Las Cuatro Tareas
Por: Julieta Fernández
Capítulo VI: "La primera y segunda tarea"
El hombre la escoltó hasta la presencia de la diosa, quien al ver a la joven, sonrió de manera cínica y pensó:
...Éste es el principio de tu fin...
Antes de hablar, eligió cuidadosamente sus palabras y con desprecio dijo"Te daré cuatro tareas, deberás cumplirlas al pie de la letra, de lo contrario no permitiré que vuelvas a ver el rostro de mi hijo..."
Kaoru conocía a la diosa, y se imaginaba que esas tareas no serían nada fáciles de cumplir, pero ella no se rendiría por nada, las cumpliría así le costara la vida..."Haré lo que sea por volver a ver a Kenshin señora..."
Enseguida, Yumi le encargó la primera tarea. La condujo a un enorme depósito lleno de granos de diferentes clases.
"Debes tenerlos clasificados para esta tarde, te advierto que si llegas a fallar en algunas de las pruebas que te impongo, no verás a mi hijo nunca más" y con estas palabras, desapareció.
Kaoru se enfrentó sin esperanzas a las pilas de cebada, de lentejas, y de semillas de amapola. Sano salió de su escondite y vio la gran pila Yumi realmente quiere hundir a esta joven. ¡No se lo permitiré! Ella tiene sentimientos puros y verdaderos hacia Kenshin, la ayudaré a cumplir estas tareas...
La joven calló sobre sus rodillas, y dijo desesperada "¡Esto es imposible! Jamás terminaré a tiempo de clasificarlas...este es el fin..."
"No Kaoru, mira lo que está sucediendo" dijo muy confiado el felino, Kaoru levantó la vista y vio algo que jamás hubiera imaginado.
Algo extraordinario estaba pasando, una armada de hormigas se fue reuniendo, y en pocos minutos, oleadas de ellas se apoderaron de los montones de grano. Cada hormiga cargaba una semillita a la vez, hasta que todas quedaron agrupadas en tres diferentes pilas. Una vez terminada la tarea, las hormigas se esparcieron rápidamente, como si algo les hubiera ordenado hacer eso y luego irse. Kaoru estaba realmente sorprendida, definitivamente alguien la estaba ayudando, se sentía muy bien al pensar que algún dios se había apiadado de ella y la había ayudado a cumplir con la tarea que Yumi le había asignado. Se sentó a un costado del depósito y charló con Sano hasta que la caída de la tarde.
Cuando Yumi regresó junto con su guardia, estalló en tremenda ira"¡Alguien te ha ayudado", gritó. "Por la mañana te encargaré otra tarea, ahora vete a tu celda, hoy no comerás ni beberás nada" terminó triunfante mientras el guardia se la llevaba.
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La muchacha moría de hambre, era más de media noche y no podía dormir, su estómago le impedía cerrar un ojo con todos los ruidos que hacía.
Sano tampoco podía conciliar el sueño sabiendo el estado de la joven por lo que se apiadó de ella e hizo aparecer una canasta de pan a un costado de la celda, y aguardó a que se diera cuenta de la presencia de la comida. Kaoru se dio vuelta una vez más para intentar que su estómago le diera un respiro, cuando por fin divisó el alimento, se paró desesperada y comió hasta saciarse, después hizo una ofrenda al dios que la estaba bendiciendo para luego caer en un profundo sueño.
Cuando el alba rosado de la mañana siguiente apuntaba, el guardia
fue en busca de Kaoru para llevarla en presencia de la diosa. Una vez
que estuvieron cara a cara, la inmortal sin más rodeos le asignó la
segunda tarea.
"¡Vete a la dehesa, junto al torrente¡Allí habitan feroces carneros de
dorados vellones¡Recoge un poco de su lana, y quizá entonces
puedas llegas a ser una persona digna del amor de mi hijo"
Una vez que llegaron, Kaoru permaneció enfrente del torrente que bordeaba los campos en donde pastaban los carneros salvajes, y mientras miraba cómo se atacaban unos a los otros, se dio cuenta que nunca podía acercarse a ellos sin que la mataran.
"Es imposible acercarse a esos animales sin que me arranquen la cabeza en el intento...�¡Qué voy hacer Sano"
El felino miraba a la joven tratando de descifrar qué hacer, hasta que se le ocurrió algo. "No te preocupes ni te aproximes a esos terribles carneros Kaoru."
"¿A qué te refieres Sano¿Cómo se supone que voy a sacar el pedazo de lana que necesito si no me puedo aproximar a ellos"
"Cundo llegue el calor del medio día, y estén durmiendo su siesta, deslízate hasta la dehesa y recoge los dorados copos de lana que cuelgan de las zarzas afiladas y de los espinosos matorrales" le indicó el gato.
Una vez que el medio día llegó, y cuando los amodorrados carneros yacían tomando su siesta, Kaoru cruzó el torrente y se arrastró hasta el pastizal. Y en poco tiempo, se apoderó de toda la lana que colgaba de zarzas y espinas.
Cuando Yumi vio toda esa lana, sonrió con amargura"Alguien tiene que haberte ayudado, es imposible que una simple humana como tu haya podido sola contra esos animales...". La diosa se estaba empezando a preocupar, jamás pensó que la joven durara tanto. Ella se imaginó que en la primera tarea Kaoru moriría y no necesitaría pensar en las otras tres, pero al parecer se equivocó y tendía que idear pruebas más difíciles y arriesgadas para ella al fin muriera...
Otra vez la mandó al calabozo sin comer ni beber. La fría noche había caído, y Kaoru una vez más estaba desvelada pero los motivos esta vez eran otros. Su corazón estaba realmente triste, sentía que le faltaba algo...lo extrañaba tanto...extrañaba sus caricias, sus besos y abrazos...echaba de menos esas dos palabras que siempre salían de su boca y que a ella la hacían tan feliz. Sin esperarlo, lágrimas comenzaron a salir de sus ojos sin que pudiera contenerlas...
"Kenshin, mi amado Kenshin, quiero volver a tenerte a mi lado, quiero volver a sentir tu suave respiración cerca de mi cuerpo...no te imaginas cómo te extraño amor mío..." Ella hundió su cabeza entre sus piernas y trató de contener su tristeza, pero ese sentimiento le estaba ganando...
"Kaoru...mi amada Kaoru...deja de sufrir por mi, te lo imploro" Ella inmediatamente subió la vista para encontrarse con su adorado esposo.
"�¡KENSHIN" La joven saltó casi con desesperación a donde creía ver a su esposo, pero siguió de largo, lo que estaba viendo no era su amado en carne y hueso. Él se acercó a ella y con dulces palabras le dijo"Kaoru, siempre has sido muy perseverante y eso es algo que admiro de ti. Por favor no te rindas ante nada, te prometo que muy pronto estaremos juntos, no desesperes y ten paciencia...te amo..." Con estas palabras desapareció.
Sano observó lo ocurrido desde un rincón de la celda. Espero que con esta ayuda recuperes tu fortaleza Jo-chan, y ciertamente la necesitarás. Se vienen situaciones muy difíciles y tienes que tener mucha determinación para poder enfrentarlas, así cumplirás tu deseo...
"Te lo prometo, nunca me rendiré...gracias Kenshin..."
...Con este encuentro su alma se fortaleció y pudo dormir profundamente...
:.:.:.: Continuará:.:.:.:
Notas de la Autora: Gracias por esperar la actualización de este fic. Les quiero comentar que la historia va acabando y probablemente el próximo capítulo sea el último. También quería aclarar que en esta última parte del capítulo Kenshin no apareció, ni siquiera era su presencia. Sano hizo aparecer a un supuesto Ken para darle ánimos a Kaoru, eso es todo.
Muchas gracias a cada uno de ustedes por sus reviews, siempre me hacen muy feliz, disculpen que ahora no conteste ningún review, pero prometo que los contestaré en el próximo capítulo!
Muchas gracias otra vez a todos y nos vemos en la próxima!
Juli
