CAPITULO 7: LA PLACE DE GRÉVE

-Tu matrimonio gitano está roto- dijo Marie, señalando a Milo con su índice, y con una sonrisa maligna en sus labios- Selene está perdida... la policía vendrá por la chica en una hora...-

-¿Qué dices?- dijo Milo, asustado- eso no...-

-Claro que vale- dijo Marie, y las dos bailarinas salieron del Santuario.

Milo seguía de pie, paralizado, sin poder creer lo que acababa de suceder. Se volvió hacia atrás y vio a Selene de pie, con los brazos cruzados y con una expresión de enojo y tristeza en su rostro. Lo había visto todo.

Al caballero le pareció sentir como su corazón se hacía pedazos al ver los húmedos ojos de la joven gitana. Al principio se debatió entre seguir al par de traidoras y darles su merecido y en explicarle lo sucedido a Selene, pero al verla optó inmediatamente por lo segundo.

-Selene, no es...-

Pero ella no lo escuchó, se dio la vuelta hacia las Doce Casas. Milo la alcanzó, plantándose delante de ella, y la detuvo por los hombros.

-Espera, Selene...-

-¡Suéltame!- dijo ella en un tono frío, alzando los hombros para que Milo la soltara. El caballero, sin embargo, no lo hizo.

-No antes de que me escuches- dijo Milo, mirándola a los ojos- no es lo que piensas...-

-No me importa- dijo Selene, desviando su mirada furiosa, pues no quería ver a Milo a los ojos- lo vi todo, Milo, y ninguna palabra tuya va a cambiar lo que yo vi...-

-No fue...-

-Olvídalo, ya no te pertenezco- dijo Selene, soltándose de él dando unos pasos atrás, lo rodeó y siguió caminando. Milo la siguió y la detuvo de nuevo, esta vez por un brazo.

-¿No me vas a escuchar?-

-Ya te dije que nada de lo que digas va a cambiarlo- dijo Selene- ¡la besaste! ¡Y no a cualquiera, sino a ella!-

-No fue mi intención hacer eso...- dijo Milo- ella me...-

Pero Selene lo ignoró y se introdujo al Recinto de las Amazonas, donde sabía que Milo no tenía autoridad para seguirla. Pero se equivocó: el obstinado caballero entró.

-¡Milo!- rugió Shaina al verlo, plantándose delante de él- ¿qué demonios...?-

-Ahora no, Shaina- dijo Milo, apartando a Shaina y tomando a Selene de la mano para evitar que se alejara aún más.

-¡Suéltame!- gritó Selene.

-No hasta que me escuches...-

-Suéltame, que ya no te pertenezco- dijo Selene- los gendarmes vendrán por mi en cualquier momento, y me iré con ellos... no puedo ni quiero estar ni un minuto más en este lugar, menos cerca de ti...-

-¡Selene!-

-¡Suéltame, maldito!- gritó ella, tratando se zafarse. Milo no quería darse por vencido. Selene frunció el entrecejo y le plantó una fuerte bofetada con la mano abierta en la mejilla. Milo enrojeció de ira y la soltó.

-Bien- dijo Milo, frotándose la adolorida mejilla- si no quieres escuchar, yo no seguiré rogándote... sigue haciéndote la víctima si quieres...-

Tras decir esto, Milo se fue del Recinto. Una vez que Milo se alejó lo suficiente, Selene cayó de rodillas y dio rienda suelta a su llanto. Marín se acercó a ella, después de haber presenciado la escena anterior.

-Ya, Selene- dijo la amazona, arrodillándose junto a ella y abrazándola como a una hermana menor- dime que fue lo que pasó...-

x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

-¿Qué dices, Milo?- exclamó Aldebarán. El y Aioria estaban atónitos de lo que Milo les acababa de contar.

-Olvídenlo, ¿quieren?- dijo Milo, cruzándose de brazos molesto- será lo mejor para todos...-

Pero ambos caballeros tenían serias dudas de que fuera así.

-¡Claro que no!- bramó Aldebarán, poniéndose de pie tan amenazadoramente que Milo y Aioria saltaron ligeramente de sus asientos- ¡claro que no está bien! ¡La llevarán a Francia para ser tratada como una criminal!-

-Cálmate, Aldebarán- dijo Aioria- claro que no sucederá eso, se supone que la llevarán a París para que comience de nuevo, no será tan malo...-

-¡No será tan malo!- dijo Aldebarán- pero...pero...-

-Todos la extrañaremos, gran amigo- dijo Aioria.

-Sí- dijo Aldebarán, bajando la mirada un poco.

-Dices que la policía vendrá por ella- dijo Aioria, y Milo asintió- bueno, supongo que no deberíamos entregarla...-

-¿Bromeas?- dijo Milo- se armará todo un alboroto y Saori nos matará. No, Selene dijo que quería irse, que no quería quedarse aquí, así que se irá con ellos, y nosotros no nos opondremos...-

Aldebarán hizo ademán de decir algo, pero no lo hizo. Aioria asintió, aunque aún algo inseguro.

-De acuerdo- dijo el caballero de Leo.

-Espero que si la llevan de vuelta a su país, que sea feliz allá- dijo Aldebarán, aún cabizbajo. El escaso tiempo que había conocido a la chica había bastado para que el enorme caballero se encariñara.

-Eso espero- dijo Milo, aunque aún un poco resentido por la bofetada- por cierto, ¿no han visto a Mu? No lo vi cuando pasé por la casa de Aries...-

-No- dijo Aldebarán- no lo he visto desde esta mañana...tal vez salió-

-Iré a ver- dijo Milo. Bajó a la casa de Aries. Desde la entrada, pudo ver a cuatro agentes de policía que entraban al Santuario, y se dirigían hacia el Recinto de las amazonas. Milo desvió su mirada. Le dolía, aunque no quería admitirlo.

x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

-¿Qué sucedió, Selene?- preguntó Marín. La joven gitana no respondió. No podía dejar de sollozar, con el rostro escondido entre sus manos.

-Por favor, dinos que te sucedió, Selene- dijo Melody, arrodillándose junto a ella, del lado opuesto a Marín.

-Nada...- alcanzó a decir Selene, tratando de contener el llanto.

-Sí, y yo soy la reina de Inglaterra- dijo Shaina con sarcasmo, poniendo sus manos en la cintura- ¡habla de una buena vez!-

Selene se limpió los ojos con el dorso de su mano y dejó escapar un hondo suspiro.

-Yo...Milo...-

-¿Se pelearon?- preguntó June.

-No seas tonta, June, por supuesto que se pelearon- dijo Shaina, impaciente- ¿o crees que solo vinieron a gritarse porque sí?-

-¿Pero porque...?- comenzó Melody, cuando algo les llamó la atención. La presencia de cuatro hombres, no caballeros ni guardias, sino agentes de policía, discutiendo con algunos de los guardias del Santuario. Las amazonas salieron del Recinto para ver que sucedía, y Selene las siguió.

-¿Qué demonios hacen ustedes aquí?- dijo Marín, cruzando los brazos de manera amenazante.

-Vinimos por ella- dijo el líder, señalando a Selene, mientras otro de los gendarmes sacaba unos papeles de un legajo mugriento y amarillo, y se los entregaba al líder- es una gitana fuera de la ley... tendrá que ser deportada a Francia de inmediato-

-¿De qué demonios hablan?- dijo Shaina, cruzando los brazos de la misma manera que Marín- esa chica está...-

-Aquí está la prueba- dijo el gendarme, a punto de mostrarles una fotografía, pero Selene lo interrumpió, poniendo su mano en el hombro de la amazona.

-Tiene razón, Shaina...- dijo Selene- Milo rompió el matrimonio...-

-¿Qué?- exclamaron Marín, Shaina, Melody y June al mismo tiempo.

-Así es- dijo Selene- y yo debo ir con ellos-

-Pero no podemos permitir que...- comenzó Melody.

-Estaré bien, Melody, en serio- dijo Selene- iré con ellos, será lo mejor. Despídanme de todos, por favor, y gracias por todo lo que hicieron por mí en este tiempo...-

-Pero...- comenzó Shaina.

-Gracias, chicas- interrumpió Selene y, tristemente y con la cabeza baja, siguió a los gendarmes hacia la salida del Santuario.

-Iré a ver a Milo- dijo Marín, golpeando la palma de su mano izquierda con su puño derecho- esta vez me va a oír, porque tengo un par de cosas que decirle...-

-Y no eres la única- dijo Shaina, frunciendo el entrecejo bajo su máscara- yo lo haré desear nunca haber nacido...-

x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

Selene salió del Santuario escoltada por los gendarmes, que la condujeron a un automóvil negro que la esperaba en la entrada del Santuario, estacionado junto a la carretera. Ella seguía caminando cabizbaja, con los ojos llenos de lágrimas.

Antes de llegar al auto, Selene volvió la vista hacia el que había sido su hogar durante dos semanas. Dos largas y hermosas semanas, en las cuales ella creyó ser la persona más feliz del mundo. Pero eso se había acabado. Ahora volvería a Francia.

Uno de los gendarmes abrió la portezuela trasera del auto, y un desagradable rostro le esperaba dentro.

-Hola, Selene, preciosa- dijo el hombre con acento francés. Ella lo miró horrorizada. Era Fabián Vincent.

-¡Tú...!- comenzó ella, dando un paso hacia atrás, pero chocó con el líder de los agentes de policía, y éste la sostuvo por los hombros- suélteme, tienen que ayudarme, él quiere obligarme a...-

El policía rió en su oído. Pálida, se dio cuenta de que no se trataba de ningún policía: era su antiguo patrón, Marcel Vincent. Llena de miedo, se dio cuenta que el resto de los supuestos policías eran algunos gitanos del Gypsy Moon.

Selene volvió su vista al Santuario. Tal vez Marín y las otras amazonas estaban cerca, o al menos a una distancia a la que la pudieran escuchar y pudieran ayudarla. Trató de gritar, pero Marcel Vincent le cubrió la boca con la mano enguantada.

-Ah, no, no lo harás- dijo Marcel, sacando un pañuelo humedecido en cloroformo para dormirla. Una vez que lo hizo, la subió a la parte trasera del auto.

-De prisa- dijo Marcel al chofer, cerrando la portezuela trasera y sentándose en el asiento del copiloto- el jet está encendido y esperándonos...-

x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

Milo había visto a Selene separarse de las amazonas y salir del Santuario acompañada de los gendarmes desde la entrada de la casa de Aries. Sintió un horrible vacío en su estómago al verla alejarse, y desvió su mirada.

El caballero de Escorpión se adentró a la casa de Aries a buscar a Mu.

-¿Milo?- dijo Mu, saliendo de una habitación- ¿qué sucedió?¿porqué te ves tan...?-

-Selene se ha ido- dijo Milo tristemente, volviendo su vista al caballero de Aries- sin querer... rompí el matrimonio...-

-¿Qué dices?- dijo Mu, abriendo los ojos impresionado- ¿qué sucedió?-

Milo bajó la mirada.

-Fue...una estupidez, la verdad... yo... no entiendo como...- comenzó Milo- vinieron esas dos gitanas, y luego...-

-¡Señor Mu!- gritó una vocecita desde dentro.

-¡Kiki!- exclamó Mu, olvidándose de momento de Milo, ahora que Kiki había recuperado la conciencia. Los dos caballeros dorados entraron a donde estaba el pequeño pelirrojo, recostado en un sillón.

-Señor Mu- dijo Kiki rápidamente, después de parpadear un poco y recordar lo que había sucedido- es una trampa. Un...hombre les pagó a esas dos gitanas para que rompieran el matrimonio de Milo y Selene...-

-Demasiado tarde, Kiki- dijo Milo amargamente- ya lo hicieron...-

Mu miró alternadamente a Kiki y Milo, como descifrando lo que acababa de suceder.

-Pero hay más- continuó Kiki- alcancé a escuchar que vendrían por ella disfrazados de policías y que la llevarían a Francia para juzgarla en un lugar extraño...la Place de...-

-Espera- dijo Milo de pronto- ¿no eran policías?-

Kiki sacudió la cabeza.

-No, eran los dos hombres que les pagaron a las gitanas. Yo los vi mientras se disfrazaban... pero van a llevarla a Francia a juzgarla...-

-No entiendo nada- dijo Milo. Mu sacudió la cabeza para dar a entender que él tampoco- si no son policías, ¿porqué...?-

-Yo te lo explicaré, Milo- dijo una voz fría desde la entrada, haciendo que los dos caballeros dorados levantaran la vista.

-¡Camus!- exclamaron los dos.

-Sí, soy yo- dijo Camus- Milo, debes saber que en Francia es casi un crimen ser gitano, es mucho peor que ser un asesino... solo basta que alguien acuse a un gitano de brujería, lo juzgan y lo ahorcan...-

-Pero Selene no...-

-Milo, usa el sentido común- dijo Camus- no necesita serlo. Basta que alguien la acuse de ser bruja para que la...- pero no terminó de pronunciar la frase, y se aclaró la garganta- dime, ¿quién la odiaría tanto como para romper tu matrimonio, llevarla a Francia con engaños y entregarla a la muerte?-

-¡Fueron ellos!- dijo Milo, después de unos segundos de silencio, volviéndose hacia Kiki- ¡fueron los Vincent!-

Kiki asintió, dando a entender que reconocía el nombre que Milo acababa de pronunciar.

-Entonces, eso significa...- comenzó Mu.

En ese momento, Milo lo recordó de pronto. Las cinco cartas: la sirena, el catrín, la dama, la horca y la luna. Se dio un golpe en la frente al comprenderlo todo. La sirena era Selene, una mujer hermosa que podía hacerlo feliz. El catrín, su rival, tenía que ser ese Fabián Vincent. Y la dama, la mujer que le había tendido una trampa, era Carena. Todo encajaba. Y la siguiente carta era la horca. De pronto comprendió el terrible miedo que Selene tenía a las horcas.

-¡Van a ahorcarla!- exclamó Milo, completando la frase de Mu- ¡esta misma noche!-

-Sí, y creo que sé donde- dijo Camus, y se volvió a Kiki- en La Place de Gréve, ¿no es así, Kiki?-

El pelirrojo asintió.

-Vamos, de inmediato- dijo Milo- tenemos que detenerlos...-

En ese momento llegaron Marín y Shaina, hechas una furia.

-¡Milo!- bramó Shaina- más te vale que...-

-No hay tiempo para eso, Shaina- interrumpió Camus, deteniendo a la amazona- Mu, ve por Aoria, porque partiremos los cuatro de inmediato-

-Está en la casa de Tauro- dijo Milo. Mu asintió y corrió hacia la siguiente casa.

-Shaina, Marín- continuó Camus- comprendo que esten enojadas, pero necesitamos su ayuda. Una de ustedes quédese y cuide a Kiki, aunque espero que volvamos antes del amanecer...-

-Pero... pero...- comenzó Marín

-Ya les explicaremos todo cuando volvamos- dijo Camus- pero esto no puede esperar, es de vida o muerte...-

En ese momento llegaron corriendo Mu y Aioria. Marín asintió, y Shaina cruzó los brazos.

-Bien, esperaremos- dijo Shaina- pero estaremos listas para cuando regresen-

Marín alzó su puño, y Milo tragó saliva.

x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

Selene despertó en un cuarto oscuro y frío. Ya había oscurecido, y sentía algo diferente el aire, mucho más seco. Trató de levantarse, pero no pudo. Sus manos estaban atadas hacia delante. Como pudo se apoyó en ellas y se enderezó, dejando escapar un pequeño quejido.

-Veo que ya despertaste, preciosa- dijo una voz conocida. Ella se volvió y se encontró a Fabián Vincent.

-¿Qué demonios quiere?- dijo Selene.

-Nada que no tenga al alcance de mi mano- dijo el hombre, acercándose a ella y acariciando su rostro. Ella se retiró con una expresión muy molesta, fulminándolo con la mirada.

-Ya esperaba esa reacción de ti- dijo Fabián- afortunadamente y con ayuda de mi hermano, preparé todo para que sea un noche muy hermosa...-

Ella no entendió a qué se refería, pero dedujo que estaba a punto de descubrirlo. Fabián, por su parte, se levantó y corrió la cortina. Selene sintió como si el escaso aire que le quedaba en los pulmones desaparecía por completo.

La ventada daba a una gran plaza de piedra gris, iluminada por la luz de la luna llena. En medio de la plaza había una estructura de piedra y, en la cima de ésta, había dos largas tablas de madera, perpendiculares entre sí, y una cuerda con un nudo corredizo pendiente de la tabla horizontal.

La Place de Gréve!- exclamó ella sin aliento.

-Así es- dijo Fabián, desatando las manos de Selene y tirando de ella para forzarla a levantarse- por eso creo que no rechazarás mi nueva oferta...-

-¿Qué...que oferta?- dijo Selene.

Como respuesta, Fabián se detuvo detrás de ella y comenzó a besar sus blancos hombros ligeramente descubiertos por la forma de su vestido. Ella se separó de él, asustada y asqueada al mismo tiempo.

-Tienes que estar bromeando...- dijo ella.

-Medita bien tu respuesta, hermosa Selene- dijo Fabián- que de las próximas palabras que salgan de tu boca depende tu vida...-

Selene frunció el entrecejo.

-¡Olvídalo!- dijo Selene- consíguete otra esclava-

Fabián sonrió, como si no hubiera escuchado, y se acercó a la chica.

-Disculpa, creo que no escuché bien lo que dijiste...- dijo Fabián.

-Entonces lee mis labios, maldito- dijo ella, empujándolo para alejarlo de ella- ¡prefiero morir!-

El hombre dejó escapar un largo suspiro, y la puerta se abrió. Entró Marcel Vincent.

-Te lo dije, hermanito- dijo Marcel Vincent- si no la conociera ya, diría que estas últimas semanas de libertad la volvieron demasiado orgullosa...-

-¡Usted!- exclamó Selene.

-Así es, mi querida Selene- dijo Marcel- ambos somos exiliados de Francia, y henos aquí, burlando nuestros exilios, yo para vengarme y tú para recibir tu castigo por tu desobediencia...-

Selene frunció el entrecejo llena de furia.

-No me mires así, niña- dijo Marcel con una amplia sonrisa- nos costó mucho dinero engañar a tu caballero, pero al fin y al cabo, la trampa de Carena funcionó a la perfección...-

-¿Qué?- exclamó ella.

-Lo que oíste- dijo Marcel- el caballero era honesto y pudo arruinarlo todo, pero yo conocía muy bien tu tonto orgullo y tu rivalidad con Carena, así que todo mi plan funcionó tal y como lo había ideado...-

Selene se sintió terriblemente culpable al darse cuenta de que Milo tenía razón. Todo había sido una trampa, y ella había caído fácilmente en ella. Sintió sus ojos humedecerse de nuevo.

-Esta es tu última oportunidad, niña- dijo Marcel- acepta la oferta de mi hermano o te prometo que mañana ya no estarás aquí para arrepentirte...-

-¡Ya lo dije una vez!- gritó Selene- ¡prefiero morir!-

Los dos hermanos se miraron entre sí, y luego a Selene. Ella se estremeció. Por las miradas de Marcel y Fabián, ella iba a morir. Iba a morir sin siquiera haberse despedido de su caballero. La voz de su antiguo patrón interrumpió sus pensamientos.

-Bien, entonces morirás... ¡guardias!-

Al menos veinte hombres uniformados entraron.

-Jean, ve por el juez- dijo Fabián a uno de los hombres- el resto, traigan a la chica. Daremos un pequeño paseo, bajo la luz de la luna, en La Place de Gréve...-

x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x

CONTINUARÁ...

Elena: pero no te enojes... ¡gracias por tu review!

Atalanta: Ni modo, lo que le pasa por distraído... no solo los dorados van a querer matarlo, sino también las amazonas... yo también espero hablar pronto contigo, salúdame a las chicas, por favor. Acabo de leer tu nuevo chapter, está genial ¡Gracias por tu review!

Misao CG: exactamente, nunca lo hagas enojar. Ya viene lo mejor. Mmmm, no se me había ocurrido que Selene maldijera a Milo, pero la verdad no es una bruja, así que no puede ponerle una maldición o algo así. Y claro que les daré ahí sus pataditas... jajaja ¡muchas gracias por tu review!

Zen: tienes razón, jeje, lo siento, solo que me impacienté. Muchas gracias por tu consejo, subiré en suspenso aunque corra el riesgo de que me asesinen... jajajaja claro, ¡mil gracias x tu calificación y por tu review! Espero que este chapter sea de tu agrado.

Ryu Mari: claro que amo a MI Mu, pero eso no quita que sea malvada, cruel y despidada... muajajaja soy cruel, no tengo corazón ni sentimientos... aunque ya no puedo comer chocolates... buscaré otra cosa para vender mi corazón y mis sentimientos... no te preocupes, ya verás el final de todo esto... muajajajaja soy mala... ¡gracias por tu review!

Fenixgirl: no fue mi intención hacerte sufrir... ya mero se acaba... ¡gracias por tu review!

A los demás: ¡Gracias por seguir leyendo, y manden sus reviews, por favor!

Abby L. / Nona