarrar el regalo que tenía reservado desde hacía tiempo para Sirius. El paquete era pequeño y estaba envuelto en un hermoso papel dorado con un moño de satén que lo remataba elegantemente. Si había un momento más especial para ver a su padrino, era ese, mientras todos estaban tan embriagados por el espíritu y por los deseos de regalos que nadie notaría una escapada nocturna. Cuando Harry notó que la respiración de Ron -quien ya se había acostado- era constante y profunda, decidió que era la hora de marcharse. Tomó su capa de debajo de la cama y ocultándose bajo ella salió de la habitación con el Mapa del Merodeador en la mano. Luego de susurrar la contraseña a la Dama Gorda, traspasó el retrato y se detuvo unos instantes para revisar el Mapa. Ahí, cerca del Sauce Boxeador aparecía un puntito azul que llevaba la inscripción: Canuto. El corazón de Harry dio un vuelco, y tras una breve sonrisa fijó su mirada en otro punto, unos pasillos más adelante. El celador Filch andaba cerca: debía ser lo bastante cuidadoso para que no lo notaran. Más allá de Filch y su gata, la Señora Norris, ningún otro punto se interponía en su camino.

Cuando Harry abandonó las puertas del Castillo sintió que un frío helado le recorría el cuerpo. Afuera no nevaba, pero estaba seguro de que sucedería en cualquier momento. Apretándose dentro de la capa, Harry siguió su camino hasta el sauce boxeador. Al pasar por la cabaña de Hagrid, pudo ver el humo salir de la chimenea y el calor del fuego iluminando el interior y pensó que en cualquier otro momento no hubiera podido resistir la tentación de entrar y tomar una cerveza de mantequilla mientras hablaba con su amigo, pero ahora estaba demasiado apurado y emocionado por ver a su padrino. ¿Como sería su reencuentro? Harry tenía deseos de correr y abrazarlo con todas su fuerzas, y más aún, sentarse en cualquier lado junto a él, sintiéndolo cerca. Pero algo en aquellos pensamientos involuntarios molestaba inconscientemente a Harry, quien no estaba seguro de que querer a su padrino de ese modo fuera lo más natural del mundo. Y aunque se juraba y se perjuraba de que lo que sentía era tan grande por el hecho de que Sirius era su único vínculo con su padre y lo más parecido a una familia que había tenido, no estaba del todo cómodo con sus pensamientos.

"Harry..." Una voz lo arrancó de sus pensamientos. Al principio no la reconoció, por lo que se asustó bastante, pero luego de unos momentos se dio cuenta de que Sirius estaba oculto detrás de un árbol y recorría el campus del colegio tratando de distinguir algún movimiento inusual.

"Shh, baja la voz, Sirius. No es seguro estar aquí y hablando tan fuerte." dijo una segunda voz, la voz del profesor Lupin. Al principio, Harry se sintió un poco decepcionado porque no podría ver a su padrino a solas, pero luego se alegró también porque hacía tiempo que no hablaba con Lupin tampoco y él era una persona muy estimada por él.

"Es que me pareció oír que alguien se acercaba, y como va a llevar la capa de James, lo más probable es que se acerque y no lo veamos. Y si él no nos ve tampoco y sigue de largo, vamos a estar aquí toda la noche."

"No te preocupes, que también tiene el mapa del Merodeador. Estoy seguro de que lo está usando."

Harry se apartó un poco y a pesar de la urgencia que tenía por abrazar a Sirius y hacerle saber que estaba allí, junto a él, decidió contenerse y ver de que podrían hablar él y Lupin. No es que le gustara espiar, pero sentía una profunda curiosidad. Sin hacer ruido, sacó el Mapa y lo miró. Ahora había otro punto junto al que decía Canuto: Lunático. Harry se preguntó por qué no lo habría visto antes.

"¿Por qué se tardará tanto?" preguntó Sirius en voz muy baja, "¿crees que lo hayan interceptado?"

Lupin rió ligeramenre. "Nah, Harry es un chico muy astuto, te sorprenderías al oír todo lo que ha hecho durante los últimos cinco años en Hogwarts..."

Al oir esto, desde lejos, Harry se ruborizó ligeramente.

"Sí," dijo Sirius amargamente y añadió: "y lo que más me soprende es ser el único que no pudo enterarse de todo eso con detalles..."

Lupin lo miró y lo reconfortó. "Vamos, Canuto, no te pongas así, ya vas a ver que dentro de poco tiempo tendrás a Harry contigo, y nadie podrá llevárselo de tu lado." Sirius esbozó una leve sonrisa y luego oyó a Remus decir: "eso sólo si consigues mantenerlo contigo, porque el chico como que está creciendo muy rápido y en cualquier momento consigue una novia y no lo vemos más, igual que a James."

Con solo oír ese nombre, Sirius y Harry sintieron caer un peso sobre sus hombros. El recuerdo de su mejor amigo, la persona a quien él había querido más que a nadie aún no se había podido borrar de su corazón. Sirius podría superarlo, pero la verdad era que no quería. Daría lo que fuera porque James volviese, pensó, y su mente se enfocó en su ahijado una vez más. Ambos eran tan parecidos y el pequeño hasta era un poco más atractivo que su padre, con esos enormes ojos verdes. "Ojalá que eso nunca suceda", murmuró Sirius y al momento se arrepintió de lo que había dicho. Ahora Remus lo miraba inquisidoramente como intentando leer sus pensamientos, pero no dijo nada. Durante unos instantes se quedó meditando aquellas palabras hasta que finalmente habló.

"Canuto, Harry no es James. Nunca podrás repetir lo que tenías con James, debes entenderlo..."

Las palabras habían sido crueles, pero daban justo en el blanco. Unos pasos más atrás, Harry oía toda la conversación y trataba de descifrar que había querido decir Lupin con aquello de que 'nunca podría repetir lo que había tenido con James'. ¿Qué había de malo en su amistad? ¿O era acaso que Harry no era lo suficientemente bueno para ocupar el lugar de su padre?

Junto a Lupin, Sirius callaba. Una vez más dirigió una mirada furtiva hacia su alrededor para ver señales de su ahijado, pero no pudo distinguir nada más que la oscura noche. El frío volvía a hacerse notar y Sirius se cruzó de brazos para no temblar.

"Sirius..." Remus había notado que su amigo tiritaba de frío y le apoyó una mano en el hombro más que como abrigo, en un gesto de aprehensión.

"Lo sé, lo sé," dijo Sirius finalmente cerrando los ojos y apretando los párpados. "No necesito que me lo repitas, sé que lo que siento no es lo correcto."

Harry dio un respingo de sorpresa y arqueó las cejas. ¿Qué había dicho Sirius?

"No es eso, Canuto, lo que sientes no es nada malo, es solo que creo que deberías mantenerlo dentro de tí hasta que puedas distinguir si es verdadero o es tan solo el traslado de tu amor por James a Harry." Remus se acercó un poco más y le tendió sus brazos a Sirius para que éste se pudiera aferrar a él. Sirius lo aceptó y hundió su rostro en su hombro mientras murmuraba: "Sólo quiero tenerlo cerca para cuidarlo, para estar con él. Tengo miedo que le suceda algo malo, no quiero perder a lo más especial para mí una vez más."

Remus sonrió por encima de su cabeza. "Eso no sucederá, Canuto, la Orden del Fénix lo protege, Dumbledore lo protege y él tiene tu afecto y tu cariño, que es la protección que realmente necesita. Además, ya está bastante grandecito el muchacho..."

Sirius se separó de Remus y lo empujó un poco con la mano. "Sí, sí" dijo volviendo a ser el Sirius que todos conocían, "cuidado con lo que piensas, Lunático. Detrás de los hombres como tú, siempre hay pervertidos." Sirius rió suavemente y Remus se sonrojó, visiblemente molesto. Luego ambos se miraron. "Gracias, Lunático, por ser tan buen amigo."

En ese momento, Harry que había quedado totalmente paralizado mientras escuchaba la conversación, intentó dar un paso y trastablilló. Al caer al suelo de bruces, la capa se le deslizó y quedó expuesto ante la mirada sorprendida de los dos amigos. Inmediatamente, y ahogando un grito, Sirius corrió junto a Harry y lo ayudó a levantarse. Solamente se había golpeado la frente contra el suelo, pero Sirius lo examinó tan minuciosamente que cualquiera diría que se había caído de la escoba mientras volaba a doce metros de altura. Cuando se cercioró de que todo andaba bien, finalemte lo abrazó con tal fuerza que si no había sufrido lesiones antes, ahora seguro que sí. Harry no le devolvió el abrazo de inmediato, aún se sentía raro luego de oir la conversación, pero decidió posponer sus pensamientos para después y rodeó a su padrino con la misma fuerza. Sin soltarlo, Sirius le decía cuánto lo había extrañado y lo feliz que lo hacía saber que estaba bien. Luego de que se separaran, Harry abrazó a Remus (que lo recibió de una forma un poco menos efusiva) y contestó unas cuántas preguntas sobre cómo había llegado hasta allí mientras Remus miraba a Sirius y le decía "¿Lo ves?" y "te lo dije" cada vez que Harry explicaba su manera de actuar.

Unos momentos después, los tres caminaban hacia la Casa de los Gritos. Consiguieron escabullirse gracias a Sirius, quien en su forma de perro negro alcanzó el nudo del Sauce al que era tan difícil llegar (sobre todo si se es tan enorme). Harry se maravilló al ver la transformación de su padrino: en ninguna película de efectos especiales había visto algo como aquello.

Una vez camino a la Casa, Sirius volvió a transformarse y caminó junto a su ahijado en la penumbra del pasadizo. Adelante, Remus llevaba la punta de su varita encendida y guiaba el camino. Pero a Sirius no le importaba en lo absoluto si se tropezaba o si caía en un pozo, sólo tenía ojos para Harry que estaba a su lado, algo callado pero alegre de verlo. Harry, por su parte, estaba demasiado nervioso como para mirar a Sirius directamente a los ojos, así que cuando hablaba lo hacía mirando hacia adelante o se dirigía a Lupin. Esto molestó un poco a su padrino, quien a pesar de eso no dijo nada. Cuando llegaron, los tres entraron en una habitación que tenía unos cuántos sillones acomodados y una mesilla en el centro. Todo estaba cubierto de una gruesa capa de polvo y Harry estornudó varias veces antes de sentarse. Sirius y Remus seguían en la puerta, y cuchicheaban algo en voz baja.

Harry aprovechó que no notaban su presencia para observar detenidamente a su padrino, ya que no lo había hecho hasta ahora y advirtió que éste se había arreglado más que de costumbre para ir a verlo; lucía una capa que parecía nueva y el pelo largo lo llevaba bien peinado y reluciente en sus espaldas. El blanco cutis se veía más suave y terso que nunca, y parecía que las marcas que los años en Azkaban le habían hecho en su rostro iban desapareciendo poco a poco. Harry se sintió feliz al saber que su padrino estaba mejor cada día y se encontró a sí mismo sonrojándose una vez más.

"Harry," dijo Remus sacándolo de su ensueño, "vuelvo enseguida, me pareció oír algunos ruidos abajo. Quédate aquí con Sirius."

Harry se sobresaltó: hacía sólo unos minutos hubiera dado lo que fuese por estar a solas con su padrino, pero ahora que sabía que podía obtener algo más de su relación se sentía excesivamente nervioso. No estaba seguro de lo que le estaba sucediendo dentro suyo y del remolino de emociones que se agolpaban en su pecho cada vez que pensaba en lo que sentía.

"Estás inusualemente callado", dijo Sirius con tono algo burlón sentándose en frente de él "¿te sucedió algo que no me hayas contado?"

Harry bajó la mirada hacia sus manos que reposaban sobre su regazo. En un impulso, Sirius se acercó y las tomó entre las suyas. Había dado un salto desde su silla y se arrodillaba frente a su ahijado, como rogándole que confiara en él.

"Puedes decírmelo, Harry, no te asustes..."

"No, no es nada, es que estoy muy contento de verte." Harry sintió que se sonrojaba una vez más al notar el calor de las manos de Sirius envolviendo a las suyas. "¡Ah! Me olvidaba, tengo tu regalo de Navidad..." y diciendo esto se soltó y de su túnica sacó el paquete dorado. "No sabía que regalarte, así que espero que no sea poco..."

Sirius tomó el paquete y lo observó en silencio unos momentos. Su expresión era seria y Harry sintió que se le encogía el corazón mientras el silencio se volvía a poner entre ellos. "Sea lo que sea, lo voy a guardar por siempre junto a mí y será el regalo más maravilloso que haya podido recibir." Y habiendo dicho esto, desenvolvió el regalo y lo miró con detenimiento: era un portaretratos hermosísimo, de marco plateado y con incrustaciones de piedras preciosas en las esquinas. Pero eso fue sin duda lo menos importante, ya que en el centro había una foto suya y de Harry, abrazándose y sonriendo alegremente. La foto había sido tomada en la casa de los Black, el verano pasado.

"Muchísimas gracias, Harry." Sirius dejó el portarretratos y volvió a sentarse, pero esta vez junto al muchacho. Hablaron un poco de todo, y Harry supo que él y Lupin habían ido al castillo sin permiso de Dumbledore y sin dar explicaciones a nadie. También le contó Sirius lo que habían sufrido para llegar allí lo buen amigo que había sido Remus al arriesgar su pellejo con la Orden para acompañarlo.

"Quiero que de una vez por todas te vengas a vivir conmigo. No puedo esperar a que esté todo listo para tenerte junto a mí. Y a Remus, claro está, quiero que los tres nos vayamos a vivir juntos, ¿qué te parece?"

Harry miró hacia el suelo una vez más y se sintió muy estúpido por haber tratado a su padrino con tanta frialdad unos momentos atrás. ¿Qué importaban esos pensamientos que había tenido, o esa conversación que había escuchado? No les haría caso y viviría el momento. "Eso sería lo mejor que me podría pasar, Sirius." Dijo por fin, levantando la vista y mirándolo a los ojos. Sirius quedó petrificado con la respuesta pero enseguida sonrió sinceramente. "Tú eres lo mejor que me podría pasar."

Harry sintió como una vez más la sangre se agolpaba en sus mejillas. Su corazón también reaccionaba con las palabras de Sirius y le parecía que lo podía oír de lo fuerte que latía. Pero él ya no sentía miedo, ni se sentía incómodo o nervioso. En el rostro de Sirius estaban todas las respuestas que necesitaba y esa certeza lo tranquilizaba y le revelaba claramente lo que estaba sintiendo. Harry giró a medias el cuerpo hasta estar frente a su padrino por completo y estiró lentamente un mano hasta la nuca de éste. Suavemente delizó los dedos por su cabello para peinarlo hacia atrás con suavidad y se concentró exclusivamente en no hacerlo con demasiada fuerza para no lastimarlo. Y sin interrumpirse, sintió como Sirius se acercaba lentamente y se inclinaba sobre él sin decir una palabra.

El pelo de Sirius era tan largo y dócil que el movimiento de su cuerpo no había podido conseguir que se soltase de los dedos de Harry. Éste estaba tan absorto en lo que hacía que inclinó la cabeza hacia un costado, revelando su cuello largo y blanco. La expresión de su rostro lo hacía parecer niño y adulto a la vez y sus ojos estaban claros y pacíficos. Harry se estremeció levemente cuando sintió los primeros besos de Sirius en su cuello, delicados y superficiales, recorriéndolo lentamente mientras él seguía acariciándole el cabello. La mano de Sirius se apoyaba en sus caderas, pero aún no lo estaban acercando a su cuerpo: todo fluía con lentitud, como si tuvieran todo el tiempo del mundo.

Así estuvieron unos segundos: Harry apenas se dejaba molestar por los besos de su padrino y éste disfrutaba la sensación de sus caricias. Cuando le pareció pertinente, se acomodó un poco más en el sillón y se separó del chico para que dejase de hacer lo que hacía. Luego lo miró fijamente a los ojos y lo tomó por el mentón para que pudiera concentrarse exclusivamente en sostenerle la mirada. Esta vez, Harry entrecerró los ojos mientras Sirius lo besaba en los labios y lo llevaba hacia atrás con el peso de su cuerpo sosteniéndolo por la espalda. Él también lo rodeó con un brazo y se dejó depositar suavemente contra el brazo del sillón. Sirius se detuvo una vez más y lo miró desde arriba sin decir una palabra. Harry lo miraba sin demostrar sorpresa, de una forma exquisitamente seductora que nacía naturalmente en él y esto era tan así que nadie hubiera podido adivinar que era un primerizo en esas cuestiones, más allá de que cuando besó a esa chica Cho se hubiera puesto tan nervioso. Ese había sido otro asunto, pero este era totalmente diferente. Ahora estaba con Sirius, y lo que es más: deseaba estar con él.

Esta vez fue Harry quien acercó el rostro de su padrino hasta el suyo, arqueando brevemente la espalda y tomándolo por la nuca. No podía ver bien porque el cabello de Sirius se desparramaba por encima de sus anteojos y cuando el hombre lo advirtió, lo corrió hacia un lado. Sirius tenía aroma a lavanda en el cabello reluciente y Harry respiró de ese aire profundo antes de dejarse caer en un nuevo beso. Su padrino lo dominaba por completo ahora, hacía lo que quería con su boca y entraba en ella cuando quería, jugaba con su lengua y apretaba sus dientes contra los suyos en pos de intensificar el beso. Harry sentía que algo le subía por el cuerpo cada vez que Sirius hacía eso, así que reprimió un gemido en el momento que advirtió que la mano cálida de Sirius se deslizaba por debajo de su túnica y su sweater. Como para contrarrestar el efecto que tenían esas nuevas caricias sobre su piel, Harry flexionó su pierna izquierda. Curiosamente, sus pantalones le apretaban más que nunca y sentía como si su cuerpo no fuese a resistir esta tortura divina por mucho tiempo más. La mano de Sirius comenzó a acariciale el pecho y Harry tuvo que voltear la cabeza rompiendo el beso para morderse los labios y no gemir. Su padrino encontró esto encantador y no perdió el tiempo volviéndole a besar el cuello, pero con un ritmo mucho más rápido y agitado. El muchacho se aferró con fuerza de los cojines del sillón y arqueó su espalda una vez más contra el cuerpo de Sirius. El ambiente era denso y sus jadeos se mezclaban con la respiración entrecortada del otro cuando saboreaba la piel de su cuello. Y cuando éste se preparaba con su otra mano para desabrocharle los pantalones a Harry y liberarlo finalmente, se oyeron unos ruidos sordos en la distancia que luego de unos instantes se conviertieron en pasos. Alguien se estaba acercando. Los dos se destuvieron respirando pesadamente y sin muchas ganas, Sirius se levantó y ayudó a su ahijado a sentarse. Con suavidad le acomodó los anteojos que se habían deslizado hasta la alfombra bajo el sofá y trató de peinarse. Aún estaba intentando recobrar la compostura cuando la puerta se abrió y Remus entró con una botella de cerveza de manteca y tres vasos.

"¡Brindemos!" dijo mientras entraba a la habitación y depositaba lo que había traído sobre la mesilla. "Espero que hayan hablado de todo lo que tenían que hablar. Como te habrás dado cuenta, Harry, Sirius me mandó afuera para poder tenerte a solas con él un rato." Sirius y Harry se miraron y se sonrieron.

Remus les dirigió también una mirada suspicaz y finalmente también sonrió en señal de entendimiento. Suspirando dijo: "Bueno, al menos son felices" y sirvió los vasos deseádoles una Feliz Navidad a su amigo y a Harry.


¿Les gustó? Díganme que sí!!!! Estoy contenta porque Juxo me dio el premio Cerveza de Mantequilla de la semana por mi SiriusxRemus: "Algo común". Me gustaría ganármelo siempre, jeje. Gracias Juxo!!!

No quiero ser repetitiva, pero,por favor... FOMENTEN EL SIRIUS X HARRY!!! Si alguien conoce alguna página, por favor háganmelo saber de alguna forma, siiiii??? ^.^u