Capítulo V: El demonio que vive en ti

-Algo está mal con él, y lo digo en serio!-exclamó Ron, preocupado, mientras conversaba con otros alumnos de Gryffindor en la sala común aquella tarde.

-¿Cómo está Hermione?-preguntó Ginny, quien tenía a Crookshanks recostado sobre su regazo.

-Bien, pero debe permanecer en la enfermería un tiempo.-

-No entiendo que le sucede. Digo... el era un buen muchacho, ¿no?-decía Lavender.

-Siempre fue alguien... extraño.-dijo un joven de diez y siete años, llamado Kevin.

-¿A qué te refieres?-le preguntó Katie Bell.

-Pues... recuerdan ese año de la Cámara de los Secretos? Él pareció siempre ser el verdadero culpable de todo hasta que...-trató de explicarse Kevin.

-... hasta que encontraron a Hermione petrificada-terminó la oración Seamus Finnigan.

-Pero resulta que ahora la ataca sin ningún problema con un maleficio de magia negra-agregó Kevin.

-¿Y eso que tiene que ver?-saltó Ron consternado-

-Nada, solo que es sospechoso. Además... habla pársel.-siguió hablando Kevin.

-Bueno... eso no quiere decir nada-trató de defenderlo Ginny.

-Vamos Ginny, no puedes negar que no es común, y que el pársel no tiene buenos antecedentes.-

-¿Y hace dos años? ¿Recuerdan que él entró en el Torneo de los Tres Magos cuando nadie menor de 17 había podido? Y solo estaba en cuarto año...-sugirió Seamus.

-¡No fue él!-dijo Ginny moviéndose de tal manera que Crookshanks despertó agitadamente.-El impostor de Moody fue quien puso su nombre en el Cáliz.

-¿Y la extraña relación que tiene con el Innombrable?-dijo repentinamente Parvati, quien había permanecido en silencio todo ese tiempo, ignorando por completo la acotación de Ginny.

-¿De qué hablan?-dijo Ron, frunciendo el entrecejo.

-Bueno... nadie sobrevive tantas veces a alguien como él. Algo raro tiene que haber detrás de todo esto-dijo Parvati.

-¿Están insinuando que Harry está aliado a El Innombrable?-exclamó asustada Alicia Spinnet, compañera de Quidditch de Harry.

-No necesariamente.-habló Kevin, bajando el tono de su voz.-Potter tiene una historia extraña. Talvez... y solo digo talvez...-dijo en dirección a Ron y Ginny, quienes lo miraban con mala cara-nunca fue realmente unos de "los buenos", tan solo fingió serlo, cuando en realidad, desde que supo que era mago, estuvo del lado oscuro

-¿Qué estupidez estás diciendo?-exclamó Ron.

-Hey! Tú fuiste el primero en sugerirlo!-lo culpó Kevin.

-Yo no dije eso, solo dije que algo extraño pasaba con Harry-

-¿Algo como qué, Ron?-dijo una voz fría detrás de ellos. Apoyado contra la gran chimenea apagada, se hallaba Harry Potter. Todos parecieron helarse ante la visión. Varios, entre ellos Kevin, empalidecieron hasta adquirir un tono mortecino. Ninguno se animó a hablar, ni a moverse.-¿Sucede algo malo, compañeros?-habló nuevamente Harry, caminando lentamente hacia ellos, y con las manos en los bolsillos del pantalón.

-Na nada-tartamudeó Kevin, poniéndose de pie.

-¿Nada? Hubiera jurado que hablaban de... mi-dijo Harry en tono tranquilo, torciendo una sonrisa de lado, y con una mirada anhelante en dirección a los reunidos en los sillones, pero en especial, en dirección a Kevin.

-Tan solo hablábamos de lo que sucedió hoy con Hermione-

-Mientes-lo interrumpió Harry, marcando fuertemente la palabra, con los dientes apretados y una extraña expresión en el pálido rostro.-No hablaban solo de eso. Pero, talvez alguno de ustedes se digne a decirme la verdad-dijo en dirección al resto del grupo, quienes se comenzaron a dirigir miradas nerviosas.-¿Ninguno?-dijo Harry, retomando su caminata alrededor de los sillones, al tiempo que levantaba las cejas, fingiendo sorpresa con un tono de cierta ironía.-Me esperaba mentiras por parte del inútil de Kevin, pero de ustedes amigos... esto si que es decepcionante.-dijo Harry, mirándolos uno a uno, con una mirada sagaz , al tiempo que chasqueaba con la lengua.-¿Saben algo?-se apoyó contra el respaldo del único sillón libre.-No necesito que me digan de qué hablaban, porque yo ya lo se.-hubo un silencio incómodo-Buenas noches.-Harry dejó de apoyarse contra el respaldo de aquel sillón y emprendió el camino a su dormitorio.-Ah!-dijo girando para mirar de nuevo al grupo, el cual se detuvo nuevamente en seco- Y váyanse todos al infierno.

-¡Harry Potter!-escuchó su nombre resonar por todo el pasillo. Se detuvo y giró para mirar. Megan corría hacia él con una expresión de terrible odio.-Espero que me des una buena explicación de por qué no fuiste a donde habíamos acordado ayer al terminar las clases.

-Me olvidé-le respondió simplemente Potter. La expresión de enojo del rostro de Megan pareció alivianarse.

-Bueno... no me esperaba esa respuesta.-dijo, jugueteando nerviosamente con sus mechones de pelo rizado.-¿Es verdad lo que dicen?

-¿Qué dicen?-

-Que atacaste a Granger.-dijo rápidamente Megan.

-No la ataqué. Estábamos en un duelo.-

-Pero usaste un maleficio de magia negra.-

-No me di cuenta.-

-Harry, eso no es una buena explicación!-lo regañó la chica-Ahora todos están pensando en la posibilidad de que seas un mortífago, o algún tipo de mago tenebroso...

-Parece que a nadie le cuesta hablar mal de mí, ¿verdad? Nunca se les hizo difícil imaginarme como el chico malo.-dijo Harry con completa calma, gozando de la expresión de espanto que tenía Megan Railan.

-Harry, esto es serio.

-Si lo es, pero no era de lo que querías hablarme ayer.-la interrumpió.

-No, no era- declaró la muchacha sonrojándose un poco.

-¿Por qué no hablamos ahora?-sugirió Potter.

-¿Acá?-dijo Megan, mirando con desconfianza al pasillo por el cual pasaban varios alumnos que les echaban miradas curiosas.

-No. Acá.-le respondió Harry, corriendo un tapete para dejar a la vista un pequeño pasillo. Le hizo una seña con la cabeza para que entrara. Megan obedeció. Harry entró detrás de ella y cerró el tapete.

-Esta algo oscuro-dijo Megan, al notar que el pasillo sólo estaba iluminado por una antorcha.

-Eso no impide que hablemos-le dijo Harry, sonriendo de una manera que Megan encontró sumamente seductora.

-Bueno... yo.... esto es algo difícil para mí-confesó Megan, mientras que jugaba con su cabellos. Sus ojos negros brillaban a la luz de la distante antorcha, mientras que Harry permanecía semi escondido en las penumbras.-Quería decirte que desde el año pasado que... que...-Harry levantó una ceja, mientras que caminaba hacia Megan.-que me gustas... mucho.-confesó finalmente la muchacha. Para aquel entonces Potter se hallaba peligrosamente cerca de ella.

-¿En serio?-le dijo el muchacho en un susurro al oído, haciendo que la chica se estremeciera. Harry estiró una de sus manos y acarició con ella el rostro de Megan. Clavó sus ojos verdes en los negros de ella. Y luego, sin previo aviso, acercó sus labios a los de la Hufflepuff, y le dio un beso. Megan, al unir sus labios con los de Potter había cerrado los ojos, dejándose llevar por el encanto del beso. Harry la tenía agarrada con una mano de la cadera, y con otra del cuello. Sus ojos, completamente abiertos, tenían ahora un brillo malicioso y lunático, y de a poco, iban transformándose en un negro profundo. La muchacha parecía doblegada a la voluntad de Harry, y él era conciente del poder que ejercía sobre ella en aquel momento. Había algo en ella... algo que atraía a Harry. Pero era una atracción completamente diferente a la que sentía con respecto a Nicole. Nicole estaba hecha puramente de mal, pero Megan... ella era pura inocencia, y eso lo atraía. Finalmente, separó lentamente sus labios de los de ella.-Desde el otro día en la estación-habló Harry, muy cerca de ella-que no dejé de pensar en vos.-le dijo Harry, y supo que con eso, Megan había caído a sus pies.-Nos vemos- y diciendo esto, la soltó y comenzó a caminar hacía la salida del pasillo secreto.

Sabía que estaba unos minutos atrasado. De todos modos, continuó con su caminata tranquila. Los alumnos salían de las clases charlando alegremente. Dobló en aquella esquina. Allí estaba. La entrada a la biblioteca. Entró.

-Potter estás tarde-le dijo una voz autoritaria. Harry revoleó los ojos. En una esquina, detrás de una pila de libros, se encontraba Guadalupe Simspell.

-No tengo reloj para calcular la hora, profesora-dijo Potter, mientras se sentaba junto a Guadalupe.

-Claro.-le contestó ella, tomando otra pila de libros y poniéndola sobre la mesa.-Acá hay en total cincuenta libros sin clasificar. Como castigo, tendrás que clasificarlos. –explicó ella poniéndose las manos en las caderas. Tomó de entre los libros unos pergaminos y una pluma.-Acá vas a ir anotando la clasificación de cada libro. Todos los datos importantes: nombre, autor, fecha de edición, editorial, temas principales del libro, y ubicación en las estanterías. Por supuesto, tendrás que ubicarlos en donde corresponde según el tema.

-¿Eso es todo?-preguntó Potter de manera desafiante, mirando algunos de los libros que había delante de él.-¿Y hasta que hora tengo que hacer esto?-preguntó, levantando la mirada en dirección a la profesora.

-Hasta que termines con los cincuenta-le contestó ella, sonriendo satisfecha. La mirada de superioridad de Potter fue reemplazada por una de increíble odio, pero Simspell no pareció preocuparse por eso.-Y cuando termines, si todavía está aquí la bibliotecaria, dale todos los pergaminos de clasificación.

-¿Y si no está?-

-Llévatelos contigo y se los entregarás mañana a primera hora-le contestó Guadalupe.-Adiós.-se despidió. Harry la vio salir de la biblioteca y sintió la tentación de lanzarle un libro por la cabeza. Miró el pilón de libros delante de él. Jamás terminaría. ¿Por qué él, el poderoso Harry Potter tenía que hacer eso? No estaba bien. Estaba todavía pensando en eso cuando vio entrar a tres muchachas. Megan Railan caminaba jovialmente junto a sus amigas Daiara y Priscila.

-Megan-la llamó cuando pasó junto a las otras dos por su mesa. La joven se detuvo abruptamente. Harry apareció detrás de los libros.

-¡Harry!-dijo ella sonrojándose-¿Qué haces con todos esos libros?-le preguntó.

-Simspell me castigó por lo de Hermione. Tengo que terminar de clasificar estos libros hoy mismo.-explicó Potter, tratando de poner cara de inocente.

-No te puedo creer! ¿Tantos libros? ¡Jamás terminarás!-exclamó Daira consternada. Harry asintió. Megan permaneció unos segundos con la vista perdida, pensando en algo desconocido para Harry. Tenía el seño fruncido, pero cuando volvió a posar sus ojos en los de Potter, lucía una radiante sonrisa.

-No te preocupes. Yo te voy a ayudar.-dijo la muchacha Railan, sentándose junto a Potter y tomando un libro. Priscila no habló, tan solo se sentó enfrentada a su amiga y tomó otro libro. Daiara miró al grupo unos segundo.

-Oh! Ustedes no van a terminar nunca. Déjenme ayudarlos.-y diciendo esto, también tomó un libro y empezó a clasificarlo.

Harry sonrió satisfecho. Todo había sucedido tal como lo había planeado. Las chicas se habían doblegado una vez más a su voluntad. Podía manejarlas como a simples marionetas de trapo. Ellas harían todo lo que él les pidiera. Tomó un libro y comenzó a clasificarlo. Pero se tomó todo el tiempo posible. ¿Por qué hacer él el trabajo, si había tres chicas dispuestas a hacerlo por él? Meneó la cabeza al tiempo que se reía por dentro. En menos de dos horas las chicas habían terminado con todo el trabajo. Sólo restaba acomodar unos libros y entregar la clasificación a la bibliotecaria.

-Muchísimas gracias chicas. No se que hacer para recompensar esto.-les dijo Harry, sonriendo de medio lado.

-No tienes que hacer nada-le dijo Daiara sonriéndole.

-Hicimos esto porque queríamos, no para recibir algo a cambio-le dijo Priscila.

Daiara lanzó una mirada de soslayo a Megan, y luego, codeando a Priscila dijo-Nosotras ya nos vamos. Nos vemos después Meg.-se despidió, tomando a Priscila por el brazo y sacándola a rastras de la biblioteca.

-Tus amigas son... extrañas-dijo Potter, levantando una ceja.

-Todas las chicas se ponen raras cuando estan cerca de ti-le respondió Meg, quien buscaba algo en su bolso, o simplemente trataba de no mirar a Harry mientras le hablaba. –Yo ya me tengo que ir- Harry la tomó del brazo justo cuando se estaba poniendo de pie.

-Tenemos que hablar.-le dijo. Ella asintió-Pero no ahora. Vamos a esperar hasta que termine con mi castigo- le ordenó Potter. Ella volvió a asentir y salió de la biblioteca.

Harry se lanzó contra su silla, cerrando los ojos y tratando de pensar. Un par de ojos celestes se le aparecieron en la mente. Potter abrió sus propios ojos rápidamente. Tenía que esperar un poco para entregar las planillas de clasificación o sería sospechoso. Un segundo... ¿qué importaba si resultaba sospechoso? No tenía más ganas de seguir en la biblioteca, había cosas importantes que hacer.

Se puso de pie y tiró las planillas sobre el escritorio de la bibliotecaria. Salió tranquilamente de la biblioteca, como siempre, arrastrando varios murmullos en el camino. Sin saber a donde ir, decidió acudir al único lugar que apareció en su mente: la Sala Común.

El retrato de la Dama Gorda se abrió dejándole paso a una abarrotada sala común. Los alumnos de Gryffindor estaban distribuidos por toda la habitación, conversando, haciendo tareas, jugando, o simplemente meditando quien sabe de qué. Una expresión de asco surgió en el rostro de Potter. ¿Por qué tenía él que compartir una sala con todos aquellos... aquellos... mentirosos? Buscó un lugar despejado y tranquilo. En una esquina había un confortable sillón escarlata, donde dos muchachas de tercer año conversaban alegremente. Sonrió con superioridad.

-Necesito el sofá. Muévanse.-les ordenó Potter, quien silenciosamente se había movilizado hacia ellas. Las chicas callaron instantáneamente y voltearon para ver a la persona que les había hablado.

-Disculpa, pero estamos nosotras-le contestó una de nariz aguileña y pelo negro, en tono desafiante. La otra, pálida cono un papel, tironeaba de la túnica de su amiga, tratando de llamar su atención para decirle algo. Harry levantó las cejas.

-Si yo te digo que te muevas, te mueves y no discutes-le dijo con voz calma e imperativa.

-¿Y si te digo que no me quiero ir? ¿Qué piensas hacer al respecto?-lo volvió a desafiar la muchacha. Harry bajó la cabeza mientras que reía de manera fría.

-No quieres averiguarlo.-le contestó, al tiempo que levantaba su mirada y fijaba sus ojos en los de la chica.

-¿A sí? ¿Quién te crees que eres?-le dijo mordazmente, cruzándose de brazos. Potter meneó la cabeza en signo de desaprobación al tiempo que soltaba un suspiro. Miró a su alrededor y notó que nadie miraba en aquella dirección. Entonces, levantando levemente una mano, hizo un extraño movimiento.-¿Eso es todo? ¿Lo mejor que tienes, un movimiento de muñeca?-le contestó la joven burlonamente.- Olvidate de este imbécil, Laura, no vale la pena-dijo dirigiéndose a su amiga. Pero su amiga ya no estaba.- ¡Laura!-gritó, mirando en todas direcciones.

-¡AUXILIOO!-se escuchó gritar a una muchacha desde uno de los ventanales. Estaba colgando del marco, al borde de caerse de la torre más alta de Hogwarts.

-¡LAURA!-gritó la muchacha de pelo negro, corriendo hacia la ventana-¡Alguien ayúdeme! ¡Se va a caer!-gritaba mientras que trataba de abrir el ventanal. La mayoría de los presentes calló su charla para mirar en dirección a la chica de pelo negro y Laura. Harry vio como varios alumnos, entre ellos Ron, Neville, Seamus y Dean, corrían a ayudarla. Se sentó en el sillón a disfrutar del espectáculo. No importaba cuanta fuerza hicieran para abrir la ventana, esta no obedecía. Trataban todo tipo de hechizos, maleficios y encantamientos que se les ocurrían, pero el ventanal no cedía, y Laura comenzaba a perder fuerzas. Pronto caería si alguien no la ayudaba.

Repentinamente el hueco de entrada a la sala se abrió y la Prof McGonagall hizo su entrada, seguida por Guadalupe Simspell y Severus Snape.

-¿Dónde esta?-preguntó Minerva, haciéndose camino entre los alumnos. Se llevó una mano a la boca al ver a Laura, colgando débilmente del ventanal. Desde afuera, varios alumnos de Hogwarts montados en escobas, trataban de ayudarla-Háganse a un lado! Abriremos esta ventana-gritó McGonagall sacando su varita. Simspell y Snape la copiaron.-A la cuenta de tres, un hechizo abridor.-dijo Minerva. Ambos profesores asintieron. –Uno, dos, tres!- tres rayos de extraña textura, brotaron de las varitas y se unieron para chocar contra el ventanal, sin resultado satisfactorio.-¿qué diablos sucede aquí? ¿Por qué no abre esa maldita ventana?-exclamó Minerva, fuera de sí.

Desde afuera, Cho Chang, buscadora de Ravenclaw, había logrado alcanzar a Laura, y la había rescatado. Todos soltaron un suspiro de alivio.

-Me gustaría saber cómo es que esa alumna llegó hasta ahí.-se preguntó Simspell en voz alta.

-¡Fue culpa de él!-gritó rápidamente la muchacha de pelo negro amiga de Laura, señalando a Potter. Todos los ojos se volvieron al muchacho, quien estaba tranquilamente sentado en el sillón, con los dedos de las manos entrecruzados, y una sonrisa satisfecha en la cara.-Él hizo que ella fuera a parar ahí porque no le quise dar el sillón-volvió a gritar la morocha. Harry levantó una ceja, como si todo aquello le pareciera nuevo.

-Potter, ¿usted hizo que Laura Heisenber fuera a parar al ventanal, y además hechizó el ventanal para que no pudiéramos rescatarla?-le preguntó McGonagall, en un tono que intentaba ser serio. Pero Harry notó que ni siquiera la profesora creía las palabras que estaba diciendo. Por lo menos, no por parte de Harry Potter. Él jamás sería capaz de hacer eso... ¿o sí?

Potter no respondió, tan sólo se limitó a mirar primero a la chica morocha, y luego a McGonagall.

-No-respondió simplemente.

-¡Miente! Yo lo vi, profesora, yo lo vi. Me dijo que le diera el sofá, yo le dije que no, y entonces él me amenazó. Y yo volví a decirle que no. Él levantó una mano, hizo un extraño movimiento, y Laura desapareció de mi lado para aparecer en el ventanal!-gritó apresuradamente la morena a Minerva, entre lágrimas.

-Querida, cálmate. Ningún alumno de sexto año puede hacer magia sin una varita. ¡Ni siquiera magos grandes y hábiles logran hacerlo alguna vez!-le dijo la profesora de Transformaciones, apoyando sus manos sobre los hombros de la morena.-Y aunque pudiera, dudo mucho que el señor Potter haya tenido alguna intención de enviar a tu amiga al marco del ventanal.

-¡Pero lo hizo, profesora! ¡Se lo juro! ¡Fue él!-

-¡Señorita Smalinsky, contrólese por favor!-le dijo Minerva, sacudiéndola levemente. La muchacha dejó de gritar y llorar.-Esto ha sido un extraño accidente, del cual estoy segura que Potter no tuvo nada que ver y...

-Yo no estaría tan segura, Profesora-la interrumpió Guadalupe, quien no quitaba sus ojos de Potter.-Últimamente Potter ha tenido un comportamiento que deja mucho que desear.

-No lo dudo, profesora, pero no creo que Potter sea capaz de trasladar a una muchacha a un ventanal de la torre más alta del castillo. Y creo aún menos probable que Potter pueda hacer magia tan avanzada, como lo es un hechizo de traslación, sin varita. –le respondió con serenidad Minerva.-Ahora, será mejor que vaya a ver a la señorita Heisenber. Señorita Smalinsky, me gustaría que me acompañe. –la morena lanzó una última mirada de odio a Potter, y salió de la Sala detrás de Minerva. Snape miró a Harry de manera calculadora, y luego se encaminó hacia la salida. Guadalupe, en cambio, permaneció unos segundos estática en su lugar. Sus ojos verdes, escondidos detrás de aquellos pequeños anteojos, parecían ver más allá. Su mente estaba analizando todas las palabras de Smalinsky, y las estaba asociando con los hechos. Su mirada pasó en una fracción de segundo del marco del ventanal a Harry, y de regreso al primero. Y entonces, su rostro reflejó la comprensión. Lanzó una mirada ávida en dirección a Harry, y entonces, él vio reflejado en aquellos ojos, la terrible verdad. Ella creía en las palabras de la señorita Smalinsky. Ella sabía cómo habían sido los hechos. Este pensamiento borró la sonrisa del rostro del muchacho. Snape no había terminado de salir de la Sala Común cuando Simspell emprendió su camino detrás de él.

De a poco, todos volvieron a sus respectivos lugares, olvidando el espantoso suceso que momentos antes había tenido lugar. Todos menos Potter. Porque ahora, Guadalupe sabía demasiado. No podía permitir que ella arruinara sus planes. Era una mujer inteligente, sagaz, con una aguda deducción de los hechos. Era un peligro, un obstáculo en el camino. Y Harry tendría que eliminarla...

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Y bien... este es el capítulo cinco. ¿Qué les parece? No es gran cosa, pero intenta mantenerse en pie!! Jajaja.... XD Quería pedirles que leyeran mi historia nueva: MERODEADORES Y LOS GUARDIANES DE LA NOCHE, y que me dejen un review para saber que les parece.

Luadica: ¿Matar a Ginny? Mmm... no se que responderte... sería un final perfecto... o no. Puff! Si que leíste muchas historias... ¿hay alguna manera en especial para que busque a cierto autor o cierta historia? Porque me gustaría leer las que me recomendaste. Me di una vuelta por tus fanfics, y me encanta "Mi Oscuridad". Y me gustaría leer "Atracción al Poder", pero la verdad es que no tengo mucho tiempo libre... pero prometo leerla! Gracias por tu review, y me alegro que te guste como va quedando la historia... aunque todavía no tengo bien decidido el final...

Selene: jajaja!! La verdad es que Harry podría matar a todos esos estúpidos... ¬¬u... pero veremos que es lo que sucede!! ¿Ya te calló mal Guadalupe? Es increíble... yo fui quien la inventó y debo ser quien más la odia!! No soporto que sea tan deductiva!! Y tan entrometida!! Pero lo que realmente no puedo tolerar, es que sospeche de mi "ángel" Harry. Gracias por tu review! Espero recibir otro! ^_^

Hedwing-la lechuza: veo que tengo una nueva lectora! Woa! Pues, me alegro que te guste mi idea de un Harry malo... en un momento pensé que a nadie le gustaría.... jejeje.... creo que el capítulo 4 también es mi preferido... por el momento. Gracias por tu opinión, y espero que me des tu opinión del cap 5!! Gracias por tus deseos.

Patricia: no hubiera estado mal que Hermione se muriera, ¿verdad? Pero mi historia hubiera terminado muy rápido, y para este entonces, Harry ya estaría en Azkaban... jejeje... ¡El Adelanto! Jajaja, me siento como cuando dan los adelantos de las películas en la tele, que toda la gente formula sus propias conclusiones... pues, ya se verá porque Ginny se pone de esa manera... ;0P

Bellatrix88: Gracias por leer mi otro FF, Bella!! Eres una muy buena amiga (y lectora). Me imaginé que te gustaría que ataque a Herm... le tienes tanta simpatía (tono irónico). ¿Y este cap que tal estuvo?

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