Capítulo II: Viajando a Hogwarts

Empujó su carrito por la estación de tren. Estaba temprano. Mejor. Llegó hasta el andén 9, y avanzó hasta encontrar la barrera a través de la cual llegaría al andén 9 ¾. Miró a su alrededor. Había varios muggles caminando de un lado hacia el otro. No le importó. ¿Por qué tenía que importarle? Empujó su carro a través de la barrera, y rápidamente se encontró en el andén 9 ¾, frente al lujoso Expreso de Hogwarts. Sonrió de lado. A pesar de estar temprano, había un gran cantidad de personas en la plataforma. Ignoró las miradas de varias personas, y el terrible murmullo que acompañaba su andar. Pudo ver que, distribuidos a lo largo del andén e incluso en el tren, había muchos aurores atentos a cualquier signo del Lord oscuro. Meneó la cabeza mientras subía a uno de los últimos vagones, el cual se hallaba prácticamente vacío.

-¡Harry!-escuchó una voz femenina que lo llamaba. Se el labio inferior y respirando profundo, giró para encontrarse de frente con Tonks.

-Hola-la saludó de manera cortante, pero tratando de parecer naturalmente feliz. Como si todo estuviera bien. Tonks lo miró extrañada. Pero la sonrisa fingida de Potter era contagiosa, y pronto ella también sonrió.

-Estaba preocupada, Harry. Creí que te vería en las vacaciones-comentó la muchacha, quien lucía en aquella mañana el pelo de color verde lima hasta por debajo de las orejas.

-Preferí quedarme tranquilo en lo de los Dursley-mintió Harry. Un brillo cruzó por los ojos verdes del muchacho. Inconscientemente, Tonks retrocedió un tanto.-Creo que debes continuar con tu guardia.-sugirió Harry de manera amable, pero dando a entender que deseaba que se fuera. Tonks no respondió. Harry notó que había fruncido el ceño levemente. Una satisfacción comenzó a crecer dentro de él. Tuvo que contener sus deseos de reírse ante la expresión de la muchacha. Ella notaba algo cambiado en él. Lentamente, Tonks dio la espalda a Harry, y volvió a la guardia.

Harry meneó la cabeza mientras reía internamente. Terminó de subir al vagón, y buscó un compartimiento vacío. Entró en él sigilosamente, y tomó asiento, colocando sus pies extendidos cómodamente contra el asiento opuesto, mientras sacaba un libro grande y pesado, de tapa negra, y sin título. Abrió el libro y comenzó a leer una serie de extraños jeroglíficos.

Tan compenetrado se hallaba en esta lectura que no notó el incremento de personas en el andén. Los vagones comenzaban a llenarse lentamente. De repente, se escuchó un golpeteo en la puerta.

-Adelante-respondió la voz de Potter, en un tono frío y duro, y sin levantar la vista del libro.

-No hay más vagones libres. Me preguntaba si...-dijo la voz de una niña pequeña, aunque segura de si misma.

-Sí, quédate. Pero no hables.-le respondió Potter, aún sin levantar la vista del libro. Escuchó que la puerta del compartimiento se cerraba, y sintió a una persona sentándose en el polo opuesto a él.

Aún sin levantar la vista del libro, Harry esbozó una sonrisa cínica. Todavía no la había visto, pero podía sentir el miedo que irradiaba. Sí... le tenía miedo. Harry disfrutaba de ese miedo. Podía escuchar los latidos apresurados del corazón de la muchacha, y la respiración agitada, la cual trataba de contener. Incluso, sin mirarla, podía "sentir" las miradas nerviosas que la joven le dirigía.

-¿Por qué me temes?-preguntó Potter, levantando la vista del libro, y echándole una fría mirada a la niña. De cabellos rubios ondulados, piel morena, y ojos marrones, la muchacha tenía realmente una expresión aterrada.

-No te temo-expresó la niña con orgullo, tratando visiblemente de que su voz no temblara. Harry levantó las cejas. Una risa divertida se escapó de entre los labios apretados de Potter.

-Dime tu nombre-le ordenó. La muchacha frunció el ceño.

-En mi casa me enseñan a pedir por favor las cosas, ¿sabes?-dijo la muchacha, visiblemente ofendida. Harry rió esta vez más libremente.

-Pues te felicito. A mi no me han enseñado nada que valga la pena en mi casa-argumentó Harry, bajando las piernas del asiento contrario y cerrando el libro para poder prestar mas atención a la muchacha.

-Libera Deeds-respondió la muchacha. Harry apoyó el libro sobre uno de los asientos libres. Notó que el tren comenzaba a moverse.-¿y vos cómo te llamas?-le preguntó, tomando coraje. Harry separó su espalda del respaldo del asiento, y apoyó los hombros sobre sus propias rodillas. Miró fijamente a la muchacha, quien se estremeció levemente.

-Harry Potter-respondió tras un leve silencio. Esta vez fue la chica quien rió.-¿Qué es lo que te causa tanta gracia?-le preguntó Harry, curvando los labios en una mueca de asco.

-Tu no eres Harry Potter-dijo Libera, aún riendo.

-¿Por qué no lo soy?-preguntó Harry, conservando su mueca. Libera cesó la risa.

-Porque he leído y escuchado sobre él, y tú no puedes ser él.-respondió ella simplemente. Harry no contestó. Volvió a posar su espalda contra el respaldo del asiento, y con una mano, se corrió el mechón de pelo que tenía en la cara, dejando al descubierto la famosa cicatriz. Libera palideció notoriamente. Abrió la boca tratando de articular alguna palabra, pero no pudo decir nada, así que volvió a cerrarla.

-Hazme una favor... Libera...-Harry habló en un tono frío y penetrante, capaz de helar la médula espinal-Lárgate de este vagón, y déjame en paz.-y dicho esto, Potter volvió a tomar el libro que había estado leyendo, y retomó la lectura. Escuchó como la puerta del vagón se abría, y luego se cerraba, y al levantar levemente la vista comprobó que Libera ya no estaba en el compartimiento.

El tren continuó su marcha sin ningún sobresalto. Harry notó que la gente pasaba por el vagón, algunos incluso entraban en el compartimiento de Potter, pero bastaba con que éste les echara una fría mirada, para que volvieran a salir. Muy pronto, Harry ya había terminado de leer su libro. Lo dejó en el asiento contrario al suyo, y se recostó cómodamente. Cerró los ojos, dispuesto a descansar el resto del viaje. Pero fue imposible.

La puerta de su compartimiento se abrió bruscamente. Harry abrió los ojos para encontrarse con Draco Malfoy parado en el marco de la puerta.

-¿Qué quieres?-preguntó Potter de mala gana, bajando las piernas de los asientos.

-Sabes muy bien lo que quiero Potter. Por tu culpa, mi padre fue arrestado-dijo Draco dando unos pasos hacia delante, y visiblemente enojado.

-Si... –pronunció Harry, en un leve siseo. Malfoy comprendió que Potter se estaba burlando de él. Metió su mano en la túnica y rápidamente extrajo la varita. Apuntó con ella en dirección a Harry. Éste, levantó una ceja.-¿Y ahora qué crees que haces?-preguntó. Malfoy pareció ponerse rojo de la ira.

-Te daré tu merecido Potter-le dijo, y unas chispas rojas comenzaron a brotar de la punta de su varita. Harry se puso de pie, de manera amenazante.

-Me gustaría verte intentarlo, Malfoy –dijo una voz masculina ya conocida. Draco giró la cabeza. Detrás de él se encontraban Ron y Hermione, con varitas en mano. Draco podía ser valiente, pero no estúpido. No podía él solo contra los tres. Bajó su varita, y echándole una última mirada de odio a Potter, salió del compartimiento.-Pobre infeliz-dijo Ron, meneando la cabeza. Luego, girando a ver a Harry volvió a hablar-¿qué te cuentas compañero?

Harry permanecía quieto, aún parado. Sintió un incontenible odio crecer en su interior. Pero tenía que disimularlo. Trató de sonreír.

-Acá estoy. –se limitó a decir, mientras tomaba nuevamente asiento. Ron y Hermione entraron también en el compartimiento, cerrando la puerta detrás de ellos. Hermione lo miró de manera extraña.

-Harry...-dijo tras un silencio incómodo. El aludido la miró a los ojos. -¿te siente bien?-le preguntó la muchacha.

-¿Por qué lo preguntas?-dijo Potter, en un tono inalterable y clamo.

-Bueno... te ves... diferente-dijo Hermione.

-Me siento perfecto-dijo Harry, tratando de fingir sorpresa ante la pregunta de su amiga. Pero él bien sabía que estaba diferente. No necesitaba que la sangre sucia se lo dijera. Harry quitó su vista de ellos, y comenzó a mirar el paisaje frente al cual pasaban.

-¿Qué es esto?-preguntó repentinamente Ron. Harry giró rápidamente la cabeza. Vio que el pelirrojo tenía en las manos el libro negro que había estado leyendo durante el viaje. Bruscamente se lo quitó de las manos.

-Es mío-se limitó a responder Harry, mientras lo guardaba  nuevamente en su bolso. Alcanzó a ver la mirada nerviosa que Hermione le estaba dirigiendo a Ron.-Si no les importa, me siento cansado.-dijo Harry, volviéndose a recostar en los asientos, y cerrando los ojos antes de recibir alguna respuesta de sus amigos. Rápidamente, quedó dormido.

Al despertar, notó que había varias personas dentro del compartimiento. Abrió los ojos. Ron, Hermione, Ginny y Neville conversaban alegremente. Harry se sentó, restregándose los ojos.

-Estábamos a punto de despertarte. Ya casi llegamos-le informó Neville, sonriente.

Harry le dirigió una extraña mirada, y asintió con la cabeza. Notó que Ginny permanecía callada. Se asombró un tanto debido a eso. Se quedó mirándola durante unos segundos. La pelirroja también lo miró, y rápidamente se puso colorada. Harry sonrió de manera seductora, provocando de Ginny se sonrojara aún más. Quitó su mirada de la muchacha, y volvió a posarla en el paisaje expuesto en el exterior del tren. Estaba anocheciendo. Neville tenía razón. Pronto llegarían.

El tren aminoró su marcha. Harry se puso de pie, y con las manos estiró su túnica nueva. Los otros también se pusieron de pie. El tren se detuvo.

Empujando la puerta de su compartimiento, Potter se abrió paso entre la multitud. Ron y Hermione se fueron junto a los demás prefectos, no sin antes disculparse por tener que dejarlos. Harry los vio alejarse, sonriendo. Por fin se los sacaba de encima. Tenía que aprovechar estos momentos de confusión en la estación de Hogsmade.

-Neville, Ginny, busquen un carruaje. Yo ya vuelvo. Tengo que ir por algo que me olvidé en el tren-mintió Potter, alejándose rápidamente de ellos.

Tuvo que esquivar varias personas. Escuchó su nombre muchas veces, pronunciado por diferentes personas, pero no se detuvo. Por fin, escapando de entre la multitud, se metió por un callejón. Comenzó a caminar con rapidez. Podía escuchar todavía las voces de los alumnos, aunque algo distanciadas.

Repentinamente sintió una mano que le tapaba la boca y lo empujaba hacia una esquina oscura y alejada.

-Estas tarde-le dijo una voz fría al oído.

-Culpa de los idiotas de mis amigos-dijo Potter, cuando la misteriosa persona le sacó la mano de la boca. Harry giró para encontrarse de frente con dos bellísimos ojos celestes, que brillaban de manera maléfica. Nicole tenía una sonrisa divertida dibujada en la cara.

-Trata de parecer natural Harry. Recuerda que ellos no saben nada. Y no deben saberlo-le dijo Nicole, haciendo de su voz un susurro. Harry le sonrió de la misma manera que había hecho con Ginny.

-Sé perfectamente lo que tengo que hacer-le contestó.-¿Cuándo nos volveremos a encontrar?-le preguntó, lanzando una mirada hacia la entrada del callejón.

-Muy pronto. Pero recuerda lo arreglado. Y no llames demasiado la atención-le recomendó Nicole, poniendo un tono serio.

-¿Qué no llame la atención?-dijo Potter, levantando las cejas- ¡Soy Harry Potter, Nicole! Llamo la atención por naturaleza-le dijo en tono irónico. Nicole rió de manera seca y fría.

-Trata de seguir siendo el Harry justiciero y buen chico que todos conocen-le contestó, acariciándole el rostro con una de sus largas uñas. Harry tomó la mano de Nicole entre las suyas.

-Haré un intento-le dijo, acercando su cara aún mas a la de la dama. Luego, sin previo aviso, la besó apasionadamente. Apenas había apoyado sus labios junto a los de Nicole, una extraña sensación surcó todo su cuerpo. Un frío abrasador comenzó a esparcirse desde su boca al resto de su cuerpo, acompañado por una ráfaga de poder desconocido, y una pasión incontrolable.-Debo irme-le dijo, separándose, y dejando a Nicole dura, en su lugar.

-Largo-le contestó la muchacha, empujándolo hacia la salida del callejón. Harry rió divertido, a lo que ella soltó una sonrisa inhumana. Potter dejó de mirarla, y corrió en dirección a los carruajes. Quedaban pocas personas fuera de los carruajes. Buscó alguno al cual se pudiera subir.

-¡Harry! ¿Dónde estabas?-le dijo la voz ronca de Hagrid. Giró para mirarlo. Allí estaba, igual que siempre.

-Tuve que ir a buscar una cosa. ¿Queda alguno vacío?-preguntó, sin saludar a su amigo.

-Aquellos del final. En algunos quedan lugares vacíos-le respondió Hagrid. Sorprendido con la manera altanera y lejana en la que Harry le estaba hablando. El muchacho asintió y sin dar las gracias fue hacia los carruajes.

Efectivamente, había varios de ellos con lugares libres, pero ninguno vacío. Vio que delante de él se abría la puerta de uno de los carruajes y de ellos bajaba una muchacha muy bonita, de unos quince años, y con el uniforme de la casa de Hufflepuff. Unos rizos castaños le caían prolijamente sobre la espalda, y una expresión de inocencia surcaba su rostro. Sus ojos negros relampagueaban entre las pocas pecas de su rostro, y sus largas pestañas.

-Potter... ¿buscas un carruaje?-le preguntó la muchacha, jugueteando con su pelo. Harry sonrió de lado.

-Sí, lo hago, pero todos están demasiado llenos.-le respondió, dando unos pasos en dirección a la chica.

-Pues.... acá solo somos tres. Si quieres, puedes venir-le dijo la muchacha, revoleando los ojos y jugueteando aun más con sus rizos. Harry asintió. Caminó con pasos firmes hacia el carruaje. La niña entró dejándole espacio a Potter, quien cerró la puerta detrás de él.

Fue como si Harry hubiera llevado el silencio con él. Las tres jóvenes que se hallaban dentro del carruaje callaron en el preciso momento en el cual Potter puso un pie dentro. Pero la chica de los rizos pronto se animó a hablar.

-Me llamo Megan Railan. Estoy en quinto año de Hufflepuff, prefecta de la casa-dijo la niña de rizos, orgullosa de ella misma, estirándole la mano. Harry la estrechó con desconfianza. Megan le sonreía de manera extraña, y no dejaba de juguetear con el pelo.-Ellas son mis mejores amigas. Daiara Weinfreid, también de quinto curso Hufflepuff-explicó señalando a la muchacha a su derecha. Tenía el pelo extremadamente corto, de color azul oscuro, que contrastaba de manera increíble con los ojos grandes de color verdes. Tenía una nariz muy llamativa, y los labios finos.

Harry hizo un saludo con la cabeza, a lo que Daiara se sonrojó en extremo, y desvió la mirada hacia la ventana.-y ella es Priscila Pormer. También quinto curso, pero de Ravenclaw-dijo señalando a una muchacha de pelo castaño por debajo de los hombros, y ojos color marrón. Tenía cara redonda, y Harry notó que era una chica rellena y de escasa estatura. Priscila saludó a Harry con una alegre sonrisa, y a diferencia de Daiara, se quedó mirando a Harry durante un largo rato, sin borrar la sonrisa de sus labios. Harry se recostó sobre el asiento, y entrecerró los ojos.

-¿Te sientes bien?-le preguntó una voz desconocida. Al abrir un poco mas los ojos notó que era Priscila. Asintió con un movimiento de cabeza.-Pareces un poco enfermo-le confesó la chica, algo consternada.-Estas muy pálido.-volvió a hablar. Antes de que Harry pudiera hacer algo, Priscila había acercado la mano a la frente de Harry, para tomarle la temperatura. Ante la sorpresa de Potter, la chica quitó la mano rápidamente.-Estas helado.-le dijo, sorprendida y algo temerosa. Megan y Daiara posaron sus ojos también en Potter.

-Pues... es solo que no comí muy bien estos últimos días. Ya saben... el calor-mintió Harry. Las tres amigas soltaron un "Ahhh!", y Harry tuvo que retener el suspiro de alivio. Él sabía bien que no estaba frío por no haber comido bien. Estaba frío por haber besado a Nicole. Desde el momento en que había unido sus labios con los de ella sintió un frío inexplicable, pero también una inevitable atracción. Era imposible resistirse a Nicole. Había algo en ella... algo que lo atraía de una manera única. Asomó la cara por la ventana al tiempo que los carruajes se ponían en movimiento. Escuchó el ruido producido por los terribles caballos que los dirigían. Y vio, en la distancia, reflejada como una sombra, a una mujer encapuchada. Dos destellos celestes brotaron de entre los pliegues de la capucha, y Harry supo que se trataba de los ojos de Nicole. Sonrió. Se sentía alegre. Todo saldría a la perfección. ¿qué podía arruinarlo? Volvió la vista hacia el interior de carruaje para encontrarse con que las tres chicas aun lo miraban.

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Bueno.... muchas gracias a todos por leer mi historia... pensé que a nadie le iba a gustar!!! Hasta sentí que era la única que le agradaba la idea de un Harry diferente.... Y espero que les haya gustado el segundo cap.... no es gran cosa, pero prometo que a medida que avance la historia se va a volver mas... interesante y oscura. Por favor, déjenme reviews al menos para decirme que no les gustó el cap.

Luadica: gracias por tu review! Me fue muy alentador... la verdad que el papel de Nicole se va a ir descubriendo a medida que avance la historia. Ni siquiera Harry sabe por ahora el motivo por el cual ella lo ayuda. Pero a medida que avance la historia, las dudas van a empezar a ocupar la mente del oscuro Potter... lo prometo. Gracias por la recomendación de los espacios. Lo que pasa es que estaba muy apurada cuando subí el capítulo, y no presté atención en ese detalle. Pero creo que ya esta arreglado, verdad?

Ithae: tambien muchas gracias por el review! Fue muy incentivante (¿se dice asi?), aunque me hubiera gustado haber escrito un mejor capítulo que este.

Anne Malfoy: la verdad es que estoy deacuerdo con vos. Estoy harta de que Harry Potter tenga que hacer siempre el papel de justiciero! Digo... porque no puede actuar una vez de la manera que a él le conviene, y no de la manera que le conviene a la mayoría? Siempre pensando en el bien de todos, y así le va!! No! En mi FF será verdaderamente un Lord Oscuro. Me alegro de que te guste el personaje de Nicole. Me tomó bastante tiempo decidir como iba a ser...

Hcate: bueno, gracias!! Casi me sonrojo mientras leía tu review! Jajaja. Parece como si Harry hubiera caído demasiado fácil en la trampa de Nicole, ¿no? Pero... talvez Potter staba tan cansado de ser bueno, que aprovechó cualquier escusa para ser malvado... jejeje... Tu idea de no llamar la atención es buena, y de hecho, es la misma que Nicole le recomendó a Harry... pero cuando una persona deja salir al demonio que lleva adentro, es muy difícil controlarlo, ¿no lo crees? ¡Realmente te parece que Harry podrá aguantar verle la cara a Dumbledore sin querer ahorcarlo y desangrarlo a muerte? Y yo no dije que Nicole y Harry estaban solos en su camino hacia el poder... prometo mas info en próximos capítulos... ;0P

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