Burnin' love

La calle parecía solitaria, a excepción de dos personas que caminaban a paso rápido, una ligeramente más adelantada que la otra, los pasos de ambos resonaron en el edificio que entraban. Ninguno saludó al buen vecino Joe que salía con su perro para pasearlo.

Las palabras parecían atoradas en la garganta de ambos, y siguiendo su camino subieron el tramo de escaleras ya conocido por ambos.

Al llegar al piso correcto, Harry y Hermione avanzaron hasta entrar en el apartamento de Harry, ambos venían furiosos y la tensión en el ambiente era palpable.

Harry caminó hasta la sala, mientras se quitaba su chaqueta de auror, quedándose con su camisa blanca manga larga sujetada por las tiras del pantalón.

Dejó caer la chaqueta sobre uno de los sofás y luego se apoyó sobre la barra de la cocina, mientras Hermione se había quedado de pie a sus espaldas con los brazos cruzados y aparentemente bastante enojada.

El silencio fue pesado, el dulce hogar ahora estaba preparándose para albergar una guerra.

— ¡Debí haber imaginado que me seguirías! ¡Maldita sea Hermione! ¡Pudieron haberte matado! — exclamó Harry furioso y frustrado, tomando su cabello con sus puños y dándose la vuelta hacia Hermione.

— ¡¿Y supongo que para ti no hubiese importado que te pudieran haber matado?! — Respondió Hermione igual de molesta.

— ¡Es diferente! — siguió el auror levantando su voz.

— ¡¿Ah sí?! ¿¡Cómo?! — cuestionó Hermione retando a su mejor amigo con sus ojos puestos en los de él.

Ambos estaban alzando la voz, sus emociones y sentimientos salían a flor de piel y sus respiraciones se encontraban bastante agitadas y erráticas.

— ¡No te atrevas a decir que no vales la pena! — Hermione comenzó nuevamente al ver la expresión en el rostro de Harry.

El azabache sintió un vuelco en el estómago al verse descubierto, pues Hermione sabía exactamente lo que él iba a decir.

Avergonzado por eso, pero sin dar a torcer su brazo, trató de desviar la discusión nuevamente.

— ¡Hermione no me cambies el tema! — agregó Harry con molestia, cruzó sus brazos y cuadró su cuerpo para verse más intimidante.

La castaña no se dejó impresionar y dio dos pasos adelante, imitando la postura del azabache.

Harry clavó su mirada en la ojimiel, hablándole en silencio, buscando que entendiera la gravedad de lo que había pasado.

Sin embargo, Hermione sabía que aunque Harry estaba molesto, también estaba aterrado, podía ver sus emociones en sus ojos verdes, ella lo conocía muy bien, ya que ella misma también estaba aterrorizada de solo pensar que había estado a punto de perderlo.

— ¡No me vengas con eso Harry Potter! ¡pudieron haberte matado también! — exclamó la castaña — ¡Además sabes que soy perfectamente capaz de ...!

— ¡Eso no lo pongo en duda Hermione! ¡Soy testigo de eso! — gritó el auror de ojos verdes, en un intento desesperado — ¡Pero era una misión clasificada y no tenías por qué intervenir! ¡Es peligroso!

Hermione tenía ahora su mandíbula tensa, descruzó sus brazos para reposarlos a sus costados, sus manos se cerraron en puños y una lágrima se deslizó por su mejilla, sin dejar de mostrar su enojo con el ojiverde.

— ¡¿Que se suponía que hiciera si te mataban?! — gritó la castaña con su voz temblando, empuñando con más fuerza y frunciendo más su entrecejo — ¡¿simplemente dejarte ir y asimilarlo?!

Harry había suavizado un poco su rostro al escuchar las palabras de su amiga, llevó sus manos a su cabello peinándolo hacia atrás en un tic nervioso, provocado por verla llorar y temblar con todas sus emociones.

— ¡Dime Harry! ¡¿Qué se supone que debería hacer si te mataban?! ¡no me hagas volver a pasar por eso! — volvió a cuestionar y exclamar la chica entre sollozos.

Harry llevó sus manos a su rostro y soltó un suspiro con frustración, sabiendo a que momento se refería su amiga. Hermione había sido la primera persona en demostrarle afecto y sabía que se preocupaba por él y lo amaba, pero necesitaba prepararla.

— Eres más fuerte de lo crees — declaró Harry aún con sus manos en el rostro, haciendo que Hermione lo mirara con incredulidad.

— ¡¿Como te atreves?! — exclamó la castaña escandalizada — ¡Podría decirte lo mismo a ti entonces! — gritó furiosa mientras con audacia cerraba el espacio entre ellos y lo empujaba con un dedo acusador en su hombro.

Al escuchar las últimas palabras de su mejor amiga, Harry sintió un puñal directo en su corazón. Ni el dedo de su mejor amiga que se clavaba en su hombro le dolió tanto como lo que acababa de escuchar.

Tras unos segundos de silencio, lo asimiló, pues ella le estaba regresando lo que el mismo dijo, que era lo suficientemente fuerte como para afrontar su pérdida, pero Harry no estaba dispuesto a soportar una muerte más de alguien tan importante para él, de alguien a quien amaba. Él necesitaba que ella supiera lo importante que ella era para él también.

— ¿Todavía no te has dado cuenta de lo importante que eres? ¿Verdad? — Harry preguntó bajando sus manos y posicionando una en su cintura y con la otra sobando el arco de su nariz por debajo de sus lentes.

Hermione se quedó en silencio y frunció su ceño ante la pregunta de Harry. Pasaron un par de segundos y cuando Harry volvió a verla, no pudo distinguir lo que vio en sus ojos. Lo único que logró descifrar fue su enojo.

— ¡Eres tan importante para mí, como yo lo soy para ti! — exclamó Harry acercándose a ella y gesticulando con las manos — ¡Y me voy a enojar cada vez que te pongas en peligro por mi! ¡Por que te amo!

Y sin pensarlo Harry estampó sus labios contra los de ella, en un ardiente beso desesperado, sujetando el rostro de la castaña con sus manos.

Hermione estaba en shock, pero no había tardado mucho en responder el beso, pues después de todo, eso era lo que había querido por tantos años y que había pensado era imposible.

Al separar sus labios, juntaron sus frentes mientras sus respiraciones se calmaban. En aquel beso ambos desahogaron sus emociones, hicieron a un lado el enojo que habían sentido, y dieron paso a lo que habían anhelado por tanto tiempo.

— Yo también te amo, Harry — dijo Hermione con su respiración aún errática — No me importa cuántas veces te vas a enojar, por que estamos juntos en esto y no voy a dejarte solo nunca.

— No tengo la más mínima intención de perderte, Hermione — declaró el ojiverde.

— Yo tampoco voy a perderte a ti, así que tendrás que vivir con la cosa de que me meta en peligro — agregó la castaña sintiendo el aliento de Harry contra sus labios y sus manos acariciar sus mejillas.

— Obstinada — Harry dijo y sonrió levemente contra los labios de ella, sabiendo lo testaruda y linda que era, y sin más volvió a besarla.

El auror sabía que Hermione cumpliría con su palabra, así que lo que le tocaba hacer era protegerla y lo haría con su vida si fuera necesario, aunque a ella no le gustara.