Capítulo 21.-Inevitable Círculo de Muerte
Un mes, había pasado un mes desde el día en que renunció a su magia por la vida de su amigo, cuando lo sacrificó todo por Ron, cuando huyó del dolor que le había acarreado la magia. La magia había vuelto al igual que su memoria perdida, pero el dolor no había desaparecido, el dolor seguía siendo igual de fuerte, tal vez incluso peor. Quería poder aceptarlo, mirar al futuro, sabía que tenía que hacerlo, pero no era tan sencillo. En un momento de ira extrema creyó que podría seguir con la firme determinación de acabar con Voldemort. Pensó que era la única forma, que podría llevar tantas muertes a sus espaldas o peor, olvidarlas. Pero ahora, sin el calor del momento y con el cuerpo muerto de Rachel tumbado en la cama que tenía delante, nada de todo eso parecía tan fácil. Desde que había vuelto a Hogwarts no había dicho una sola palabra a nadie, no quería hablar, no sabría siquiera que decir. ¿Qué iba a hacer?. Gritar al mundo que nada de esto era justo, que no se merecía este sufrimiento, este reguero de muertes que iba dejando allá por donde pasaba. No, no haría tal cosa, nunca había servido de nada y ahora tampoco lo haría. Se guardaría en lo más profundo de su corazón todo aquello que le hacía estremecer de dolor, se juró a si mismo que nunca jamás volvería a derramar una sola lágrima. Sólo se concentraría en acabar con ese asesino, después, ¿Qué importaba el después?. No veía un después al día en que el cuerpo del Señor Tenebroso exhalará su último suspiro a sus pies. ¿No lo veía, o no lo quería ver?. La respuesta a esa pregunta carecía de importancia, ya que el resultado sería el mismo. Mataría a Voldemort, y después abandonaría ese mundo que tanto le dolía, tal vez con un poco de suerte su combate contra el Señor Tenebroso acabaría también con él. Pero, ¿Qué estaba pensando?. Harry agarró fuertemente la fría mano de Rachel y se la llevó a su mejilla, necesitaba su contacto, aunque ese mismo contacto llevara consigo la certeza de la muerte. Miró el cuerpo de la valiente joven totalmente inmóvil, su contacto era frío, sus ojos estaban cerrados, parecía estar en paz. Envidió en lo más profundo de su ser esa paz que a él se el negaba en vida. Tal vez algún día se volverían a encontrar, tal vez el abrazo de la muerte le daría lo que la vida nunca le había dado. Un ruido se oyó en la enfermería al abrirse la puerta, Harry ni siquiera miró hacia atrás, no le importaba la identidad de aquel intruso en su intimidad. Unos suaves pasos se oyeron rompiendo el silencio que dominaba la habitación., Harry pudo notar la presencia de una persona detrás suyo. Podía notar el nerviosismo de esa persona en el aire, lo perdido y confuso que se encontraba ante esta situación.
-Hola Sirius.-Dijo Harry sin dejar de mirar el sereno rostro que la muerte le había otorgado a Rachel. Era desquiciante el envidiar a un muerto, peor aún el saber que tendría que vivir día tras día hasta acabar con el culpable de todo.
-¿Cómo has sabido que era yo?.-Preguntó Sirius sintiendo crecer su nerviosismo. Harry no pudo evitar sonreír al notar la incertidumbre de su padrino, casi parecía que le tenía miedo, tal vez pensaba que había sido dominado de nuevo. La pregunta le pareció estúpida de todas formas, ¿Cómo no saber que era él?. ¿Quién sino se había impuesto a si mismo el deber de protegerlo, de animarlo, de quererlo como el padre que solo uno de los dos recordaba? Intentó no decir nada que sonara ofensivo, no quería hacer daño a Sirius, sabía que trataba de ayudarlo. Pero también sabía que no podía conseguirlo, nadie podía.
-¿Acaso importa?.-Preguntó Harry girando la cabeza y clavando sus ojos verdes en los de su padrino que intentó sostener esa mirada sin conseguirlo. Que fuerte le había parecido su padrino cuando lo conoció, que seguro de sí mismo, que débil le parecía ahora mismo. Era incapaz de hablar con él, sin temor a lo que sus palabras pudieran hacer, tenía miedo de desatar la justa cólera de un adolescente.
-Harry…Yo…-Empezó a decir Sirius sin saber muy el que decir.
-¿Qué quieres decir Sirius?. ¿Qué lo sientes? ¿Qué te gustaría poder hacer algo para que las cosas no fueran así?. Yo también lo siento, y sé que ya es tarde para cambiar lo que ha ocurrido, tarde para remordimientos, y falsos sentimientos de culpabilidad.-Dijo Harry duramente con voz pausada. Sirius se estremeció ante las palabras de su ahijado, a la vez que el joven Gryfindor se maldecía a si mismo por haber perdido el control de sus palabras. Pero no había podido evitarlo. ¿Lo sentía? ¿Qué era lo que sentía?. ¿Sentía la muerte de Rachel, una muggle a la que no conocía de nada, o verle a él en ese estado? No necesitaba hacer la pregunta para conocer una respuesta que ya sabía de antemano.
-Yo no quería…-Dijo Sirius sin saber como continuar ante la brusca respuesta de Harry.
-Ya sé que no querías decir eso. Perdóname, Sirius, estoy algo susceptible.-Dijo Harry a la vez que apoyaba la mano en la frente y se echaba el pelo hacia atrás de forma cansada.
-Es algo normal, tiene que estar siendo muy duro para ti. Parece que querías mucho a esa chica, pero es momento de seguir adelante. Hay mucha gente que esta preocupada por ti.-Dijo Sirius suavemente intentando no alterar a Harry con sus palabras, lo cual vio que no consiguió al ver como su ahijado le echaba una mirada enfadada.
-¿Parece que la quería mucho?. Que observador que eres Sirius, debías ser el más listo de tu promoción con observaciones tan agudas.-Dijo Harry irónicamente a la vez que apretaba los puños. ¿Qué pretendía al decirle eso en ese tono?. ¿Quién se creía que era?. Por las palabras de Sirius parecía que había perdido a una mascota más que a una chica a la que había querido.-Tal vez este cansado de seguir adelante, de luchar por ustedes, de sufrir para que el resto del mundo viva tranquilo. Si tanto os preocupáis por mi, lo hacéis bastante mal, o tal vez solo os preocupáis pero preferís no actuar. Tal vez Dumbledore no haya sido el único que me haya puesto a prueba.
-¿Cómo se te ocurre decir eso?. ¿Es que te has quedado ciego o te has vuelto tan egoísta que no sabes ver otra cosa que no seas tú?-Preguntó Sirius empezando a enfadarse seriamente con Harry, y con esa faceta de pobre niño al que todo le salía mal. Harry se levantó y los dos quedaron a la misma altura, mientras sus miradas chispeaban a escasos centímetros.
-Tal vez simplemente diga lo que pienso de una vez por todas, tal vez por fin vea completamente, más que ciego, creo que veo por primera vez. Y si es egoísta intentar vivir mi propia vida de una maldita vez, pues entonces si que soy un egoísta, y nadie, absolutamente nadie podrá impedírmelo.-Dijo Harry arrastrando las palabras y golpeando con su dedo índice en el pecho de Sirius.
-Tal vez vaya siendo hora de enseñarte algo, algo que pensé que no tendría que enseñarte.-Dijo Sirius agarrando a Harry por la pechera y arrastrándolo con fuerza hacia la puerta de la enfermería. Harry intentó resistirse, pero Sirius era mucho más fuerte que él. Sirius seguía haciendo fuerza, ya era hora de enseñarle a ese engreído en que se había convertido su ahijado que no era el centro del mundo. Le daba igual que forcejease, lo llevaría aunque fuera a rastras. Tal vez cuando viera el rostro lloroso de Fleur la chica que decía amar antes de desaparecer, le hiciera entrar en razón. Desde que Harry había vuelto y había comprobado que el Gryfindor se había enamorado de otra persona en su ausencia, la joven francesa no había cesado de llorar encerrada en su cuarto. Comprendía que todo había sido por culpa de que Harry había perdido la memoria, pero aún así no le resultaba fácil. Más aún cuando a Harry sólo le había preocupado el cuerpo de la muchacha muerta, y ni siquiera se había dignado mirarla. Tal vez enseñarle lo que sus actos podían acarrear haría que Harry se mostrase más amable, más sosegado. Sirius seguía con sus esfuerzos y ya había logrado que Harry alcanzase el umbral de la puerta de la enfermería cuando notó que la mano con la que sujetaba a Harry le estaba empezando a quemar. Miró hacia atrás y vio a Harry rodeado por el aura blanca que lo caracterizaba como mago nato. Estaba sonriendo, y esa sonrisa se hizo más grande cuando Sirius tuvo que soltarlo para que su mano no quedara abrasada. Luego hizo un movimiento con la mano y lanzó a su padrino con fuerza contra la pared. Sirius emitió un leve gruñido de dolor al golpear contra la pared, cayó de rodillas al suelo y paró el resto de su cuerpo con la mano que no estaba quemada, mientras miraba a Harry con un enfado que nunca creyó que podría sentir contra el hijo de su mejor amigo.
-¡NUNCA, ME HAS OÍDO, NUNCA INTENTES A OBLIGARME A HACER ALGO EN CONTRA DE MI VOLUNTAD! ¡YA HE ESTADO DEMASIADO TIEMPO SOMETIDO A UNA PRESENCIA DIAB"LICA QUE ME OBLIGABA A HACER COSAS HORRIBLES! ¡YA ESTOY CANSADO, NUNCA MÁS ME OBLIGARÁ A HACER NADIE NADA!.-Gritó Harry a la vez que por sus mejillas se empezaban a deslizar un par de lágrimas. Sirius se sintió horriblemente mal, no había llegado a ver lo profundas que eran las heridas de su ahijado, lo débil y humillado que se había sentido cuando había estado poseído. Lo había presionado demasiado y ahora había explotado, toda la ira que había sentido se esfumó al instante siendo reemplazado por la comprensión. Él sabía perfectamente como se sentía, aunque no había sido poseído nunca, había tenido que sufrir las consecuencias de un delito que no había cometido y por el que aún era buscado.
-Harry lo que estas consiguiendo con esa actitud es darle la victoria a Voldemort sin siquiera luchar.-Dijo Sirius levantándose penosamente del suelo, el golpe había sido más duro de lo que había creído, pero no quería que Harry se preocupase, o que no lo hiciera.
-Yo puedo derrotarlo. ¿No es por eso por lo que soy tan especial?. ¿No es por este poder por lo que me busca, por lo que me tiene miedo?.-Dijo Harry jactanciosamente mirándose a las manos.
-Ya pude ver el éxito que tuviste en tu último encuentro con él. Rechazó tu hechizo sin dificultad alguna. Tienes poder Harry, no te lo niego, pero el poder sin control no es nada. Tu no controlas tu poder, más bien es al revés, tus emociones te vencen antes de empezar a luchar.-Dijo Sirius tranquilamente acercándose a Harry y agarrando con sus manos los hombros de Harry.-Todo ese odio te derrotará antes siquiera de empezar a luchar, no eres capaz de hacer un simple hechizo sin empezar a sangrar.
-Tu no sabes nada.-Dijo Harry quitando las manos de Sirius de sus hombros con rudeza y alejándose tres pasos hacia atrás.
-Sé más de lo que te piensas, he visto a muchos magos poderosos antes que tú, magos más sabios que no controlaban su fuerza, que eran emocionales en el combate y se dejaban llevar por su ira y odio. Todos esos magos están ahora muertos. ¿Por qué crees que Voldemort es tan peligroso? Ese asesino no se deja llevar por ninguna emoción, controla todo su poder, y nunca pierde el control de si mismo, eso le hace superior a ti en estos momentos.-Dijo Sirius pausadamente intentando hacer razonar a Harry.
-Sí que se deja llevar por las emociones.-Dijo Harry en apenas un susurro que Sirius no pudo escuchar.-O por lo menos lo hacía.
-¿Qué has dicho?.-Preguntó Sirius sobresaltando a Harry que se había sumergido en sus pensamientos en apenas unos segundos.
-Nada, no he dicho nada Sirius. Necesito respirar un poco de aire fresco.-Dijo Harry separándose de Sirius, el cual empezó a seguir sus pasos. Harry miró hacia atrás, arqueó una ceja en muestra de desconcierto.-Sólo si no te importa.
-Claro, Harry. Pensé…No importa.-Dijo Sirius un poco herido por la reacción de Harry, comprendía sus deseo de soledad, pero no le agradaba que no lo necesitara. Harry continuó su marcha mientras Sirius lo miraba entristecido. Había cambiado mucho en muy poco tiempo, ha empezado a crecer, a madurar, a ver que las acciones de uno siempre tiene una reacción. Se estaba alejando de él, y se le formaba un nudo en el estómago sabiendo que no podría hacer nada para evitarlo.
Harry iba caminado lentamente por los pasillos, sabía que había hecho daño a Sirius con su precipitada marcha sin explicación alguna, pero tenía que pensar. Las palabras de Sirius sobre el control de las emociones lo había perturbado, todos pensaban que Voldemort no se dejaba llevar por las emociones, que no tenía sentimiento alguno. Pero todos se equivocaban, no sabían nada, todos excepto Dumbledore. ¿Cuántos secretos más tendría el director de Hogwarts?. ¿Cuántas mentiras había contado para ganar la guerra? No se dejaba llevar por las emociones, que equivocados, una vez se dejó llevar, cuando el cuerpo de su joven yació en el suelo muerto por culpa de un joven auror. ¿Acaso mantuvo la calma?. ¿Acaso pensó serenamente?. No. Destruyó la vida de la familia del causante de su desgracia, acabó con la vida que Harry estaba destinado a tener. Todo empezó con su padre, y acabaría con él, pero una duda le rondaba el corazón. ¿Se acabaría de ese modo con el círculo que empezó su padre? ¿Se acabaría alguna vez esta lucha interminable entre el bien y el mal? Por desgracia conocía la respuesta, no, nunca terminaría, si algún día terminara peligraría el propio equilibrio de la magia. ¿De que servía entonces tanta lucha inútil? Todo ocurriría de nuevo, los inocentes morirían, y los culpables perecerían, pero todo seguiría igual. Una nueva sombra surgiría, un nuevo orden la enfrentaría, y mientras tanto la tierra se seguiría bañando con la sangre de los magos. La magia era en sí, un ciclo de muerte, que nunca terminaría, daba igual cual de los bandos venciese, la sangre se seguiría derramando igual. ¿Entonces por que luchar?. ¿Por un futuro que sufrirá los mismos males que todos los sacrificios hechos no han podido parar? ¿Merecía la pena arriesgar su vida, su alma, a sus amigos, por una lucha que no le llevaría a nada? Se decía que podía dejar de luchar, que podría escapar de la trampa en la que vivían los magos sin saberlo. Pero no podía, no podría ver el sufrimiento a su alrededor, ver como las vidas se perdían cuando el podía evitarlo, aunque solo fuera de momento. Para Voldemort esta elección sería más fácil, él solo tenía que causar dolor, destruir vidas, para él era fácil, no tenía que sufrir las consecuencias de sus actos. A veces envidiaba la facilidad del camino de su rival, cuan fácil sería dejarse engullir por la oscuridad, dañar en vez de proteger. Crear una unión que haría que la maldad fuera dueña y señora del mundo. Una unión que destruiría el equilibrio, destruiría a la propia magia, pero por desgracia acabaría destruyendo el mundo. Demasiada presión para un adolescente, demasiadas responsabilidades, demasiada inseguridad, y lo peor es que daba igual lo que hiciera, no podría cambiar nada.
Harry que había salido del colegio sin darse cuenta durante sus divagaciones, se sentó debajo de la sombra de un árbol, y se recostó cansado sobre su tronco. Tal vez el árbol pudiera darle el apoyo que necesitaba, rió amargamente la comprobar lo desesperado que estaba, no podía más, estaba cansado de todo. Quería gritar hasta que sus pulmones se desgarrasen como ya lo había hecho antes su alma, pero vio que los pocos estudiantes que estaban fuera, lo miraban descaradamente y alguno que otro lo señalaba.
-Es difícil desaparecer un mes y que nadie se dé cuenta. Es más difícil aún si aquel que desaparece es Harry Potter.-Dijo una voz muy conocida, aunque hacía mucho que no la escuchaba en un tono sereno. Ron Weasley se encontraba a su derecha, mirando hacia delante con la mirada perdida en el horizonte. El viento hacia que el pelo se levantara y golpease la frente del Gryfindor pelirrojo. Ron parecía muy serio, rara vez lo había visto así, si exceptuamos en los momentos en que lo culpaba de la muerte de su hermano. ¿Qué querría ahora? Por el bien de Ron esperaba que no buscase pelea, no estaba de humor para estupideces.
-Más aún si desaparece durante este mes.-Dijo la voz de Hermione Granger a su izquierda. Su expresión era parecida a la de Ron. Lo que a Harry le sorprendía no era la expresión de sus antiguos amigos, ni siquiera que le dirigieran la palabra, lo único que le sorprendía era que le hubieran cogido desprevenido. No había oído acercarse a ninguno de los dos, y eso en cierta manera era alarmante. Tenía que estar más distraído de lo que pensaba, Harry confiaba mucho en sus sentidos, eso demostraba que su concentración en esos momentos no era buena. En una situación de riesgo, ese error le podía costar la vida. Aunque tampoco es que fuera para tanto después de todo, el círculo de muerte seguiría inmutable, no cejaría en nada. Harry suspiró sin poder evitarlo, y recibió como respuesta las miradas extrañadas de Ron y Hermione.
-¿Buscáis algo en concreto o simplemente mi compañía hoy os resulta extrañamente interesante? No estoy de humor para juegos, así que si queréis molestarme no habéis elegido el momento oportuno.-Dijo Harry secamente mirando al frente sin siquiera dignarse a mirar a aquellos que una vez llamó amigos, a aquellos a los que desearía poder volver a tener a su lado. Pero ellos le habían apartado de su lado, no sería él el que diese el primer paso, ya había dado mucho por ellos. Notó como el cuerpo de Ron se tensaba, seguramente le habían sentado mal sus palabras, que más daba, que se lo tomase como quisiera, no era su problema. Ron pareció relajarse a su pesar momentos después, seguramente por influencia de Hermione.
-Gracias.-Dijo Ron de repente, no hubo preámbulos, lo soltó de golpe, cogiendo a Harry totalmente por sorpresa. No se esperaba para nada esa respuesta, miró a Ron extrañado, pero Ron seguía mirando al frente, parecía que Harry no estaba al lado suyo. Se debatía un combate en su interior, en el que luchaban su orgullo y su agradecimiento. Debía estar costándole mucho hacer esto, pero dar las gracias a alguien por salvarle de la muerte no debería ser costoso para nadie.
-No tienes nada que agradecer, supongo que tú hubieras hecho lo mismo por mí, ahora que ya tienes tu conciencia tranquila, puedes dejarme en paz.-Dijo Harry dolido, pensando que todas estas disculpas no eran más que un actuación para quedar bien delante de todo el mundo.
-Es imposible, Hermione, esto no tiene sentido.-Dijo Ron que se dio la vuelta a la vez que avanzaba furioso por donde había venido, Harry no pudo evitar esbozar una leve sonrisa, a pesar de que en lo más profundo quisiera salir corriendo detrás del pelirrojo. Pero había tanto que no comprendían, no quería su compasión, no quería su hipocresía, no quería ser utilizado de nuevo.
-Ronald, no te vayas. Aún no has terminado de decir lo que querías.-Gritó Hermione disgustada, en un tono en el cual Harry nunca la había oído hablar. Harry observó a su amigo con el rostro congestionado por la ira, estaba tan diferente en ese estado. Hermione le echó una mirada recriminatoria, pero Harry no apartó la mirada, clavó sus verdes ojos en los de la muchacha castaña. Finalmente Hermione no pudo sostener por más tiempo esa mirada y se volvió de nuevo hacia Ron, que se hallaba estático sin decidirse a hacer caso a su amiga.
-No va a servir de nada, es que no lo ves, es demasiado terco y obstinado para ver nada.-Dijo Ron intentando defenderse, Harry se levantó levanto y echo una mirada furiosa a Ron, venía ahí a limpiar su conciencia y todavía se atrevía a insultarle.-Es tan terco y cabezota como yo, no vería mis disculpas ni aunque se las ofreciera mil veces.
-Pues, hazlo mil y una veces si es necesario, Ron.-Dijo Hermione intentando hacer razonar a Ron. ¿Habían venido a disculparse? No lo podía creer, había soñado tantas veces con este momento que no podía concebir que esto fuera real. El vacío que su alma había sentido se iba llenando por aquel sentimiento que creyó perdido hace meses, la esperanza de recuperar la amistad perdida, llenaba un hueco que lo hacía sentirse muerto. Cruzó la mirada con la de Ron, pero esta vez fue Harry el que tuvo que apartar la mirada de esos ojos azules que lo miraban suplicantes, deseosos que los creyeran.
-Harry, quisiera que me perdonaras, podría enumerar mis errores, pero prefiero que me perdones por todo lo que te hecho pasar. Sé que no tuviste nada que ver con la muerte de Bill. Yo…-Dijo Ron que no pudo continuar, se le había hecho un nudo en la garganta y luchaba de manera denodada por no llorar delante de Harry, el cual había bajado la cabeza al oír las palabras, quedando su rostro oculto tras su largo pelo. Pasados unos segundos, Harry levantó lo suficiente la cabeza para que entre la maraña de pelo se pudiera ver uno de sus ojos, del cual salían innumerables lágrimas. Al ver esa imagen las propias lágrimas que hasta ahora había intentando contener Ron salieron mojando su pecoso rostro. Harry avanzó lentamente hasta el pelirrojo de Gryfindor, al cual le latía el corazón violentamente al ver como su amistad iba a ser restaurada. Cuando Harry se acercó lo suficiente Ron abrió sus brazo para abrazarlo, pero Harry con una rapidez inaudita golpeó violentamente el rostro de Ron, que cayó al suelo y miró extrañado el rostro rojo de ira de su amigo. Harry respiraba con dificultad e ignoró el grito de Hermione ante la actitud violenta.
-Ahora ya estamos en paz, te debía ese golpe…amigo.-Dijo Harry con su voz entrecortada por la emoción a la vez que le tendía la mano a Ron, el cual la aceptó al instante. Se estrecharon fuertemente las manos a la vez que Harry ayudaba a levantar a su amigo del suelo, cuando éste estuvo por de pie, Harry lo abrazó fuertemente, abrazo al cual Ron correspondió con igual fuerza e ímpetu. Estuvieron así unos minutos hasta que notaron como otro par de delgados brazos se unía en esa estrecha comunión. Harry giró la cabeza y vio el rostro lleno de emoción de Hermione, el Gryfindor se acercó ligeramente a su amiga y depositó un suave beso en su frente, Hermione hundió su cabeza en el hombro de Harry, dejando oculto su rostro. Estuvieron en esa situación durante un minuto, hasta que por fin el fraternal abrazo se rompió, se miraron entre los tres, tras lo cual las sonrisas volvieron a los jóvenes rostros. Por fin todo volvía a estar como debía haber estado siempre. Harry se alejó y se volvió a sentar bajo el árbol en el que había estado hasta ese momento. Ron y Hermione se sentaron a su lado y estuvieron cerca de diez minutos sin decir una palabra, no era nerviosismo, no había tensión, no era un silencio forzado, simplemente no había nada que decir. Todo estaba bien.
-¿Qué ha pasado durante el mes que he estado fuera?. Tengo el presentimiento de que no ha sido nada bueno.-Dijo Harry echando unas fugaces miradas a sus compañeros. Era el momento de saber que era aquello que todo el mundo parecía querer ocultarle.
-Ha sido un mes terrible, Harry, realmente espantoso.-Dijo Hermione sin saber como empezar, a la vez que se estrujaba fuertemente las manos, sin saber como continuar.
-Cuando desapareciste, cuando te convertiste en un muggle, los ataques de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, se intensificaron de una manera extraordinaria. Parecía que sabía que tú no te encontrabas entre nosotros, los asesinatos eran casi diarios, y el secretismo que con tanto ahínco se había esforzado en mantener parecía no importar de repente.-Dijo Ron sin desviar la mirada ni un momento del rostro de Harry, el cual iba empalideciendo con cada palabra que escuchaba. Todo lo que escuchaba creaba una gran conmoción en su amigo, pero tenían que ser sincero con él. Tarde o temprano se enteraría de todo lo ocurrido, era mejor que se enterara de boca de un amigo que de un enemigo.
-Nadie encontraba explicación a ese comportamiento tan audaz por parte del Señor Tenebroso, el miedo era tremendo. Cuando se conoció la noticia de que habías desaparecido, el miedo se convirtió en una oleada de autentico pánico. Muchos te dieron por muerto, aunque nosotros sabíamos que no era así. Que no te sorprendan sus miradas.-Dijo Hermione señalando con la barbilla a los alumnos que de vez en cuando se detenían y cuchicheaban a la vez que miraban a Harry.-Mucho de ellos te consideraban muerto, y ahora regresas, cuando se suponía que no te volverían a ver más. Muchos alumnos han perdido algún pariente durante este mes, algunos no pueden dormir a causa del miedo, se pasan asustados todo el día. Empiezan a comprender, por fin, lo que el Regreso del Señor Tenebroso implica, empiezan a entender por lo que has tenido que pasar todos estos años. Muchos culparan esas perdidas a tu desaparición, otros a ti.
-Son así de ignorantes, en vez de culpar a ese asesino, buscan a alguien en el que descargar su ira, por desgracia su blanco más fácil eres tú.-Dijo Ron enfadado a la vez que Harry le echaba una mirada divertida, esa misma actitud es al que Ron había empleado contra él durante meses, pero no iba a ser Harry el que le recriminase nada, ahora no.-Pero también parecen haber notado algo, lo cual demuestra que no son tan tontos como parecen.
-¿Y qué es?. Si se puede saber, claro esta.-Dijo Harry suavemente a la vez que miraba compasivamente aquellos rostros temerosos, furiosos, aquellos rostros que habían conocido en su ausencia el fatal tacto de una muerte cercana.
-Empiezan a ver que desde que has vuelto los ataques han cesado, ningún ruido, ningún ataque, ninguna visión de mortifago alguno. Incluso ha empezado a correr el rumor de que el Señor Tenebroso te teme.-Dijo Hermione ala vez que apretaba el antebrazo de Harry para expresarle su apoyo.
-Lo cual quiere decir que no tienen ni idea de lo que hablan. Voldemort no me teme, ¿Cómo va a temer a un mago que se deja llevar por las emociones?.-Dijo Harry resignado recordando las acertadas palabras de su padrino.
-Puede que tengas razón, pero esa idea les da esperanzas. Donde antes había miedo ahora brilla la posibilidad de ver como la oscuridad es derrotada. Ellos saben que tu regreso ha detenido los ataques de Voldemort, saben que mataste a uno de su mortifagos más temidos. Confían en ti.-Dijo Ron esperanzado, intentando hacer comprender a Harry el hecho de que su sola presencia había subido la moral a sus compañeros, que vida era como un calmante para sus inseguridades.
-La oscuridad no será nunca derrotada, Ron, siempre volverá con un nuevo rostro. Ven esperanza aunque no comprenden que viven en un inevitable círculo de muerte, que no debe romperse.-Dijo Harry desanimado a la vez que apoyaba su cabeza sobre sus rodillas, y miraba al frente sin ver esperanza alguna para poder escapar, ahora más que nunca era el centro de las esperanzas del mundo mágico. Pero no comprendían que luchaban en una batalla perdida y sin sentido, tal vez era mejor que nunca lo supieran, la esperanza les mantendría en pie, cuando la verdad solo los destruiría. Sus amigos sabiendo que no quería escuchar nada más guardaron silencio, no había nada que decir. Ellos tampoco comprendían sus palabras, su inquietud, pero por lo menos estaban a su lado.
