Capitulo 2-El interrogatorio.
La noche cubría los movimientos silenciosos de un hombre que ocultaba su rostro bajo una capucha negra. Vestía una túnica del mismo color que se movía violentamente por culpa del viento. El frío de la noche le convenía, ya que no había personas por la calle. Quería ser discreto, que nadie lo reconociese. Había pasado cinco años oculto y preparándose como para ser descubierto ahora. No ahora que estaba tan cerca de conseguir la información que deseaba. Había pasado estos años aprendiendo los secretos de la magia tenebrosa, para prepararse contra los acontecimientos que empezarían esa misma noche. Su poder había crecido enormemente desde el día que abandonó Hogwarts, era más poderoso de lo que Voldemort había sido nunca, y Harry sabía que el oscuro mago fue uno de los más grandes de la historia. Ya veía la casa, su objetivo, con rapidez dirigió su mano hacia el cinturón donde colgaba su varita. En el mismo cinto colgaba otra arma, era una pequeña daga metida en una vaina dorada. Siguió avanzando con confianza hacia la casa donde seguramente tendría que utilizar la fuerza para vencer al viejo Auror que residía en ella. Ya podía ver la puerta, siguió avanzando, nada le haría retroceder en este momento, hace cinco años tomo su decisión, ya era tarde para dar media vuelta. Aún podía hacerlo, pero en lo más recóndito de su ser sabía que no quería. Ese era su destino y no valía la pena luchar contra el. Una fuerte explosión lo saco de sus pensamientos, se había distraído y ahora lo iba a pagar. Sus ojos se posaron rápidamente en la puerta que volaba velozmente hacia él. Harry levantó la varita y musito una simple palabra que hizo que se creara una barrera delante suyo. Pero a causa de haber sido cogido por sorpresa el hechizo no fue muy potente, y a pesar de no ser golpeado por el improvisado proyectil, fue lanzado unos metros atrás. Cayó de pies en el suelo y miró furioso hacia el umbral de la casa donde un anciano le apuntaba con su varita. Por culpa del impacto su capucha había caído dejando ver su rostro. Poca gente habría relacionado esa cara llena de odio con la del adolescente que había devuelto la esperanza al mundo mágico.
-Estúpido, ¿Acaso pensabas que ibas a sorprender a un Auror perfectamente entrenado?. Eres muy arrogante viniendo aquí tu solo.-Dijo un hombre vestido con una túnica verde y que andaba con una pata de palo. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al ver por primera vez el rostro de su atacante.-No puede ser... ¿Harry?...¿Eres tu?
-Hola, Alastor, pareces sorprendido de verme.-Dijo Harry aprovechando el momento de indecisión de su oponente para levantarse del suelo, y esbozando ahora una sonrisa cruel que junto con el extraño brillo que emitían sus ojos verdes, daban al rostro de Harry un toque siniestro.-Sabes que no puedes vencer. Ríndete ahora y no seré demasiado duro contigo.
-Estás demasiado seguro de ti mismo, para haber sido sorprendido tan fácilmente. Parece que tu arrogancia compite con tu estupidez. No sé que te ha pasado Harry, pero mis detectores de tenebrismo no fallan, y me indican que la oscuridad forma parte de ti ahora. Me obligas a llevarte ante el ministerio.-Dijo Moody avanzando unos pocos pasos.
-Te invito a intentarlo. Ya está bien de tanta conversación, veamos si sigues en forma con algo sencillo para empezar. ¡ ANDIKILIARUS!.- Gritó Harry apuntando con sorprendente velocidad a Moody. De la varita de Harry salieron varias agujas de hielo, que avanzaban con gran rapidez.
-¡Ignio Recx!.-Dijo suavemente Moody, creando delante suyo un muro de fuego que derritió las agujas lanzadas por Harry.- Si eso es todo lo que puedes hacer, ya has perdido.
-He empezado por algo simple, para dar un poco de tensión al duelo. Si prefieres que acabe rápido no tienes más que decirlo.-Dijo Harry serenamente a la vez que le hacia una burlona reverencia a su oponente.
-Dame con todo lo que creas tener, chico. Aún así perderás.-Dijo Moody empezando a sentirse un poco molesto por la confianza que desprendían los ojos de Harry. Lo miraban como si no fuera digno, como si ya estuviera muerto delante suyo. Eso era algo que no le gustaba al Auror, le hacía estremecer.
Harry dio unos pasos hacia la izquierda como si se preparara para un ataque. La sonrisa desapareció de sus labios y al momento utilizo un hechizo de desarme que Moody rechazo sin problema alguno. Cuando vio el hechizo que su oponente había elegido para luchar en serio quedo desconcertado. Ese era un hechizo de principiantes porque lo había elegido. De repente ante los atónitos ojos del auror, Harry desapareció para volver a aparecer al instante delante suyo con la varita apoyada en su pecho. Miro durante unos instantes a esos ojos que parecían quemar todo lo que veían. Buscó algo que explicara que había pasado con el joven valiente que conoció hace varios años. No encontró nada. La burlona sonrisa volvió a dibujarse en el rostro de Harry, el viento golpeaba en su cara echando su pelo hacia atrás y dejando ver por primera vez durante su encuentro la cicatriz en forma de rayo que lo hizo famoso en todo el mundo mágico. Moody supo que había perdido, iba a morir, pero intentaría luchar, aunque fuera en vano. Empezó a levantar la varita hacia el pecho de Harry, pero su oponente torció la cabeza, y con ojos que intentaban reflejar una inocencia que ya no existía dijo una sola palabra. ¡DESMAIUS!. Tras esto Ojoloco Moody, antiguo Auror del ministerio cayó inconsciente a los pies de su enemigo. Harry agarro al vencido Moody, y lo metió a la casa. Tendría que actuar rápido, por si acaso el ministerio se había percatado de lo sucedido. Cuando entro en la casa ató el cuerpo del Auror con un hechizo, lo que lo dejo inmovilizado y con los brazos y piernas en cruz.
-Enervate.-Dijo Harry, que sonrió cuando vio como el ojo normal de Moody se abría mirándolo sorprendido y algo confuso por lo sucedido. Pero cuando su mirada se fijo en la figura que tenía delante suyo, su rostro se crispó e intento en vano liberarse de sus ataduras.-Te puedo asegurar que no te podrás librar de esas ataduras por la fuerza, y tu magia es irrelevante sin posibilidad de usarla. Ahora que has sido vencido espero que me puedas dar lo que he venido a buscar.
-¡Vete al infierno!.-Gruño Moody a la vez que escupía en el rostro de Harry.
-Créeme, no he ido al infierno, pero muchos de los lugares que he visitado en estos años se le podrían comparar.-Dijo Harry arrastrando las palabras a la vez que se limpiaba la cara con una de sus mangas.- Eso ha sido muy grosero de tu parte.
-Perdona, si no soy demasiado educado así colgado.-Dijo irónicamente Moody, que abrió el ojo de par en par cuando vio que Harry no hacia caso a sus palabras para sacar de su vaina una daga.-¿Qué vas a hacer con eso?
-Voy a enseñarte modales, y mientras, es posible que decidas responder a una sola pregunta que tengo que hacerte.-Dijo Harry mientras clavaba ligeramente la punta de la daga en el hombro de Ojoloco. Cuando vio salir la sangre paró su incisión. Moody apretó los dientes para no gritar de dolor, había soportado cosas peores, de eso estaba seguro.-Aquí va la pregunta, ¿Dónde esta Nicolás Flamel?
-¿Qué?.-Preguntó aturdido Moody, no se esperaba esa pregunta. Estaba preparado para ser interrogado sobre la nueva Orden que esa misma noche debía formarse, pero no para eso. Como respuesta a su pregunta Harry bajo la daga abriendo la herida de la cual empezó a salir más sangre, pero no demasiada.
-Mala respuesta. Volveré a preguntarlo, ¿dónde esta Nicolás Flamel?.-Dijo Harry a la vez que ahora empezaba a cortar en la altura del pecho.
-¿Para que quieres a Flamel? No te lo diría ni aun cuando supiera donde esta. No importa lo que me hagas. He soportado los peores cruciatus sin inmutarme.-Dijo Moody decidido, sin soltar ni un quejido mientras Harry terminaba de deslizar la daga por su pecho. Tras esto la retiró y la guardo de nuevo en su funda dorada.
-¿Con que eres capaz de resistir los peores Cruciatus? Interesante. Entonces no podré utilizar ese método en ti. Tendré que utilizar mi imaginación. Y puedo asegurarte que hay cosas peores que un cruciatus.-Murmuro Harry mas para si mismo que para Moody a la vez que esgrimía de nuevo su varita. Al momento apunto a su mano.-¡Ignium! Veremos que opinas de mis métodos de tortura.
La mano de Harry enrojeció en un momento. Moody no sabía que utilidad iba a tener hacer eso. Vio como Harry se acercaba más a él, y pasaba su mano cerca de su cara sin llegar a tocarle. Notaba un extraño calor que emitía la mano de su torturador, que finalmente poso ligeramente los dedos en su mejilla. El dolor fue insoportable, la mano de Harry ardía de una manera terrible. La mano seguía avanzando poco a poco mientras la carne que había en su mejilla era destruida a su paso. Oía el suave crepitar de su carne al ser disuelta por el toque de Harry. Cuando rozó el pómulo retiró la mano. No notaba caer sangre, tampoco notaba esa zona de la cara. Con su único ojo vidrioso miro hacia un espejo, donde puedo ver como ya no había carne donde Harry había posado sus dedos, se podía ver parte de su cráneo. Era horrible. El dolor seguía y Moody no pudo evitar lanzar un grito de dolor.
-Interesante hechizo, ¿verdad?. El calor de la mano derrite lo que toca en ese caso la propia carne y al ser ese calor tan elevado cauteriza la herida en el mismo momento de abrirla, con lo que evito que pierdas sangre. Hay que tener cuidado de no tocar puntos demasiados vitales para no acabar pronto. Pero creo que podré eliminar la mitad de la carne de tu cuerpo antes de que mueras. Vamos a pasar unas horas muy divertidas.-Dijo Harry extendiendo un dedo, y posándolo en la sudorosa frente de Moody, que empezó a emitir un leve siseo al empezar la carne a desaparecer del punto donde Harry había apoyado su dedo.
-¡Aaaaaaah!. No conseguirás nada maldito.-Dijo Moody mordiéndose los labios para intentar no gritar más. Pero lo único que logro fue que ahora un reguero de sangre manchara la comisura de su boca.
-¿Dónde esta Nicolás Flamel?.-Pregunto de nuevo Harry a la vez que colocaba su mano en la caja torácica de Moody, quien sólo pudo seguir gritando cada vez más fuerte, al sentir como la carne que cubría su pecho se veía disuelta. Al llegar a las costillas los dedos de Harry se cerraron sin piedad a su alrededor rompiendo el hueso. Moody pudo sentir en su corazón el calor que despedía esa mano cruel que le iba arrancando poco a poco la vida sin piedad.
-Yo no sé donde esta.-Contestó finalmente Moody, con la voz entrecortada.
-¿Tu no lo sabes?. Entonces eso implica que conoces a alguien que si lo sabe. Dime quien es esa persona.-Susurro Harry al oído de Moody, a la vez que con su ardiente mano le apretaba el hombro izquierdo.
-No te lo diré. Saben de tu presencia. Una nueva Orden se te enfrentará, maldito psicópata.-Dijo el hundido Auror a la vez que una lágrima se escapaba por su ojo.
-¿Una nueva Orden?. Veo que el dolor empieza a no hacerte pensar con sensatez. Gracias por decirme que ya se ha formado un grupo que pretende detenerme. Pensé que había sido más cauto. Pero ahora volvamos a lo que realmente me importa. ¿Quién sabe donde esta Nicolás Flamel?.-Preguntó nuevamente Harry.
Paso media hora en la cual el valiente Auror no dijo nada. Pero su voluntad flaqueaba por momentos. Se decía así mismo mientras su cuerpo iba desapareciendo poco a poco que alguien vendría a rescatarlo. El ministerio se debió dar cuenta de que hubo un duelo en su casa. ¿Y sino lo hizo?. Le quedaban los chicos, pero si estos tampoco le daban importancia a su tardanza. Con lágrimas en el ojo la fuerza de voluntad de Alastor Moody se rompió. Y entre susurros pronunció un nombre antes de caer inconsciente, Albus Dumbledore.
Dumbledore. Debió de haberlo imaginado, pero ahora ya estaba seguro. Sabía que Dumbledore estaba encerrado en Hogwarts, al parecer una enfermedad, que algunos rumoreaban que era demencia, le había dejado desvalido. El director de Hogwarts era su antiguo profesor de pociones, Severus Snape. No le preocupaba entrar en Hogwarts, pero dudaba que pudiese entrar al colegio sin que nadie lo reconociese. Antes debía prepararse por si el ministerio le seguía. Un chisporroteo verde le sacó de su ensimismamiento, hasta ahora no se había percatado en el hecho que la tortura fue ejecutada en la más perfecta oscuridad. Pudo ver detrás suyo como la chimenea llameaba con un extraño color verde, y que en la mitad de la llama, flotaba una cabeza de un hombre rubio y de ojos grises. Harry reconoció ese rostro, era precisamente la cara del chico que había sido su mayor enemigo durante su época de estudiante. Era Draco Malfoy. ¿Qué hacia ahí Draco? Tal vez tenía que ver con esa nueva orden de la que hablo Moody. Lo atraparía y así podría interrogarlo también. Se puso la capucha y se fue acercando por entre las sombras intentando fundirse con ellas, mientras veía como la cabeza extrañada de Draco giraba de un lado para otro.
-¿Moody?.¿Estas ahí?. Soy Draco.-Oyó Harry que preguntaba Malfoy con voz insegura. Seguramente era miembro de esa Orden. Tenía que atraparle, para sacarle información, además del placer añadido de tener en sus manos al antiguo Slytherin. Hubo un momento en que creyó que Draco lo había visto y se detuvo. Al parecer no lo había visto, cuando apartó la vista, siguió avanzando poco a poco.- Quédese donde esta y responda a mis preguntas. Soy un Auror del ministerio y le puedo asegurar que se ha metido en problemas. ¿Dónde esta el dueño de esta casa?. ¿Dónde esta Alastor Moody?.
Sorprendentemente Draco lo había visto. Maldita sea. Ahora que estaba tan cerca de él. Tal vez distrayéndole se pudiese acercar lo suficiente como para atraparle.
-Un Auror del ministerio. Estoy francamente impresionado, y asustado debo añadir. Por eso contestaré a tus preguntas, señor Auror. Para no incurrir en su ira.-Dijo Harry arrastrando las palabras intentando no mostrar demasiado el desprecio que sentía por la persona que estaba enfrente suyo.- ¿Moody?. ¿Dónde esta Moody?. La respuesta a esa pregunta es sencilla. Ojoloco Moody está muerto. Ahí concretamente.-Respondió Harry alumbrando el cadáver del Auror con la esperanza de que la visión de la horrible mutilación a la que había sometido a su víctima distrajera lo suficiente a Malfoy como para agarrarlo. Harry siguió acercándose poco a poco, pero Draco volvió a prestarle atención. Sólo necesitaba un poco más.
-¿Alguna pregunta más?. Si es así espero que no sea una obviedad como la de quien le ha hecho eso o quien soy yo. La primera por parecerme demasiado estúpida, y la segunda porque no quiero facilitarte el trabajo. Hay que admitir que el viejo estúpido era valiente, resistió todo ese dolor sin decirme nada sobre vosotros. ¿Resistirías todo ese dolor sin ceder, Draco?.-Dijo Harry de nuevo en un último intento de distraer a su presa. Tal vez oír su nombre de un desconocido y que sabía de su posible orden le volviera a distraer.
-¿Cómo sabes mi nombre?.-Preguntó Malfoy. Harry pudo sentir su miedo en la voz. En ese momento sus miradas se encontraron, y Draco se echo hacia atrás, fuera del alcance de Harry. Lo había reconocido. Eso no entraba dentro de sus planes. Daba igual primero tenía que hacer unas cosas. La primera de ellas acabar con Moody.
Harry se acerco a Moody que ahora levantaba su desfigurado rostro hacia su torturador. Harry no dijo una palabra agarro al Auror del cuello, y su mano se fundió hasta que llegó a la traquea. En ese punto Harry apretó el puño con fuerza y desgarro la traquea al ya por fin muerto Auror. Harry miró su mano y desapareció del lugar. Tras unos instantes volvió a aparecer en una pequeña sala, en la que había un trono labrado en piedra. Se sentó pesadamente, tras unos momentos una serpiente se empezó a enrollar alrededor de su brazo.
-Ya estoy en casa de nuevo. Pronto tendremos invitados.-Siseó Harry en parsel a su compañera.
