CAPITULO 6: COMIENZAN LAS PELEAS

Cuando Milo volvió al templo de Escorpión, Selene ya había despertado y había terminado de bañarse. Estaba sentada sobre su cama, cepillando distraídamente sus largos cabellos de color azul claro.

-Buenos días, preciosa-

-Buenos días, caballero- respondió ella con una sonrisa.

-¿Dormiste bien?-

-Claro, gracias- dijo ella.

-Me alegro- dijo Milo, tomando el cepillo de las manos de Selene y comenzando a pasarlo por la cascada de plata azul- disculpa si soy muy torpe-

-No lo eres- dijo Selele, y sonrió abrazando sus rodillas- usualmente era Ion la que me ayudaba a cepillar mi cabello...-

-Ion- dijo Milo- la chica que nos ayudó, ¿verdad?- ella asintió- ¿y las otras dos?-

-¿Marie y Carena?-

-Ellas- dijo Milo- ¿cómo son?-

-Marie es la mayor de todas- dijo Selene- su vida es una historia muy triste...-

-¿Qué le pasó?-

-Dejo de soñar- dijo Selene- cuando era joven, tenía muchos sueños. Pero ya los abandonó, por miedo a envejecer. Hace poco tenía un hombre, pero lo echó todo a perder-

-¿Qué hizo?-

-Vino con nosotras, mientras que él se quedó en París- dijo Selene.

-Oh- dijo Milo, sin saber que decir.

-Carena es la otra- dijo Selene- que no para de burlarse y pelear conmigo-

-¿Porqué?-

Selene soltó un hondo suspiro, y abrazó sus piernas con más fuerza, apoyando su barbilla en sus rodillas.

-Yo siempre he... bueno, había soñado que...que alguien iba a llegar un día a salvarme de la vida que tengo... que tenía- se corrigió- un caballero de dorada armadura, o un príncipe... que pelearía con miles de enemigos y, al final, me abrazaría y...-

Selene no terminó su frase, porque escondió su cabeza entre sus manos. Milo dejó el cepillo a un lado y la tomó por los hombros.

-Mira, Selene, yo...-

-No, Milo- dijo ella, levantando la vista con los ojos un poco húmedos- lo siento... ya has hecho demasiado por mí...-

-Selene...- comenzó Milo otra vez, arrodillándose frente a ella y haciéndola levantar la vista, para que los ojos azules del caballero se encontraran con los grisáceos de la gitana. Los labios de ambos se iban acercando, pero Milo se separó antes de que hicieran contacto. Ella dejó correr sus lágrimas libremente. A él le dolía verla llorar, pero no sabía que decir, así que no acertó más que a poner su mano en el hombro de ella- estoy seguro que un día encontrarás lo que buscas...-

A ella le hirieron mucho estas palabras. No esperaba esa respuesta. En ese momento entendió que no le interesaba al caballero.

-Sí, claro que lo encontraré- dijo ella, levantándose y levantando la voz- ¡sé que ayer mandaste a Camus a Francia para que me libere...!-

-¿Y eso que tiene de malo?-

-Claro que encontraré lo que busco- gritó ella- ¡cuando te hayas desecho de mí!-

-¿De qué hablas?- dijo Milo, asombrado y confundido.

-¡Lo escuché todo!- dijo ella- sé que odias este tipo de vida. ¡Pues no fue mi intención ser un estorbo para ti!-

-¿Y quien dijo que eras un estorbo?-

-¡Tú mismo!- gritó ella- creí que sentías algo... ¡olvídalo!-

-¡Bien!- gritó Milo a su vez.

-¡Me voy de aquí!- gritó ella.

-¡Bien!- gritó Milo otra vez- ¡vete!-

Selene salió del templo llorando, dejando a Milo sorprendido de lo que acababa de suceder. Esa pelea no había tenido ningún sentido, ahora lo notaba. Pero pensó que tal vez le haría bien a Selene estar sola un rato para que se calmara, y luego hablarían. Decidió entonces dar un paseo por el Santuario, necesitaba un poco de aire fresco. Fue a la casa de Leo para ver si Aioria estaba para hablar con él.

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Selene había corrido a refugiarse al pie de las escaleras que daban hacia el primer templo. Se sentó en el primer escalón y comenzó a juguetear tristemente con el dije de plata en forma de luna en menguante.

-¿Selene? ¿qué sucedió?- preguntó Mu, materializándose frente a ella.

Selene al principio dio un brinco hacia atrás, asustada, pero luego recordó que Mu y Kiki eran lemurianos y podían teletransportarse.

-¿Qué sucedió?- preguntó Mu de nuevo.

Selene sintió sus ojos húmedos de nuevo.

-Milo...- dijo en voz baja.

-¿Qué hizo?- dijo Mu- ¿salió con otra chica? Porque si lo hizo, lo golpearé, y no seré el único...-

-No, no es eso- dijo ella- yo...él... bueno, los dos discutimos-

-¿Sobre qué?-

-Bueno, pues...- comenzó ella- en realidad no sé porqué...-

Mu sintió los cosmos de Milo y Aioria aproximándose en ese momento. Creyó que no era bueno que esos dos se vieran de nuevo en ese momento, y se teletransportó a la entrada de la casa de Aries junto con Selene, para evitar problemas.

-Selene, sé las circunstancias en las que ustedes dos se casaron- dijo Mu- pero ya has estado dos semanas viviendo con él... ¿lo amas?-

-Bueno, yo... la verdad es que...- comenzó algo nerviosa, pero al ver a Mu se encogió de hombros- yo creo que sí...-

-Entonces deberías hablar con él- dijo Mu- díselo-

Selene hizo una mueca, pero luego sonrió.

-Tienes razón. Gracias por tu ayuda, Mu- dijo Selene, y besó al caballero en la mejilla antes de levantarse- iré a buscarlo...-

-Está en los terrenos con Aioria- dijo Mu.

-¡Gracias, Mu!- dijo Selene bajando las escaleras con rapidez, mientras iba pensando que sería muy útil para ella también sentir los cosmos de los demás caballeros.

Mu la miró alejarse con una sonrisa.

-Esa es la chica adecuada para Milo- dijo Mu- ojalá lo meta en cintura...-

Segundos después, Kiki apareció delante de él.

-¡Kiki!- dijo Mu al verlo- ¿qué averiguaste?-

-¡Señor Mu!- dijo Kiki, jadeante y con aspecto agotado, somnoliento y preocupado al mismo tiempo- yo... ellas no son... trampa... ella- y se desmayó.

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-Y entonces le dije "espero que un día encuentres lo que buscas", y se enojó, y comenzó a gritar, y al final se fue-

Aioria sacudió la cabeza y palmeó la espalda de Milo.

-Milo, mi estimado amigo, deberías escribir un libro- dijo el santo de Leo- y que se llame: Como hacer enojar a una mujer en menos de 10 palabras-

-Muy gracioso, Aioria- dijo Milo- pero bueno, dime que debo hacer...-

-¿Milo el casanova pidiéndome consejos?- dijo Aioria- esto sí que es extraño-

-Mira, felino, ya déjate de bromas- dijo Milo de mal humor, poniendo cara de pocos amigos.

-Está bien, está bien, no te enojes- dijo Aioria- no sé que hacer en este caso, amigo...-

-¿No sabes?- dijo Milo- ¿qué haces cuando Marín se enoja por una tontería semejante?-

-Con Marín es diferente- dijo Aioria, cruzando los brazos- dime, ¿la amas?-

Milo sintió una sacudida en su estómago. No esperaba esa pregunta de su amigo.

-¿Disculpa?-

-Que si la amas- dijo Aioria.

-No lo sé- dijo Milo- me gustaba antes de que sucediera lo de esa noche en el Gypsy Moon, pero...-

-¿Pero?-

-No lo sé- dijo Milo- lo que sucedió después fue mucho muy diferente a lo que yo tenía en mente...-

-Y es diferente para ella también- dijo Aioria- tú mismo lo has dicho...-

-Pero para ella es fácil- dijo Milo- no estaba acostumbrada a juergas ni nada de eso-

-No- dijo Aioria- pero no es fácil para ella tampoco. Sabe que su vida y su libertad dependen de ti. Está agradecida, pero tiene miedo de que de pronto la dejes y ella tenga que volver, no solo a su vida anterior, sino a las represalias que puede tomar ese hombre, porque no olvides que su negocio se arruinó...-

-Pero fue su culpa...- comenzó a protestar Milo.

-Da igual- interrumpió Aioria- además, recuerda que ella también renunció a sus sueños, y tal vez hasta se enamoró de ti-

-¿Qué dices?- dijo Milo, esta vez completamente sorprendido- ¿cómo lo sabes?-

Aioria le dio un pequeño golpe en la cabeza.

-¿Estás ciego?- dijo el caballero de Leo- ¿no te fijas como te mira, como te busca, como...no te soltó la mano cuando la presentaste con Saori?-

Milo parpadeó.

-Pero ella quería...-

-...un caballero de dorada armadura. ¿Y qué demonios eres tú?-

-Vaya- dijo Milo, rascándose la cabeza- nunca antes... nadie...-

-Ahora, la pregunta es... ¿sientes lo mismo por ella?- dijo Aioria.

-Bueno, yo... ¡sí!- exclamó Milo- ¡sí! ¿cómo podría vivir sin ella?-

Aioria sonrió.

-Deberías decírselo- dijo el caballero de Leo.

-Tienes razón, Aioria- dijo Milo, por fin decidido- ¡y eso haré!-

Milo estuvo a punto de salir corriendo a buscar a Selene, pero en ese momento, Aioria vio a las dos mujeres gitanas caminando por el Santuario.

-¿Ellas dos qué hacen aquí?- preguntó Aioria.

-No lo sé- dijo Milo- son parientes de Selene, pero creí que ya se habían ido...-

En efecto, Marie y Carena se acercaron a ellos.

-¿Ya podemos ver a Selene?- dijo Marie un poco molesta.

-No pueden estar dentro del Santuario sin el permiso de Atena- dijo Aioria, respondiendo por Milo.

-Solo queremos hablar con Selene- dijo Marie- tenemos que darle noticias de Ion y Waldo...-

Aioria estuvo a punto de decir algo, pero una mirada de Milo lo detuvo. Recordaba muy bien que Ion y Waldo los habían ayudado esa noche en el Gypsy Moon. Aioria captó su mirada y asintió.

-Pediré permiso a Atena- dijo Aioria- ustedes quédense aquí-

Aioria volvió a las Doce Casas. Marie se sentó sobre una roca, al parecer algo molesta, y cruzó los brazos. Carena, sin embargo, sonrió y comenzó a rodear a Milo, mientras se acomodaba los rubios bucles.

-Así que tu eres el esposo de Selene- dijo Carena, observándolo muy bien de pies a cabeza- vaya, tuvo suerte la mocosa esta vez-

-¿Esta vez?- dijo Milo, alzando una ceja.

-Claro- dijo Carena, sonriendo de nuevo- eres el cuarto esposo que ha tenido, ¿no lo sabías?- Milo sacudió la cabeza- oh, creo que debió haberte dicho eso, ¿no?-

-Mientes- dijo Milo- ella no es capaz... además, me lo hubiera dicho-

-Ya veo- dijo Carena- te tiene completamente bajo su hechizo...-

A Milo no le agradó nada la chica, y cruzó los brazos.

-De la misma manera que sus otros tres esposos...- continuó Carena- les viene siempre con su cuento de hadas, de su príncipe azul y su caballero de dorada armadura...-

Milo sintió un escalofrío. Carena no mentía con respecto a esto. Ella sonrió satisfecha, viendo el efecto que sus palabras en el caballero.

-Pero supongo que no importa- dijo Carena- ya que tienes una linda chica a tu disposición... aunque tengas que serle fiel hasta que se acabe el plazo...-cruzó los brazos- y gracias a ella, todos los gitanos han sido vendidos, sus mejores amigos deportados a Francia y nosotras sin trabajo...-

-Oh, lo siento- dijo Milo, sin sentirlo de verdad, con sus pensamientos aún en lo que Carena había dicho sobre Selene.

-Pero bueno- dijo Carena, acercándose a Milo muy seductoramente- tiene sus beneficios...-

-¿Ah, sí?- dijo Milo, descruzando los brazos, tragando saliva y dando un paso hacia atrás, instintivamente.

-Sí- dijo Carena, dándole alcance y pasando sus brazos por el cuello de él. Milo estaba tan sorprendido por esa repentina acción que no se movió. No sabía que rayos ocurría. Carena, por su parte, vio que Selene se acercaba, así que se apresuró y besó al caballero en los labios. Milo reaccionó y la empujó hacia atrás.

-¿Qué demonios crees que haces?- gritó Milo, molesto.

Pero Carena sonrió maléficamente, y Marie se levantó con la misma sonrisa.

-Tu matrimonio gitano está roto- dijo Marie, apuntándolo con su índice- Selene está perdida por tu culpa... la policía vendrá por la chica en una hora...-

-¿Qué dices?- dijo Milo- eso no vale...-

-Claro que vale- dijo Marie, y las dos bailarinas salieron del Santuario.

Milo seguía de pie, paralizado, sin poder creer lo que acababa de suceder. Se volvió hacia atrás y vio a Selene de pie, con los brazos cruzados y con una expresión de enojo y tristeza en su rostro. Ella lo había visto todo.

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CONTINUARA...

Elena: ¡Gracias por tu review!

Rowan: ¡Mil gracias por tu review!

Atalanta: Milo sí hace tonterías... y tienes razón con lo de la bruja, pero eso lo explicaré después con más detalle, ¡gracias por tu review!

Gisselle: tienes toda la razón... ¡gracias por tu review!

FENIXGIRL: jajaja, bueno, como le dije a Atalanta, eso lo explicaré más adelante... ¡gracias por tu review!

Ryu Mari: no comas ansias, ya verás después mis planes malévolos para Mu (muajajaja...) ¡gracias por tu review!

A los demás: ¡Gracias por seguir leyendo, y manden reviews porfas!

Abby L. / Nona