DIARIO PARA TINO

CAPÍTULO SEIS: coincidencias

-Sí señor Tanaka.... sí... pero sea un poco tolerante, no son buenas épocas para nadie.... sí, yo sé que son tres meses lo que le debo, pero usted sabe que nunca he dejado de pagarle... si, es que mi marido aún no me ha mandado el giro.... ¿qué por qué nunca lo ve? bueno, ya le expliqué que trabaja afuera... si, es un hombre ocupado... le prometo que cuando me llegue el giro lo voy a llamar... si, saludos a su esposa también. Sayounara.

Azumi cuelga el teléfono, suspirando mientras mira la tubería que el consorcio prometió arreglar y todavía no lo hizo. El señor Tanaka era un hombre realmente exigente, bueno, en realidad no; cómo todo propietario se preocupa de que le paguen el alquiler en tiempo y forma. El departamento no es tan cómodo, después de todo, pero Tanaka-san, al ser compatriota del país del sol naciente le había hecho un descuento en el alquiler y las expensas no eran tan terribles. Lastima que sólo le alquilara a matrimonios y con Tino habían hecho una excepción, pues los niños hacen mucho ruido (y nada de perros o gatos en el departamento). Azumi mintió al momento de firmar el contrato, sino jamás le hubieran dado las llaves (una madre soltera no es algo muy bien visto por la gente de su patria). Además, conseguir casa en París no sólo es caro, sino difícil, sobre todo con las últimas olas inmigratorias de las ex colonias francesas. Y el departamento está cerca de uno de los tantos parques existentes en Francia, ideal para llevar a Tino a tomar aire fresco todos los días. Tino...

-¡Tino! ¡No vayas para allá!

Tino se acerca peligrosamente a la cocina, pues como todos los niños en edad de aprender a caminar quiere hacer todo lo que es peligroso para su pequeño cuerpo. Azumi velozmente lo detiene y lo carga en brazos.

-No mi corazón, no tenemos que ir a la cocina porque allá hay muchas cosas malas, malas para los bebés bonitos, bonitos. -dice en un tono maternal- Ahora vamos a cambiarnos para ir a lo de la tía Millicis porque mamá tiene que buscar terminar las cortinas de la señora Jouvre; que le tiene que pagar el alquiler al señor Tanaka lo que le debe porque sino no vamos a poder ir al parque todos los días. Vamos que también le tenemos que decir a la cabeza fresca de la tía Charlotte que no se olvide de ir a tomar las fotos del entrenamiento del Paris Saint German porque sino la tía y mamá van a perder la regularidad de la materia, ¿eh?

Tino sólo contesta con una mueca parecida a una sonrisa mientras le tira el pelo a su mamá.

-¿Y tengo que ir hoy Azumi? ¿No puede esperar...? Pero es que Jack me va a invitar a cenar a su casa con sus padres... está bien.... Voy hoy, sí, sí, estoy cerca, ya casi llego... ¡Eso no es cierto! ¡Mentira! ¡Sí que me la aguanto si tengo que estudiar en el verano! Bueno... no me presenté a las mesas en julio porque hacía mucho calor, y ya sabes que me hace mal el calor... ¿qué no tome tanto sol entonces? no te escucho bien.... no te escucho nada... ya estoy llegando... corto, eh?

Charlotte cuelga el celular, luego lo apaga para que Azumi no pueda volver a llamar recordándole su deber. Aunque pasen los años, sigue siendo la misma cabeza fresca de siempre, por eso puede seguir siendo compañera de Azumi cuando ya casi todos los que entraron en el mismo año que ellas ya abandonaron o se recibieron.

-¡Sacre couer que eres pesada a veces Azumi! Puf, espero que en este entrenamiento haya lindos muchachos dispuestos a posar para unas fotos de una dulce estudiante como yo... ¡Ay, pero que digo, si yo ya tengo a Jack...! Y encima tal vez tenga que entrar en los vestidores... ¡Qué sacrificios hago por ti amiga! A ver... ¿Ese que se está yendo quien es? –toma su lente de fotógrafo para acercarse mas al objetivo (fotográfico, se entiende) –Pero ese de allá no es...? ¡Ey, ey!

Charlotte corre desesperadamente y casi se enreda con su chalina pero finalmente logra llegar hasta el joven, que termina de despedirse de unos hombres de traje.

-Por fin llegué... cof, cof... es que... estuve corriendo mucho... mientras gritaba... No sé si te acuerdas de mí pero...

-Char-lotte-Poi-ti-er. Sí, me acuerdo bien de ti, Charlotte.

-¿Qué haces por aquí? –pregunta ella con su mayor sonrisa mientras piensa- "Esto no puede ser simple casualidad. Tengo que decirle sobre Azumi"

-Bueno... si la conversación de hoy salió bien, el mes que viene debo estar jugando para este equipo... –contesta Misaki amablemente -¿Y tú? ¿Ya te recibiste?

"¿Por qué todo el mundo hace esa maldita pregunta?" –piensa para sí la francesa- Me... faltan algunas materias todavía... sólo unas pocas, no creas que muchas, ¿eh?

-Entiendo... –responde Misaki, con cara de no creerle demasiado.

-"No importa si no quiere. La oportunidad no llama dos veces" –Es la verdad, este año seguro que me recibo... Asumí también va a terminar conmigo también... -"A ver si esto te ayuda a reaccionar, idiota"

-Azumi... –murmura sonriendo tristemente-¿Cómo está ella?

-Bien... –"No puedo decirle yo sobre Tino, el secreto no me pertenece..." –Ha tenido algunos problemas últimamente. Pero ella es muy fuerte, no se deja vencer...

-Sí, es verdad –Taro piensa unos momentos, sin atreverse a agregar más nada.

-...se mudó a un departamento de la rue l´Odeón... ahora que vas a vivir en Francia imagino que irás a visitarla...

-Mira Charlotte, como eres su amiga no quiero mentirte. Realmente no creo que quiera verme.

-"Pero es importante qué la veas, tonto" -¿Tu crees? ¡Oh, pero si ella es muy amigable! Además, ¿por qué no querría verte? -"Dios, eso ni yo me lo creí"

-Es que yo... no me despedí de ella en las mejores circunstancias... Mi papá enfermó de repente.. y tuve que marcharme a Paris de urgencia. Imagínate que en el apuro me dejé olvidado mi celular en... Yo realmente no quería eso pero...

-"Por eso se fue sin despedirse... Quiere decir... que Azumi vivió engañada todos estos años" -¡Entonces se lo tienes que explicar, tonto! –grita la muchacha desesperada- ¡No importa lo que haya pasado, tienes que hablar con ella!

-Es que pasó tanto tiempo.... Yo no sé si haré bien en...

-¡Pues debes ir igual! Mira, te mentí. Ella no está nada bien. Está pasando por un muy mal momento. No tiene a nadie que la ayude, el dinero no le alcanza y apenas si puede con la universidad, el trabajo y... bueno, está muy sola. Si la vieras te darías cuenta.

-¿Pero cómo puedo ayudarla yo?

-Sólo hazle saber que aún la recuerdas. Le haría mucho bien ver a un amigo. Te daré la dirección. ¡Prométeme que irás a verla! Por favor...

-Es que... no sé será prudente.

-Oye, tienes que ir –dice Charlotte con vos firme –Si ya viviste aquí deberías saber que a las francesas no nos gustan las negativas.

-Está bien. Lo prometo.

-Aquí tiene sus sábanas, señora Bernart. Sin almidón, sin apresto y con suavizante.

-Siempre tan cuidadosa, mademoiselle. –responde una francesa portadora de un gran sombrero. –La semana que viene le traeré unos manteles que ya necesitan una lavada.

-Sabe que puede contar conmigo. Ah, recuerde que si tiene alguna amiga que necesite que le planchen, le cosan algo u otra cosa, avíseme por favor.

-Ah... tengo una amiga que siempre viene a tomar el té conmigo que está buscando una chica que limpie unos dos o tres días a la semana. Sólo son unas horas a la mañana. C'est bien?

-Es que... a la mañana tengo clases...

-Lo que pasa que solamente puede a la mañana porque después se va a practicar tennis... Entonces buscaré otra persona.

-¡No, no! ¡Pásele mi número, dígale que no se haga problema por los horarios! Yo me arreglo...

-Entonces le aviso. A Lundí.

-A Lundí. –responde la muchacha.

Azumi cierra la puerta con llave y se acuestan la alfombra en la que Tino está jugando con sus cubos de animales. Desde allí se puede ver la mesa de teléfono dónde están sus apuntes de "Historia del deporte II". Suspira, pensando en que debería ponerse a leer los capítulos que le faltaban para el día siguiente, pero después de haberse quedado hasta la medianoche con las sábanas de la señora Bernart no le quedaban fuerzas.

-No sé para qué me preocupo... –le dice a Tino como siempre que le habla-...si no voy a poder ir más a las clases. Madame Millicic se va a enojar conmigo, pero ni modo.

La japonesa acaricia el cabello castaño lacio de su bebé, idéntico al de su padre. Tino solamente le sonríe y le entrega un cubo.

-Okumono...

-¿Para mí? ¡Muchas gracias! Pero es "okurimono". No te preocupes por nada, Tino. Seguiremos yendo al parque todos los días... –promete su madre mientras se refriega los ojos.

Justo en el momento que Tino era abrazado por su madre, suena el timbre.

'Seguramente es el señor Tanaka... de nuevo..." –piensa ella mientras abre la puerta. –¿Sí?

-Buenos días. ¿Este es el departamento...? Azumi...

-Ta.. ¿Taro? –tartamudea, soltando la puerta que se abre de par en par -¿Qué... qué haces aquí?

-En realidad... yo...

Azumi siente tambalearse de la sorpresa al ver a Taro después de tanto tiempo. Unas risas de bebé se escuchan desde el fondo del recibidor. Misaki dirige su mirada hacia el pequeño que juega con los cubos en la alfombra.

-¿Y este niño? ¿Es tu hijo? –pregunta Misaki mirando fijamente a la madre.

-Si... –responde ella con un hilo de voz y sin salir del shock mientras Taro se acerca imprevisiblemente al chico.

-¿Cuántos años tiene?

-Un... un año y dos meses...

Taro mira a Azumi y se da cuenta de la verdad inmediatamente.

-¿Es... es mío, verdad?

-Yo...

-Es mi hijo... ¡Tengo un hijo! ¡Yo tengo un hijo! –exclama, sorprendido y a la vez feliz. -¿Cómo se llama?

-Tino... se llama Tino...

-¿Tino? Creo que nunca había escuchado ese nombre...

-Es que... en el registro civil me dijeron que si vivía en Francia lo mejor es que le pusiera un nombre que no se confunda con el apellido... y encontré ese y me gustó.– respondió ella, tratando de no tartamudear. En realidad el nombre lo había elegido porque "Tino" se parecía a "Taro", pero en versión latina.

-Entiendo... –al niño- Hola Tino, parece que eres un niño muy grande, ¿eh?

Azumi baja la mirada imposibilitada de seguir sosteniéndola; de un momento a otro ha tomado conciencia de que su accionar pasado no había sido del todo correcto. Pero Misaki no la mira, está demasiado ocupado observando al bebé al que mira sorprendido.

La muchacha se sienta (o más bien se desploma) en la silla, tratando de calmarse. ¿Qué pasará ahora que Taro vio a su hijo? Seguramente va a reaccionar muy mal. A lo mejor lo rechace directamente... Sí, quizás sea lo mejor, ¿pero y si no? ¿Y si trata de quitárselo? No, Taro no puede tener el corazón tan duro. Pero...

Estos y otros pensamientos se apoderan de Azumi. En vano trata de levantarse y llegar hasta dónde está su hijo, pero no puede porque apenas se incorpora vuelve a caer, desmayada.

De diciembre del 2004

Bueno, con esto comienza la segunda mitad del fic. La explicación del nombre "Tino" es la dicha por Azumi, pero más compleja. Cuando pensé por primera vez al personaje de Tino (que lo pensé como un chico de diez años) lo hice pensando en el nombre de su padre,"Tom". Yo quería un nombre que empezara con "T" también y resulta que había una historieta argentina (cómica) que se llamaba "Mi novia y yo"(escrita por Robin Wood, el mismo autor de Nippur de Lagash) que leía cuando niña. El personaje principal se llamaba Tino Espinosa, y tenía un perro policía llamado Tom y hacían una dupla muy cómica; de ahí saqué la idea. Después cuando decidí hacer el fic con el nombre de Taro (culpa de la gente del foro que me acostumbró a los nombre japoneses), decidí conservarlo ya que el parecido fonético se mantenía... Espero no haberlos aburrido con la explicación. Byesss...