Las Cuatro Tareas

Por: Julieta Fernández

Capítulo I: "El Encuentro"

Hace mucho tiempo, un rey y una reina tuvieron tres hermosas hijas. Las dos mayores eran sobresalientes, pero la menor, llamada Kaoru, era la muchacha más perfecta e inteligente de todo el reino. A tal punto, que la gente había comenzado a abandonar los altares de Yumi, la diosa del amor y de la belleza, para venerar a Kaoru. En efecto, algunos habían empezado a llamarla el único ser que podría competir con la diosa de la belleza.

Ésta furiosa por la fama de Kaoru, ordenó a su hijo Kenshin herirla con una de sus flechas:

"¡Venga a tu madre!", le gritó. " Haz que Kaoru se enamore del más vil de los hombres; ¡de la bestia más cruel y miserable que puedas encontrar!"

"Amada madre, no creo que se deba preocupar por ella, ella sólo una simple mortal, y no puede competir contra una diosa como lo es usted."

"¡Kenshin, no oses a desobedecer a tú madre. Ve y cumple con lo que te he pedido, y hazlo de inmediato!"

Después de hacer una reverencia a su madre, Kenshin se dispuso hacer lo que se le asignó. Juntó sus mejores flechas y las colocó el su carcaj, para luego emprender vuelo hacia la Tierra.

Por oro lado, en la Tierra, el clima era muy caluroso. En ésta época del año los calores eran insoportables, y gracias a esto muchas personas mayores morían y se perdían muchas cosechas. A pesar de ello, había una joven cubierta por una gruesa capa caminando por las agitadas calles del centro del reino. No quería levantar sospechas de nadie, pero tampoco se podía mostrarse mucho ya que era muy famosa y conocida por los alrededores. Kaoru era una de esas jóvenes muy simples de corazón. Tenía un alma pura y siempre estaba dispuesta a ayudar a las demás personas sin recibir nada a cambio. Ella se dirigía hacia el bosque, que era uno de los únicos lugares que le proporcionaban una paz inmensa, y en donde se podría decir que era feliz. No es que la vida que llevaba la hacía infeliz, pero había cosas que le disgustaba hacer y por el simple hecho que era una princesa, debía hacerlas como obligación.

Una vez que llegó al bosque, se internó en él buscando su lugar preferido. Ese lugar era un pequeño descampado, cubierto con césped, flores de todo tipo y lo cubrían grandes árboles, por lo que daban una fresca sombra. Desde que era una pequeña niña iba al mismo lugar, y lo había cuidado mucho desde entonces. Se recostó sobre su árbol preferido, que era el más viejo y grande que se podía ver en toda la zona.

"Ah! Qué lindo que está el bosque hoy! Pareciera que todos los días hace una hermosa metamorfosis...es tan hermoso todo..." cierra sus ojos y se dispone a descansar.

Kenshin por fin la encuentra, realmente era una joven muy bella, tenía cabellos largos y del color de la noche. Poseía un cuerpo bien formado, nada estaba en exceso, lo que la hacía aún más hermosa. Al joven le dio un poco de lástima cumplir su obligación, ya que le había simpatizado la doncella. Pero no quería desobedecer a su madre, por lo que sacó una de sus más potentes flechas, pero al instante que se disponía a disparársela, accidentalmente se hirió un dedo quedando él mismo enamorado perdidamente de Kaoru.

Atormentado por tan súbita pasión, Kenshin voló inmediatamente en busca de Sano, el dios de la luz y de la verdad, y solicitó su ayuda.

Continuará

Notas de la autora: Bueno este es mi primer capítulo de ésta nueva historia que estoy escribiendo. Les cuento que se basa en un mito griego, por lo que más adelante pasarán cosas bastante fantasiosas, pero trataré que queden bien con el argumento de la historia.

Muchas gracias por leer esto y nos veremos en el próximo capítulo!

Sayoonara!