Disclaimer: Todos los personajes de InuYasha pertenecen a Rumiko Takahashi, yo sólo los utilizo con fin de entretención... y pérdida de tiempo ��... Así mismo que los personajes no son míos... por el momento xD
Algo tardada la actualizada, y encima creo que el capítulo es en demasía corto... Esta semana (desde el viernes 21 hasta el viernes 28) ha sido tan fastidiosa y dura! pero finalmente aquí ando!
Este capítulo va con todo mi cariño a una personita excepcional, con muchísimas cualidades, tanto en escritora como persona, dispuesta a todo pro ayudar a quienes ama y que el sábado 29 cumplió años: a mi hermana Gabriela Juárez por sus diecisiete añotes; te quiero mucho mi Lucesita!
Sin más que decir, disfruten n.n (Se vale soñar! Ò.ó)
"Corazón de Dos"
Por Kuruma Michiyo Chidori (Iya n.n)
Capítulo 5 "Anhelo"
-Jamás había conocido a una persona tan interesada en la fotografía... Me parece algo maravilloso, es algo interesante.- Kagome observaba con gran interés la cámara que ahora se hallaba entre sus manos.
Llevaban poco más de treinta minutos sentados en la cómoda sala de la residencia Shigeru, y para la sorpresa de Miroku e Inuyasha, Kagome no parecía cansarse de ser sonriente y amable... pues tratándose de Sango, ya hubiera dejado los buenos modales de lado y se hubiera fastidiado del sentado correcto y palabras dulces que la joven parecía expresar sin dificultad.
Inuyasha veía y escuchaba las palabras atento, sin ojos para otro ser que no fuese la joven de largos cabellos ébano y simpática mirada parda. El platinado estaba más que encantado con esa mujer.
No había pasado ni hora y media desde que habían dejado el jardín y sentía que había encontrado a una amiga, una muchacha de carácter amable e ingenuidad asombrosa, poseedora de gran belleza física... y podía estar casi seguro que su corazón sería igual.
-Inu toma fotografías desde los catorce años.- Informó un animoso Miroku ante el silencio de su amigo.- y como ya habrás notado, fotografiar las plantas es lo que prefiere.
-Sí, y no le culpo... Tiene un jardín magnífico, nunca había visto igual, no sabe cuanto le envidio Shigeru-san.
-Llámame sólo Inuyasha por favor.- El muchacho estaba colorado, no estaba acostumbrado a tal formalidad- Me haces sentir viejo.
-Ya veo, entonces puedes llamarme Kagome.- Sonrió devolviéndole la cámara fotográfica.
-Lo haré. Y no te preocupes por lo del jardín, puedes venir cuantas veces quieras a visitarle.- El muchacho trató de parecer frío.
¡Lo haré¡Muchísimas gracias!
Aquella actitud por parte de Inuyasha había alertado a la mujer de cortos cabellos marrones... su amigo jamás había dado de buena gana su cámara, ni siquiera a ella o Kikyo, y tampoco solía mostrar tanto interés en una desconocida, no tanto como para hacer esa clase de invitaciones...
"Aquí hay algo raro" Sentenció Sango, haciendo todo lo posible por ignorar la corazonada de un fuerte interés sentimental de por medio. No se daba cuenta que Miroku también miraba todo aquello con extrañeza y suma curiosidad.
-Bien, creo que debemos volver, no queremos que en casa de mi primo se preocupen por ti ¿Verdad- Sango se levantó bruscamente de su asiento asustando al ojiazul.
-Tienes razón Sango.- Kagome se mostró cabizbaja... aún no sabía qué argumentar al joven de ojos verdes.- será mejor irnos, me dio mucho gusto conocerte Inuyasha.
Kagome se levantó al igual que los otros dos chicos y se dirigieron a la salida.
¿Irás a la fiesta de hoy verdad- soltó casi en un grito desesperado Inuyasha desde el marco de su puerta... Tenía que verle nuevamente, y pronto, si no se volvería loco, aquella joven le atraía de sobremanera.
-Eso espero, nos vemos.- Se despidió estupefacta Kagome. Tanto ella, como Sango y Miroku ya se hallaban en el interior del vehículo.
-Bien, ha-hasta luego...
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¿Y qué opinas del buen Inuyasha- Cuestionó Miroku ya que estaban a punto de llegar a casa de Kouga. Sango miraba a la joven, interesada en el nuevo rubor que subía tenuemente a sus mejillas dándole un aspecto de muñequita de porcelana.
-Es buen chico... es... agradable.- Bajó la mirada, dejando que sus ahora cabellos sueltos cubrieras su sonrojado rostro.
-Pues a mí me parece que para ti, fue mucho más que eso.- Miroku poseía una mirada alegre pero injuriosa, la cual pasó desapercibida para Kagome.
¿De qué hablan?... ¿Acaso piensan que me gusta Inuyasha- Dijo a modo de broma, dejando escapar una pequeña risotada. Tanto Miroku como Sango se mantuvieron callados unos minutos, mirando las aceras a través de la ventanilla, hasta que finalmente Sango habló.
-...Sólo recuerda, Kagome, que estás comprometida. No puedes andar como quinceañera coqueteando con cualquier chico que se te atraviese.- Trató de sonar lo más comprensible. No deseaba que su primo, Inuyasha o Kagome salieran lastimados... especialmente que su amigo parecía guardar cierto interés en la joven.
¿Y es que acaso lo estaba haciendo- Soltó ofendida.
-No, pero parecía.- Observaron los dos. Kagome se mantuvo cruzada de brazos y con el ceño arrugado hasta llegar a la residencia Takumi; nunca le había agradado que le subestimaran.
-Hemos llegado.- Anunció el ojiazul con seriedad. Enseguida, Kagome bajó del vehículo sin decir palabra, caminando a grandes zancadas a la entrada.
-Ya vine.- Informó a la nada, después de abrirse paso entre al puerta y después el vestíbulo de la mansión.
-Me tenías preocupado ¿Dónde te habías metido- Kouga le miraba con seriedad, conteniendo la desesperación que había de sentir después de buscarle varias horas.
-Salí a dar una vuelta con tu prima Sango y Miroku. Me los encontré afuera.- Por el aspecto ceñudo que mantenía la joven de cabellera negra, todo indicaba que no era persona de explicaciones.
-Al menos hubieras avisado a una de las domésticas.- Reprendió, cruzado de brazos desde al escalera de mármol... ¡cómo aborrecía aquél tonito que empleaba la chica!
-Lo olvidé.- Dijo simplemente, subiendo la escalinata y pasando de largo a su prometido.
¿A dónde piensas que vas? Aún no terminó de hablar contigo.- Farfulló, sus ojos verdes parecían haber adquirido cierto brillo perspicaz.
-Pero yo sí.- Le miró despectiva antes de perderse en el pasillo y encerrarse en su alcoba.
Kouga suspiró... No la comprendía, era una mujer tan caprichosa y malcriada... ¡No lograba entender cómo era que le gustaba!
Y si en un principio, el ofendido habría de ser él... ¡Ahora resultaba ella!
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-Cielos...- Profirió en un suspiro el platinado mientras acomodaba sus gafas. Aquella muchacha... aquella muchacha le parecía magnífica. Nada en comparación con Kikyo... eran tan parecidas y tan disímiles al mismo tiempo...
La debía volver a ver, y esperaba vehementemente que fuese esa noche en la fiesta de Hoyo que se celebraría en una discoteca.
No había nada de malo en aquel deseo... después de todo, él amaba a Kikyo.
-Kikyo.- Se increpó. El recordar a su novia tan egoísta y berrinchuda le causaba impugna, pero qué se le podía hacer... Además...
¡Qué estaba pensando! Debía sacarse a esa jovencita de la cabeza, recién le conocía, no podía comportarse como un infante con juguete nuevo.
-Tonterías.- Se dijo, al tiempo que tomaba una camiseta blanca y se la colocaba sobre su torso desnudo, se amarró los cabellos para dejar libre su tostado cuello. Hacía calor...
¿O sería que era tanta su impaciencia por verla que se atosigaba?
-Kagome...- suspiró mientras que de la ventana de su habitación, miraba fijamente una de las rosas blancas que crecían en los tiestos de las cornisas.- Tan bonita como ella...
Sin embargo, no podía desviar sus pensamientos a banalidades. Sesshomaru le había encomendado algo muy importante, y estaba dispuesto a mostrarle a aquel idiota que no era un chiquillo irresponsable... ¡Eso nunca!
El muchacho salió de su habitación, tomando el teléfono y mirando al teléfono móvil de su amigo Miroku.
No se iba a distraer de la encomienda de la que con dificultad había sido merecedor: no asistiría a la fiesta de esa noche.
Continuará...
El capítulo es muy corto, tal y como había avisado anteriormente, pero en todo caso, espero haya sido de su agrado.
Cuídense mucho gentecita linda n.n
Reviews onegai!
IyArI