Lo mejor para ti
Desde edades tempranas, los padres suelen decirles a sus hijos frases como "El éxito no llega por la suerte, sino por el arduo trabajo", y tienen razón. Aunque había ocasiones donde la suerte parecía tener a sus favoritos, y entre ellos estaba Anthony Stark, un joven que lo tuvo todo y hasta más desde el momento de su nacimiento; era la ventaja de haber sido hijo único. Y a diferencia de otros chicos ricos, el jamás aprovechaba su condición económica para rebajar a los demás (Bueno, solamente cuando el momento era el indicado)
Quizás muchos llegarían a creer que, gracias a su dinero y posición social, tendría un millón de amigos, pero era todo lo contrario, su grupo de amigos constaba de unos cuantos jóvenes y chicas con los que podía entablar conversaciones sobre temas de interés. El grupo jamás se separó, ni siquiera el momento de escoger una Universidad e iniciar una carrera laboral. Lo único que cambio fueron sus estados civiles, sus mejores amigos Natasha y Bruce habían iniciado una relación, Clint había comenzado a pretender a una compañera del trabajo, y ni que decir del rubio cuyo nombre era el de un dios de la mitología nórdica; si bien tenía una inmensa fila de admiradoras, había optado por iniciar una relación con un chico, bastante guapo debía admitirlo. Y era ilógico que él fuera el único soltero del grupo, si bien había salido con infinidad de chicas, y algunos varones, al final, todos buscaban un mismo objetivo: Entrar en su círculo social y a la empresa de sus padres
Con cada decepción, bajaban las posibilidades de encontrar a una buena persona con quien podría pasar el resto de su vida. Lo que el jamás podría sospechar era que eso cambiaría con la persona menos pensada
-¿Estás segura de que es bueno? La última vez que me recomendaste un decorador, resulto ser un pervertido que solo deseaba hacerlo en mi escritorio-
-Ese no fue un error, Tony, en realidad queríamos presentarlos; claro que jamás sospechamos lo que escondía-
-¿Estas justificándote o dándome motivos para desconfiar de ti, Natasha?- pregunto con un tono de voz entre burlesco y molesto
-Tranquilo, Steve me ha ayudado con varios trabajos en mi casa, tú mismo has dicho que la decoración es exquisita-
-Si, lo admito, los cambios que le has hecho al jardín superan al anterior. Confiare en ti, rojita, solo espero que no resulte como tu anterior consejo-
-Ya verás que no, bueno, enano, te dejo, Bruce y yo saldremos a comer-
-Claro, restriégame tu feliz noviazgo en la cara, roba mejores amigos. Salúdalo de mi parte-. Justo en el instante que colgó, alguien llamo a la puerta; no había que ser un genio para saber de quién se trataba. Acomodando su corbata, abrió la puerta, frente a él se encontraba un hombre alto, rubio, de unos ojos azules tan penetrantes como las profundidades del océano. Vestía unos pantalones beige y una camisa azul que se ajustaba perfectamente a su figura, la cual, consistía en una esbelta cintura, la que ascendía por pectorales y fuertes brazos capaces de robar suspiros a cualquiera que lo mirase
-Hola, soy Steve Rogers, Natasha me recomendó. ¿Eres Anthony Stark?-. El toque final para que dicho hombre fuera considerado el hombre ideal era su voz, profunda sin llegar a sonar anciano
-S-Si… Pasa, por favor- dijo con las mejillas levemente sonrojadas mientras se hacía a un lado, rogaba al cielo porque no notase su nerviosismo
-Una oficina bastante espaciosa, casi parece un pent-house. Muy bien, ¿Que es lo que tenía pensado? ¿Algún color en especifico?-
-Bueno… Tenía pensado algunas plantas como helechos, o quizás pequeños arbustos que tengan flores rojas, ese es mi color favorito-
Creo que tengo algunas opciones que podrían gustarle-. Sacando una tablet, le mostró varias imágenes de plantas que describían perfectamente, incluso le recomendó otras que podrían ser un buen complemento para la decoración. Durante varias horas se dedicaron a elegir los posibles lugares donde acomodar las macetas, sin que lucieran amontonados o muy separados. Las plantas llegaron en pocos días, lucían incluso más hermosas que en las imágenes. Pero lo mejor para Tony no era la belleza de la madre naturaleza, sino el poder ver en vivo esos músculos trabajando, moviendo de un lado para otro los costales de tierra, las macetas, y todos los instrumentos necesarios. Cada vez que Steve volteaba al sentirse observado, rápidamente Tony desviaba su mirada con las mejillas algo sonrojadas -Bueno… Eso es todo, ¿Qué opina?-
-Opino… Que me encanta, Natasha no se equivoco contigo. ¿Sabes? Creo que podría volver a contactarte para que me ayudes con mi departamento-
-Seria un placer trabajar con usted de nuevo-
-Ya es un poco tarde, vamos por un café, yo invito-
Oh no, no podría…-
-Insisto, además, tu también debes tener hambre después de tantas horas de trabajo. Anda, vamos-
-De acuerdo, solo porque tu insistes-
El lugar no fue ostentoso, tenía un ambiente agradable y la comida era como las que las madres suelen preparar, ¿La plática? Lo más natural que pudo ser, ambos descubrieron que tenían puntos de vistas similares, quizás no tenían los mismos hobbies, pero vaya que les intereso conocer los gustos del otro, incluso podría decirse que se encendió una chispa por probar las actividades favoritas de su acompañante. No se dieron cuenta de cuánto tiempo habían pasado conversando, solo hasta que el encargado del local les indico que ya debían cerrar
-¿Y? ¿Qué tal el resultado?-
-Mi oficina quedo espectacular, lo admito, Steve hizo un gran trabajo. Creo que podría contratarlo para que eche una mano en mi departamento-
-¿Solo en tu departamento?-
-Es diferente, Natt…. Steve no es como los otros hombres con los que he salido, el… Siento que realmente me gusta, hay algo en el que lo hace especial. Me gustaría tratarlo fuera de la relación de su trabajo, pero no sé si a él le interesen los hombres-
-Estas de suerte, amigo, porque sé que Steve tiene cierta debilidad por los hombres bajitos y castaños-
-¿Oh, de verdad? Bueno, eso me motiva a seguir en contacto con él, pero… Hay algo que me preocupa-
-¿Tu padre, cierto? Anthony, debes dejar de preocuparte por lo que tus padres piensen sobre ti, puede que Steve no haya nacido en una cuna de oro como tú, pero es un buen sujeto; eso es lo que realmente debería importarles-
-Lo sé, lo sé, solo espero que las cosas salgan bien-
-Veras que así será… Oh, espera, Steve me acaba de mandar un mensaje-
-¿En serio? ¿Y qué te dice?-
-Eres un jodido suertudo, enano, Steve me está pidiendo consejos para invitarte a salir. ¿Qué crees que debería decirle?-
-A decir verdad, no me interesa ir a un lugar caro, quizás sea buena idea ir a un paseo o tal vez podríamos ir al cine. Algo sencillo-
-Vaya que mi amigo te cambio, de acuerdo, tu ve a arreglarte. Tu príncipe ideal no tardara mucho en recogerte-
-Te debo una enorme-. Apenas colgó el teléfono, se dirigió rápidamente hacia el baño; tomo una ducha, se afeito, se vistió mil y un cambios hasta que quedo convencido, incluso llego a usar una de sus lociones favoritas para la ocasión. Quedo listo justo en el momento que el timbre de la puerta sonó, parecía una adolescente en su primera cita, se miro en el espejo mientras arreglaba su cabello y el cuello de su camisa antes de abrir. Si usando su traje de jardinero le parecía atractivo, ahora que lo veía usar ropa informal lo consideraba mucho más que guapo. La camisa azul se ajustaba muy bien a su anatomía, además de que hacia juego con el color de sus ojos, aquella prenda la combino con unos pantalones beige y unos zapatos cafés
-H-Hola...-
-Hola, Steve, y… ¿A dónde iremos?-
-Dejemos que sea una sorpresa, ¿Te parece?-
-Como desees, ¿Nos vamos?-
-Por supuesto- dijo mientras extendía su brazo, con una sonrisa, Tony cerró la puerta de su departamento antes de tomar su brazo. Ambos salieron del edificio, era una noche agradable, las calles estaban iluminadas gracias a los postes, anuncios de las tiendas, y se podía sentir una leve brisa de verano. Nuevamente se creó una conversación entre ambos, descubriendo cosas que no conocían del otro aun, sin que Anthony se diera cuenta, se internaron en el bosque que estaba junto a un parque. No fue hasta que la luz comenzó a ausentarse cada vez más cuando el castaño por fin noto lo alejados que estaban de la civilización
-Steve, no quiero imaginar cosas malas, pero estoy comenzando a creer que planeas secuestrarme- bromeo
-No debes preocuparte, ya casi llegamos a nuestro punto-. Una cortina de ramas apareció frente a ellos, eso parecía una escena típica de un cuento de hadas; al abrirla, revelo una mesa decorada con un mantel blanco, velas y unos cuantos pétalos de rosas regados alrededor -¿T-Te gusta?-
-No… Me encanta-. Quizás era la tranquilidad del lugar, o la decoración, pero todo el ambiente se torno en un momento más… Romántico. Ambos comenzaron a acercar sus rostros, cerrando los ojos al mismo tiempo, por fin sus labios se encontraron. Estos se acoplaban perfectamente, como si hubieran sido moldeados; sus brazos parecían moverse por sí solos, los de Steve rodearon la estrecha cintura de Tony mientras que los del castaño abrazaron su cuello, jugueteando de vez en cuando con sus cabellos. Cuando se separaron, sus miradas se conectaron por varios segundos -¿Eso significa que soy correspondido de alguna manera?-
-Es exactamente lo que piensas, claro que me gustaría conocerte más, y que tú sepas más sobre mí-
-Encantado de proporcionarte mi información personal-
Esa velada fue solo el inicio de una relación que se prolongo por varios meses, contrario a otras relaciones, lo que ambos sentían no se desgasto con el paso del tiempo, sino lo contrario, aun parecían una pareja de jóvenes que comenzaban con su noviazgo. Y aunque las cosas marcharan de maravilla, había una cosa que a Steve le hacía falta realizar -¿Que dijeron tus padres?-
-Bueno… Se sorprendieron bastante cuando les dije que llevaría compañía, pero lo aceptaron, así que… Prepara tus mejores ropas, cielo, en unos días iremos a casa de mis padres para que por fin los conozcas-
-Dios, estoy muy nervioso-
-Yo se que te aceptaran, eres un hombre maravilloso, eso es lo que verán en ti-
5 días pasaron desde esa llamada, las horas parecían eternas para Steve, casi tenía un temporizador para el tiempo que le faltaba para subir al avión que los llevaría al estado donde vivían sus suegros. En ningún momento soltó la mano de su novio, solo así podía sentir que los nervios que estaban carcomiéndolo bajaban un poco; el avión aterrizo y la pareja tomo sus maletas. En el aeropuerto los esperaba un hombre alto, de edad algo avanzada, pero que irradiaba un aura de alivio que hasta los adolescentes podrían envidiar -Joven Anthony-
-Jarvis, cuánto tiempo sin verte-
-El suficiente para sentir un vacío en la casa, y veo que no viene solo-
Así es, Jarvis, el es Steve, mi novio-
-E-Es un gusto conocerlo- saludo el rubio mientras le extendía su mano, gesto que le fue correspondido
-Igualmente, Anthony me ha hablado mucho sobre usted, permítame ayudarle con las maletas-
-Oh, no, yo las llevare, ¿Vamos, Tony?-
-Claro-. Los 3 se dirigieron a un coche, pequeño pero lujoso, aquello fue lo primero que cohibió a Steve un poco; pues al lado de Anthony y aquel hombre, el parecía una especie de botones de un hotel de mala fama. Por supuesto que Tony lo noto, y lo conforto tomando su mano y sonriéndole un poco. Entraron al asiento trasero, Jarvis condujo durante varios minutos, en el trayecto, tuvieron conversaciones sobre la profesión del rubio y las actividades que solían hacer como pareja. La segunda cosa que cohibió a Steve fue el hogar de sus suegros, era (Por no exagerar en la palabra) enorme, una de las casas más grandes que había visto; adornado por variedades de arboles, algunos frutales, y cientos de arbustos decorados con flores de distintos colores
Recorrieron un pequeño camino de grava, algo bastante similar a los vistos en las películas sobre monarquía, llegando hasta una puerta que se encontraba al final de unos escalones de mármol. Lo ayudo a bajar las maletas, siguiendo a su novio, Jarvis les abrió la enorme puerta de madera color tinto; lo primero que vieron fue a una pareja de edad madura que los recibieron con una sonrisa para su hijo y una leve pero fija mirada de pies a cabeza para el rubio -Mama, papa, el es Steve, mi novio. Steve, ellos son mis padres-
-E-Es un gusto conocerlos, señores Stark-
-El gusto es nuestro-
La pareja entro a la mansión, permitiendo que las camareras llevaran sus maletas, la primera parada fue la sala de estar, ambos se sentaron en un sofá y los padres del menor frente suyo; Jarvis trato de amenizar el ambiente llevándole unas tazas de té y galletas, mientras conversaban (Mas que nada enfocándose en la vida personal de Steve y su profesión). Si bien los padres de Anthony se comportaron de la mejor manera, aquello no parecía una conversación, sino un interrogatorio, aumentando más los nervios de Steve. La cena no mejoro mucho, pues ahora el tema principal era la forma en que ambos vivían, ya que habían decidido vivir juntos semanas antes de ese día
¿Cómo termino la cena? Con Steve mirando continuamente hacia los cubiertos, sin saber responder a las preguntas de sus suegros, mientras Tony trataba de calmarlo tomando su mano. Ya habían pasado las 9 de la noche, y la pareja se encontraba bastante cansada por el viaje (Y por esa cena con los adultos). Anthony ya le había mostrado su habitación a Steve, pero antes de que se fuera a descansar, fue llamado por su padre
-Anthony, te lo diré sin rodeos, ese joven no me gusta para ti-
-¿Y puedo saber el porqué?-
-Porque ese tipo no es de nuestro nivel, además, ¿Viste como se comporto en la cena? No podía articular bien una sola palabra, y ni siquiera sabía el uso de los cubiertos. Anthony, el es un paisajista, tu mereces algo mejor-
-Lo sé, se que Steve no es el caballero ideal, ¿Y sabes que es lo mejor? Que eso a mí no me interesa, me enamore de el por su forma de ser, por su sencillez, eso es lo que lo hace diferente a todas las personas que he conocido en mi vida. El fue el primero en no mostrarse interesado en mí por mi dinero, o mi apellido-
-Tal vez eso es solo una fachada, ¿Como sabes que no está fingiendo para que confíes en él y termines dándole todo tu patrimonio? No estoy dispuesto a correr ese riesgo, Anthony, te pido que termines esa relación cuanto antes-
-… No te preocupes, padre, no tendrás que preocuparte por eso-. Sin decir una sola palabra, le entrego su cartera, en la que venía dinero, tarjetas de crédito, y su identificación como el sub gerente de Industrias Stark -Ya no soy un niño, Howard, y se perfectamente como es Steve. No te daré más preocupaciones, ni a ti ni a tu empresa, pero no estoy dispuesto a dejar mi felicidad de lado. Así que cedo mis derechos a Industrias Stark, y renuncio a todo lo que me pertenece-
-No puedes estar hablando en serio-
-Por supuesto que lo hago, no me importa que Steve no haya nacido en una cuna de oro o que su trabajo no esté a tus expectativas. Lo único que me interesa es estar a su lado, nos vamos, o perderemos el último vuelo-. No permitió que su padre le dijera algo, se dirigió rápidamente hacia su habitación, Steve lo esperaba del otro lado de la puerta… Había escuchado toda la conversación -S-Steve, yo...-
Fue interrumpido por los labios del rubio, y sus brazos que se enrollaron alrededor de su cintura, le correspondió abrazándolo por el cuello -Te amo tanto, Anthony-
-Y yo a ti, Steve, vamos a casa, ¿Si?-
Una suerte de no haber vaciado las maletas, solo tuvieron que tomarlas para salir de la mansión, sin mirar atrás. La única persona que los despidió fue Jarvis, en las pocas horas donde lo conoció, Steve podría decir haberle tomado bastante estima. Subir al avión fue el respiro que ambos necesitaban, ya era hora de regresar a su hogar, donde ellos podían ser quienes eran, sin importarle la opinión de los demás
