Capítulo 15- En Busca de Harry
Ruidos precipitados de pies nerviosos resonaban por la enfermería de Hogwarts. La Señora Prompfey correteaba nerviosa de un lado hacia otro con varias pociones en sus brazos. En la cama un joven pelirrojo yacía con la piel extremadamente pálida, parecía muerto, y solo una leve agitación en su pecho hacía salir de ese error. Ron Weasley yacía en una de las camas más muerto que vivo. Una de sus manos era fuertemente agarrada por una Hermione que tenía los ojos llorosos y que se había resistido tenazmente a esperar fuera. No quería dejar a su amigo sólo en esa situación. Sabía que no serviría de mucho pero necesitaba darle todo su apoyo. Veía con frustración los vanos intentos de los profesores por hacer volver a Ron. No sabían que maldición le había golpeado y eso dificultaba mucho hallar la solución al problema. Sólo si Harry estuviera ahí, pero no lo estaba, él era el único que sabía que maldición había dejado en ese estado a Ron. Hagrid había dicho que lo había visto entrar al Bosque Prohibido como alma que llevaba el diablo. ¿Por qué al Bosque?. ¿Qué hacía ahí Harry mientras Ron se iba hundiendo cada vez más profundamente en la muerte. Se mordió el labio intentando reprimir un grito de angustia. Todo iba mal, tremendamente mal, lo podía ver en los ojos de Dumbledore que organizaba con su voz agitada voz el movimiento constante de la enfermería. A Dumbledore parecía preocuparle más el golpe de la cabeza que la maldición, y Hermione no lograba entender el porque. No entendía tantas cosas, no entendía nada. Imaginó un año duro sabiendo que el Regreso del Señor Tenebroso traería consigo muchas desgracias, pero no estaba preparada para tanta angustia. Primero Bill murió, y Harry fue separado de su lado, añoraba tener cerca su fortaleza y su valor, y ahora... Ron. ¿Cómo podía soportar Harry todo esto cada día sin perder la cabeza?. Todo ese dolor y esa certeza de saber que todo se iría torciendo poco a poco.
Hubo un fuerte ruido en la puerta de la enfermería que se abrió al instante dejando ver a tres acongojados pelirrojos, que mostraban una palidez mortecina casi similar a la que ahora Ron exhibía. Hermione no pudo evitar desviar la mirada al mirar el rostro de los tres Weasley que habían entrado para ver el estado de su hermano. Hacía nada habían perdido a Bill, y ahora Ron, se debatía entre la vida y la muerte. Grandes lágrimas volvieron a asomar a su ojos mientras se tapaba la cara para que nadie la viera en ese estado. Unos delgados le abrazaron por encima de los hombros, dándole un lugar donde poder desahogar su tristeza. Hermione sintió su cuello humedecido y pudo ver que había sido Ginny la que le había abrazado no pudiendo evitar a su vez derramar lágrimas de impotencia. Delante suyo pudo ver las borrosas imágenes de los Gemelos que apretaban fuertemente los puños sin saber que hacer. ¿Alguien lo sabía?. Viendo el descontrol de la enfermería se podía asegurar que no. Y mientras esto ocurría, ¿dónde estaba Harry Potter?. ¿En que maldito lugar se encontraba?. ¿Por qué no entraba sudoroso pero sonriente por la puerta ofreciéndoles la salvación de Ron?. Apretó con más fuerza el cuerpo de Ginny que no hizo ningún gesto para evitarlo. Poco a poco los ruidos se fueron apaciguando en la enfermería, pero el rostro de los adultos seguía mostrando una seriedad inaudita. Ron parecía haber mejorado algo y sus mejillas estaban sonrosadas, mostrando un atisbo de salud que daba esperanzas. Sino fuera por esos serios rostros, Hermione hubiera suspirado aliviada, pero ese silencio le incomodaba más que el ajetreo constante.
-Hemos hecho todo lo que hemos podido. Ahora sólo depende de Ron y de sus ganas de vivir.-Dijo la Señora Prompfey con voz cansada y angustiada a un Dumbledore que movió la cabeza en señal de entendimiento.-Creo que es hora de avisar a un médico Muggle, Dumbledore, sin su ayuda dudo que podamos hacer nada más.
-Lo sé. Ya he enviado una carta a San Mungo, para que localicen al especialista en casos similares.-Dijo Dumbledore mientras se pasaba distraídamente la mano derecha por su larga barba, sin darse cuenta de que era observado por todos los familiares de Ron en espera de noticias.
-¿Y qué va a hacer un médico muggle para ayudar a nuestro hermano?.-Pregunto George con voz ronca y angustiosa, mientras miraba de manera descorazonada el cuerpo rígido de su hermano.
-Espero que salvarlo.-Dijo Dumbledore con desgana.
-Para eso ya tenemos la magia. He visto a la Señora Prompfey curar heridas mucho peores que esa.-Dijo Fred en el mismo tono que su hermano, sin notar la mirada de tristeza que les mandaba la enfermera de Hogwarts.
-El problema es que los magos podemos curar heridas en minutos, pero en el campo de golpes en la cabeza estamos retrasados. Siempre hemos temido que nuestra magia dañara la mente más de lo que podría ayudar. Vuestro hermano esta ahora en un coma debido al golpe de la cabeza. La maldición no es problema ahora, lo más grave es el golpe de la cabeza. Esta cerca de lo que los muggles llaman muerte cerebral. Si cae en ese estado no podremos ayudarle. La situación es delicada, muy delicada, por eso necesitamos a un médico muggle, ellos están más avanzados en ese aspecto de la medicina que nosotros.-Dijo la Señora Prompfey débilmente bajando el tono a la par que los rostros de los Weasley iban perdiendo el color.
-Mientras llega el médico, tendremos que ocuparnos de otro asunto importante. Debemos organizar una partida de búsqueda para encontrar a Harry.-Dijo Dumbledore seriamente pasando su vista por todos los profesores que estaban en la enfermería.- Remus ya puedes ir a tu despacho y librar a Sirius del hechizo paralizante.
-Sirius se enfadará mucho por haberlo retenido contra su voluntad cuando supo que Harry estaba solo en el bosque, donde es probable que se encuentren algunos mortifagos.-Dijo Lupin clavando sus ojos en el rostro inescrutable de Dumbledore.
-Lo sé. Pero era necesario hacerlo. Ya es bastante malo tener que encontrar a Harry, para tener que buscar a un padrino alocado que se arriesgará demasiado para salvar a su ahijado.-Dijo Dumbledore sin prestar atención al gestos de desagrado que hizo Lupin sin poder contenerse.
-¿No deberían preocuparse por mi hermano en vez de por Harry?. Él es el que esta en peligro de muerte.-Dijo George enfadado ante el cambio de conversación dado por los adultos.
-Harry también puede estar en peligro de muerte. Además creo haber dicho ya que no podemos hacer nada más por Ron. Por ahora solo depende de él, y de que el médico muggle sea capaz de curarlo.-Dijo Dumbledore con paciencia a un resignado George que le dio la espalda y empezaba a temblar agitadamente.
-Voy en busca de Sirius, os esperaremos en la entrada. No os retraséis o Sirius ira solo.-Dijo Lupin saliendo de la enfermería rápidamente.
-Bien, Severus, Minerva, ustedes dos me acompañaran. Los demás se quedaran cuidando de que no le ocurra nada al joven Weasley. No quiero contemplaciones cuando nos encontremos con Harry, si hace falta desarmarlo o desmayarlo no duden un segundo en hacerlo.-Dijo Dumbledore viendo como sus dos compañeros asentían con seriedad. En el rostro de Snape se dibujó una pequeña sonrisa de satisfacción que no dudo en ocultar. Los profesores se dirigieron hacia la puerta para salir cuando una voz ahogada les habló.
-Yo les acompaño. Si ese es el trato que van a dar Harry cuando lo encuentren, quiero estar presente para no dejar que haya ninguna injusticia, o un malsano sentido del deber..-Dijo Hermione mirando a los tres adultos que ahora la miraban sorprendidos. Posó su mirada en Snape unos segundos más de lo normal dando a entender que en especial se refería a él en su comentario. Hermione ignoró el destello de furia que se dibujó en los ojos de su profesor de pociones y miró decidida a los ojos de Dumbledore que acabó por sonreír asintiendo levemente con la cabeza.
Salieron todos por la puerta de la enfermería en fila de a uno y encabezados por Dumbledore que caminaba de una manera rápida que le costaba seguir a Hermione. Cruzaron rápidamente por el laberinto de pasillos del colegio guiados por el viejo Director de Hogwarts. En breves minutos llegaron a la entrada principal donde ya estaban esperándoles Remus y Sirius. El último dirigió una mirada fulminante a Dumbledore por haberlo hechizado contra su voluntad.
-Veo que por fin has decidido que Harry merece ser buscado y encontrado antes de que alguien lo maté. ¿No será que quieres que alguien te quite de en medio esa tarea que haría que se manchasen tus inmaculadas manos?.-Dijo Sirius con rabia y sin rodeos, estaba cansado de que todos lo trataran como un niño. Estaba más cansado aún de la manera que empezaba a comportarse Dumbledore.
-No he venido aquí para discutir contigo Sirius, sino para encontrar a Harry como tanto insistías. ¿No tenías tanta prisa?. ¿Entonces por que me haces perder el tiempo?.-Pregunto Dumbledore con una suave voz que no dejaba entrever para nada sus emociones, al contrario que el padrino de Harry, que parecía un volcán a punto de estallar.
Dumbledore cruzó las grandes puertas de Hogwarts pasando al lado de Sirius sin siquiera mirarlo. El resto de profesores veía con tensión la incómoda escena, y Hermione no entendía que estaba pasando delante de sus ojos. ¿A qué venía esa actitud por parte de esos dos adultos?. ¿Creía haber entendido bien lo que había insinuado Sirius?. No, no podía ser, pensar en esa opción se le hacía simplemente imposible. Debería estar más cansada de lo que pensaba, o tal vez el nerviosismo por Harry hacía que los estribos se perdieran con una facilidad inusitada. Cuando el resto de los profesores meditabundos y un Sirius aún furioso empezaron a seguir a Dumbledore hacia los terrenos del colegio, unos fuertes pasos a sus espaldas les hicieron voltear. Ante sus ojos apareció la pálida imagen de Fleur, tenía el pelo muy desordenado y sus preciosos ojos azules estaban humedecidos.
-Esperen. Yo también voy con ustedes al Bosque Prohibido.-Dijo casi sin aliento Fleur a la vez que se detenía extenuada ante la cara de asombro de Dumbledore.
Hubo unos segundos de silencio en los cuales los ojos de Dumbledore examinaron a Fleur, que no desvío ni un solo momento la mirada de esos ojos azules que parecían poder leer en el alma de una persona. Pasado ese tiempo el Director de Hogwarts esbozó una ligera sonrisa e indicó con la cabeza a Fleur que les podía acompañar. Esa decisión no le gustó nada a Hermione que no entendía porque le permitía a la estudiante extranjera acompañarles. Lo que más le fastidiaba a Hermione era el hecho de saber que solo pensaba eso por celos. Veía en los hinchados ojos de Fleur la misma preocupación por Harry que hubiera visto en los suyos propios de tener un espejo a mano. A ella no le podía engañar, no era tan despistada para los detalles como Harry, estaba segura de que Fleur sentía por Harry algo más que amistad. Eso le enfurecía, sabía la razón, por fin reconoció hace un tiempo porque se encontraba siempre tan nerviosa al lado de su amigo, ella sentía por el moreno Gryfindor lo mismo que Fleur. Hermione intentó dejar de proseguir con esos pensamientos, ahora lo importante era encontrar a su amigo, no unos estúpidos celos. Llegaron al linde del bosque, del cual no procedía ningún ruido, esto era extraño parecía que el propio Bosque estaba en tensión, esperando algo. Esa sensación le hizo estremecerse y una sensación de miedo se apoderó de ella. Dio unos pasos hacia atrás de manera inconsciente, pero se obligó a detenerse, tenía que entrar por Harry. Hermione levantó la mirada hacia las personas que le acompañaban y vio que sus rostros mostraban una extraña preocupación. Todos se habían detenido y miraban a Dumbledore que estaba parado y con los ojos cerrados, diciendo palabras que Hermione nunca había escuchado. Pasados unos minutos abrió los ojos que mostraban una seriedad mortecina.
-¿Qué es lo que te ha dicho el bosque, Albus?.-Dijo McGonagall suavemente a la izquierda del Director de Hogwarts.
-El bosque esta asustado, tiene miedo. Un poder oscuro les aterroriza, viene y se va, blanco y negro en un mismo ser, odio y dolor, venganza. Y ahí otro que busca a este ser para destruirlo.-Dijo Dumbledore seriamente apretando con fuerza los puños.
-Eso debe ser. Harry debe estar buscando al atacante de Ron, para hacerle pagar por lo que hizo.-Dijo Sirius felizmente contento consigo mismo por la perfecta teoría que había desarrollado.
-Te equivocas, Sirius. Es justamente al revés. Harry es el ser oscuro al que el mortifago quiere matar. El Bosque habla de un niño con el poder de un adulto. Ese es Harry, esperemos no llegar demasiado tarde. Nos separaremos para buscarle. Sirius y Remus iréis juntos por el lado Este del bosque. Minerva y Severus, por el lado Oeste. Yo iré al centro del bosque. Fleur, Hermione preferiría que volvierais al castillo, esto es más peligroso de lo que pensaba.-Dijo Dumbledore a las dos jóvenes, que se resistieron tercamente con sendos movimientos negativos con la cabeza.
-He venido aquí para encontrar a mi amigo y nada ni nadie podrá impedírmelo.-Dijo Hermione decidida y secundada por Fleur que solo asintió con la cabeza.
-Esta bien, pero tened cuidado. Vosotras dos os ocuparéis del terreno más cercano del bosque. Si encontráis al mortifago no os enfrentéis a él. Por las palabras del bosque creo saber de quien se trata y es muy peligroso.-Dijo Dumbledore con seriedad.-Si veis a Harry tened aún más cuidado, ahora podría ser peligroso. Si os encontráis en peligro hacer sacar chispas rojas de vuestras varitas.
-Harry nunca nos haría daño.-Dijo Fleur extrañada. Mientras Dumbledore se internaba rápidamente en el bosque. Fleur juraría haber escuchado un, Puede que Harry no, proveniente del Director. El resto de los grupos se internaron a la vez a sus respectivos territorios.
Se quedaron Fleur y Hermione solas en el lindero del bosque, se miraron durante un instante y se adentraron sin mediar palabra alguna. Las dos se sentían incomodas con su mutua compañía, y las dos sabían a que se debía esa misma incomodidad. Intentaron concentrarse en lo que estaban haciendo, el Bosque Prohibido ya era suficientemente peligroso cuando parecía rezumar paz y tranquilidad. Ahora era distinto un silencio mortecino y antinatural dominaba el entorno. Parecía más hostil de lo que Hermione lo recordaba. Ahora mismo creía que en cualquier momento los propios árboles se abalanzarían sobre ellas y las matarían. Era una desagradable sensación pero no podía dejar de avanzar. Cuando llevaban media hora buscando encontraron un jirón de ropa manchado de sangre sobre el tronco humeante de un árbol, el cual había sido golpeado por una maldición. El trozo de ropa llevaba el escudo de Gryfindor cosido, Harry debía estar herido.
-Parece que nos acercamos a algo. Aquí hubo una dura batalla, varios lugares muestran rastros de sangre, pero no ahí evidencias de que nadie haya muerto.-Dijo Fleur que estaba arrodillada ante una huella marcada en la hierba.-Uno de los dos tiene la pierna herida.
-¿Cómo sabes eso?.-Pregunto Hermione enfadada por la seguridad y tranquilidad con la que hablaba la estudiante francesa. A ella no le era posible mantener esa calma, ni pensar con claridad cuando alguien al que quería estaba en peligro. En el fondo envidiaba esa cualidad de Fleur pero jamás lo admitiría.
-Si te fijas con detenimiento, se puede ver unas pisadas en la hierba, que por suerte esta bastante crecida y facilita mi afirmación. Una de las dos huellas, concretamente la del pie izquierdo, es más profunda que la otra. Seguramente estará cojo de la pierna derecha y al apoyar su peso en la pierna izquierda esta deje huellas más marcadas..-Dijo Fleur tranquilamente sin desviar la mirada del suelo sin poder ver la mirada sorprendida del rostro de Hermione.- La persona que cojea se fue hacia el Este de forma precipitada por lo poco simétrico de sus pisadas, también se ven varias ramas partidas que confirman la teoría de una huída precipitada. La otra persona fue hacia el Sudeste probablemente para poder interceptar a aquel que esta cojeando. Sus pasos son más medidos y meticulosos, casi inapreciables. Empiezo a temer que sea Harry la persona que cojea de esa manera.
-No te preocupes, aunque este herido Harry sabe cuidar de sí mismo.-Dijo Hermione con poca confianza intentando más convencerse a si misma que a Fleur.-¿Qué camino seguimos?
-Creo que sería conveniente ir hacia el Este. Creo que la persona que escogió ese camino puede haber sido Harry, pero en caso de ser el mortifago por lo menos sabemos que esta herido, lo cual es una ventaja para nosotras.-Dijo Fleur a la vez que sacaba su varita, gesto que copio de inmediato Hermione.
Los pasos de las dos jóvenes ahora eran más cuidadosos ahora que sabía que estaban cerca de su objetivo, aunque no estaban seguras de si era el objetivo bueno o el malo. Pudieron ver las huellas con claridad, en verdad el rastro era demasiado evidente, tal vez hubiera sido puesto así de obvio para poder tender una trampa a un posible perseguidor. Siguieron el rastro durante diez largos minutos en los que pequeños ruidos provenientes del oscuro interior del bosque les hicieron saltar de miedo. No podían evitar la sensación de sentirse observadas, cada vez la sangre era más abundante en el camino que seguían, y llegaba claramente hasta las huellas del suelo manchando la parte derecha de la susodicha huella. La herida de la persona que cojeaba debía sangrar bastante para dejar ese tipo de manchas. La preocupación de las chicas por su amigo era cada vez mayor. Siguieron avanzando cuando un rayo amarillo se pudo ver cruzando por la copa de los árboles. Oyeron un grito ahogado de dolor y una risa estridente que les hirió en los oídos.
-Deben estar cerca, pero quien de los dos sería el que gritó. Tenemos que ir enseguida hacia allí. Dumbledore y los otros seguramente ya habrán visto ese rayo..-Dijo Fleur que hecho a correr sin esperar la respuesta de Hermione que solo dudo unos segundos antes de seguir el camino marcado por Fleur.
Las ramas golpeaban el cuerpo de Fleur que corría desesperada en pos de Harry. Algo se había roto en su interior al oír ese grito de dolor, no podía imaginar siquiera que algo malo le ocurriese a Harry. En un momento había dejado atrás a Hermione, que no podía seguir su ritmo. Era inmune al dolor que le hacían las puntas de las ramas y espinas de la maleza del bosque al rasgar tanto su carne como su ropa. Tras correr cinco minutos se paró en seco, todo estaba tranquilo, no se veía movimiento alguno, había corrido en pos de un ruido, pero en su preocupación, no sabía si había elegido la ruta correcta. Se miro los brazos y pudo ver varias heridas que manchaban poco a poco su túnica de sangre. La ropa que cubría sus piernas estaba destrozada dejando ver sus muslos manchados de sangre. Ese dolor le incomodaba pero sabía que en definitiva no eran más que rasguños, le dolía haber sido tan tonta y haberse dejado llevar por sus sentimientos. Ahora estaba sola en un territorio hostil, el mortifago podría estar cerca, aunque también Harry podía estarlo. Sabía que esa duda limitaría sus reflejos al actuar, primero comprobaría quien se acercaba, en caso de encontrarse con alguien y luego lanzaría su hechizo. Esa idea le ponía en clara desventaja ante un mortifago que primero atacaría y luego miraría a quien.
De repente salida de detrás de unos matorrales una figura se abalanzó sobre ella haciendo que cayese bruscamente al suelo con el peso de su agresor encima suyo. Pudo notar el tacto de una varita sobre su cuello, y el jadeo entrecortado de aquella persona, que tan fácilmente la había sorprendido, sobre su mejilla, impidiéndole ver el rostro de aquella persona. Intento golpear a su asaltante y empezó a patalear en el suelo, le logró golpear en el rostro y por fin pudo ver quien estaba encima suyo. Fleur se sorprendió mucho al ver el rostro de Harry delante suyo con su mano derecha en el lugar donde lo había golpeado. Tenía un aspecto lamentable, su pelo negro totalmente sucio y manchado de sangre seca y pegajosa. Sus ropas no eran más que harapos sanguinolentos, pero lo peor eran sus ojos, detrás de las rotas gafas se podían ver unos ojos totalmente perdidos, que parecían no saber en que mundo vivían. Parecía estar completamente loco, totalmente desorientado y herido hasta el límite de su joven cuerpo. Fleur quiso abrazarlo para demostrarle que no estaba solo, pero al intentarlo advirtió que todavía tenía la varita de Harry apretada contra su cuello. Harry se levantó sin decir una sola palabra apoyando su peso sobre la pierna izquierda, al parecer habían acertado al ver que uno estaba herido. Harry presentaba una fea herida que estaba empezando a infectarse. Movía la cabeza de lado a lado de forma rápida buscando algo o a alguien. Parecía haber olvidado que Fleur se encontraba aún tumbada en el suelo mirándola con ojos nerviosos pero que reflejaban una gran compasión, era más que eso. Esos preciosos ojos azules clamaban dolor, dolor por la persona que había estado amando en secreto durante meses. Se levanto intentando no hacer ruido pero no lo consiguió, el ligero crujido de una rama al partirse inundó el silencio antinatural del bosque e hizo que Harry le volviese a prestar atención. Fleur miraba esos normalmente alegres ojos verdes. Ahora no había reconocimiento alguno en ellos hacia la persona que divisaban.
-Harry, soy yo, Fleur. Hemos venido a buscarte. A llevarte de nuevo a Hogwarts.-Dijo Fleur acercándose unos pasos a un Harry que seguía sin saber donde se encontraba. Harry alzo la varita ante el intento de acercamiento a la vez que algo parecido a un gruñido escapaba de su garganta. Siguió mirando desconcertado a su alrededor y termino por bajar la varita.
-¿Fleur eres tu?. ¿De verdad eres tu, y no imagen para acabar con mi seguridad ?.-Pregunto Harry derrumbándose de rodillas en el suelo.
-Si, Harry soy, hemos venido a sacarte de aquí.-Dijo Fleur que se arrodillo delante de Harry y le dio un abrazo para demostrarle que era de carne y hueso. Notó como el desorientado joven se estremecía por su abrazo y como lo correspondió con fuerza. Fleur sintió como su corazón se enternecía y separo suavemente la cabeza de Harry de su hombro y le dio un beso en la boca. Al principio Harry no supo reaccionar pero finalmente se dejo llevar por esa nueva sensación. Le hacia sentirse a gusto, querido, casi lograba llenar el vacío de oscuridad que inundaba su alma.
Un leve gemido les hizo salir de ese momento de mutua comprensión, de confianza. Pudieron ver a Hermione que por fin había logrado alcanzar a Fleur con el rostro pálido, y con la varita temblando en su mano. Harry se puso rojo por la vergüenza, iba a decir algo, pero no tuvo tiempo alguno para hacerlo, ya que de improviso de detrás de unos árboles apareció hecho una furia Rodolphus Lestrange con varias heridas en su cuerpo. Apuntaba directamente a Harry que aún seguía abrazado a Fleur y que a su vez apuntaba al mortifago cubriendo con su cuerpo a Fleur. Rodolphus diviso por el rabillo del ojo a Hermione que lentamente y con la mano temblorosa le estaba apuntando. Sin darse cuenta desvió la varita hacia Harry, que a pesar de estar herido era el más peligroso. La tensión era evidente nadie hacia un movimiento que declarará sus intenciones, solo se observaban detenidamente, sobre todo Rodolphus y Harry, el mortifago lamentaba haber dejado de apuntar a su enemigo más peligroso. De repente sin previo aviso el mortifago hizo un movimiento de varita apuntando hacia Hermione esperando que la nobleza del joven Gryfindor le hiciera ayudarla.
-AVADA KEDAVRA .
