Capítulo uno

Brenna

Brenna estaba sentada bajo un gran árbol, gozando de la sombra que le proporcionaba.

Los rayos de sol se infiltraban entre jirones del follaje y acariciaba suavemente su piel ; cerró los ojos concentrándose en el ruido que la envolvía ; los demás estudiantes habían finalizado las clases y andaban por ahí divirtiéndose...

Aspiró el dulce aroma del matorral lleno de jugosas moras negras y rojas, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió a gusto.

Eran los primeros días en Hogwarts, y después de mucha tensión, empezaba a sentir el dominio de su propia vida.

No pasó demasiado tiempo tranquila, pues una voz la sobresaltó cuando el sueño empezaba a adormecerla.

Provenía de las ramas en lo alto del árbolbajo el cualse resguardaba del sol, y miró con atención y curiosidad.

Alzó la cabeza para poder distinguir sobre sí,sentado en una rama baja y con una pierna balanceándose acompasadamente, a un chico de tez cetrina, nariz aguileña y cabellos largos y opacos, que caían como una cascada sobre sus hombros.

Algunos de ellos tapaban su cara, de la que lo que podía ver con más claridad eran unos ojos grandes, oscuros, que brillaban bajo los rayos de sol que lograban alcanzarle.

Le pareció muy atractivo, pero no dijo nada, le inquietaba aquella gélida mirada y la altivez con la que se le había dirigido.

¿Qué es lo que haces aquí? Deberías estar ya en el gran comedor, o ye quedarás sin nada de comer. Y por cierto, este es MI árbol, así que ya puedes ir yéndote de aquí. – le dijo el muchacho tranquilamente, con voz ausente de calidez.

¿Cómo? – preguntó Brenna sin comprender lo que le decían.

¿Es que aparte de ser de los de Hufflepuff eres sorda o qué ¡No tengo que darte explicaciones! – y, descolgando medio cuerpo del árbol, le gritó mirándola a los ojos ¡VETE-

Brenna estaba desconcertada. No sabía si replicarle o irse.

No le apetecía para nada que aquel tipo le dijera lo que tenía que hacer, ni mucho menos quería sentirse igual que en su "casa".

Pero no quería líos, y¿y si aquel chico era alguien importante en la escuela?

Le miró con la mirada entornada, pero el joven le hizo caso omiso. Siguió mirándola con ojos inquisidores, cosa que la inquietaba cada vez más.

¡Snape- una voz suave y dulce lo llamó desde unos cuantos pasos.

Una joven pelirroja lo miraba ceñuda, y andaba hacia él a grandes zancadas.

¿Se puede saber qué estas haciendo¡Deja de molestarla! –

Snape echó a Brenna una última fulminante mirada, y giró sobre sí mismo para enfrentarse a la joven gryffindor, que al llegar a su altura se paró para devorar aire con el que llenar sus pulmones cansados ; cuando se sintió mejor, atrapó la cara angulosa del chico entre sus manos y le habló suavemente:

- No seas tan terco, e intenta ser más amigable, te irá mejor... - y le regaló una franca sonrisa con la que Snape sintió que se amansaba.

Un muy ligero rubor cubrió su pálido rostro, dándole algo más de color, y desvió la mirada al pensar que tal vez ella podía leer su mirada.

- Perdónale, realmente es un buen tipo... Pero ¡Esque siempre está a la defensiva- la chica se dirigió hacia Brenna mientras se sentaba a su lado. - Yo soy Lily Evans, y te doy la bienvenida a nuestro colegio. Por cierto¿Cómo te llamas?

- Brenna... - acertó a responder, mirándola algo asustada.

¡Encantada de conocerte! – respondió ella, poniéndose en pie y haciendo una reverencia.

Brenna se rió de buena gana, y observó a tan dispares personajes. Ahora veía al chico con otros ojos ¿O sería el poder que tenía aquella pelirroja bruja, que en cuanto apareció hizo que automáticamente se endulzara su mirar?

Se preguntó qué clase de relación habría entre ellos dos, se les veía de carácter tan distinto, que se le hacía difícil creer que podrían ser pareja y estar cuatro horas seguidas sin pelearse... Pero otras cosas se habían visto...

Mientras divagaba con estos pensamientos en la cabeza le sorprendió el tañido de las campanas que indicaban el inicio de las clases.

Buscó rápidamente en su bolsa el pergamino con las clases que le tocaban cada día, pero no era capaz de encontrarlo ; el nerviosismo le estaba jugando una mala pasada.

¡ARGH¿Dónde est�¿Dónde lo dejé- se lamentaba, turbada por la vergüenza que sentía.

¿Qué es lo que buscas? – le preguntó Lily, ansiosa de saber si podría ayudarla.

¡El pergamino con el horario¡No lo encuentro- se quejó lastimeramente, a punto de echarse a llorar.

¡Uh! Pues...- puso los ojos en blanco, intentando adivinar el dato- Lo siento¡no lo sé ! ... ¡Démonos prisa y a ver si encontramos a alguien a quien preguntárselo! – y dicho esto, se pusieron en pie, preparadas para salir corriendo.

- Le toca Pociones...- dijo el sombrío muchacho, poniendo los ojos en blanco y bufando.

Brenna enrojeció al instante, sabiendo que aquel chico la tenía por tonta o algo peor. Dirigió una sonrisa a Lily, con el desconcierto en los ojos, intentando no mirar demasiado a Snape.

- Gra.. gracias.. – dijo titubeando, y echó a correr, seguida de Lily y de un asqueado Snape.

Se sentía algo confusa y molesta por cómo había contestado aquel chico, pero intentó no darle demasiada importancia.

Cuando llegó a las puertas del colegio, se paró para tomar aire, y dejó que ellos llegaran a su altura.