Konnichiwa! Es mi primer fanfic y estoy HAPPY! Creo que va hacer una historia muy larga, pero no tan larga que aburra al lector. Me gusta la historia y espero que les guste algunos de ustedes. Va haber errores porque mi computadora no sabe español y a mi debes en cuando se me olvida. Espero muy pronto poder traducirla al Ingles.
Los personajes de Inuyasha le pertenecen solamente a la gran Takahashi-san. Esto es solamente para diversión. Bueno, adelante y a leer-Soul
/pensamientos/
-dialogo-
"Memorias de Infancia"
Capitulo Uno
Por un campo verde una niña corría asustada. Era un día de primavera y el sol brillaba invitando otra día hermoso. Se escuchaba como el suave viento movía los pocos árboles y los pájaros cantaban su canto. Entre medio de esos sonidos también se escuchaba a esa niña llorar. Corría como que buscaba a algo o ha alguien. La niña tenia alrededor de 9 años de edad. Con pelo café rojizo enriscado y su piel clara. Traía puesto con ella una vestidura que la identificaba como una sacerdotisa en entrenamiento. Sus ojos verdes llenos de lagrimas complementaban su lindo rostro.
/Donde esta/ Pensaba mientras se detenía enfrente de un gran árbol de manzanas en medio del campo. /Quizás no vendrá hoy./ Empezó a llorar.
-No quiero volver- dijo mientras mas lagrimas teñían su rostro.
Algo duro y redondo callo sobre su cabeza haciéndola mirar hacia arriba.
-Inuyasha- Su rostro cambio instantáneamente.
-Ha donde no quieres volver- dijo el chico que estaba montado arriba del árbol con una manzana en la mano. Era un chico raro pues tenia el pelo blanco plateado y vestía un kimono rojo. Sus pies descalzos y parecía tener unas orejitas blancas como las de un cachorro. El chico se miraba como de la misma edad que la niña. De un salto, brinco a un lado de la pequeña y la miro de lado.
-A donde no quieres volver, Himeko- volvió a preguntar.
-A mi casa- Himeko le contesto mientras se secaba sus lagrimas con sus pequeñas manos.
-Has estado llorando¡No me gusta verte llorar- le dijo Inuyasha.
-Estoy bien- le contesto – ahora que estoy aquí contigo.
Mi padre me esta forzando otra vez aprender el arte de ser sacerdotisa. El dice que yo tengo que ser la mejor y que en el futuro poder obtener los poderes de el- se detuvo -pero yo no quiero entrenar. Quiero jugar como una niña normal y reírme. Yo no quiero ser seria y tener compostura. Y aun mas, Yo quiero estar con Inuyasha.– Himeko sonrió mirando a Inuyasha.
/Yo también quiero estar con Himeko. Himeko es la única que no me rechaza por lo que soy. Madre y Himeko no dicen que soy raro por ser medio monstruo/ Mirando que Himeko se había sentado sobre le verde pasto decidió sentarse a un lado de ella cruzándose de pies.
-Tengo miedo- empezó Himeko -Tengo miedo que vengan a buscar y me lleven con ellos. Yo se que tengo que regresar pero ahora solo quiero estar aquí.-
-No te preocupes. Yo te protegeré- Inuyasha dijo orgullosamente.
/Es cierto. Inuyasha esta aquí. No tengo que tener miedo. No importa lo que mi familia diga de Inuyasha. Siempre seré su amiga./
¡Hey, vamos- Inuyasha dijo repentinamente sacando a Himeko de sus pensamientos
-Hoy te voy a enseñar subirte hasta la punta del árbol. Se puede mirar hasta lejos y estando allá arriba se siente que puedes enfrentarte a todo. Lista-
¡Lista- Himeko exclamo gozosamente. El tomándola de la mano la ayudo a subirse al árbol.
Los dos se habían conocido mientras ella se escondía de su padre en el techo del templo. Inuyasha le gustaba ir al templo porque una de las sirvientas de la casa, que era mayor de edad, le regalaba fresas que habían en el jardín. Después se subía al techo donde nadie lo mirara y para evitar que lo acusaran de ladrón. Nadie lo quería allí, pero a la buena anciana le gustaba que Inuyasha viniera a probar las ricas fresas que ella plantaba. Inuyasha no se quejaba, al cabo que las fresas valían la pena arriesgar que lo rechazaran.
Ese día Inuyasha estaba dispuesto a comer fresas pero para su sorpresa el techo ya estaba ocupado por una niña. Inuyasha decidió no molestarla y irse a otro lado a comer. La niña al notarlo le dijo que se detuviera y se agachara porque lo iban a mirar. En ese momento unos guardias pasaban buscando a la niña. Inuyasha escucho y se agacho para que no lo miraran. La niña le pregunto que si el también se escondía de los guardias. Le dijo que hacia bien porque si los encontraban tendrían grandes problemas. La niña se presento como Himeko y le pregunto a Inuyasha que si quien era el. Inuyasha sorprendido que la niña no se había espantado por su apariencia le pregunto que si no le tenia miedo. Ella le contesto que porque había de tenerlo. En su ingenuidad le dijo que como los dos se estaban escondidos en el techo del templo que eran iguales. A Inuyasha le gusto que le digieran que fuera igual que ella. Decidió quedarse allí y ofrecerle fresas a la niña que fue muy amable con el.
Desde entonces los dos han estado juntos. Siempre cuando Himeko se escapaba corría a buscar a Inuyasha. Himeko sabia que el lugar favorito de Inuyasha era ese gran árbol de fruta en las afueras del pueblo donde vivian. Sabia que Inuyasha se encontraría allí a tal hora. En ese árbol solitario en medio del campo. Solo como Inuyasha se sentía.
En ese árbol se escuchaban las risas de una niña y las carcajadas de un niño. Que jugaban y se divertían como lo que eran.
Arriba de una pequeña loma se puede mirar un templo. Para llegar al templo hay una gran subida de escaleras. Alrededor se encuentran varios árboles y casas pequeñas. Uno podría jurar que el templo pareciera un castillo por su enorme tamaño. Todo se luce limpio y ordenado.
Una figura camina por los pasillos afuera del templo. Por su apariencia se mira que es un hombre noble y de buen parecer. Traía vestiduras elegantes y parece ser el amo del templo/castillo. Dos guardias con vestiduras de la era feudal se acercaron al distinguido señor.
-Amo- uno de ellos hablo
-Sí- El amo contesto, dándoles permiso a los soldados de continuar. Su rostro lleno de seriedad.
-Mayores disculpas, Señor, pero no hemos podido encontrar a la pequeña Himeko aun. No se encuentra en el pueblo, y ya he mandado a buscarla en las afueras. La encontraremos- El guardia que había hablado tenia sus armaduras un poco diferentes al del segundo guardia. Un poco mejores y mas elaboradas. Haciéndolo distinguir como el capitán de guardia.
La expresión del amo no cambio al recibir las noticias. Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia el templo. El capitán sabia que su señor estaba disgustado y se detuvo un poco para decirle otra noticia que no tenia nada que ver con el caso pero era su deber reportarse. Antes de que su amo se marchara por completo le dijo –Amo, disculpe pero hay otras noticias que necesito informarle. Es sobre los rumores de los grandes asaltos de robo en la parte sur del país.-
Ante esto el amo se detuvo y al voltearse les pregunto –Se han confirmado estos rumores-
-Aun no Señor, esta muy afuera de nuestro dominio. Si el Señor lo permite podría mandar un grupo de mis hombres para averiguar, pero tomara meses o tal ves años para que regresen- le contesto el capitán.
-No es necesario, como diréis esta afuera de nuestro dominio y aun son rumores, no quiero mas preocupaciones. Eso es todo- Les pregunto
-Si, Señor- saludando se marcharon dejando a su amo mirando en dirección donde miro a su hija por ultima vez.
/Por que/ la pregunta de su hija en su mente.
/Porque no puedo jugar/ la cara de su hija enojada fue lo ultimo que vio después de que ella se echo a correr.
/Voy a dejar que hagas lo que quieras Himeko, por ahora. Algún día cumplirás tu destino y el gran deseo de tu madre. Convertirte en una gran sacerdotisa. Nadie podrá impedirlo. Nadie/
Volteo a mirar a un árbol. –Ya se que estas allí- dirigiéndose al árbol -Salid- le ordeno.
Unjoven de 18 años de edad emergió detrás del árbol.Era muy buen apuesto, alto y de pelo largo con ojos obscuros como el color de su pelo.
-Padre- Inclinando la cabeza saludo a su padre.
-Para que te escondes, Acaso eres ladrón- le pregunto.
El muchacho estremeció su rostro y lo bajo para no poder ver a su padre. /Que acaso lee mi mente? No he robado nada, pero las ganas no me faltan. Ya que he sido privado de el favoritismo de mi padre. Y de su poder. Esa niña me lo ha robado todo. Porque yo no he de robar/
-Porque callas- le pregunto su padre.
-Lo siento padre, solo pensaba en lo que os dijeron los guardias. Os ruego que me deje ir a mi. Podría entrenar y ser fuerte en mi jornada y también sabremos sobre si son ciertos los rumores.-
-Lo que deseas es salir de aquí- le dijo su padre –Esta bien, ve y regresa cuando quieras.
-Me marchare enseguida. Gracias padre.-
Su padre se dio la vuelta y se dirigió hacia el templo dejando al joven solo. El viento soplo y su rostro quedo cubierto por parte de su pelo. Un día me vengare de esa niña y tu padre te vas arrepentir de haberla elegido a ella. No importa que sea mi hermana. Los dos me lo pagaran.
El joven decidió marcharse a caballo y cabalgando por el camino noto a la distancia a dos niños jugando cerca de un árbol. /Entonces aquí te encuentras escuincla, y nada menos que con ese monstruo. No se porque te juntas con algo tan bajo y sucio como el. Como me gustaría que ese monstruo te hiciera daño. Seria muy divertido./ y con esos pensamientos cabalgo a grande rapidez dejando una nube de polvo detrás de el.
Ja!
Soul
