DIARIO PARA TINO

CAPÍTULO DOS: La hora del amor

Al final logré convencer a Taro de que fuera esa noche al restaurante. No creas hijo que yo me la pasaba haciendo estas artimañas para convencer a los muchachos, me animé sólo porque Charlotte lo había sugerido primero. Me pasé toda la tarde pensando en qué me iba a poner, algo que no solía hacer. No tardé en darme cuenta que él era el motivo de mi conmoción. Me miré al espejo y suspiré; volver a verlo me despertó un montón de sentimientos que ya creía olvidados. En ese momento mi cerebro me lanzó una orden: "¡Contrólate Azumi! No puedes estar así por un muchacho que no ves hace años. Ya pasaste la adolescencia". Esa noche me puse un vestido blanco estampado con flores rojas grandes, unas sandalias del mismo color y un pulóver; pues a la noche la temperatura baja bastante en la playa. Cuando entré al restaurante saludé a Charlotte y a sus tíos. Luego ella y yo nos fuimos a hablar a solas. -¿Va a venir Taro, verdad? –preguntó la francesa apenas pudo.

-Sí, me dijo que vendría...

-Entonces lo mejor que te pudo haber pasado es que me cambiaran al turno de la noche. Con él no vas a extrañar mi presencia para nada... Aprovéchalo.

-Creí que te gustaba...

-Hum... japonés y jugador de fútbol... no es mi estilo... Claro que si hubiera sido Napoleón...

-¿Napoleon? ¡Charlotte...!

-¿Qué? Cada uno tiene sus gustos... y creo que ese muchacho te interesa mucho ¿eh? Vete a la mesa 14. Apenas llegue te lo mando para allá...

La mesa estaba hermosamente decorada, ubicada al frente del escenario donde una banda y una cantante estaban interpretando canciones clásicas francesas. Me senté y esperé un rato. "Quizás ni venga", pensé, y luego lo vi entrar. Allí estaba él, vestido de saco y pantalón blanco y camisa color agua. Podría tratar de justificarme ante tus ojos y decirte que me sedujo, que me convenció con mentiras, pero no fue así. Yo estaba conciente de lo que hacía, al menos en parte.

En ese momento que entró al restaurante y me buscaba con la mirada; en que me di cuenta que mis anteriores sentimientos no se habían muerto, sino que iban creciendo segundo a segundo. Me saludó y yo con hilo de voz apenas le contesté. Traté de controlarme como me lo había propuesto, pero viendo que era imposible decidí actuar naturalmente y ya. Comenzamos a hablar sobre nuestras vidas, nuestros sueños, y sobre nuestras muchas penas...

-¿Entonces cómo te fue en casa de tu madre? –preguntó Azumi a Taro.

-Pues bastante mejor de lo que yo esperaba. Mi hermana Yoshiko es una niña preciosa, un amor de persona. Con mi mamá al principio fue un poco complicado, aparte no olvides que tuve que tratar bastante con mi padrastro, y no te voy a negar que me resultaba bastante difícil de digerir en ocasiones...

-Pero es el hombre que ella eligió para que la acompañara, auque no te cause gracia.

-Sí, ya lo sé. Es un buen hombre y al menos la trata bien. Y más le vale porque si no fuera así ya vería...

-Hum... el clásico hijo guardabosques de la madre... –observó ella, divertida.

-No es eso... Verás, la gente se confunde conmigo, creen que porque les sonrío y no discuto a gritos no tengo carácter, pero se equivocan...

-Es que resulta difícil imaginarte enojado o molesto por algo...

-Pues no es que lo haga habitualmente, pero soy muy celoso del cuidado de mi familia. Pero dejemos esto. No te he preguntado por ti. ¿Aún vives con tus padres?

-Mis padres murieron el año pasado. –hace una pausa- Iban por la carretera... un coche iba de contramano y los envistió. Fue inmediato; al menos sé que no sufrieron.. –comenzó a llorar...

-Azumi, lo siento. Yo... no sabía...

-No te preocupes. Yo... tengo que superarlo. Me cuesta a veces, pero lo mejor es seguir adelante, no me queda de otra... –sonrío mientras aceptaba el pañuelo de Misaki. –No te preocupes, estoy bien.

-¿Estas segura?

-Sí, no hay problema.

-¿Quieres bailar? Están cantando "La vie en rose"

-Está bien. Vamos.

"Quand il me prend dans ses bras/ Il me parle tout bas/ Je vois la vie en rose,

(Cuando me toma entre sus brazos/ me habla muy bajito / veo la vida en rosa)

Il me dit des mots d'amour/Des mots de tous les jours/Et ça me fait quelque chose"

(Me dice palabras de amor/ palabras de todos los días/ y hago cualquier cosa)

-¿Cómo crees que una canción pueda ser tan dulce y a la vez tan triste? –preguntó Azumi mientras bailaba abrazada a Taro.

-Supongo... que hay cosas que pueden ser de ambas formas... O a la gente le resulta dulce lo que en realidad es triste, solamente...

-Sí, como con las personas ¿eh?

-No te entiendo... –respondió Misaki.

-No importa... mejor no hablemos...

Él no se dio cuenta de que me refería a él. En ese momento, en que estuvimos tan cerca, uno del otro, me di cuenta de lo que me había llamado más la atención, era ese aire triste que siempre traía debajo de esa sonrisa tan cautivante... Me aferré a su pecho tratando de no pensar en cosas negativas. Bailamos largo rato casi sin hablar.

Luego él me acompañó hasta el hotel. Antes de despedirnos...

-Perdóname Azumi, creo que te arruiné la cena.

-¿Arruinarla? ¿Por qué?

-Pues... por eso de tus padres. No quise ponerte triste...

-No digas eso, la pasé bien, de veras. Sólo es que no salgo mucho últimamente y no sé como comportarme correctamente, por eso hago estas escenas.

-No creo que sean escenas... no siempre encontramos oportunidad de expresar nuestros sentimientos, aunque queramos. O al menos eso creo yo.

-Nunca lo había visto así... Bueno, gracias por acompañarme...

-De nada. Buenas noches Azumi...

-Buenas noches...

-¿Azumi?

-¿Sí?

Sorpresivamente y poseído por un arrebato de coraje, se volvió sobre sus pasos, me estrechó en sus brazos y me besó suavemente. No alcancé a reaccionar cuando tuve sus labios pegados a los míos. Yo temblaba por dentro y después de unos segundos en que solo me miró con ojos expectantes junté valor para hablar y decirle...

-Ah... para ser tan tímido eres bastante apasionado...

-Lo siento, yo... –la miró con los ojos llenos de timidez- Nunca hice una cosa así, fue un impulso, perdóname por favor...

-¡No! Está bien; quiero decir... me gustó. –respondió ella, igual de nerviosa.

-¿Si? Pues que alivio...

-¿Alivio? ¿Por qué?

-Pues... no sabía si lo había echo bien. Me da un poco de pena decirlo pero... nunca había besado a una chica. –rió Taro, más por nervios que por alegría.

-Nunca me habían besado tampoco pero... supongo que estuvo bien.

-Y... ¿Nos vemos mañana?

-Claro. Al mediodía, búscame en el hall del hotel.

-Entonces ahora sí. Buenas noches...

-Buenas noches, Taro.

Cerré la puerta y me arrojé sobre el colchón, recordando ese beso inocente y impetuoso que me había dejado sin aliento. "¡Pero qué hiciste!", pensé, "Después de lo que dijiste no vas a poder ocultarle de que te gusta. ¡Si no quiero ocultárselo! Además, parece que esta actitud está resultando. ¡Ay, qué me habrás hecho para tenerme a tus pies Taro Misaki!"

Y me dormí entre suspiros sin preocuparme por lo que vendría.

Tal vez debí hacerlo...

Hola de nuevo!!! Este capítulo no tengo mucho que decir, excepto que el nombre del capítulo lo saqué de una película francesa que vi hace poco y me gustó mucho (el protagonista se llamaba Antoine, es de un director francés muy famoso pero no me acuerdo el nombre) y que "La vie en Rose" es un tema de Edith Piaf, un himno de amor para los franceses.

Bye, bye

Victoriaa "Yun" Varela, 20 años (verdaderos) desde Rosario, cuna de la bandera.