CAPITULO 2: LOS VINCENT
Kiki estaba en la entrada de la casa de Aries, haciendo volar pequeñas rocas contra los bobos guardias que andaban cerca, porque ese era su pasatiempo favorito cuando Mu le daba tiempo de descansar. Los guardias no se percataban que el pequeño lemuriano era quien los fastidiaba, e iniciaban largas peleas entre ellos para averiguar quien había lanzado rocas a quien.
-Veinte puntos por ese flacucho...- murmuró Kiki para sí mismo, haciendo levitar otra roca.
Kiki continuaba con su entretenimiento, esta vez dándole en el trasero a un guardia especialmente gordo, cuando Milo pasó a su lado en silencio.
-¡Hola, Milo!- dijo el chico- ¿qué haces?-
Milo no respondió. Parecía en su propio mundo.
-¿Milo? ¡Milo!-
El caballero de Escorpión no reaccionó, iba absorto en sus pensamientos, y se internó en silencio en la casa de Aries. Kiki le miró desaparecer, con una mirada de asombro.
-¿Y a ese que le picó?- dijo Kiki, rascándose la cabeza, confundido- ah, que más da... cincuenta puntos si le doy a la cabeza de ese panzón-
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Mientras tanto, en la carreta de las gitanas...
-Hora de comer- dijo una gitana morena, de cabellos tan negros como alas de cuervo- y más les vale que coman bien, porque esta noche bailaremos-
-¿Otra vez, Marie?- dijo una gitana rubia, de ojos color verde oscuro.
-Sí, Carena- dijo Marie- por cierto, ¿no han visto a Ion?-
-Debe haberse escapado con Waldo otra vez- dijo Carena en un tono molesto y orgulloso.
-No te metas en los asuntos de Ion y Waldo, Carena- intervino Selene.
-Cállate, Selene- dijo Carena- como ellos, sabes bien que dos gitanos no pueden...-
-No comencemos de nuevo con este asunto- dijo Marie, cortando la discusión- Selene, habla con Waldo y con Ion. Ellos te escuchan. Sabes bien que no son libres, y no pueden...-
-¡Pero él la ama!- reclamó Selene.
-Otra vez lo mismo- dijo Carena- te lo dije, Marie, Selene está loca, siempre soñando con que un príncipe azul o un caballero de dorada armadura va a venir a salvarla de esta esclavitud...-
Selene sintió calor en sus mejillas, y se volvió a Marie, la mayor de todas.
-Marie, mi corazón me dice que es lo correcto. Ion y Waldo se aman-
-Haz lo que juzgues prudente, niña, y no te metas en problemas- dijo Marie- ahora, les filles, terminen de comer porque aún tenemos que preparar muchas cosas para esta noche-
-Sí, Marie- dijeron Carena y Selene al mismo tiempo.
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Milo acomodó los víveres en la alacena y en el refrigerador. Varias veces colocó cosas donde no debía, como el cereal en el refrigerador y la leche en la alacena, pero se percató de su error y los puso en su lugar.
-Milo, ¿qué demonios te sucede?- se dijo a sí mismo cada vez que se equivocaba, dándose una palmada en la frente y sacudiendo la cabeza después.
Después de guardar el pan, cerró la puerta de la alacena dando un hondo suspiro.
-Milo, ¿está todo bien?- preguntó Aioria, llegando detrás de él.
-Oh, sí, muy bien- dijo Milo sonriendo. Ya se había olvidado del asunto del Gypsy Moon y la presencia de Aioria o, mejor dicho, su cara, se lo recordó- ¿y bien? ¿qué decidieron?-
Ahora fue el turno de Aioria de suspirar.
-Touma y yo decidimos cumplir nuestra promesa- dijo Aioria con voz sombría y en tono de derrota- aunque no les hemos dicho nada a las chicas-
-Pues deberías- dijo Milo con su sonrisa pícara. Aioria suspiró de nuevo.
-Bueno, te veré después de comer- dijo Aioria- si es que Marín no me asesina primero...- y salió de la octava casa.
Milo sonrió al ver desaparecer a Aioria. De seguro Marín se molestaría un poco, pero no asesinaría Aioria. No, primero Camus conseguía novia. Y hablando de Camus, Milo se puso a hacer la comida, ya que siempre comía con su amigo francés, solo que esta vez el caballero de Acuario había ido a Francia a visitar a su familia.
-Tal vez una sopa de lata estará bien- dijo para sí mismo.
Milo abrió la lata y la vació en una cacerola, dándole vueltas con una cuchara de madera. Sus pensamientos viajaron hacia la chica gitana.
Sin querer el caballero sonrió, repasando mentalmente lo que había sucedido. Ahora que lo recordaba, no tuvo ningún intento de seducción, nada. Ni uno solo. Milo sacudió la cabeza al recordar que hasta se había sonrojado. Ese no era el casanova que llevaba dentro.
Se dio algunos golpecitos en la frente con la mano izquierda, un tanto molesto, mientras con la derecha seguía dando vueltas a la cuchara de madera. Esa gitana era una chica muy hermosa, y él estaba desperdiciando la oportunidad. Recordó que Camus le había prevenido que no se mezclara en asuntos de gitanos, pero no lograba recordar porqué. Tal vez no era algo muy importante.
El caballero vertió la sopa en un plato hondo, sacó dos rebanadas de pan y un vaso con vino tinto y se puso a comer. Recordó las predicciones que hizo la chica con sus cartas y leyendo su mano. Una sirena, un catrín, una dama, una horca y la luna llena... y ella le había dicho que él se casaría muy pronto...
-Tonterías – murmuró Milo después de un largo bostezo- nadie puede predecir el futuro...-
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-¿Qué dices?- exclamó Marín. Melody no dijo nada, pero esperaba la respuesta a la misma pregunta de Marín.
-Lo que oíste, mi amor- dijo Aioria, tratando de calmarla un poco- Touma y yo le prometimos a Milo acompañarlo a ese lugar, y ahora tenemos que cumplirlo-
Marín cruzó los brazos, algo molesta.
-¿Y como se llama ese lugar, de nuevo?- dijo Melody.
-Gypsy Moon- respondió Touma.
Las dos amazonas se miraron entre sí. Melody se encogió de hombros. A ninguna de las dos le agradaba la idea, pero no tenían opción.
-Está bien- dijo Marín, dejando escapar un suspiro- iremos, pero solo porque son ustedes-
-Gracias, chicas- dijo Aioria.
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-No, Selene, lo estás haciendo mal otra vez- exclamó Carena- no estás cepillando las puntas-
Selene se cepillaba el cabello pero, como lo tenía demasiado largo, no alcanzaba a cepillarse las puntas.
-Déjala, Carena- dijo con voz dulce otra gitana, de cabellos castaños y ondulados, cuyos ojos marrones tenían un extraño brillo de felicidad. Tomó el cepillo de Selene y la ayudó con su cabello- así-
-Gracias, Ion- dijo Selene.
-No hay porqué- dijo Ion, devolviéndole su cepillo cuando terminó.
En ese momento alguien llamó a la puerta de la carreta. Selene se levantó a abrir. En la puerta había un joven gitano alto y muy delgado. Sus ojos eran de color castaño claro, llevaba un sombrero negro con una pluma azul en su cabeza. Selene lo reconoció a Waldo, el guitarrista.
-¿Qué sucede, Waldo?- preguntó Selene.
-Ven, hay algo que tienes que ver y escuchar- dijo el gitano en voz baja, tomándola de la mano y sacándola de la carreta.
Waldo la condujo a una ventana que estaba junto a la puerta trasera de un local, justo enfrente de las carretas. Ambos se asomaron por la ventana. Parecía una oficina.
-¿La oficina del señor Vincent?- preguntó Selene, y Waldo asintió.
Dentro había dos hombres. Selene reconoció de inmediato a uno de ellos. Era Marcel Vincent, el dueño del Gypsy Moon. Era un hombre alto, vestido con un elegante traje italiano, que fumaba un puro y se atusaba el bigote. El otro hombre se parecía mucho a él, salvo que no tenía bigote, por lo que Selene dedujo que se trataba de su hermano.
-¿Qué...?- Selene comenzó a preguntar a Waldo, pero él la hizo callar poniendo un dedo en sus labios.
-Escucha- dijo Waldo, haciendo a un lado una maceta para que ella viera mejor. Selene obedeció y escuchó la conversación.
-¿Quieres hablar de nuevo del mismo asunto?- preguntó Marcel Vincent, aún atusándose el bigote.
-Así es, Marcel- dijo el otro- llevo bastante tiempo pidiéndote que me cedas a esa gitanilla-
-Selene es la más bella de las cuatro, Fabián- dijo Marcel Vincent- y la única que canta. Si te la llevas, mis pérdidas serán muy grandes-
Selene se llevó las manos a la boca para ahogar un pequeño grito de sorpresa al escuchar esto último. Waldo le dirigió una mirada de '¿qué te dije?'. La joven siguió escuchando la conversación.
-...y si llega a casarse todo se arruinará por completo-
-Se ve que no conoces a los gitanos, aunque tengas tantos a tu servicio, mon frére- dijo Fabián- dame a la chica, y te beneficiarás...-
-Aún no comprendo como me beneficiaré si te la...-
Pero se interrumpió al escuchar un ruido. Selene, nerviosa, había hecho un movimiento repentino y había tirado la maceta.
-¿Quién anda ahí?- gritó Marcel Vincent.
-Corre, Selene- le dijo Waldo en voz baja- vuelve a la carreta-
-Pero tú...-
-¡Vuelve!- insistió él- y ni una sola palabra de esto a nadie...-
Selene obedeció y corrió hacia la carreta. Una vez dentro, vio a Waldo correr hacia otra dirección, y segundos después a los hermanos Vincent salir de la oficina, mirando hacia todas direcciones. Selene cruzó los dedos para que no lo descubrieran.
-¿Ya estás lista, Selene?- preguntó Carena de pronto.
-Aún no- dijo Selene, abriendo precipitadamente un frasco de cetona y mojándose las manos con el líquido- estaba despintándome las uñas...-
-No sabía que las tuvieras pintadas- dijo Carena- pues apúrate, porque ya casi...-
Pero los gritos procedentes del exterior la interrumpieron. Había una conmoción afuera, y las cuatro gitanas salieron de su carreta para ver lo que sucedía. Marcel y Fabián habían atrapado a Waldo con la ayuda de otros dos gitanos.
-Waldo, ¿qué demonios hacías bajo la ventana?- preguntó Marcel.
Waldo no respondió, y solo bajó la mirada. Fabián lo golpeó en las rodillas con su bastón.
-Tu amo te ha hecho una pregunta, gitano- dijo Fabián. Una vez más, Waldo se negó a responder.
-Tal vez veinte latigazos suelten su lengua- dijo Marcel.
-¡No!- exclamó Selene, interviniendo de pronto- no lo hagan... lo que sea que haya hecho, fue mi culpa- Marcel y Fabián la miraron sorprendidos.
-¿Sí? ¿Por qué?- preguntó Marcel alzando una ceja.
-Yo... perdí el dije de plata en forma de sol, y le pedí que lo buscara- mintió Selene.
-¿Y porqué no responde?- preguntó Marcel con dureza.
-Yo le hice prometer que no diría nada, porque todos se burlarían de mi torpeza- dijo Selene- por favor...-
Los hermosos ojos de la gitana convencieron a los dos franceses.
-Déjalo, mon frére- dijo Fabián- no quiero ver lágrimas en tan hermosos ojos-
Marcel asintió.
-Bueno, Waldo- dijo Marcel- pero a la próxima explica lo que sucede, no me hagas perder el tiempo en pequeñeces...-
Y ambos hermanos volvieron a su oficina. Waldo sonrió y abrazó a Ion, quien estaba muy asustada. Selene sintió verdadero alivio.
-Gracias, Selene- dijo Waldo.
-No hay de que- dijo ella- sigo en deuda contigo... tendré que tener cuidado...-
-Les filles!- exclamó Marie muy molesta- ¡vuelvan a la carreta y terminen de arreglarse!-
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-¿Listos para irse, chicos?- dijo Milo con una sonrisa. Aioria, Marín, Touma y Melody asintieron y bajaron al pueblo junto con él.
-Ese...sitio- dijo Melody- ¿está muy lejos?-
-No- dijo Milo- de hecho, está muy cerca del centro...-
-¿Y como supiste de ese sitio?- preguntó Touma.
-Mi ex novia me habló de él- respondió el caballero de Escorpión.
-¿Cuál de todas? ¿Cinthia?- preguntó Aioria.
-No, antes de ella-
-¿Brenda?- probó Marín.
-No, después de ella- dijo Milo, sacudiendo la cabeza.
-¿Blanca? ¿Gloria? ¿Karen?- dijo Aioria, y cada uno de los nombres eran acompañados de sacudidas de cabeza de Milo.
-Ninguna de ellas- dijo Milo- fue Deyanira-
-¿Quién era ella?- preguntó Aioria, rascándose la cabeza- no la recuerdo...-
-Alta, morena, de ojos color marrón-
-Milo, al menos seis de tus ex novias llenan esas características- dijo Marín, cruzando los brazos y alzando una ceja con una sonrisa.
-Vaya, ya entendí el punto- dijo Touma, llevándose la mano a la cabeza. Estaba muy sorprendido de Milo. Melody soltó una risita, y Touma la rodeó con un abrazo- no es gracioso, mi amor...-
-Al contrario- rió Melody.
Los cinco llegaron al local. La puerta principal tenía una alfombra roja, y un gitano alto y corpulento vigilaba la cadena, bajo un letrero con letras neón: GYPSY MOON.
Los cuatro acompañantes de Milo dejaron escapar un hondo suspiro antes de entrar.
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CONTINUARÁ...
¡Hola! ¡Feliz Año Nuevo a todos! Algo que olvidé decir en el capítulo pasado: este fic está dedicado a Kasu, que sé que es fan de Milo, y fue la primera que supo parte de esta historia.
Elena: ¡gracias por tu review!
Misao CG: lo más pronto posible... la historia ya está escrita, así que no creo tardar tanto en actualizar... me encanta ver a Milo en problemas... muajajaja... ejem... lo siento ¡gracias por tu review!
Nefti: no lo haré sufrir mucho, nada más lo necesario. ¡Gracias por tu review!
Suisho Haruka: ¡gracias por tu review!
Zhinigami: claro que cumpliré mi promesa, o dos millones de fanáticas del Escorpioncito me van a hacer papilla... ¡gracias por tu review!
Marín: ya mero vuelve Camus, y ni modo, el león y el angelito para qué andan haciendo tratos con Milo... ¡gracias por tu review!
Kirara: gracias por tu review! Lo siento, trataré de poner menos OC, pero no me gusta el yaoi como para juntarlos entre ellos.
Ryu Mari: sí, sol cruel... ejem... lo siento, como ya dije, trataré de no tratarlo mal (prometo intentarlo...) y cuidado con tu teclado, te sugiero que uses un babero superabsorbente de bebé. Sobre el otro asunto, yo te avisaré cuando vaya a hacer el de Shaka (cuando se me ocurra algo, porque ya mero vuelvo a clases y está volviendo el síndrome de falta de creatividad o SFC) ¡Gracias por tu review!
Fenixgirl: ¡Feliz año! No, no sufrirán mucho, ya verás en el siguiente capi... ¡gracias por tu review!
Ady: prometo no tardar mucho, y gracias por avisarme que eres fan de Milo, así tendré más cuidado jeje ¡gracias por tu review!
A los demás: ¡gracias por seguir leyendo, y espero sus reviews!
Abby L. / Nona
