Chapter two: The room

-¡Buenos días!- le dijo Ireza felizmente a Videl.

Había pasado una semana desde aquel suceso en la playa. Videl no volvió a ver a su madre.

-Ya queda muy poco para el baile de graduación. ¿Tienes ya tu traje? Naturalmente irás con Son Gohan, ¿verdad?-

-Claro.- le confirmó Videl.- En cuanto al traje, aún no lo tengo.-

-Cuando quieras podemos ir de compras.-

-Vale.-

-Oye Videl.- Ireza la detuvo.- ¿Qué te ocurre?-

-¿A mí?-

-Somos amigas, puedes contarme lo que quieras.-

-Gracias Ireza, lo tendré en cuenta para cuando realmente me pase algo.- Videl siguió andando. ¿Tan mal se le daba disimular?

De repente se detuvo en mitad del pasillo. Todos habían desaparecido. Comenzó a correr hasta el final del pasillo, pero vio un aura blanquecina atravesaba el pasillo de enfrente.

Llegó hasta el siguiente pasillo para ver qué era esa aura, pero en el pasillo sólo vio a una chica cabizbaja. Llevaba una ropa anticuada, que se dejó de llevar hacía ya unos cuatro décadas. La extraña joven levantó la cabeza y dejó mostrar sus bellos ojos azules, muy parecidos a los de Videl. Raramente, parecía que la chica no estaba completa. El aura que antes vio Videl parecía rodear a la extraña.

Una puerta se oyó cerrarse. Videl miró hacia atrás asustada y cuando volvió la vista al frente, la chica había desaparecido.

-Ven…- de nuevo aquella voz que la arrastró al mar. Videl echó a correr hacia la puerta, pero antes de llegar, se cerró sola para no poder abrirse más.

Corría hacia todas las puertas, pero éstas se cerraban al igual que las otras. Videl no sabía hacia donde correr ya.

-¿Por qué huyes, hija mía?-

-¡¿Mamá?!-

-Sí…-

Los pies de Videl parecían moverse solos por las escaleras del Instituto. Sentía cada vez más fuerte aquella presencia. Abrió de un portazo la azotea del colegio. Todo estaba sumido en un profundo silencio. Notó como algo cogía sus manos, al igual que la última vez.

-Por fin estaremos juntas…- la madre de Videl volvió a aparecer delante de ella.

Lentamente, dirigía su cuerpo hacia la barandilla. La chica no se percataba de ellos y sólo observaba con detenimiento aquella figura. A pesar de todo lo que le transmitía, algo fallaba. ¿Realmente era Mirelle Satán aquella aparición?

-Juntas para siempre.- la mujer tiró de los brazos de Videl e hizo que cayera por la barandilla.

-¡¡¡MAMÁ!!!- gritó.

-¡¡¡Videl!!!- gritó Gohan.

Videl volvió a la realidad e intentó volar. Pero la fuerza con la que caía se lo impedía. Gohan voló y consiguió cogerla en brazos a tiempo. Se la llevó de la escuela ante el asombro de todos los demás alumnos ante semejante escena.

Videl lloraba amargamente de rodillas en el suelo. Su propia madre ya había intentado matarla dos veces. Gohan se agachó frente a ella y la abrazó.

-¿Puedes explicarme lo que ha pasado?-

No quería hablar, y no sabía si era por que no podía dejar de llorar o no tenía fuerzas. Gohan desistió y la llevó hasta su casa. Videl se calmó, pero seguía sin hablar.

-Adiós, descansa, ¿vale?- le dijo Gohan. Le dio un beso en la mejilla y después se fue.

Subió las escaleras sin contestar a ninguna de las miles de preguntas que le hicieron sus asistentas.

Andaba por el largo pasillo de la planta superior. Su padre había impuesto la norma de tener todas las habitaciones cerradas, y se extrañó al ver una abierta. Una habitación a la que no había entrado desde hacía once años… era la habitación donde estaba el finísimo piano de su madre.

Por un momento, el lugar parecía haber recuperado el esplendor de antaño. Con sus cortinas de seda china ondeando por el viento, la impecable alfombra donde ella jugaba con sus muñecas, y aquel olor a jazmín que caracterizaba a su madre, y con lo cual a esa habitación.

Se dirigió hacia la ventana. La abrió y subió las persianas. Al menos, ahora estaba iluminada. La luz se seguía ahogando por culpa del polvo. La luz del sol alumbraba al piano, todo parecía que estaba preparado, como si estuviera dispuesto para que la joven comenzara a tocar alguna pieza.

La joven, como si siguiera el juego, se dirigió al piano, lo acarició y le quitó el polvo a las teclas en varios soplidos. Se sentó en el taburete. Miró a su alrededor con una sonrisa infantil. En un punto de la habitación, le pareció ver que el polvo formaba la figura de una niña de unos cuatro o cinco años, con un traje de época, que jugaba con exquisitas muñecas de porcelana. La niña la miró sonriendo expresivamente. Videl se olvidó del piano y se agachó. Extendió la mano y la niña hizo lo mismo. Le parecía familiar, pero distante…

Algo interrumpió el mágico momento.

-¿Señorita Videl? Siento haberme dejado esta habitación abierta.- dijo una asistenta.

Videl, que no dijo nada, salió de la habitación con paso ligero.

¿Quién era esa chiquilla? Sin duda, despertaba cariño en Videl, pero, ¿sólo era un recuerdo suyo, o alguien que deseaba ser amada?

Comentario de la autora: Ya por fin el 2º capítulo. Confieso que había dejado abandonada la historia, pero ya la continúo escribiendo. Bueno, creo que no hace falta decir que le quiero dar al fic un aire (más bien ventisca) melancólico y triste, aunque acabará con final feliz. Dejen sus reviews, y para cualquier duda, manden un e-mail a sailor_vejita@hotmail.com.