Capítulo 11
Pasó un buen rato en el que Nic tan sólo conducía, él con el casco de Sonyc y Tete-chin con el de Simón, no dijo nada, Tete-chin se limitó a aferrarse a la cintura de Nic mientras conducía, rodeándole con los brazos, sin mirar nada, ni al frente, ni a él, con cada nueva curva cerrada que cogía se aferraba más fuerte a él, lo mismo con cada aceleración, eso le recordaba a Tete-chin aquel viaje que hizo con JL a uno de los cursillos, también se pasaron horas en carretera en aquella moto, una yamaha virago, y sonrió al recordar el miedo que pasó por la manía de su maestro de que si en una curva ponía que había que ir a 50 él se ponía a 70. La erizo marrón cerró los ojos y apoyó la cabeza en la espalda de Nic, éste había estado un poco en la luna, pensando en mil y una cosas y en nada a la vez, reaccionó, fue aminorando la marcha, estaba oscureciendo, realmente no sabían cuántas horas llevaban en la moto sin parar, la cuestión era que ahora estaban lejos, lejos de ellos, lejos de todo, había sido como dejar atrás el miedo y la confusión que recorrían veloces el cuerpo de Nic.
-¿Tete-chin?- Nic paró la moto y comenzó a quitarse el casco.
-Se me han dormido las piernas... de la entrepierna ni te hablo.- Se puso a reír bromeando Tete-chin mientras se sacaba el casco.
Nic bajó de la moto, cogió de la cintura a Tete-chin y la ayudó a bajar, realmente tenía las piernas adormecidas y le costó un poco ponerse en pie.
-¿Dónde me has traído?- Preguntó Tete-chin mirando a un lado y a otro.
-No lo sé...- Nic bajó la cabeza. -Lo siento, sólo quería que nos diesen un poco de paz.
-Nada, son todos muy chafarderos...- Tete-chin seguía sin mirarle.
Nic no dijo nada durante un momento, Tete-chin empezaba a ponerse nerviosa, pero tampoco era capaz de preguntarle, no sabía de qué iba todo aquello, notaba su corazón tan acelerado que temía que Nic lo notase, si lo que tenía que decirle era algo relacionado con las bromas de Simón... no podía imaginarlo, nunca se le había pasado por la cabeza una relación de ese tipo con Nic, era su amigo, así lo sentía, nada más, ni siquiera recordando en todas las bromas que habían compartido, los abrazos, los besos en la mejilla, todo el cariño que se daban el uno al otro.
-¿No tenías que decirme algo?- Se impacientó Tete-chin.
-Eh, sí...- Nic se rascó la cabeza mirando a otro lado. -Mira... es que... temo que si te lo digo te enfades.
Tete-chin se extrañó, ¿por qué tenía que enfadarse? si era aquello a lo que se refería Simón, ella no se enfadaría, nunca lo hacía, cuando se le declaraba alguien solía sonreír y hablar, intentaba por todos los medios que la otra persona se sintiese bien a pesar de la negativa, ella ya había sufrido suficiente en sus carnes negativas descaradas, aquellos reproches, cuando la ignoraban.
-Ya me conoces, no me enfado, y si lo hago se me pasa enseguida...- Rió Tete-chin.
Luego se puso más seria, se sentó de lado en la moto, apoyando las manos a los lados y agitando un poco las piernas, sin mirarle.
-Pues...- Empezó Nic. -es por lo de ese Evil Sonic.
-Ah... era por eso...- Tete-chin dejó de agitar las piernas.
-Es que ese Evil Sonic... él es... es.
-Lo sé.- Le cortó Tete-chin. -Me lo contó Sonyc.
-¿Eh? pero... bueno... ¿qué te dijo?- Nic estaba sorprendido.
-Eso, que el Evil que nos atacó fue el que destruyó tu mundo, no quería hablar de ello porque pensé que te dolería si te lo hacía recordar.
-Ah... eso... ¿algo más?- Nic la miró.
-¿Qué más?- Tete-chin también le miró. -No me dio muchos detalles, ya sé cómo os conocisteis.
-Sí es verdad... es que no sabía cómo reaccionarías si te lo decía... esto... si le irías detrás a pelearte o algo así.
-Jajaja, no creas, a veces hablo mucho pero luego soy demasiado pacifista... hasta que se me cruzan los cables.- Tete-chin volvió a mirar al suelo. -Pero cuando me tocan a la gente que me importa, a veces pierdo el control, te quiero mucho como amigo, ya lo sabes, he llorado muchas veces en tu hombro, hemos reído a carcajadas, hemos pasado tantas cosas juntos... no quiero perderte, eres un buen chico, siempre me animas cuando estoy triste, eres genial, sí que eres un héroe, hiciste todo lo que pudiste en tu dimensión, lo que pasa que a veces las cosas son así.
-No, Tete-chin, para ya, deja de decir que soy genial... las cosas no son así... no soy un héroe, no hice todo lo que pude, dejé que pasase todo... pero te prometo que ahora será todo distinto y seré un héroe de verdad...- Nic se acercó a Tete-chin y se abrazó a ella.
Tete-chin le rodeó con los brazos, sonriendo, de verdad pensaba que era genial, no lo decía por decir, aunque no podía oír los pensamientos de Nic, repitiéndose a sí mismo "piensa que soy genial... no puedo decírselo..." mientras, a la espalda de Tete-chin, Nic comenzó a apretar los dedos, toqueteándola.
-¿Qué haces?- Separó la cabeza de él.
-Tienes la espalda llena de contracturas, ¿sabes?
-Pues claro que lo sé, si lo único que hago es trabajar y trabajar... mucho curro y poco frikismo.
-Jaja,- Rió Nic. -ya lo sé, anda, date la vuelta, a ver si te arreglo algo.
-Ojalá pudieses arreglarme el bolsillo, siempre ando fatal con el dinero.
Tete-chin se sentó en la moto como si fuese a conducir, Nic detrás de ella, también cabalgando a lomos del caballo de metal.
-Yo no voy a conducir, ¿ein?- Rió Tete-chin.
-No, ni hablar, la moto es mía.- Nic también rió.
Se desabrochó el nudo de la camisa azul y se apoyó con los brazos sobre la parte delantera de la moto, notó la mano caliente de Nic entrar por debajo de la camisa sobre su espalda, la otra mano estaba fría, frío metal, aunque prefirió no hacerle ningún comentario sobre ello, ya que tan amablemente se había ofrecido al masaje, sabiendo que quien tenía que habérselo dado hacía 2 semanas le había dado plantón, pues así ya estaba bien. Se intentó relajar lo más que pudo, cerrando los ojos, recordaba haberle dado algún que otro masaje ella a él con anterioridad.
-Puf, tienes esto hecho un cristo...- Dijo Nic apretando los dedos en los músculos de la espalda de Tete-chin.
-Ya te lo he dicho, si es que quiero hacerlo todo... trabajo, gimnasio, casi no tengo tiempo para escribir... y ahora Simón me pedía del fanfic ese...- La voz de Tete-chin sonaba cada vez más pausada, más relajada.
-No te duermas, ¿eh?
-No, no, no me duermo, esto me relaja mucho, ya sabes.- Tete-chin se incorporó un poco. -No mires.- Le dijo sacándose la camisa. -Ahora mejor.
Se volvió a tumbar, notando el masaje cada vez menos terapéutico y más suave.
-No sé de qué te preocupas, no sería la primera vez que te veo sin ropa.- Medio rió Nic con la voz más baja.
-Esa vez no cuenta.- Susurró Tete-chin notando el cuerpo de Nic cada vez más cerca del suyo.
Y lo recordó, cuando supo que Nic era un Sonic de otra dimensión, decidió que tenía que descubrir si era igual que el resto de Sonics. Estaban de vigilancia, pero Nic dijo que podían darse un respiro, estaban en un lugar de baños termales, así que se fue a dar un baño, estaba saliendo del agua, cuando oyó una voz.
-Pues sí que sois iguales todos los Sonics... al menos tú y el del videojuego en las duchas del Casino.- Tete-chin estaba de puntillas, apoyada con los codos en la pared de piedra que separaba ambos lados.
-¡Pero ¿Qué haces?!- Gritó con un gallo Nic metiéndose en el agua de nuevo, más rojo que un tomate.
Lo que no sabía Tete-chin era que había iniciado la guerra del destape, pues cuando llegaron al cuartel general, Tete-chin salió de la ducha secándose con una toalla cuando entró Nic en el baño.
-¡Y todas las Tete-chines son iguales!- Dijo Nic haciéndole burla.
Tras aquello salió corriendo, para no ser alcanzado por un bote de champú que le lanzó Tete-chin.
-Definitivamente...- Comenzó Tete-chin una vez sola. -Todos los Sonics son unos críos...
Pero ahora ya no eran unos críos, no aquellos muchachos adolescentes que tonteaban sobre aquel tema tan vergonzoso llamado sexo, ya eran mayorcitos, y ya no eran vírgenes, todo había que decirlo, de una manera u otra habían seguido su camino por separado, el camino que iniciaron juntos, como vigilantes, como amigos, había sido un reencuentro algo accidentado, pero ahora podían continuar su amistad, o eso esperaban.
Tete-chin notó su corazón latir de forma diferente, se sacó las gafas, supuso que algo tendría que ver el masaje, o en lo que se había vuelto, caricias una tras otra desde su cuello, pasando por los laterales de su espalda, quizás demasiado cerca de su pecho como para poder soportarlo, llegando a su cadera, ahora aprisionada por parte del cuerpo de Nic, que hacía equilibrios para mantenerse así sin aplastarla, hasta que oyó a Tete-chin como si aguantase la respiración.
-Cuando quieras que pare me lo dices...- Susurró Nic.
-Vale, ya te lo diré.- Sonó la voz de Tete-chin con la respiración acelerada.
Tenía ganas de olvidarse de todo por un momento, saltarle al cuello, abrazarle, besarle, la reacción normal ante aquella situación, pero por su mente pasaba su propia voz interior "¿qué pasa con tu novio? Bueno... una canita al aire... no tendría por qué enterarse..." y eso hizo que se detuviese un momento en el contoneo que había iniciado, no entendía cómo se le había pasado eso por la cabeza, no era la primera vez que se cuestionaba sus creencias, pero ya había tomado una decisión con su novio y ahora no quería tirar por la borda todo lo que había conseguido, al menos no sin sentido, intentó centrarse en sus emociones, no quería hacer algo de lo que luego fuese a arrepentirse, no le gustaba arrepentirse de nada, las cosas pasaban y ya está, no por arrepentirse iba a cambiarlo, se centró en aquella sensación que le daba Nic rozando su cuello con su respiración, pero a parte de la reacción de su cuerpo, no sentía nada, no era el mismo sentimiento de cuando era su novio quien hacía aquello, y cuando haciendo equilibrismos se pusieron uno frente al otro, abrazándose, sonó en su mente de nuevo su propia voz "esto no está bien, tengo que parar", continuando un poco el juego, Tete-chin le dio pequeños y suaves besos en el cuello a Nic, pero dejándolo, separándose un poco "no es lo mismo, quiero a mi novio.
-Tendríamos que volver...- Cortó el aire Tete-chin. -No puedo hacerlo, quiero a mi novio, y no es el mismo sentimiento, ya sabes que.
-Shhh...- Nic le puso un dedo delante de los labios. -No hace falta digas nada.
-Pero yo quiero decirl.
-Que no hace falta.
A Tete-chin le daba mucha rabia que la cortasen, y aunque ya habían parado, seguían abrazados.
-Nos tenemos que ir.- Volvió a decir Tete-chin.
-Yo no quiero irme...- Nic cerró los ojos apoyando su cabeza en la de ella.
-Venga, que no quiero quedarme aquí toda la noche.- Tete-chin tampoco estaba muy por la labor de separarse, le abrazó fuerte. -Te quiero mucho, como amigo.
-Yo también.- Repitió Nic casi seguido de las palabras de ella. -Nos hemos dejado llevar un poco, eso es todo.
-Es lo que pasa cuando tienes tanta confianza con alguien, y ya no somos unos críos.- Tete-chin se separó de nuevo, poniéndose la camisa.
"Confianza..." Murmuró para sí mismo Nic, ahora más que nunca quería guardar con él aquello que debía haberle contado a Tete-chin en aquella escapada, podía perder su confianza, perderla a ella, y eso era algo que no quería ni imaginarse.
-De esto, ni una palabra a mi novio, no lo entendería.- Le dijo Tete-chin para finalizar.
Continuará...
