Disclaimer: Todos los personajes de InuYasha pertenecen a Rumiko Takahashi, yo sólo los utilizo con fin de entretención... y pérdida de tiempo...ToT :: montaña de libros por estudiar en la esquina de la habitación:: ¬¬... Así mismo que los personajes no son míos... por el momento juarjuar xD
Konnichiwa minna-san! n.n Aquí estoy nuevamente actualizando este fic, el cual espero, siga siendo de su agrado, y dándome un tiempo para escribir, puesto que mis principales fics (Shingetsu, Muñeca de Porcelana) están un poco tardíos en actualizaciones ;; Pido paciencia en cuanto a esto se trate, puesto que... mi cabeza se rompió O.o...
Ok, ok xD no soy buena poniendo excusas, pero es que luego no sé que escribir, pues aún teniendo planteado lo que sucederá, ya sentarse a escribir es otra cosa n.nU
Dedicado a las personitas que pese a todo me brindan su apoyo y cariño, y día a día me dan las fuerzas para seguir con vida, mostrándome que no todo en mi vida puede ser dolor: Alex, Gaby y Lina, al igual que a oka Aio y a primi Yuzu a quienes tengo medio desaparecidas.
Sin molestar más, aquí les dejo el capítulo:
"Corazón de Dos"
Por Kuruma Chidori (Iya n.n)
Capítulo 3 "Perdurando en mi memoria"-Con que una prima...- Inuyasha suspiró sosegadamente. Su ambarina mirada se perdía en el follaje de aquel frondoso y bello olmo, que imponente se alzaba en aquel vergel. Aquel lugar, aquel árbol le traía tantos recuerdos...
No era del todo común dar con un árbol tan majestuoso, o por lo menos, no en aquella zona tan descuidada y maltratada. Inuyasha miró a su alrededor, todo rastro de naturaleza se encontraba en protervas condiciones. Los troncos de los árboles habían sido pintados por los chiquillos que sin tener nada útil que hacer, se encargaban de rayar con pintura de graffiti. Las casas sucias, desatendidas, pasando inadvertidas a cualquiera que caminase por aquellos rumbos, acostumbrados ya a vivir en aquellas deplorables condiciones.
No le importaba mucho como vivían aquellas personas, el bienestar del prójimo jamás había sido algo en lo que mostrara sumo interés.
Pero si a algo le tomaba importancia, era a la naturaleza...
Desde pequeño, su madre le había enseñado que las plantas también eran seres vivos que sentían, que sufrían...
"-... Desgraciadamente... la gente no ha aprendido a oír sus gritos, su sufrimiento.- Izayoi bajó la vista apesadumbrada.
-Pero... si los árboles no sufren mamá.- Soltó el niño de escasos siete años. Sus ojitos dorados parpadearon confundido, mirando con curiosidad la triste y enferma mirada de la persona que más amaba en el mundo.
-Eso crees tú... Inuyasha...- La mujer tomó las pequeñas manos de su hijo posándolas sobre el grueso tronco de ese mediano olmo. Inuyasha cada vez entendía menos.
-Siente con el corazón, hijo.- Izayoi sonrió tiernamente. El viento soplaba débilmente, ondeando los largos cabellos oscuros de la mujer de aspecto ya muy enfermo, su mirada estaba cansada...
-No siento nada...- El niño abrazó a su madre con fuerza. No le inquietaba el hecho de no entender lo que le decía Izayoi... le aterraba el saber que pronto, perdería a la persona que le había dado la vida, presentía aquel sañudo futuro sin ella...
Izayoi correspondió febrilmente el abrazo de su pequeño, concibiendo un par de juguetonas lágrimas escurrir torpemente en sus pálidas mejillas.
-Algún día lo entenderás..."
Una suave y apenas visible sonrisa se dibujó en el semblante hosco de Inuyasha. El jardín en donde coexistía el olmo de su niñez, que ahora se trataba de una belleza de la naturaleza, se trataba del de su antigua casa, cuando vivía en compañía de su madre, hasta que ésta falleció a causa de su leucemia .
Después de aquello, Inuyasha fue llevado con su padre Inutaisho. Sus padres se habían divorciado poco después de su nacimiento, siendo separado así mismo de su medio hermano casi ocho años.
Inutaisho había hecho hasta lo imposible para conseguir a los mejores médicos y que estos salvaran a la mujer...
Pero Izayoi estaba ya muy grave, haciendo imposible la faena a los doctores.
-Son cosas que pasan.- Trató de reconfortarse el platinado, dio media vuelta y subió a su motocicleta camino a su hogar...
¿Falta de conmiseración a su difunta madre? Hacía años que Inuyasha había dejado de sentir...
La muerte de su madre había sido un golpe muy duro y traumático para él, un golpe que hubiera superado de no ser por el trato frío y déspota de su hermano y la siempre ausencia de su padre, acabando de ser criado por los sirvientes, sin amigos en su niñez y la oscura soledad que resguardaba la mansión y los lujos de los Shigeru.
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-Me pregunto si será agradable...- Murmuró Sango mirando a su novio que tenía las manos al volante del vehículo.
-Y yo me pregunto si será bonita.- El ojiazul sonrió cínicamente, obteniendo como castigo un pellizco de su novia en el brazo.- ¡Ay! Pero... pero si yo sólo decía que si era bonita de... ¡De sentimientos!
-Sí, como digas.- Bufó sarcástica. La joven comenzó a peinar sus cortos cabellos castaños con ahínco. Ella solía llevar el cabello muy mal arreglado, puesto que al practicar seguidamente artes marciales, su cabello se alborotaba dándole un aspecto algo desaliñado a su persona. Pero sabía que su primo deseaba que Kagome tuviera una buena impresión de ella, aunque...
-¡Deja de arreglarte!- Sentenció Miroku cuando observó que ésta sacaba de su bolso un pequeño estuche de maquillaje.
-¿Pero qué dices?- La chica le miraba sorprendida, dejando el pequeño estuche sobre sus piernas.
-Supongo que te arreglas para la invitada de Kouga ¿cierto?- La muchacha asintió con la cabeza.
-Entonces...- Miroku frenó el auto aprovechando que pasaban por un callejón poco transitado, miró a su novia detenidamente, y extendiendo un brazo, alborotó bruscamente los mechones marrones de la joven.
-¡Hey, pero qué...!
-¿Por qué mostrar a una Sango inexistente al mundo?
-¿Ah?
-La Sango que es mi novia no se maquilla, la Sango que me gusta no le preocupan tales frivolidades, siempre has demostrado que te tiene sin cuidado lo que demás piensen de ti; si me gustaste fue por la manera en que expresas tu libertad, y la forma en que das a entender que si una persona no te aprecia por como eres... jamás podrá apreciar una máscara fría y superficial.- Miroku le sonrió débilmente.
La joven quedó estupefacta ante las palabras del chico, jamás le había oído hablar así.... Una faceta que no le desagradó en lo absoluto.
-Gracias... Tienes razón...- La castaña guardó aquel estuche entre sus cosas y le dio un rápido beso en la mejilla al muchacho. –Si no le agrado como soy a la amiga de Kouga, quiere decir que no es tan maravillosa como dice ser...
-Me alegra que lo hayas comprendido.- Miroku puso nuevamente en marcha el auto, faltaban dos calles para llegar.
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Kagome abría los ojos lentamente, un tenue rayo de luz se colaba juguetonamente entre la cortina que cubría la ventana de su habitación dándole de lleno en la cara. Hacía tanto que no se sentía tan descansada como aquella vez, esa casa le traía tantos recuerdos hermosos, verdaderamente se sentía feliz y tranquila en ese lugar.
La chica se levantó de la mullida cama, extendió las cobijas torpemente y arreglando un poco su despeinado cabello salió de la habitación. Los pasillos estrechos de paredes blancas era lo único cambiante en esa mansión, una a una, recorrió las habitaciones, abriendo la puerta tímidamente, esperando dar con alguien... pero nada.
Finalmente llegó a la última de esa parte de la residencia, si no mal recordaba, la habitación de Kouga.
La joven abrió escuetamente la puerta de madera creyendo que el muchacho se hallaría en la sala de la planta baja. Su sorpresa fue grande cuando observó que sobre la cama, el chico dormitaba profundamente.
Kagome sonrió levemente, entrando con pasos silenciosos en la pieza con el fin de no despertarlo. Las paredes eran de una tonalidad azul clara, con unos cuantos cuadros de paisajes adornando. Había una pequeña lámpara en la mesita de noche junto a la cama, al igual que un mueble con varios portarretratos adornados de variadas fotografías...
Invadida por la curiosidad, Kagome se acercó al dicho mueble, sonriendo abiertamente por lo que sus ojos veían... En uno de los pequeños marcos lucía una foto de Kouga a los doce años, acompañado de ella. Kagome sonreía con alegría abrazada del cuello de su amigo, mientras que este, sonrojado, y con gesto de fastidio, trataba de soltarse de la niña.
-Siempre tan evasivo conmigo.- La chica de cabellera negra contuvo una pequeña risotada.
-¿Kagome?
La chica se sobresaltó al escuchar la voz de Kouga a sus espaldas, la joven volteó a ver a su compañero y sonrió con cierto rubor en las mejillas.
-Ah... este... hola, perdona por entrar... así, es solo que...- Titubeó, pero el chico de mirada verdosa solo sonrió levemente, acomodándose sobre sus mantas, y haciendo un gesto para que la chica entrara a la cama con él. (No piensen mal! ¬¬)
Kagome no dudó en hacerlo, con una sonrisa irradiando la más sincera ternura. Kouga rodeó a la muchacha con sus brazos, sintiéndose verdaderamente dichoso en mucho tiempo.
-Ya extrañaba esto.- Comentó Kagome dejando reposar su cabeza en el pecho de éste.
-Lo sé, lo mencionaste en una de tus cartas.- Kouga besó la frente de su mejor amiga. Cuando eran niños, los dos solían dormir juntos abrazados seguidamente, contándose secretos y riendo hasta altas horas de la noche... Lo que Kagome no imaginaba, era que al hacer eso después de tantos años, sólo estaba dando rienda suelta a que los sentimientos de Kouga hacia ella tomaran un camino diferente...
Aunque...
"Es curioso que ya no lo sienta igual... es como si deseara permanecer a su lado para siempre..." Kagome sintió como la sangre subía a su rostro rápidamente, sonrojándola por completo ante el "absurdo" pensamiento.
-Kagome... tengo algo que decirte.- Kouga suspiró, ella debía saber... No le podía ocultar algo de esa magnitud...
-¿Qué sucede?- La preocupación al invadió al sentir el tono nervioso del hombre.
-Hace poco oí una conversación telefónica de mi madre... hablaba con la tuya... No sé si lo sepas pero...- Kouga abrazó con más fuerza el cuerpo de la jovencita. Kagome a su vez aferró sus brazos al abdomen de él, ocultando su rostro sonrojado en el pecho de éste.
-¿Es algo malo?- Kagome temió.
-No, no es malo... o bueno, tal vez sí, no sé como lo tomes.- Kouga sintió una fría gota de sudor resbalar por su frente.- ...Tú y yo estamos comprometidos...
Oídos sordos.
Kagome no pudo haber captado las palabras de Kouga, había oído mal... ¿Comprometidos? Eso tenía que ser una broma, él era su casi hermano, su amigo... ¡Su
amigo, por Dios! Qué estupidez era aquella...
-¿Bromeas?- La joven se soltó del abrazo, saliendo de la cama con el ceño fruncido, mirando déspota y lacónicamente al joven.- Esto no es gracioso Kouga...
¿Jugaba con sus sentimientos? ¿Tramando terminar cortantemente con su amistad y su momentánea alegría?... No, él no era así.
-Sé que no es gracioso. Pero no miento, es lo que escuché... veo que no estás de acuerdo...- Kouga salió de la cama rápidamente y se dirigió a la salida de la habitación, evitando a toda costa topar mirada con Kagome.- Jamás te interesé mas que como amigo, y creo que toda oportunidad de ocupar tu corazón de otra forma es inexistente...
-Kouga-kun, yo...
-Voy a salir un rato.- El muchacho salió de la habitación, dejando a la joven totalmente confundida.
Continuará...
Capítulo terminado el 28 de Noviembre del 2004 (02:12 pm)
Y ahí le dejo o.O ya sé que el capítulo es algo corto, pero no pidan más por favor ;; mi cabecita no anda para escribir mucho U.U gomen ne! Además, tomen en cuenta que soy experta en capítulos cortos! ::sonrisota triunfal n.nU ::
Por lo menos rezo porque haya sido de su entero agrado, ya si no se pudo por lo menos que haya sido pasable jeje. Y... O.O... REVIEW! Ya saben, para sus comentarios opriman "Go" n.n o si no, un mail, el cual será más fácil lo tomen de mi perfil que ahí está jeje
Muchísimas gracias a los que em dejaron uno en el capi anterior!!! Son MUY valiosos para mi ;;!!
Nos vemos en el próximo capítulo!
IyArI