Capitulo 11- Ron contra Harry

La oscuridad envolvía el lugar. No había paredes, no podía distinguir el suelo, se encontraba en un vacío total pero sentía que no estaba sólo. Este lugar no podía ser real, Harry llegó a la conclusión de que estaba soñando. Otro sueño más, Harry odiaba cada vez más dormir, temía lo que se podría encontrar cuando sus ojos se cerrasen. Y aún temía más no poder volver a abrirlos. Harry se notaba cansado incluso a través del sueño, la conversación con Dumbledore le había agotado mentalmente y su cuerpo aún estaba débil. Las hemorragias habían curado pero todavía no estaba totalmente recuperado. Harry intentó concentrarse para lograr salir de ese sueño que nada bueno presagiaba. Sabía que si lo intentaba con fuerzas podría escapar de aquel abismo de oscuridad en la que estaba metido.

-Aún no.- Una voz gélida habló en la oscuridad, traspasando su cuerpo. Harry se estremeció sin desearlo. Ante los ojos de Harry se abrió un camino y sus pies se posaron al principio de éste. Harry todavía temblaba, parecía que iba a tener que seguir en ese maldito lugar por un tiempo más.

Una luz muy tenue se iluminó en la lejanía, sólo tenia que andar el camino para llegar hasta ella, tal vez en esa luz se encontraba la respuesta a su estancia allí. Harry comenzó a andar con indecisión y vio como el camino se iba haciendo cada vez más ancho. La confianza estaba volviendo al corazón de Harry pero tardó poco en desaparecer. En los lados del camino había unos cuerpos echados en el suelo, unos cuerpos muertos. Harry reconocía a quienes pertenecían esos cuerpos. Eran las víctimas de Voldemort, pero no unas víctimas cualquiera sino aquellas que habían muerto por Harry. Que habían dado su vida tanto protegiéndolo, como solo por el simple hecho de conocerle. Harry vio los cuerpos inertes de sus padres, de Cedric Diggory y ahora también estaba ahí el de Bill. Los cuerpos estaban a los lados del camino y las menguadas fuerzas de Harry parecían venirse abajo.

-¿Es esto lo que te asusta, Harry Potter?-dijo la misma voz que antes había hablado. Definitivamente no estaba solo, y ese alguien le estaba mostrando los hechos mas dolorosos de su vida. Eso no le gustaba, la sangre empezaba a hervir de furia en el interior de Harry. Empezó a mirar a su alrededor para poder ver a la persona que le estaba haciendo pasar por este mal trago. No veía a nadie, si se quería esconder mejor para él,  podría seguir adelante no dejaría que las emociones que estaban naciendo dentro de su cuerpo explotasen.

-Te he hecho una pregunta.-volvió a hablar la voz y enfrente de Harry surgió un viento fuerte que le impedía seguir avanzando. Harry intento protegerse levantando sus brazos por delante de la cara. Tenía los ojos cerrados, a causa de la fuerza del aire y su pelo estaba echado hacia atrás dejando visible su famosa cicatriz. De repente el aire cesó y Harry cayó de rodillas.

-¿No quieres hablar?. Bien entonces tendré que hacer que tus temores mas íntimos salgan a la luz por la fuerza. La verdad que prefería el método fácil, pero si insistes.-dijo la voz de forma burlona.

-No.-Gruñó Harry cuando notó que su mente se convulsionaba por la interferencia de otra presencia en ella.-No lo permitiré.- Harry se levantó poco a poco y sus ojos estaban algo confusos, una luz se empezaba a formar alrededor de su cuerpo.

-Lo siento pero no puedo permitirte hacer eso.-dicho esto, Harry fue lanzado por una fuerza invisible hasta una pared que antes no estaba ahí. La presión que se estaba ejerciendo sobre su cuerpo era terrible. Unas cuchillas se materializaron en el aire clavándose en el cuerpo de Harry que empezó a sangrar. Una de ellas le había producido una herida en la mejilla, y un hilo de sangre empezaba a correr por su rostro. Tras unos instantes el dolor desapareció, al igual que las cuchillas y la fuerza que lo mantenía aplastado contra la pared. Todavía sangraba como recordatorio de que no había sido una ilusión. Harry estaba confuso y desorientado, y volvió a notar que alguien hurgaba en su mente.

-Tanto poder da miedo, ¿verdad Harry?. Es una pena que no sepas utilizarlo. Y ahora continuemos donde lo dejamos.

La cabeza de Harry parecía estar ardiendo. Ya no podía concentrarse, ni pensar. Sólo le quedaba esperar y ver que sucedía. Después de unos minutos aunque a Harry le parecieron horas, el dolor cesó y por fin se sintió dueño de su propia cabeza. Harry se volvió a levantar y miró al vacío esperando ver a su atacante, aunque sólo una persona disfrutaría tanto haciéndole sufrir de esta manera.

-Voldemort, ¿esta es tu nueva manera de atacarme?. Pensaba que eras más valiente y preferías los ataques directos.- Harry esbozó una sonrisa burlona tal vez si lograba enfadarle, perdiera el control que le impedía despertarse.

-Harry, yo no soy Voldemort, pensé que sabrías apreciar la diferencia.¿ Acaso te ha dolido la cicatriz desde que habló contigo?.dijo la extraña voz. Harry vio que tenía razón. Pero entonces, ¿quién le estaba haciendo esto y porque?.

Pero los pensamientos de Harry se vieron interrumpidos bruscamente por unas imágenes que empezaban a salir de la nada. Los cuerpos de la gente que había muerto por Harry habían desaparecido. Ahora había dos figuras ensangrentadas que corrían alejándose de una persona encapuchada. Harry tenía la sensación de conocer a los que huían, cerró ligeramente los ojos para poder ver mejor. Si que los conocía, como no conocerles, aunque en estas imágenes parecían mayores. Eran Ron y Hermione. No podía distinguir quien era aquel que les perseguía, ya que no podía ver su rostro por causa de la capucha que llevaba, pero lo podía imaginar. Hermione tropezó y cayó al suelo y Ron se paró para ayudarla. Ésta le hacia gestos de que se marchara, pero Ron movía tercamente la cabeza y llevaba la mano a la varita. La varita de Ron no duró nada en sus manos y fue a parar a manos del encapuchado. Este se acercaba lentamente, triunfante, alardeando de su victoria, El rostro de Ron se puso pálido viendo como su atacante se acercaba cada vez más. Pero alguien se puso en medio, un mago viejo y que parecía cansado, ese era Albus Dumbledore, pero un Dumbledore que había perdido su fuerza, su juventud. El duelo que se entablo duro poco, Albus Dumbledore estaba muerto.

Harry no lo podía creer, no lo quería creer, no aceptaba la muerte de Dumbledore, el siempre había sido un apoyo para él, una guía en su difícil camino, este era uno de sus temores perder la guía del director de Hogwarts. Otro de ellos estaba a punto de suceder la muerte de sus dos mejores amigos. Harry quería cerrar los ojos, huir de ahí pero no podía hacer nada, estaba dominado por la presencia que estaba organizando esta visión de sus temores mas profundos. El primero en morir fue Ron, Hermione no tardó en seguirle. No hubo palabras, no hubo drama alguno, fue rápido, sencillo, extraño, casi antinatural.

-Ahora veamos el rostro del encapuchado.-dijo la voz sacando a Harry de sus pensamientos

El encapuchado dejó caer su capucha y Harry vio el rostro del asesino de sus amigos. ¿Por qué no eran rojos sus ojos?, ¿Por qué no lo miraban esos fríos y crueles ojos?, ¿Por qué no le miraban sonrientes demostrando su victoria?. Harry conocía esos ojos que lo miraban. Los había visto reír, y llorar, brillar y sumirse en la tristeza, pero nunca los había visto tan fríos y sin sentimiento como ahora. No había vida en esa mirada, el alma de aquel que la poseía había muerto hace tiempo. Recordaba esos verdes ojos que inexpresivamente le miraban pues eran los suyos. Su pálido rostro era el que se escondía tras la capucha, su imagen la que había destruido a sus amigos.

-Así que ese tu mayor temor. Convertirte en lo que más odias. En un asesino como Voldemort. Ser un nuevo señor oscuro para la nueva generación de magos. Tus pensamientos no deben seguir ese camino, tu no eres así, nunca lo serás, no debes serlo.-dijo la voz.

-¿Por qué me dices eso?, ¿Por qué me haces ver esto, haciéndome sufrir de esta manera para luego intentar animarme?.-dijo Harry enfadado y consternado a la vez.

-Porque la derrota del señor tenebroso me conviene, pero si no te conoces a ti mismo, tus temores te consumirán. Aparte del hecho que no me interesa que después de Voldemort, tu te instales como señor tenebroso, Harry Potter.-dijo burlona la cada vez más desconcertante voz.- Un placer conocerte ahora debo irme, y tu también. Adios Harry Potter.

Harry se levantó sobresaltado y con los ojos abiertos de manera anormalmente amplia. Estaba sudando, y ese sudor le recorría la cara haciéndole sentir incómodo, con un rápido gesto se pasó la mano por la cara, para limpiarse, pero al llegar a la mejilla noto que el liquido era demasiado denso. Harry vio en la oscuridad el color rojo que había teñido su mano. La herida de la mejilla, el sueño había sido más real de lo que había previsto. Y por la cantidad de ojos que lo miraban desde la profundidad de las tinieblas que habitaban en el cuarto, también más ruidoso. No estuvieron mirándolo demasiado tiempo, poco a poco el ruido de las sábanas se hizo más intenso, hasta que se detuvo. Harry sonrió tristemente, al pensar que ahora ellos pensarían que definitivamente se había vuelto loco, o que era peligroso estar cerca de él. ¿Acaso no era eso lo que él quería?

Harry se recostó de nuevo sobre la cama mirando el techo, pensando en lo que había sucedido y en la realidad del sueño, la herida de la mejilla lo confirmaba. Creía no poder dormir de nuevo pero cayó en profundo sopor en unos instantes. Cuando abrió los ojos, comprobó que era de día, el cuarto estaba vacío, nadie lo había despertado, ni siquiera R..., pero él nunca lo haría más, pensó amargamente Harry recordando de golpe todo lo que había pasado y porque nadie lo había despertado. Miró su reloj y vio que faltaban 20 minutos para la siguiente clase, que para colmo era adivinación. Mala hora iba a ser, a primera hora de la mañana, sin desayunar y escuchando gritos de espanto por parte de la profesora Trelawney, a causa de su supuesta muerte. Harry bajó rápidamente por las escaleras, viendo que ya no había nadie  en la sala común salió a todo correr por el retrato de la Señora Gorda. Subió hasta la torre en la cual se daban las clases de adivinación, y  solo se paró para tomar un poco de aire en la parte superior de unas interminables escaleras. Cuando entró por fin a la clase de adivinación vio a sus compañeros sentados, nadie le miró a los ojos y vio como un pupitre había sido educadamente apartado y que estaba vacío. Por lo visto ya todos le creían culpable de la muerte del hermano de Ron, por la actitud que había tomado éste ultimo hacía él. Harry se sentó resignado, repitiéndose  a si mismo que esto era lo mejor, que le estaban facilitando lo que deseaba. Estar solo para que nadie se convirtiera en un objetivo de hacerle daño. Lo que le molestaba es que era él el que quería apartarles, no que ellos le apartaran.

La profesora entró a la clase, y los miró a todos con esa mirada que parecía saber algo que ellos no podían ver. Harry sabía perfectamente que la profesora Trelawney era un fraude, pero la profecía que hizo la noche que escapó Colagusano se cumplió. La profesora avanzó por todas las mesas y dejó un pequeño saco que hizo un tintineante ruido al  golpear con la mesa. Cuando acabó de dejar todos los sacos se dirigió a su mesa y les habló:

-Bienvenidos, alumnos, otro año más a esta clase que sólo servirá a los que verdaderamente posean el Ojo Interior. Este año estudiaremos un antiguo método de adivinación. La Geomancia. En los sacos que os he dejado hay una cantidad de piedras, no perdáis ninguna, ya que el número debe ser exacto. Debéis concentraros en vuestro corazón y en la persona a la que le queréis adivinar el futuro, luego soltaréis las piedras sobre la mesa, y consultaréis la forma que hayan adquirido en el la página 17 de vuestro libro.-dijo la profesora Trelawney en ese tono misterioso que tanto le gustaba darse.- En la clase de hoy lo practicaremos, para que os vayáis familiarizando con esta nueva técnica que pongo a vuestra disposición.

Todos los alumnos hicieron lo que la profesora dijo. Harry empezó a buscar con desgana lo que quería decir la forma que tenía el conjunto de sus piedras. La profesora iba paseando por las mesas de los alumno haciendo comentarios y anotaciones. Cuando llegó a la mesa de Harry ahogó un pequeño grito con sus manos. El resto de la clase volteó la cabeza para ver que pasaba.

-¿Esta vez como va a ser?.-preguntó fríamente Harry antes de que la profesora dijera nada. No había levantado la cabeza y seguía hojeando su libro.

-¿A qué te refieres?.-preguntó la profesora desconcertada.

-¿Cómo  voy a morir? . A eso me refiero. O por primera vez desde que entre a esta clase me dirá que no ha visto mi trágica muerte.-respondió Harry sin levantar la vista todavía.

-No deberías burlarte del destino.-dijo la profesora Trelawney en un tono de disgusto.

-¿A no?. Tal vez tenga razón y no deba de burlarme del destino.  Pero si sé que no puedo confiar en el destino que usted me vaticine.- fijo Harry levantando la vista y clavando la mirada en los ahora sorprendidos ojos de la Profesora.

-Esto es demasiado Potter. Diez puntos menos para Gryfindor.- La clase enmudeció cuando la profesora dijo esto último, era la primera vez que quitaba puntos a algún alumno.-Y si sigue así me veré obligada a castigarle.

La profesora Trelawney siguió su camino sin volver a mirar a Harry en toda la clase. Eso era un alivio, pero el resto de sus compañeros hacían paradas en su trabajo para mirar sorprendidos a Harry. Cuando acabó la clase esperó un poco más que el resto en recoger sus cosas. No quería caminar con nadie, no quería hablarle a nadie, sólo quería estar sólo. Cosa que estaba consiguiendo ya que nadie le esperó. Las siguientes dos horas las tenían libres, como no tenía otra cosa que hacer se fue a la biblioteca. Ya en la biblioteca terminó más rápido de lo esperado los deberes pendientes que tenía. El resto del tiempo lo pasó leyendo unos libros interesantes y haciendo anotaciones sobre ellos. A la hora vio como Ron y Hermione entraban a la biblioteca, parecía que Ron no estaba de acuerdo pero que la siguió por no tener que estar escuchándola todo el rato. Sus miradas se cruzaron durante un segundo, pero Harry siguió con sus apuntes sin hacer el más mínimo caso a los que hasta ahora eran sus mejores amigos. Tras media hora se fue de la biblioteca rápidamente, quería pasear un poco por los terrenos del colegio, y sobretodo alejarse de las miradas acusadoras de todo el colegio. La noticia de su enfado con Ron había llegado ya a todo el colegio, que sin lugar a dudas, relacionaban esta pelea con la muerte de Bill, y en consecuencia de la participación que debió tener Harry en ella.

El fuerte viento golpeo a Harry en la cara, no hacía buen tiempo, pero a Harry no le importaba. El tiempo estaba acorde con sus sentimientos. Paseó cerca del lago, le gustaba mirar como el viento rompía las aguas, que normalmente estaban tranquilas. Esa violencia primigenia de la naturaleza le hacía sentirse relajado, y sobretodo pequeño, consciente de las limitaciones que incluso un mago tenía en contra de la furia de la naturaleza. Estuvo mirando las cambiantes aguas durante un rato, parecía estar hipnotizado, apenas parpadeaba, finalmente se dio media vuelta y se dirigió hacia el colegio, en diez minutos empezaría la clase de Duelo con Dumbledore, y no quería llegar tarde. Cuando por fin llegó a la clase, los alumnos de Slytherin y de Gryfindor ya se encontraban ahí, pero Dumbledore todavía no había llegado. Harry se alejo del resto de la gente y se mantuvo en una esquina sin que nadie se diera cuenta.

Pasaron cinco minutos y Dumbledore por fin llego. Parecía estar como siempre pero Harry conocía mejor al viejo mago que el resto de sus compañeros. Dumbledore se veía muy cansado y sus ojos estaban más tristes de lo que Harry hubiera visto nunca. Cuando llegó al medio de la sala se paró y dirigió una de su alegres sonrisas a los alumnos, pero la mantuvo durante poco tiempo.

-Bien, jóvenes alumnos. Después de meditarlo durante mucho tiempo, he decidido no dar ningún tipo de teoría en esta clase. Creo que los conocimientos necesarios los han ido aprendiendo en sus otras materias, por lo cual he decidido que la mejor manera de aprender los duelos es tener duelos. Para darle más emoción a la clase he decidido hacer un pequeño campeonato entre nosotros. Haremos un sorteo, y ahí se decidirán los primeros enfrentamientos. Será una especie de liga, por cada victoria se dará un punto al vencedor y cero al perdedor. El siguiente sorteo se hará entre los alumnos que tengan la misma puntuación, por ejemplo los alumnos que hubieran ganado tres duelos se enfrentarían entre ellos, y los que no hubiesen ganado ninguno entre ellos. Tras unas cuantas rondas, los 16 primeros alumnos participaran en un campeonato de eliminación. Para darle una emoción al respecto de puntos para cada casa, también he decidido que el alumno ganador del campeonato entre ustedes, luchará contra el primero de las casas de Huffelpuff y Ravenclaw.  ¿Alguna duda?.-Dumbledore espero un momento y cuando vio que todo el mundo callaba continuó.-Pues entonces adelante, empecemos el sorteo de la primera ronda.

Dumbledore hizo aparecer con un movimiento de su varita un bombo. Los alumnos que desconocían el mundo muggle miraron asombrados  la aparición sin comprender para que servía. Con otro gesto apareció otro bombo más idéntico , al lado del primero. Ambos empezaron a girar repentinamente sobresaltando a muchos de los alumnos. Se pararon y de ellos salieron dos pequeñas bolas que flotaron en el aire y de repente con un pequeño estallido dejaron salir de su interior dos nombres: PANSY PARKINSON/  ALAN VOLESC . Los nombres quedaron automáticamente inscritos en una tabla que se encontraba a la izquierda de Dumbledore. Así fueron saliendo los nombres a Hermione le toco con uno de los gorilas de Malfoy, Goyle en concreto. Iban saliendo los nombres y el nombre de Harry todavía no aparecía. Hasta que por fin su nombre quedo suspendido en el aire como tantas veces había visto antes, pero el nombre que flotaba al lado del suyo no le gusto. En el aire se veía claramente: HARRY POTTER/ RON WEASLEY .

Harry se quedo helado cuando vio que su rival iba a ser Ron. En otras circunstancias le hubiera dado igual, pero el rostro de satisfacción de Ron y la mirada de intenso odio que le dedicó le hizo ver que Ron se lo iba a tomar como algo personal. No le daba miedo un duelo con Ron, estaba seguro de que podría vencerlo, pero ese era el problema, si ganaba demasiado fácil o le hacia daño, las pocas posibilidades de una reconciliación se  romperían  para siempre. Nervioso como estaba no prestó demasiada atención al resto de los duelos, y hacía caso omiso a la mirada insistente que un colérico pelirrojo le dirigía a cada momento. Por fin la alegre voz del profesor Dumbledore anunció que era su turno. Harry se movió con desgana  y se coloco en el lugar que le correspondía. Delante suyo Ron agarraba con fuerza la varita. El saludo entre contrincantes no duró demasiado y fue meramente formal. Los dos antiguos amigos se dieron la espalda y volvieron a sus respectivas posiciones.

-Que empiece el duelo.-Anunció el profesor Dumbledore, pero sorprendentemente fue el único duelo que no empezó con ningún hechizo. Harry no había levantado su varita y no estaba en guardia. Ron paró el hechizo que había pensado lanzarle al ver lo que ocurría con Harry.

-Ahora que te pasa. No soy digno de pelear con el gran Harry Potter. ¿O acaso tienes miedo?.-Dijo Ron irónicamente.

-No quiero pelear contigo. Ahora no. Me da igual lo que pienses.-Respondió Harry arrastrando las palabras.

-¿No quieres pelear conmigo?.-Preguntó Ron  con un fingido tono de ofensa.- Es una pena que yo este deseando pelear contigo, y que todavía tengas la varita en la mano.-Dijo Ron con una sonrisa en los labios. Harry miro su varita sin comprender a que se refería, luego miro a Ron y vio como le apuntaba con su varita nuevamente. Por fin lo comprendió al no estar desarmado el duelo podía continuar.

-¡VEASSIUS!.-Grito Ron. De su varita salió una rayo amarillo que golpeó a Harry con fuerza. Al golpear el hechizo en su cuerpo una gran descarga eléctrica empezó a recorrer su cuerpo, haciéndole gritar de dolor, el dolor empezaba a ser excesivo y Ron no detenía el hechizo. Parecía que disfrutaba con cada grito de dolor que salía de la garganta de Harry. Por fin la voz de Dumbledore hizo que el hechizo se acabará al reprender a Ron por utilizar un hechizo tan potente y que era tan doloroso con uno de sus compañeros.

Mientras Dumbledore reprendía a Ron, Harry cayó de rodillas al suelo y se tuvo que mantener con una mano para no quedar tumbado en el suelo. Estaba sudando en abundancia y respiraba con dificultad, podía oír sonidos de preocupación a su alrededor, pero también los oía de alegría. Cerro su mente a esos ruidos que le daban todavía más dolor de cabeza. Logró apagar todo sonido menos una voz, que le susurraba que se levantara, que no se rindiese. Poco a poco oía las palabras con mayor claridad.

-No le haces ningún favor no luchando, acaso crees que en un duelo real y a muerte el enemigo tendrá esas contemplaciones. Tienes el poder, un poder grandioso, ¿por qué no lo utilizas?, ¿acaso no es tuyo por derecho de nacimiento?. O temes dañar a un supuesto amigo que no ha tenido ningún tipo de remordimiento en hacerte daño y que hubiera seguido haciéndolo si ese Profesor tuyo no lo hubiera detenido.-Dijo la voz penetrando en la cabeza de Harry con más fuerza.

-Pero sigue siendo mi amigo.-contesto tercamente Harry.

-Esas niñerías son las que acabarán contigo. Tanto sentimentalismo me repugna. No es tu amigo no es la primera vez que te da la espalda, el año pasado también lo hizo, y no tenía razón. Lucha, es un duelo, tienes que respetar a tu adversario luchando con todo lo que tengas sino el duelo es un fraude.

-No quiero.

-¡HAZLO!

-Esta bien lucharé, pero no le haré daño.

-Claro, ¿acaso no eres tu el que mantiene el control sobre mi?. Nunca podría obligarte a  hacer nada que no quisieras.

Harry se incorporó lentamente mientras oía de nuevo los ruidos de la sala. Dumbledore todavía seguía  regañando a Ron. Hermione miraba preocupada a su amigo caído, le parecía que murmuraba algo, pero no sabía el que. Cuando dejo de murmurar vio a Harry levantar la cabeza y empezar a levantarse, pero había ahora algo en él que no le gustaba, esos ojos que miraban a Ron sin ninguna compasión. Esos ojos le resultaban familiares, creía haberlos visto antes pero no podía recordar donde. Sólo sabía completamente segura una cosa, la ultima vez que vio esos ojos no ocurrió nada bueno. Por fin Harry termino de levantarse, y esta vez se puso en guardia.

-Profesor, por favor si no le importa tenemos un duelo que acabar.-dijo con voz inexpresiva. Dumbledore se aparto mirando intrigado a Harry.- Me querías Ron, pues aquí me tienes.

Ron se quedo un tiempo mirando  a su oponente con cara sorprendida, ese hechizo debería haberlo dejado como mínimo inconsciente. Eso no era normal. Quitándose esos pensamientos de la cabeza se dispuso a preparar otro hechizo. Iba a colocar uno de sus pies un poco más adelante para estar más cómodo, cuando la voz de Harry le sorprendió.

-¡Fero Lartis!.-Dijo Harry señalando al suelo que se encontraba bajo los pies de Ron. Este al estar solo con un pie en el suelo intento mantener el equilibrio pero acabó resbalando, el pie izquierdo estaba en lo alto y caía rápidamente hacia atrás.

-¡Wingardium Leviosa! .- El hechizo golpeó en Ron manteniéndolo suspendido en le aire. Ron creyó haberse librado y suspiró profundamente, ignorando lo que le deparaba, ya que no vio la terrible mueca que se dibujaba en el rostro de Harry.

-¿Eso es todo?. Esperaba algo más después de tanta bravuconada. ¡Padorius!.- Un rayo blanco salió de la varita de Harry, parecía demasiado sólido a la vista de los incrédulos espectadores. El rayo golpeo en el estómago del cuerpo flotante de Ron. Y este salió disparado a una gran velocidad hacia la pared de la sala. Ron veía acercarse cada vez más deprisa la pared que en unos momentos haría polvo sus huesos. No se le ocurría nada, estaba demasiado asustado, no había tenido ninguna posibilidad contra Harry, y ahora se lo estaba demostrando con una inusitada crueldad. Solo unos segundos más y a la enfermería, pero algo lo detuvo en el aire, un aura roja le había detenido a escasos centímetros de la pared. Miró hacia atrás para ver de quien provenía el hechizo que le había salvado de un golpe muy doloroso. La luz roja provenía de la varita de Harry que con un rápido movimiento hizo que el hechizo que mantenía a Ron flotando se acabase, con lo que Ron cayo bruscamente.

-¡Accio Varita!.-Dijo Harry finalmente haciendo que la varita de Ron fuese a su mano.-Creo que he ganado.

Ron lo miraba asustado, la sensación de vulnerabilidad que había sentido era tremenda. Todavía temblaba  recordando lo cerca que había estado de golpear con la pared, Veía los ojos de Harry reírse de él en la distancia, recriminándole su arrogancia al pensar que podía acabar con su viejo amigo. Harry en cambio se sentía feliz por haberle dado una lección a ese estúpido pelirrojo. Cuando entendió lo que acababa de suceder miró nervioso a su alrededor. Todos los alumnos murmuraban en lo bajo, algunos señalaban sin ningún tipo de vergüenza a Harry con sus dedos. Su mirada se cruzó con Hermione, ésta le miraba aterrorizada, tal vez recordando la anterior que había visto a Harry de esa forma. Harry sabía lo que le había pasado la parte de Voldemort que tenía en él había ganado fuerza y en un momento de debilidad causada por el dolor del hechizo que Ron había usado en él, logró un control momentáneo de su cuerpo. Cada vez más asustado miró hacia Dumbledore, que le miraba preocupado y triste, más triste de lo que nunca le había visto. ¿Pensaba que las esperanzas que tenía en Harry no valían nada? ¿Pensaba que ayudaría a derrocar a un señor oscuro para poner en su lugar otro más poderoso? Harry no aguantaba más la presión y guardando la varita salió corriendo de esa sala que cada vez le oprimía más.

Harry corría sin ninguna dirección, no sabía a donde dirigirse sólo sabía que necesitaba estar solo, alejado de todo el mundo, a un lugar donde no pudiese hacer daño a nadie. Logró salir a los terrenos del colegio, donde el cada vez más fuerte viento le hizo trastabillar, pero sus emociones recorrían su cuerpo como un fuego que es incapaz de apagarse. Siguió corriendo esta vez más despacio y tropezando más a menudo. Por fin llego a un alto desde el que se podía ver el lago, una frontera que detenía su carrera, que le impedía huir a un lugar tan lejano que pudiese olvidarse del mundo para siempre. Viendo como otra de sus esperanzas llegaba  a su fin, Harry se dejo caer al suelo. Miraba el horizonte con la cabeza apoyada en sus rodillas, el odio crecía en su interior por momentos, ¿y si tenía la culpa de todo lo que sucedía?,¿y si no era lo suficiente fuerte para vencer a Voldemort?. Ni siquiera podía mantener a raya a su sombra, ¿Cómo se las iba a  arreglar con el de verdad? Una sensación cosquilleante invadió su mejilla izquierda, unas hebras de pelo rubio platino golpeaban contra su mejilla. Harry giró su cabeza hacia a tras y vio el rostro preocupado de Fleur.

-¿Te importa que me siente a tu lado?.-Dijo Fleur con una fuerte voz extraña en ella, pero la fuerza del viento no dejaba otra opción.

-Puedes hacerlo pero te estar cerca de mí es peligroso por si no lo has notado.-Dijo gravemente Harry mientras volvía a mirar al horizonte.

-No veo nada peligroso en ti, a no ser que tengas en tu poder alguno de los inventos de ese par de gamberros de Gryfindor.-Dijo seriamente Fleur, que sonrió al ver como un intento de sonrisa esbozaba a los labios de Harry.-Harry te estas echando la culpa de cosas que no deberías.

-Acaso no te has enterado, que por mi culpa murió el hermano de Ron, hasta el propio Ron lo cree, y es mi mejor amigo.-Dijo Harry volviendo la cabeza hacia Fleur y mirando fijamente sus preciosos ojos que le envolvían y tranquilizaban.

-Harry tu no tienes la culpa. El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado mata indiscriminadamente. Es cierto que lo conocías, pero muchos magos que no conoces están en peligro. De esas muertes no podrás culparte a no ser que lo quieras, que necesites una excusa para alejarte de todos.-Dijo Fleur.

-¿Entonces porque me culpa Ron?.-Pregunto indignado Harry.

-A eso no te puedo responder pues el único que sabe la respuesta es el propio Ron.-Respondió Fleur.

-Pero..., pero...-Empezó a decir Harry pero las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas de forma descontrolada. Se sentía avergonzado por demostrar tal debilidad delante de Fleur. Iba alejarse pero unos suaves brazos le rodearon dándole un abrazo. Harry se sintió sorprendido pero al momento se dejo llevar, apoyando la cabeza en el hombro de Fleur y llorando por todo lo que le estaba ocurriendo. Iba sintiendo como el veneno que se había estado acumulando en su corazón desaparecía con cada lágrima que derramaba. Estuvieron así varios minutos, hasta que Harry levantó la cabeza y vio el rostro sonriente de Fleur delante suyo.

-Gracias, Fleur por apoyarme.-Dijo Harry también sonriendo.

-De nada Harry, puedes contar conmigo siempre que quieras. ¿Y que te parece si nos vamos a Hogwarts antes de que esta ventisca nos arrastre?.-Dijo Fleur levantándose y ofreciéndole la mano a Harry.

-Me parece una maravillosa idea.-Respondió Harry a la vez que aceptaba la mano y se levantaba. Se miraron durante unos segundos a los ojos y avanzaron hacia el colegio sin parar de reírse.