7. Primer castigo.

Si pensaba que el castigo ya de por si era malo, tener que estar con Sirius era peor, pero encima con Snape, no sabía si podría aguantarlo.

Las clases de la tarde pasaron rápidamente y pronto nos encontraríamos en el despacho de la profesora McGonagall.

- Una tarde con James Potter y encima limpiando ¡No puede haber nada peor!-decía Lily de camino al despacho-

Me pare en seco y la mire incrédula.

-Bueno, vale, lo tuyo es peor-reconoció la prefecta-

-No me había dado cuenta-dije irónica para después seguir las dos caminando-

-La verdad es que tienes muy mala suerte desde que hemos comenzado el curso-comentó Lily-

-Y todo tiene relación con los merodeadores ¿Te has dado cuenta?-pregunte-

-Si es que Potter es un idiota-recibí como respuesta-Los cuatro merodeadores en realidad.

-La verdad es que si-asentí- Pero Remus no tanto.

-¿Remus?-preguntó Lily pícara-

-No me gusta-dije tajante-

-Yo no he dicho nada-comentó burlona la prefecta- Eso lo has pensado tu sola.

-Porque suponía que tú lo pensabas-explique-

-¿No será que quieres convencerte a ti misma de que no te gusta?-preguntó perspicaz Lily-

-¡Por supuesto que no!- negué-

-Vale-asintió la pelirroja- Solo era una idea.

Sin darnos cuenta, ya estamos en frente de la puerta que daba la entrada al despacho de la profesora de transformaciones. Toquemos la puerta, y al abrirla pudimos comprobar que los merodeadores no habían llegado pero que Snape y McGonagall ya estaban allí. La profesora nos indicó, con un gesto de su mano, que nos sentásemos en las dos sillas que quedaban libres delante del escritorio. Pasaron unos diez minutos aproximadamente asta que la puerta fue abierta de nuevo y atravesada por los cuatro merodeadores.

-Bien, ahora que estéis todos os diré donde tenéis que ir a cumplir vuestro castigo-explico la profesora-

Todos, he excepción de los merodeadores, estábamos serios y deseosos de acabar el castigo cuanto antes. A mi me daba igual donde tuviese que hacer el castigo porqué no podía ser peor que estar con Sirius y Snape, o por lo menos eso pensaba.

- El señor Potter y la señorita Evans, limpiarán las cocinas-indicó la profesora-

-Eso es poco, los elfos domésticos lo tienen todo muy limpio no tendremos que hacer demasiado-dijo animado James-

-Se equivoca señor Potter, ya me he encargado yo para que los elfos domésticos no recogiesen nada y para que no les ayuden-informó McGonagall con una pequeña sonrisa-

-Gracias profesora-dijo James irónico-

-De nada Potter-respondió la profesora- Los señores Lupin y Pettigrew, limpiaran los pasillos del primer piso y los señores Black y Snape, junto a la señorita Turner, limpiaran los aseos del segundo piso.

-Genial-murmure malhumorada-

-¿A que esperáis? ¡Venga!-ordenó la profesora- Y por cierto de manera muggle.

Los siete alumnos salimos del despacho para luego cerrar la puerta tras de si.

-Buena suerte, Lily-dije para luego darle un abrazo-

-Lo mismo te deseo Katy-respondió correspondiendo a mi abrazo-

Los cinco chicos nos miraban extrañados ya que no comprendían nuestra actitud.

-Vamos, que no os vais a la guerra-dijo Sirius- Solo es un castigo.

La prefecta y yo, que ya nos habíamos separado del abrazo, miramos a Sirius incrédulas.

-Esto es peor-dijimos al unísono-

Cada uno nos fuimos a nuestros respectivos castigos. Nosotros no dirigimos al baño de las chicas del segundo piso y durante todo el camino ninguno hablo. Al llegar abrí la puerta y entre con decisión, pero al ver que mis dos compañeros de castigo no entraba salí enfadada.

-¿A que esperáis?-pregunte impaciente-

-Yo no voy a entrar ahí, es un aseo de chicas-explico Snape-

-La verdad es que no creo que hayas entrado nunca a ninguno, por lo menos para ducharte-dijo burlón Sirius-

-¡Cállate Black!-dijo Snape enfadado-

-Y tu Black, ¿Cuál es tu excusa?-pregunte perdiendo ya la escasa paciencia que tenia-

- Ahí adentro vive un fantasma que esta obsesionado conmigo y no voy poner mi vida en peligro-explicó-

Les mire a los dos indecisa ya que no sabía si matarlos o arrastrarlos para que cumpliesen el castigo conmigo. Aunque la primera opción era realmente tentadora, opte por escoger la segunda ya que no iba a permitir que no hiciesen su parte de castigo y me tocase hacerlo yo sola.

- Pobrecitos-dije para después agarrar a ambos por los brazos y arrastrarlos adentro-

Al entrar, pudimos comprobar que el servicio estaba bastante limpio ya que no había ningún alumno que entrase debido al fantasma que habitaba en el, el mismo que supuestamente acosaba a Sirius y de nombre Myrtle.

-Vaya, veo que tengo visita-dijo animada Myrtle-

- No por nuestra voluntad-explicó Sirius-

Al oír lo que el griffindor había dicho le pegue un codazo en las costillas para que se callase y no metiese la pata ya que conociendo a Myrtle, cualquier cosa que dijeras, si no tenias cuidado, podía ofenderla y eso llevaba al llanto de esta y los dolores de cabeza nuestros.

-Si es Sirius Back-dijo la fantasma mirando con especial interés al griffindor-

- Hola Myrtle –saludo Sirius cansinamente-

- Hace tiempo que no venís tus amigos y tú a visitarme-recordó Myrtle-

-Me pregunto por que-dije irónica-

La fantasma me miro de arriba a bajo para después fijar su mirada en Sirius.

-Y esta ¿quien es?-pregunto malhumorada Myrtle-

Todos pudimos notar que había cierto tono de reproche y celos en su voz. "¿Qué esta pensando?" me pregunte a mi misma. Sirius, que suponía lo que la fantasma estaba pensando, me agarro por la cintura y me atrajo hacía él.

- Es mi novia-presentó el griffindor-

-¡¡¿¿Qué??!!-gritamos Myrtle y yo a la vez-

-Estamos juntos desde el curso pasado-informó-

- Pero ¡¿Cómo me has podido dejar por esta?!-pregunto malhumorada la fantasma-

-¡Oye que esta tiene nombre!-recordé apartándome de Sirius-

- Myrtle nosotros nunca hemos estado juntos, yo...-comenzó a explicar Sirius-

-Tienes razón Myrtle-asentí-

Todos los presentes, incluido Snape que observaba muy interesado la situación, me miraron sorprendidos por mis recientes palabras. El primer día de curso había aprovechado para vengarme de James, y ahora era un buen momento para fastidiar a Sirius y de paso vengarme también de él por las bromas que me habían hecho durante cinco largos años y sobre todo por lo ocurrido esta mañana.

-Sirius, me he dado cuenta de que lo tuyo con Myrtle tiene futuro así que me voy a apartar para que así podáis estar juntos y ser felices.-dije con una sonrisita traviesa-

-¡Turner!-gritó Sirius-

-Vaya, pues parece que en el fondo esta chica no es del todo mala-reconoció Myrtle felizmente-

-Parece que no-corroboro Snape-

-¡Tu te callas Snape!-ordeno Sirius-

-Pero espero que por lo menos me invitéis a la boda, que por cierto ¿Cuándo será? ¿Que queréis que os regale? ¿Dónde os iréis de luna de miel?¿A quien vais ha invitar? ¿Cómo...-preguntaba rápidamente pero Sirius me paro-

-No tan deprisa Turner-dijo-

-Tienes razón, me estoy apresurando-reconocí-

-Estaría bien que ahora se besasen-dijo burlón Snape-

-Es verdad-asentí-¡Que se besen! ¡Que se besen!

-Bueno, si queréis-asintió Myrtle tímidamente -

-¡Maldito Quejicus! ¡Esta me la pagaras!-grito Sirius furioso y muy avergonzado-

Snape, comenzó a correr por todo el servició y Sirius iba tras el con la barita en mano dispuesto a lanzarle a su enemigo el peor hechizo que se le viniese a la cabeza. Pero a su vez Myrtle seguía a Sirius dispuesta a darle un beso en cuanto el griffindor parase. Mientras, yo reía por lo que estaba ocurriendo ante mis ojos y lo que más gracia me hacia, era que yo era quien había comenzado con todo este lío. "Si es que en el fondo soy un poco mala"pense "Pero solo un poco"

-¡Dame un beso!-repetía la fantasma-

Sirius dejo de perseguir a Snape, que aprovechó para esconderse en uno de los baños, para comenzar a huir de Myrtle. El griffindor lo estaba pasando muy mal así que ya di por terminada mi venganza y decidí intervenir y ayudarlo. "Si es que en el fondo soy un trozo de pan" pensé.

- Myrtle, déjalo-dije-

Tanto Sirius como la fantasma me miraron, aunque la última un poco molesta.

-¿Por qué?-preguntó-

-Es que él prefiere que sea en la intimidad-dije burlona- Y además, tenemos que comenzar con el castigo.

-Bueno, pues entonces lo dejamos para otro momento ¿vale cariño?-pregunto la fantasma mirando con ternura a Sirius-

Este asintió con la cabeza y, después de despedirnos de la fantasma, esta se marcho por el retrete.

-¡Snape, sal ya que tenemos que comenzar con el castigo!-llame-

- ¿Pretendes que comencemos el castigo como si nada hubiese pasado?-preguntó Sirius incrédulo-

-Exactamente-dije con una sonrisa-

Snape salió y se reunió con nosotros, aunque se alejo del griffindor por precaución. Sirius me miraba con especial interés, como si estuviera llegando a una conclusión después de mucho tiempo pensando.

-¿Disfrutas provocándome?-preguntó Sirius de nuevo-

-Si-conteste-

- A vale-respondió- Y por cierto Quejicus, prepárate, que esta me la pagas.

-Si queréis luego os matáis mutuamente, pero ahora comenzamos con el castigo de una vez-dije-

Me quite la túnica y me arremangue las mangas de la camisa. Mis dos compañeros hicieron lo mismo. Recorrí la habitación con la mirada buscando los utensilios de limpieza, pero no los encontré.

-¿Dónde están las cosas para la limpieza?-pregunté-

Sirius me miro negando con la cabeza. Sacó su barita y tras murmurar un hechizo que no pude escuchar, aparecieron ante nuestros ojos todo lo necesario para la limpieza de un servicio.

-Como se nota que no te han castigado nunca-dijo el griffindor-

Cogimos lo que necesitábamos y comencemos a limpiar. Como durante el verano limpiaba mi casa de manera muggle, me resulto mucho más fácil que a los otros dos, aunque Sirius no lo hacía nada mal. Tener como madre a una muggle me permitía moverme con la misma facilidad tanto en el mundo de los muggles como el de los magos. Mi madre era viuda ya que mi padre, un mago muy importante, murió cuando yo solo contaba con tres años. Aunque mi madre no sabía casi nada del mundo de los magos, me había hablado de el desde muy pequeña, pero aun así cuando me llegó la carta de Hogwarts fue una gran sorpresa. Estaba inmersa en mis pensamientos cuando un grito de Snape me sacó de ellos.

-¡Maldito Black!-gritó Snape-

-Encima que lo hago por tu bien- se excusó el griffindor-

Sirius, aprovechando un descuido del Slytherin, volcó el agua del cubo con el que estaba limpiando sobre la cabeza de este. Yo solo podía reír.

- Por lo menos ya puedes decir que te has duchado-dijo Sirius-

-Podría decirlo, si no fuera agua sucia-respondí-

-¡up!, es verdad-contestó Sirius inocentemente-

Por fin termino el castigo y después de "despedirnos" de Snape, nos dirigimos a la casa Griffindor. Dimos la contraseña a la Señora Gorda y entremos. Lo primero que vimos al entrar fue a una chica pelirroja que gritaba histérica a un chico moreno, con el pelo desordenado y con gafas. Eran Lily y James y otra de sus habituales discusiones.

Continuara...

Hola, siento haberme retrasado tanto en poner el capitulo, pero esk no he podido ponerlo antes. Este capitulo no me gusta mucho pero espero recibir mensajes con vuestra opinión. Muchos besos.