Capítulo 17

La luz brillaba intensa a esas horas del día, reflejaban los rayos del sol en el pequeño riachuelo, todo parecía en calma, una suave brisa llegó de forma inesperada, el agua comenzó a dibujar círculos, ondas que se expandían, y en un reflejo verde aparecieron Tete-chin y Amy, cayendo al agua.
-¡Ahhh! ¡Tete-chin! tienes que practicar más el aterrizaje...- Gritó Amy saliendo del agua.
-¡Estamos vivas!- Gritó jubilosa Tete-chin.
-¡Pues claro! dijiste que se podía hacer...- Salió del agua Amy con cara de hastío.
-Es que sabía la teórica... pero nunca lo había probado...- Se limpió las gafas Tete-chin saliendo del agua también.
-¡¿Qué?! ¿Quieres decir que lo has hecho sin saber si sobreviviríamos?- Amy se quedó helada, cogió a Tete-chin de las solapas y la traqueteó.
-Hay que tener fe... eso es todo.- Se soltó y se quedó cruzada de brazos Tete-chin.
Amy le dio un capón:
-¡Estás loca! y lo peor, ¡mira mi vestido! estoy chorreando.
-Venga, venga, un poco de agua no te matará.
Mirándola de reojo, Amy le dio un empujón y la tiró de nuevo al río:
-A ver si se te refrescan las ideas.
-Ahhh... eres tonta... so pija.
-Hortera.
Y las dos se echaron a reír. Prosiguieron el camino, Tete-chin llevaba en su mano la Space Stone a modo radar, era la primera vez que la usaba de aquella manera, pero sus sueños cada día se hacían más intensos, la sensación de que la llamaba algo, alguien, las visiones del pasado, no lo entendía, nunca le había echado mucha cuenta a todo aquello, era de esas personas que decían "yo no he pedido tener este poder", lo aceptaba, pero a la vez no lo quería, si no podía ayudar a nadie con él no quería saber nada de sus visiones, ya lo había intentado en el pasado, cuando era niña, tuvo una visión, avisó, pero nadie la creyó, nadie le hizo caso, y su visión se cumplió, era pequeña y aquello la marcó mucho, pero ahora era distinto, veía que con aquello podía hacer cosas buenas, si pudiese al menos apaciguar el corazón de Nic, con eso ya sería suficiente, ya habría valido la pena el riesgo, pero primero tenía que encontrar a esa Amy, al punto de inicio de las llamadas a su Space Stone.
-Oye...- Comenzó Amy mientras caminaban, tras oír la historia de Nic que le había contado Tete-chin.
-¿Qué pasa?- Tete-chin seguía buscando el camino.
-Todo esto que haces, es un poco repentino.
-Es que hasta ayer no supe toda la historia, ya te lo he dicho, es mejor que les detenga ahora antes de que se hagan daño de verdad...- Tete-chin miró hacia arriba.
-No lo digo sólo por eso, se podrían buscar alternativas, sin embargo estás buscando a esa Amy, la estás buscando para Nic, no para Shon.- Amy consiguió con sus palabras que Tete-chin se parase y se girase hacia ella.
-¿Qué estás suponiendo?
-Esto podrías hacerlo con él, Nic te ayudaría a buscarla encantado, sin embargo parece que has huido de él, te has vuelto a refugiar en Sonikku.
-¡Anda ya!- Giró de un lado a otro la cara Tete-chin. -No digas tonterías, le estás dando un tono que no es, no quería que Nic lo supiese porque seguramente no me habría dejado hacerlo.
-¿Y por qué no? si tanto dices que quería a esa chica ¿por qué no intentarlo?
-Porque no tiene esperanzas, en eso también me ha estado engañando.- Tete-chin siguió andando dejando a Amy detrás.
-¡Eso no es motivo!- Amy corrió un poco para alcanzarla. -¿Qué pasa con él? ¿estás enfadada por haberte mentido?
-¡Que no!- Gritó Tete-chin. -¡Estoy harta de todo esto, siempre igual "¿estás enfadada?"! todo el mundo piensa que sabe cómo me siento, a mí los enfados me duran muy poco, son los demás que no hacen más que recordármelo.
-¿Lo ves? ahora te has enfadado.- Amy se cruzó de brazos.
-¿Y quién tiene la culpa? Es que a veces me sacas de quicio.- Tete-chin apretó los puños.
-Tú sola te sacas de quicio, porque quieres aparentar que todo va bien, finges que no te pasa nada hasta que explotas y se lo cuentas a todo el mundo, te conozco, y ahora mismo estás rabiosa.- La sermoneó Amy.
-Ah, claro, habló la lista, la que tiene tanto temperamento que siempre hace salir corriendo a Sonic.
-¡¿Lo ves?! estás rabiando por algo.
-¡¡¡Que te calles!!!- Gritó Tete-chin cortando las palabras de Amy. -¿Quieres saber que me pasa? ¿eh? Pues lo de siempre, que soy una idiota, quiero controlarlo todo y no puedo, y siempre me pasa lo mismo... odio que me digan "ya te lo dije"
-¿Qué te pasó?- Amy le puso una mano en el hombro.
-¡Que el tonto de Nic me dijo que me quería!- Tete-chin le giró la cara. -Mira que fuiste tú la que me avisaste, y ahora va y ocurre, se está enamorando de mí, pero yo no puedo corresponderle.
-¿Eso es lo que te da tanta rabia? sabes que te apoyo, no te diré "ya te lo dije.
-No es sólo eso... si es que siempre me pasa igual, yo antes iba muy de culo por él, me gustaba mucho, pero le di por imposible porque somos de distintas dimensiones, y ahora me dice esto, como piensa que no verá nunca a su Amy, ahora es cuando prueba suerte conmigo, ¡pues yo no soy segundo plato de nadie!
-Pero Tete-chin, esa no es la cuestión, no creo que esté probando suerte, el problema es si a ti te sigue gustando.
-Pues eso, ya no le veo como algo más, ahora sólo sé verle de amigo, lo que siento por él es una gran simpatía, amistad, no es como antes, no es como lo que siento por mi novio.
-¿Se lo has dicho?- Amy notó a Tete-chin más relajada.
-Sí, pero no creo que esté enamorado de mí realmente, él sigue queriendo a su Amy, lo que pasa es que estamos muy unidos y se refugia en mí para no sufrir por ella, lo mismo que hago yo con Sonic cuando mi novio tiene que irse.
-Te entiendo... mira que todos siempre te están pinchando con lo de tu novio, que siempre está fuera y todo eso, pero sé cómo te sientes, también me duele cuando Sonic se va y me deja atrás, al menos el tuyo te quiere muchísimo y hace todo lo posible por tenerte contenta...- Amy bajó la cabeza.
-Bueno... a su manera, a veces también me pone de los nervios... es un pulpo... además, Sonic también te quiere, pero es como yo, no es de los que se casan, necesita ser libre y vivir a su manera, y tú estás loca...- Tete-chin le dio un capón y salió corriendo. -¡Date prisa que estamos llegando!

En un gran claro del bosque había un pequeño pueblo, los caminos lo indicaban bien pero era de difícil acceso, eran rurales llenos de piedras y baches.
-¿Te ayudo con la leña?- Preguntó un gato grande naranja.
-No hace falta, vuelve dentro con los demás, enseguida estoy con vosotros.- Respondió una chica erizo rosada.
En ese momento llegaron Tete-chin y Amy.
-Sigo opinando que debimos girar a la derecha.- Se cruzó de brazos Amy.
-Oh, venga, que soy yo la que dirige.
-¡Pero si no tienes sentido de la orientación!- Amy miró hacia la chica que recogía leña. -Pues hemos llegado.
Tete-chin la miró, pero no era igual que Amy, llevaba todo el pelo peinado para atrás, agarrado de forma que no se le viese el flequillo, sólo una punta se escapaba, aparentaba bastante más mayor que Amy, sí que era de cuerpo rosado y ojos verdes, pero había que asegurarse, así que se acercaron.
-Oiga, perdone...- Comenzó Tete-chin.
La chica vio la piedra brillante en la mano de Tete-chin, fue una reacción sobresaltada, tiró toda la leña que llevaba en brazos y cogió un palo largo que tenía cerca.
-¡Atrás, apartaos!- Gritó la muchacha.
-Ey, ey, tranquila...- Dijo Tete-chin echándose atrás. -Venimos en son de paz.
-¿Te has pensado que son indios o qué?- Rió Amy.
-Deja esa piedra en el suelo y da dos pasos hacia atrás, despacio.- Ordenó la chica.
-De eso nada, mira, deja que te explique, estamos buscando...- Comenzó Tete-chin dando un paso adelante.
Pero no parecía atender a razones, lanzó un ataque con el palo, Tete-chin pensó para sí misma "es como un bo, es como un bo... ¿qué había que hacer en esta técnica?" y como solía hacer normalmente, le salió la técnica defensiva sin pensarla, esquivó el golpe y le arrebató el arma.
-Escucha un poco, plis.- Insistió Tete-chin.
Y sin escucharla aún se puso a gritar, rápidamente de la casa salieron sus "amigos", el gato naranja grande, una ardilla macho marrón claro y un conejo joven color rojo, poniéndose delante de ella, Tete-chin dio dos pasos atrás.
-Em...- Se dirigió a Amy. -Todos tuyos.
-¿Quéee?
-¿Tú no ibas a protegerme? ahora sería conveniente salir por patas... pero hay que sacar las cosas en claro, no les hagas mucho daño.- Tete-chin se puso tras Amy.
-Chicas... ¿se puede saber qué hacéis?- Interrumpió la ardilla.
-¿Uh?- Se asomó Tete-chin tras Amy. -Nosotras queríamos hablar con "Amy.
-¡Así que fuera del medio!- Amy sacó su martillo.
-¿Quién?- Comenzó la ardilla.
Pero no pudo continuar, Amy ya había esquivado al conejo y le había atizado un martillazo que rebotó por todo el pueblo.
-¡Ayuda un poco!- Se giró Amy hacia Tete-chin.
-Esto...- Tete-chin miró al gato que corría hacia ella. -Sí, claro, pa mí el más grande.
En cuanto llegó el gato a su altura, le hizo una técnica y lo tiró al suelo, se puso a rascarle bajo la barbilla, cosa que hizo ronronear al gato, medio adormecido, con las orejas agachadas.
-Gatito, gatito...- Decía Tete-chin sonriendo. -No me gusta la violencia.
-¡Parad! un momento...- Interrumpió la chica. -Oye, tú, deja al gato y escucha.- El conejo cayó en su último rebote a su lado.
-Por fin dispuesta a hablar, ¿eh?- Tete-chin se puso en pie.
-Soy yo la que va a preguntar...- Comenzó colocándose el pelo.
-Sin mandar...- Tete-chin cogió de la cintura a Amy y la alzó ante ella. -que estoy armada.
-Teteeee, poca broma conmigo...- Amy agitó su martillo de un lado a otro.
-Bueno...- La chica agachó un poco la cabeza. -Antes ¿qué me has llamado? ¿Amy?
-Sí, eres Amy ¿verdad?- Tete-chin miró a un lado y a otro esperando no equivocarse.
-No,- Se adelantó el chico ardilla. -ella es Rossy.
-Tranquilo,- Le puso la chica la mano en el hombro. -dicen la verdad, hace mucho yo me llamaba así.
Tete-chin y Amy se pusieron a dar saltitos de alegría cogidas de las manos.
-¡Vivaaa, a la primera!- Dijeron a la par.
-Pero Rossy...- Dijo el conejo al levantarse del suelo.
-Chicos, voy dentro a hablar con estas chicas, dejadnos un momento a solas... no pasa nada...- Sonrió la muchacha.
-No puedes ir con ellas, sabes que te están buscando por tus Time Stones... quien sabe si es una trampa.- Habló demasiado el gato.
-Time Stones... así que es así como se hizo la conexión... lo sabía.- Pensó en voz alta Tete-chin.
-Entremos.- Finalizó la chica.
La siguieron, era una cabaña de madera, muy "rústica", típica de campo, se sentaron a una mesa, esperando a que la muchacha trajese "algo", era una mochila.
-Vaya, pensé que nos iba a dar de comer...- Dijo Tete-chin.
-¿Desde cuando piensas con el estómago?- La miró de reojo Amy.
-Desde que no he tomado nada desde el desayuno.- Le puso morros Tete-chin.
-Tú estás tonta, ¿por qué no comes? ¿mal de amores?- Amy puso un tono irónico impropio de ella, influencias de Rouge.
-Tonta tú, no he tenido tiempo, salí corriendo del curro y luego estuve muy ocupada...- Se oyó al estómago de Tete-chin gruñir.
-Jaja,- Rió simpática la muchacha dejando sobre la mesa galletas que empezó a devorar Tete-chin. -siento haberos dado mala impresión antes, cuando vi esa Space Stone me asusté, aquí hay un tipo que tiene una y no para de molestar.
-¿Una Space Stone? imposible...- Tete-chin negó con la cabeza, cogiendo más galletas.
-Créeme, además, mira...- Sacó de la mochila muchas piedras brillantes.
-A ver...- Amy las contó. -¿Siete Time Stones y una Space Stone blanca? Tete-chin, qué cutres somos... no tenemos ni la mitad.
-La pureza...- Tete-chin la miró. -Entonces sí que eres Amy.
-Sí, pero ya no me llamo así, al menos aquí no.
-Bien, ahora volvamos, Sonic estará desesperado preocupado por mí...- Amy suspiró.
-¿Volver a dónde?- La otra Amy se puso en pie. -En este mundo hubo una catástrofe... huí al pasado sin darme cuenta siquiera, encontré esta piedra y me explicaron la leyenda de las Space Stones, de la existencia de otros mundos, sabía que algún día vendrían a por la piedra... pero.
-Escucha, tienes que venir con nosotras, debes evitar que ocurra otra catástrofe... tienes que detener a Shon...- Tete-chin se puso seria, sabía que eso no sería fácil para ella.
-¿Shon?- Se volvió a sentar. -¿Está... vivo?
-Sí, y Nic también,- Se puso Amy en pie. -te está esperando y todo eso, ¿nos vamos ya? quiero ver a mi Sonikku.
-Todo a su tiempo, Amy.- Dijo Tete-chin serena.
-¿Amy?- Repitió la chica.
-Sí, es la Amy de otro mundo.
Amy hizo un giro sobre sí misma y saludó.
-Ah... la Amy de tu mundo.
-No, yo soy de otro sitio.- Rectificó Tete-chin.
-Entonces tú también eres una Amy.
-Que no, yo soy yo de mi mundo...- Tete-chin odiaba tener que explicarlo todo al pie de la letra.
-Bueno... pero no puedo irme... llevo años viviendo aquí con esta gente, ¿cómo voy a irme así? prometí ayudarles con el tipo que tiene la otra Space Stone.
-¿La otra?- Preguntó Amy.
-El vacío...- Murmuró Tete-chin. -No puede ser... la tiene Shon... las Space Stones no se clonan.
Salieron fuera de la casa, siguiendo a Tete-chin, que había salido corriendo sin decir nada más, ahí había un gran oso gris, era enorme, rugía con tal fuerza que retumbaba todo, hasta el aire se volvía inestable.
-¿Dónde está la chica?- Gritó el oso furioso.
-Vas listo si piensas que te la daremos así como así...- Se le encaró el chico ardilla.
El gato le saltó a la espalda arañándole.
-Amy...- Tete-chin miró a su joven amiga.
-Todo saldrá bien.- Dijeron Tete-chin y Amy a la vez alzando sus piedras verdes.
"Esperanza" significaba ese color, les echaron una mano a los amigos de la Amy de ese mundo, pero el oso parecía crecer en poder contra más le atacaban.
-Tengo una idea...- Tete-chin le cogió de la mano la Space Stone blanca.
La alzó en dirección al oso, éste se quedó quieto, de nuevo lanzó otro rugido, creando una bola de energía que lanzó contra Tete-chin, pero Amy le dio un martillazo como si fuese una bola de beisbol, se sonrieron, siguieron un poco más, el oso comenzó a brillar azul oscuro, tosió y escupió una joya de aquel mismo color.
-Je... lo imaginaba, la Space Stone del vacío...- Sonrió Tete-chin.
El oso, medio atontado, no recordaba qué hacía ahí, su expresión cambió, ahora parecía bueno, aquello era una gran victoria, así que Tete-chin se dispuso a recoger la piedra del vacío, pero ésta en cuanto se acercó brilló de nuevo, se alejó de ella, y como si quisiese atacarla salió disparada pasando por su lado, "¿me rechazas? ¿por qué?" No entendió Tete-chin pensando para sus adentros eso, le había hecho un leve rasguño en la cara, un corte limpio que a penas sangraba, la vio girar sobre sí misma, saliendo disparada de nuevo enterrándose en el suelo.
-¡Tete-chin! ¿estás bien? la joya se va...- Amy intentó atraparla.
-Déjala... las Space Stones no se clonan... por eso ha huido de mí... no puedo llevarla conmigo porque esta piedra es la que años después encuentra Nic...- Explicó Tete-chin limpiándose la sangre con la mano, ahora lo entendía mejor.
-Ah, bueno... pues bien, hermana mayor...- Bromeó Amy mirando hacia la chica. -Ahora podemos irnos.
-Pero...- Miró a sus amigos tras ella.
-Ve.- Sonrió el chico ardilla. -Desde el día que llegaste sabía que cualquier día te irías.
-Chicos... nunca os olvidaré... los siento.
-¡Cuídate!- Dijeron a la par el gato y el conejo.
Un último vistazo atrás, sólo uno más, con su mano en el centro de su corazón, dejando atrás a sus amigos, a los que habían estado con ella durante todos aquellos años, le cayó una lágrima al pensar que no les iba a volver a ver, su mundo explotaría dentro de 100 años, ellos ni se enterarían, pero era horrible pensar en lo que iba a pasar.
-¿Lista?- Dijo Tete-chin triste también.
-Espera...- Amy miró atrás también. -No es justo... ¿no podemos hacer nada?
-...Me gustaría, pero no puedo cambiar el destino.
-¿Y ahora no lo estamos cambiando?- Amy apretó los brazos de Tete-chin con sus manos.
-Debía estar escrito que esto pasaría... hasta esta Amy lo dijo, sabía que alguien vendría a buscarla.
-¡Pero no es justo!- Amy la traqueteó.
-No pasa nada...- La otra Amy le acarició la cabeza. -Sé que tendrán una vida larga y feliz, y aunque me dé un poco de miedo, tengo que ayudar a Shon... y a Nic... no sé que fue lo que pasó después de que Nic se fuese a enfrentarse a su hermano.
-Te lo contaremos por el camino, ahora vamos.- Tete-chin sonrió.
La nueva Amy se unió a ellas, sacando su Time Stone verde, se cogieron de las manos y dejaron que aquella luz de esperanza las envolviese a las tres.

Continuará...