Megan tenía todos los rasgos asiáticos de su papá, pero la sonrisa era toda de su madre, lo mismo podría decirse del carácter. era capaz de defender sus convicciones con las uñas y difícil de persuadir una vez que se había propuesto algo. Esto a menudo ponía en apuros a sus padres que intentaban ser firmes e imponer disciplina, ciertamente tenían reglas como la hora de dormir, las comidas, etc. que eran inamovibles pero fuera de eso había poco que Park pudiera negarle a su hija que era la luz de sus ojos y que si además le sonreía así !estaba perdido! después de todo era a causa de una sonrisa igualita a esa (entre otras cosas) que había vuelto a ser papá a su no tan joven edad aunque bueno, él era más que feliz..

Morgan lidiaba sus propias batallas criando una niña tan voluntariosa como ella, pero que además le tenía bien tomada la medida así que cuando más firme trataba de ser como mamá y cuando más enojada quería parecer; Megan la veía con esa mirada de cachorrito triste ,¿Dónde es que la había visto antes?, y la doblaba. sí, la Doctora Morgan "llámenme Perra" Reznick ahora se doblaba ante una pequeña niña. Lo primero que aprendió al llegar a casa con su recién nacida fue que Park tenía razón: aunque las noches parecieron interminables, sus seis semanas de licencia pasaron volando y efectivamente la idea de separarse de Megan no le encantó.

fue así como la que antes pasaba días enteros en el hospital ahora esperaba las cinco de la tarde para regresar a casa. Si alguien le hubiera dicho en sus primeros años de residencia que algún día iba a querer salir temprano o tomar sus vacaciones justo en la semana de navidad se habría reído, ella que hasta se inventaba guardias con tal de evitar las reuniones familiares pero ahí estaba, ese viernes viendo el reloj con impaciencia , esperando la hora del almuerzo para poder irse porque tenía algo importante que hacer con su hija. de hecho se había tomado el día pero Glassman le pidió ayuda de última hora y al "Abuelo" no se la podía negar. -Ya te puedes ir, gracias por la ayuda. Dijo el Doctor Glassman al llegar poniéndose su bata blanca. -No hay de que. ¿lo veremos en la tarde? - Respondió Morgan mientras se preparaba para irse. -Si y dile que le deseo éxito. Ella lo alcanzó a escuchar desde la puerta antes de salir y le respondió con un gesto afirmativo.

Al llegar al estudio le acomodó el uniforme a Megan y la ayudó a atarse el cinturón naranja. se veía linda con su cabello trenzado también estaba ansiosa al tratarse de una promoción de grado y no cualquiera; iba por su cinturón verde que era un grado intermedio. se los había dicho una y otra vez durante la semana porque a ella le encantaba el taekwondo y se lo tomaba con toda la seriedad que cabía esperar de una niña de cinco años o bueno, de una niña de cinco años que se apellide Park o Reznick por eso había estado entrenando con su papá diez minutos cada noche(no le permitían quedarse despierta más tarde) las últimas dos semanas hasta que la Tul* le salió "perfecta".

En ese momento el instructor llamó a los pequeños taekwondoines al dojang. Megan volteaba a la puerta - ¿Mi papa no viene? estaba preocupada porque esto era algo que ellos dos compartían especialmente. no podía perderse el examen. -No debe tardar. ahora ve que ya es hora. Morgan la tranquilizó y le dio un rápido beso y un abrazo.

El examen comenzó y Morgan veía como su niña seguía volteando a la puerta mientras hacían el calentamiento. Park no había podido cancelar los compromisos de ese día y no era seguro que alcanzara a llegar a acompañar a su hija. Ahora ya era casi una celebridad tal como Morgan lo había deseado. Si, mucha gente buscaba al Doctor Murphy por sus técnicas novedosas y casi siempre impecables pero más gente de todo el país buscaba al Doctor Park porque además de la técnica, tenía el trato afable y compasivo; lo buscaban también por tener la mayor tasa de trasplantes exitosos y ahora tenía además tres internos a su cargo. Eso era mucho trabajo.

El calentamiento terminó y el instructor envió a los niños a ponerse el equipo de protección. Morgan se levantó de su asiento para ir a ayudar a Megan. -Yo me encargo. Park le habló al oído, le dio un beso rápido en la mejilla mientras la abrazaba por la cintura con una mano y le quitaba la maleta con la otra. todavía llevaba puesto el uniforme del trabajo. Cuando se acercó a la orilla del dojang la carita de Megan se iluminó al verlo. - ¡Papá!. El rápidamente le puso el peto, los protectores y su casco personalizado negro con morado con su nombre grabado. Le dio algunas indicaciones, la niña le sonrió y corrió a sentarse en el circulo esperando turno. Park fue a sentarse junto a Morgan y entrelazaron las manos. pasaron los combates y llegó la hora de los Tuls. Meg lo hizo sin falla. Al final quebró una tabla de media pulgada con tremenda patada lateral.

Durante el camino de regreso a casa iba emocionada con su nuevo cinturón y no dejaba de decirle a su papá - ¿Viste como rompí esa tabla? ¿verdad que me salió bien la Tul? mientras su orgulloso papá festejaba con ella. al entrar en la casa Morgan ya estaba ahí; Megan se le fue a los brazos y se escuchó una lluvia de aplausos. en el comedor estaban todos los del San Bon's y su abuela Caroline, todos llevaban camisetas verdes hechas para la ocasión. había pizza, botana y pastelitos de su lugar favorito. estaba feliz, durante la noche, dibujó con su abuela, Meg no era gran dibujante, pero le encantaba aprender y a Caraoline le encantaba enseñar y pasar tiempo con ella. Cantó Karaoke con Lea, Jordan, Shaun y los demás, aunque él se fue temprano. Bailo con sus papás, también con "el abuelo" Glassman y claro, les enseñó a todos su cinturón nuevo se tomaron fotos y después de cenar se puso a jugar videojuegos mientras los adultos continuaron charlando.

Como a las diez y media sus amigos se marcharon, Park alzó en brazos a Megan que se había quedado dormida en el sillón. La llevó a su cama, la arropó y le dio un beso en la mejilla.

Morgan, levantó las copas que quedaron en la mesa de la cocina y guardó el humus en el refrigerador. La puerta del mismo estaba casi cubierta por dibujos y fotografías de Meg a través de los años. Al cerrarla cayó la fotografía del centro, ella la levantó del suelo y se la quedó viendo un momento: era una de sus favoritas, de la primera vez que visitaron Disneyland con su hija de entonces tres años. Ambos sonrientes la niña saltando en medio de ellos tomada de sus manos con una expresión mezcla de felicidad y asombro que resumía perfecto su vida en los últimos años la aventura, el asombro y mucha alegría. Volvió a colocarla con ese mismo botón magnético "Maui, No Ka Oi" y se retiró a su recámara, se puso la pijama, se cepilló los dientes rápidamente y por último se quitó los anillos que puso sobre la cómoda junto al retrato enmarcado de ella y Park.

Él llegó unos minutos después, se quitó el reloj y la alianza que colocó en la misma cómoda donde Morgan había dejado los suyos; se puso pijama y se acostó junto a su mujer abrazándola por la espada. - ¿No se despertó? preguntó Morgan en voz baja. -Solo un momento, dice que se aburre. Quiere alguien con quien jugar. Le respondió Park. - ¡AH NO!, no, no, Morgan se volteó a verlo con cara de susto y los ojos muy abiertos. - ¡Ya, tranquila! Meg quiere un gato. Él sonreía divertido - ¡ah un gato! Y ¿Tendrá esto algo que ver con la camada de gatitos en la azotea del hospital? Morgan resopló aliviada de que se tratara de una mascota para luego preocuparse de que Megan hubiera estado en la azotea sin ella saberlo. -No fui yo, la llevó Jerome. Dijo Park para tratar de deslindarse del asunto y ahí estaba de nuevo la mirada de cachorrito -¿Mañana hablamos del gato si? Le dijo Morgan besándolo antes de que pudiera seguir hablando. El correspondió el beso y la acercó en un abrazo…,

Cuando Park le preguntó hace años si alguna vez sería suficiente, si alguna vez sería realmente feliz. Ella no pudo responder. Tal vez porque se media en logros profesionales, no es que fuera algo malo pero ahora que ya había estado a las puertas de la muerte, compartía un hogar con su "Sexy Cirujano coreano experto en artes marciales", tenía una hija que vino a redefinir su concepto de familia, que incluso la acercó más a su propia madre y que seguramente la convencería de adoptar al gato; ahora las cosas se veían diferentes. por supuesto no iba abandonar sus metas profesionales porque tenía más motivos para alcanzarlas pero si le volvieran a preguntar diría sin dudar que había rebasado la medida de lo suficiente y que era inmensamente Feliz.