DIARIO PARA TINO
CAPÍTULO NUEVE: Tiempo perdido
-¡Ja! ¡No hay duda de que es tu hijo Taro, es igual a ti cuando eras pequeño! –dice riendo Ichiro mientras alza al niño.
-Pues.. yo creo que se parece bastante a Azumi también... –dice Taro lanzándole una mirada a la muchacha que solamente baja la cabeza.
-Parece que la noticia te ha puesto feliz, que te viniste de inmediato hasta Francia, papá.
-Tu mamá se quería venir para acá también. Tuve que hacer un esfuerzo para detenerla, así que le sugerí que primero vendría a investigar y después le diría.
-¿Hablaste con mamá? –pregunta Taro, incrédulo.
-Claro que sí; no todos los días se tiene un nieto. ¡Con decirte que hasta conversé media hora por teléfono con ella! ¡Sin duda este niño le traerá nuevos aires a la familia Misaki!
Ah, ya me olvidaba: Azumi, traje unos manju, o sino con tantas visitas te vas a quedar sin comida en la heladera.
-No se preocupe, Don Ichiro, usted siempre será bienvenido.
-¡Ah, no me digas de "usted"! Somos familia ¿verdad?
-Sí, claro... – dice justo cuando suena el timbre; Azumi atiende pues ya sabe que se trata de la profesora Millicic, que viene a preparar un trabajo con ella. –Don Ichiro, quiero presentarle a la señora Millicic, ella es una de mi profesoras en la universidad. Madame, él es el Don Ichiro, papá de Taro.
-Un placer. –dice la profesora mientras estrecha su mano.
-Lo mismo digo, señora.
-Esta muchacha de aquí es muy inteligente. Sacó distinguido en sus dos últimos trabajos prácticos. –comenta la profesora Millicic sentada en uno de los sillones.
-Madame, por favor... –dice Azumi casi a punto de ruborizarse.
-Bueno, supongo que ha tenido una buena profesora... –dice Ichiro con tono galante.
-Ahora veo a quien ha salido tan caballero su hijo, monsieur Misaki... –responde la francesa, intercambiando una mirada cómplice con su interlocutor. Azumi y Taro también se miran, tratando de contener la risa ante la situación tan peculiar del ambiente..
-Creo que ya salimos del circuito de la conversación... –dice Taro acercándose a Azumi.
-Si, me parece que tenemos que ir a buscar el té.
-Te acompaño...
Los jóvenes se van a la cocina dejando a los otros que parecen no escucharlos.
-Ah.. sí... es un buen hijo, y un buen muchacho; un poco inexperto para algunas cosas, pero va hacer las cosas bien...
-Estoy segura que sí... tiene un buen ejemplo.
-No tanto. Taro tiene buenos sentimientos, pero si es inseguro es por mi culpa. Nunca tuve una vida demasiado estable... Me separé de su madre cuándo tenía un año y desde entonces lo tuve de aquí para allá. No soy el mejor ejemplo de cómo debe ser un hombre de su casa...
-Pero ha sido un buen padre. La mayoría de los hombres separados desaparecen de las vidas de sus hijos, creen que con un cheque al mes lo solucionan todo... eso si es que les dan un cheque...
-Pues en lo sentimental... tampoco fui un gran marido. Esperaba que mi hijo tuviera más suerte que yo...
-Mire monsieur Misaki... yo nunca me casé... pero no lo voy a negar que he vivido y algo entiendo algo de estas cosas... Taro y Azumi son jóvenes; quizás a nuestra edad ya no sea tan fácil pero para ellos todavía hay esperanzas...
-¿Usted piensa que es posible?
En ese momento entran Azumi y Taro con las tazas del te y unos panecillos...
-Ya volvimos... –dice Taro.
-Espero que a todos les guste la mermelada de durazno...
Después del té...
-Taro, Madame y yo debemos terminar un trabajo para mañana. ¿Puedes vigilar a Tino mientras lo hago? Estaremos en el dormitorio, así pueden hablar tranquilos...
-Ve tranquila; yo me hago cargo –responde Taro.
La muchacha toma la computadora y después de darle un beso a Tino, se va con la profesora. El bebé toma su pelota y comienza a jugar con ella (en realidad solamente la lleva hasta una esquina y desde allí la lanza hasta la otra esquina, corre para sujetarla, y de allí la vuelve a tirar una y otra vez).
-Parece que ya comparten gustos en común... –comenta Ichiro.
-Creo que tiene aptitudes para ser volante –opina su hijo, riendo.
-¿Y? ¿Qué tienes pensado hacer?
-¿Con Tino? Bueno... es un niño precioso y ya le tomé mucho cariño. Por supuesto voy a tratar de pasar todo el tiempo posible con él... aunque eso será un poco difícil cuando empiece de lleno con la Liga Francesa...
-¿Y con la madre?
-Bueno, Tino necesita que su mamá se ocupe de él; pero ella también necesita pensar en su propio futuro... Por ahora la convencí que me dejara hacerme cargo de los gastos de la casa y se dedique a terminar la universidad, y luego ya veremos. Creo que si nos turnamos entre los dos...
-No me refería a eso, Taro... yo me refería a ustedes...
Y en el otro cuarto...
-Madame... al final no me dijo que le pareció la otra vez Taro cuando lo vio...
-Es un joven muy guapo y agradable, ya te lo dije...
-¿Cómo su padre? –pregunta Azumi casi riendo...
-Ah.. ¿así que por eso la pregunta? Pues te aviso que tu querido Taro un día se le va a parecer, tú también deberías prestar atención a los detalles...
-¿Usted también? Como ya le expliqué a Charlotte no es "mi querido" Taro...
-Claro que no... –dice con tono irónico- Pero te la pasas preguntándome por él... y alguna vez lo amaste mucho ¿no es cierto?
-Como usted dice, eso fue hace mucho... –contesta Azumi tratando de parecer indiferente.
-Si mal no recuerdo la vez que nació Tino dijiste que todavía...
-Shhh... baje la voz por favor...
-...que todavía lo amabas y que por eso no querías atarlo a la fuerza. ¿Qué pasó, cambiaste de opinión? ¿Ya no lo quieres, eh?
-¿Importa eso ya? Olvidé la birome, ya vengo..
-¿A nosotros?
-¡Claro que si! ¿Me tomas por tonto o qué? ¡Esa mujer está prendada de ti y tienes que estar ciego si no te das cuenta!
-Papá, no creo que...
-¿Qué no le gustas? Vamos, le gustas desde que era una niña. ¿O crees que no me daba cuenta de cómo se miraban? Pero eso estaba bien para cuando eran adolescentes. Ahora ya eres un hombre, y además tienes un hijo... El tiempo pasa rápido, Taro...
-Es que yo... no sé...
-¿No la quieres, entonces?
-Perdonen, olvidé la birome... –dice Azumi, cortando la conversación. -¡Oh, lo siento! ¿Interrumpo algo?
-No, nada –contesta Taro reprobando con la mirada a su padre. –Todo normal...
-Entonces voy a acostar a Tino. A esta hora ya empieza a tener sueño. Vamos Tino, despídete del abuelo y vamos a dormir...
Taro y Tino pasean por una de las enormes galerías de museo del Louvre. A lo lejos se escucha como una guía lleva a los turistas de recorrido, en cambio padre e hijo prefieren hacerlo solos.
-Mira Tino, este lugar con todos estos cuadros es uno de los museos más famosos del mundo, el Louvre. Antes era un palacio, pero ahora guarda muchas obras de artes valiosas. –explica mientras lo carga en brazos- Aquí fue el primer paseo que hicimos con mi papá cuando vinimos a Francia así que mientras mamá está en la universidad, este será nuestro primer paseo solos de padre e hijo.. –le dice al sonriente bebé mientras señala un retrato de Josefina de Bonaparte, pintado por Prud'hon -Esta señora de aquí se parece un poco a tu abuela; ella no pudo venir a visitarte porque vive en Japón con su marido y tu tía Yoshiko. Un día te voy a llevar para que lo conozcas. Yo cuando tenía tu edad tampoco la conocía, a veces... ¿Te puedo contar un secreto? –le pregunta cómplice al bebé- A veces, antes de dormir antes de dormir cerraba los ojos y trataba de imaginarme cómo se vería.. y una vez la vi en persona, y era como yo la imaginaba pero quería que me quedara con ella. Pero..se vía tan feliz, me quería, pero no me necesitaba, en cambio tu abuelo no tenía nada... Además yo era algo orgulloso y me pareció que con verla de lejos era suficiente... –suspira triste mientras murmura- igual que ahora que tengo que conformarme con ver a tu mamá de lejos también... qué cruel puede ser el destino ¿eh? –sonríe triste.- Pero hay cosas que ya están hechas y aunque quieras, no se puede hacer más nada... aunque me hubiera gustado que no tuvieran que ser así... Supongo... supongo que me lo merezco, yo la dejé sola en un momento muy importante para ella y... –sus ojos vuelven al niño que lo mira sin entender porque su voz suena más apagada y su mirada ahora es mas triste. Él suspira y vuelve a sonreírle al bebé– Pero no te preocupes, a ti no te va a faltar nada, ni vas a notar la diferencia. Por lo menos te tengo a ti, creo que tendrá que ser suficiente... –hace una pausa- Mejor vamos a ver al guía o nos vamos a perder...
7 de enero de 2005
Ok, este capítulo sufre lo mismo que el anterior, iba a ser uno solo pero tuve que dividirlo en dos, pero como yo prometí al final de otro capítulo que iba a haber una sorpresa, publico los dos juntos, ¿eh? La verdad no se si e quedó muy bien esta primer parte, ustedes dirán.
