Capítulo 8- Una Visión de Muerte

Los días siguientes pasaron con rapidez para Harry y sus amigos. Harry esperaba con ansía su primera clase con Dumbledore. La rutina de las clases sólo fue rota una vez, y fue en Pociones. La clase de Snape fue rara, muy rara, y no por la materia, sino por el profesor. Snape estaba extrañamente amable, durante toda la clase sólo les quito diez puntos a Gryfindor y sorprendentemente cinco a Slytherin. Eso debía ser un record en la carrera del profesor de pociones. Mucha gente de Gryfindor pensaba seriamente que Snape estaba bajo el influjo de la maldición Imperius y que más tarde sufrirían las consecuencias. Harry pensaba que la conversación de Dumbledore con Snape en la enfermería le había hecho reflexionar sobre su actitud. Harry también estaba seguro de que a Snape le estaba costando mucho hacerlo por la forma en que se mordía el labio cada vez que le dirigía la palabra. Mientras durase sería un cambio agradable, pero en el fondo sabía que no iba a ser duradero.

Por fin llegó el primer fin de semana en Hogwarts y con él la primera clase de Harry con Dumbledore. Se despertó temprano y como no quería estar sólo en la sala común despertó a Ron procurando que pareciese un accidente y no un acto deliberado. Ron bajó con Harry a regañadientes. Ya en la sala común se pusieron a jugar al ajedrez mágico. Ese día fue la vez que más cerca estuvo Harry de ganar a Ron, ya que este se estaba quedando dormido cada dos por tres y no se concentraba. Finalmente ganó Ron. El tiempo iba pasando, y sólo unas pocas personas se despertaron, el resto prefería aprovechar el descanso que brindaba el fin de semana. Harry vio como una lechuza se dirigía hacia ellos con una carta negra atada a una pata. Dejo la carta delante de Harry y espero tranquilamente a que el destinatario la recogiese. Cuando Harry desato la carta de la pata de la lechuza ésta salió volando. Harry abrió la carta y cuanto más leía, más pálido se ponía. La carta decía así:

"Harry fue de muy mal gusto que no me recibieses cuando te fui a visitar a tu casa. Esperaba algo más de ti, un poco de cortesía. Pero en fin que se va esperar de un niño que vive bajo la protección de un viejo al que le gustan los muggles. Has de saber que estos tipos de desplantes cuando quiero dar una sorpresa a un viejo conocido, no me gustan nada. Y también has de saber que cuando me enfado alguien lo paga. Ya no puedo acercarme a ti, pero sí a tu circulo de allegados. Espero que lo pases bien. Díselo a Dumbledore si quieres, no me importa. Pronto alguien caerá. Adiós Potter, nos volveremos a ver."

Supongo que ya sabes quien soy

Harry le paso la carta a Ron y éste también la leyó. Ron se quedo anonadado y con la boca abierta. No sabía que decir y le miro a Harry fijamente a los ojos.

-¿Qué ha querido decir con eso Harry?.-preguntó Ron nervioso.

-No lo sé. Tal vez quiera matar a alguien cercano a mí. Es posible que haya atrapado a Sirius.-dijo Harry muy nervioso.

-En ese caso deberías ir a hablar con Dumbledore. Él seguro que sabe que es de Sirius.-dijo Ron.

Harry no respondió nada salió de la sala común y se dirigió hacia el despacho de Dumbledore. Cuando llego al despacho la estatua dela gárgola ya estaba echada a un lado. Harry subió extrañado y cuando llegó al despacho vio a Dumbledore que le estaba esperando. El despacho estaba extrañamente ordenado. Cuando Dumbledore vio a Harry sonrió, pero esta sonrisa se desvaneció enseguida al ver la carta que Harry llevaba en la mano.

-Te esperaba Harry, aunque no tan pronto. Supongo que el motivo por el que te has adelantado es por la carta que llevas en la mano. Déjame ver la carta y que quiere Voldemort.-dijo Dumbledore con voz cansada.

-¿Cómo sabe quien ha mandado la carta?.-pregunto Harry a la vez que le daba la carta a Dumbledore.

-Recuerda Harry que yo viví en la época en la que Voldemort era tan poderoso y temido. He visto varias cartas como esas. Era la forma en la que Voldemort se burlaba de la incapacidad del ministerio..-respondió Dumbledore mientras iba leyendo la carta.

-¿Qué cree que significa?.-preguntó Harry cuando Dumbledore dejo la carta sobre la mesa.

-Significa lo que temes Harry. El señor tenebroso sabe que no puede acceder a ti tan fácilmente mientras estés en Hogwarts. A causa de ello atacará a lo que más quieres, tus amigos, sus familias, Sirius, en el caso de que logre atraparlo. Quiere que cometas una locura en un acceso de ira. Pero esta vez ha sido demasiado pretencioso, y me ha dado tiempo para poner a salvo a los que quiere atacar. Si no te importa Harry voy a avisar a unas personas para que se pongan a salvo. Mientras estoy fuera puedes empezar a leer este libro.-dijo Dumbledore.

Harry vio como Dumbledore salía del despacho a toda prisa. Se alegraba de haberle avisado tan rápido, unos minutos más tarde podían desembocar en la muerte de un conocido. Harry se puso a leer el libro, pero a los cinco minutos lo dejó, en esas circunstancias no se podía concentrar. Se puso a mirar los cuadros que había en el despacho, en ellos estaban retratados los antiguos directores de Hogwarts. También vio a Fawkes, el fénix de Dumbledore, pero estaba dormido y no lo quería despertar. Finalmente acabó delante de la vitrina en la que estaba la espada de Godric Gryfindor, del que según Hermione él era heredero. La espada había acudido a él en la batalla contra el basilisco en la cámara secreta. Esa era según Hermione una de la pruebas que demostraban su herencia, pero Harry no estaba tan seguro de ello. Así estuvo durante una hora mirando como hipnotizado la espada y pensando en lo descubierto por Hermione, algo que él se negaba a aceptar. Por fin Dumbledore llegó al despacho, cansado pero sonriente.

-Bueno parece que he llegado a tiempo.-dijo Dumbledore con una amplia sonrisa.

-¿Están todos a salvo?.-pregunto Harry.

-Sí, todos. Tanto los Weasley, como los señores Granger han sido escondidos. Y Sirius sigue bien y más alerta si eso es posible.-respondió Dumbledore.-Así que esta vez a Voldemort le ha salido el tiro por la culata.

-Esa es una buena noticia.-dijo Harry alegremente.

-Si que lo es. Ahora creo que deberíamos empezar con las clases. Por la forma en la que estabas cuando he entrado, yo diría que apenas has leído el libro.-dijo Dumbledore.

La clase empezó y Dumbledore le empezó a enseñar a ejecutar conjuros y a dar más fuerza a los que ya conocía. La clase estaba siendo dura e intensiva, Harry apenas podía seguir el ritmo que estaba adquiriendo la clase. Durante la ejecución de un hechizo sencillo Dumbledore vio como Harry perdía el conocimiento y caía fuertemente contra el suelo.

Harry abrió los ojos y ante sí apareció un raro paisaje. O no lo era tanto. Harry tenía la sensación de que conocía este lugar. Sabía que algo le había tenido que pasar durante las clases, porque ya no estaba en el despacho de Dumbledore. ¿Era posible que se hubiese quedado dormido, y esto fuera algún tipo de visión?. No eso no era posible, sino Dumbledore ya lo habría despertado. Estaba rodeado de árboles, y aunque el sol estaba oculto por unas negras nubes, era de día. Harry no sabía porque estaba ahí. Las otras veces que había aparecido en un lugar extraño era por la conexión que tenía con Voldemort. Pero en esas ocasiones podía ver a Voldemort, esta vez en cambio no lo encontraba. Harry sabía que no podía quedarse por más tiempo sin hacer nada. Harry se puso a caminar, no sabía porque  había elegido esa dirección, pero algo en su interior le decía que era la correcta.

El camino entre las árboles era tranquilo. El camino bajaba en una cuesta no muy pronunciada. A pesar de la tranquilidad Harry sabía que algo andaba tremendamente mal.. Por fin se acabaron la aglomeración de árboles, aunque todavía había alguno que otro desperdigado por la zona. Harry a lo lejos pudo ver lo que parecía una casa, le resultaba extrañamente familiar y cada vez estaba más convencido de que conocía ese lugar. Pero eso no era posible, pocos eran los sitios que conocían que estuviesen en una zona tan rural. De repente supo en que lugar se encontraba y un frío tremendo se apoderó de su cuerpo. Estaba en la casa de los Weasley, la casa que se veía al fondo era la Madriguera. Harry se acercó corriendo a la casa, temiendo lo peor, hasta que reflexionó un poco sobre lo que estaba sucediendo. Si estaba aquí era porque Voldemort había intentado matar a los Weasley, pero Dumbledore se le había adelantado y los había puesto a salvo. Seguramente por eso estaba él ahora mismo ahí, por el acceso de ira que le habrá dado a Voldemort al ver como su presa se le había escapado.

De todas formas Harry se acercó a la Madriguera, algo le decía que ahí iba algo mal. Se fue acercando lentamente y en silencio. En la puerta de la huerta de los Weasley vio a un hombre de negro que estaba muy furioso. La cicatriz le empezó a doler mucho, Voldemort estaba lanzando maldiciones sin parar. Voldemort estaba más enfadado de lo que nunca lo había visto. El plan le había fallado. Entonces porque Harry seguía teniendo la sensación de que algo iba mal. De repente vio a otra persona que se acercaba a la Madriguera con una maletas en las manos. Era un hombre pelirrojo, alto y que llevaba el pelo atado en una coleta. ¡Bill Weasley!. No, no había pensado en Bill, sus padres no sabían que iba a venir, por lo que Dumbledore no lo había avisado de el peligro en el que se encontraba. Voldemort agudizó el oído y también vio a la figura que se acercaba rápidamente  hacia él. Parecía que Bill no había visto a Voldemort y no sabía en el peligro en el que estaba.

-Vaya, parece que al final el viaje no será un total fracaso. No es al que yo quería pero servirá. Esto le enseñara a Potter cual va a ser su destino y sobre todo que no puede escapar de mí.-dijo entre dientes  Voldemort, agarrando con firmeza la varita.

-Bill, cuidado, no te acerques.-gritó Harry, pero Bill no le podía oír, tampoco Voldemort. Harry comprendió que no estaba ahí con su cuerpo. Pero tampoco estaba dormido. Seguramente había perdido el conocimiento.

Bill seguía avanzando hasta que vio una figura delante suyo. Una figura que no conocía. Cuando vio por fin la cara a Voldemort supo quien estaba delante suyo. Se detuvo y las maletas que llevaba en las manos cayeron al suelo. Bill estaba demasiado sorprendido para reaccionar. Harry sabía lo que iba a pasar vio como Voldemort alzaba la varita. En ese momento empezó a ocurrirle algo extraño. Una voces le gritaban en la cabeza, palabras que no entendía, palabras con fuerza escritas con fuego en su mente. Una y otra vez repetían lo mismo, pero Harry no las podía entender. La cabeza le empezó a dar vueltas. Se sentía mareado y el tiempo se movía más despacio delante de sus ojos. Veía como Bill intentaba buscar desesperadamente la varita pero con lo asustado que estaba no lo lograba. Voldemort ya había bajado la varita apuntando a Bill, y empezó a decir la maldición. Harry lo escuchaba lentamente, sílaba a sílaba la maldición iba avanzando. Las voces le seguían gritando sin descanso, Harry cayó al suelo de rodillas, no quería presenciar esto. No quería ver impotente la muerte de Bill, no quería este nuevo peso sobre su corazón. Las palabras gritaban cada vez más fuerte. De la varita de Voldemort empezó a salir el comienzo del rayo verde que acabaría con la vida de Bill.

-¡NOOOOOO!.-gritó Harry notando que algo se desgarraba en su interior. Levantó el brazo en dirección a Bill. Entonces sucedió algo que no pudo explicar, su brazo se empezó a iluminar con una luz blanca. De su mano salió un rayo blanco que empezó a rodear en espiral el rayo verde de la maldición mortal.  La maldición se detuvo durante un momento, aunque Harry no sabía si el tiempo se estaba parando ya del todo. La cara de Bill expresaba una gran sorpresa al ver la maldición delante de su pecho. La misma cara de asombro que tenía Voldemort. Pero esto duró unos segundos porque al final la maldición continuó y golpeó a Bill, que cayo al suelo, muerto.

La cabeza de Harry daba vueltas de dolor, los ojos se llenaron de lagrimas. Unas lagrimas que todavía tenía cuando volvió en sí, dentro del despacho de Dumbledore. Harry estaba confundido y asustado, la experiencia había sido terrible. Las voces en su cabeza, la muerte de Bill, el extraño rayo, todo se mezclaba en la mente de Harry que no podía ni hablar. Cuando abrió los ojos vio a Dumbledore preocupado, Harry estaba tumbado en el suelo. Dumbledore estaba de rodillas al lado suyo con un frasco de aromas muy fuertes. La cara de Dumbledore reflejaba una gran preocupación y Harry intentó hablar, pero de su boca no salió sonido alguno. Con un gran esfuerzo lo volvió a intentar y esta vez consiguió resultados.

-Dumbled..., Bill, Voldemo..., Madriguera.-intentó decir Harry pero de su boca sólo salieron gemidos.

-Harry, tranquilízate y dime que es lo que te pasa.-inquirió Dumbledore.

-Bill Weasley, atacado en la Madriguera, Voldemort.-logró decir Harry a trompicones pero claro. Harry empezaba a notar como si algo se estuviese rompiendo en su interior,

-Harry, me estas diciendo que Voldemort ha atacado a Bill Weasley en la Madriguera.-dijo Dumbledore esperando la confirmación de Harry.- Pero es imposible, Arthur y Molly no me dijeron que estuviese allí.- La mirada desesperada y llorosa de Harry, terminó de convencer a Dumbledore.- Te dejare con Fawkes, él cuidará de ti y te curará.-dijo Dumbledore al instante y desapareció delante de los ojos de Harry.

Harry trató de incorporarse del suelo pero cuando estaba de rodillas recibió una fuerte sacudida. Su interior empezó a arder. La nariz le empezó a sangrar y se tuvo que llevar sus manos al estómago. Harry empezó a vomitar salvajemente, cuando vio lo que había echado se asustó terriblemente, entre los restos de su vomitona había mucha sangre. Harry se arrastró de rodillas por el suelo resbalaba con la mezcla de sangre y comida que había en el suelo. Fawkes vio lo que ocurría y se posó en el hombro de Harry, pero no podía hacer nada las heridas de Harry estaban en su interior haya donde las lágrimas del fénix no podían llegar. Harry se dirigía hacia las escaleras, necesitaba ayuda y no sabía cuanto tardaría Dumbledore. Lentamente y aún de rodillas siguió hasta el tramo superior de las escaleras. Cuando empezó a bajar sus manos aún humedecidas resbalaron en las escaleras, haciéndole caer a trompicones escaleras abajo. Fawkes que estaba aún en su hombro se sobresalto y se fue hacia el despacho, indignado por lo que debía soportar.

La caída lo había dejado todavía peor parado de lo que ya estaba. Tenía la vista borrosa, seguramente las gafas se le cayeron durante la caída. No tenía tiempo tenía que encontrar ayuda, Harry sabía que se estaba muriendo, pero, ¿por qué?. Logró pasar por la estatua de la gárgola y con un esfuerzo enorme se puso de pies. Iba avanzando por el pasillo dando tumbos de lado a lado del pasillo. A lo lejos vio dos sombras borrosas no sabía quienes eran no los distinguía. Sólo sabía que una de las sombras iba de negro y de la otra solo distinguía rojo.

-Pero profesor le digo que es urgente. Tengo que ver a Harry, le tengo que decir que recuerde decirle a Dumbledore que mi hermano Bill iba hoy a casa.-dijo una de las voces.

-Ya veremos. Si no es cierto le quitaré tantos puntos a Gryfindor que parecerá el picado de un avión.-dijo otra voz pausada.

Bill, el nombre de Bill resurgía en la cabeza de Harry. Era lo único que había distinguido de las frases. El nombre no salía de su cabeza, tenia que recordar el porque. Ahora lo recordaba y hubiera preferido hacerlo. Bamboleándose avanzó hacia las figuras.

-Mire profesor, es Harry, y parece herido.-dijo Ron Weasley.

-Bill, Bill Weasley ha muerto. Ayudadme por favor.-dijo Harry gimiendo. Si hubiera podido ver seguramente su corazón hubiera recibido otra herida. El rostro de su amigo, el que hasta hace un momento había avanzado para ayudarle, se había crispado. Luego una expresión de furia cruzó el rostro de Ron, y volvió avanzar hacia Harry. En vez de ayudarlo le dio un puñetazo a Harry que cayó al suelo no pudiendo mantener su maltrecho equilibrio.

-Maldito, no le dijiste a Dumbledore nada de Bill.-gritó Ron.

Pero Harry no oía nada, solo sabía que la figura de rojo le había hecho daño. Rojo, ojos rojos, sonrientes y complacientes mientras destruyen vidas. Ojos sin piedad que exterminan aquello que a Harry le importa. Harry creyéndose bajo el ataque de su enemigo, se intentó incorporar llevando la mano a la varita. Lo que Ron vio en ese momento nunca lo pudo explicar, pero el profesor Snape sí. Snape, que era la figura Harry de negro, vio como sangre sangrando cada vez más de la nariz se incorporó y cogió la varita con una mano cubierta de rojo. Una brisa parecía circular en el pasillo y parecía que todo se juntaba alrededor de Harry. Éste se quedó quieto en mitad del pasillo, sus ojos no parecían tener vida. Alrededor de su cabeza su cuerpo aparecían y desaparecían haces  de una luz blanca. Harry apretaba cada vez con más fuerza la varita, Antes de que la cosa se pusiese fea Snape lanzó el hechizo ¡DESMASIUS! Antes de que la cosa se pusiese fea. Harry cayo al suelo y Snape avanzó rápido y cogió a Harry del suelo apartando a Ron de su camino. Con urgencia lo llevo a la enfermería para que Prompfey cuidara de él. Luego averiguaría donde estaba Dumbledore, y si lo que había dicho Harry del hermano de Ron era cierto.