Capítulo ocho. Secretos.

Taro tenía a Lara fuertemente abrazada; ella no dejaba de sollozar.

Tranquila.- le susurró él.- ¿Qué fue lo que pasó?

Es que... Es que es tan posible que Lily sea la ladrona... .- musitó ella.

¿Por qué dices eso?.- Taro estaba sorprendido.- ¿Qué te hizo pensarlo?

Pues es que ella viene muy seguido al Louvre en horarios fuera de los permitidos.- respondió Lara.- Además de que las pinturas que se han robado son sus favoritas. Y ella conoce todas las entradas y salidas del museo mejor que nadie. Mejor incluso que tu padre...

Uhm, pero eso no es un dato suficiente, ¿o sí? Es decir, ¿tienes alguna otra pista real aparte de esta sospecha?

Pues se podría decir que sí. El ladrón dejó anoche un nuevo mensaje, que iba dirigido a ella... Tal vez inconscientemente me está dejando pistas...

¿Eh?.- Taro no entendía nada.- A ver, a ver, explícame eso más despacio.

El mensaje que encontramos hoy, frente al cuadro vacío en donde se encontraba "El nacimiento de Venus" decía: "Por más que lo intentes no darás conmigo". Y firmaba: L. Del Valle, el Artista de la Noche.

Taro dio un respingo. ¡Lara había malinterpretado el mensaje y ahora pensaba que su hermana era la culpable!

Este... .- Misaki escogió con mucho cuidado sus palabras.- ¿No te parece que sería muy ingenuo de tu parte pensar que el ladrón dejaría su verdadero nombre escrito?

Ahhh, lo mismo pensé yo, pero tratándose de Lily... .- Lara suspiró.- Temo que ella esté sufriendo de un padecimiento de personalidades múltiples. Ha refrenado tanto tiempo su parte negativa que tal vez ésta ha decidido salir de esta forma. Ese mensaje puede ser una manera inconsciente de decirnos la verdad.

"¡Caramba! ¡Qué imaginación tiene esta chica!", pensó Taro. Y por otra parte, la explicación que Lara acababa de dar tenía mucho sentido; tal vez era eso lo que le estaba ocurriendo a Misaki.

"¿Pero en verdad he refrenado tanto mis impulsos negativos al grado de convertirme en un ladrón?"

Ehm... .- Taro carraspeó.- Sinceramente creo que estás equivocada, yo dudo mucho que tu hermana sea la autora de estos atracos.

¿Y el mensaje?

El mensaje no está dirigido a ella, sino a ti.- contestó Taro.

¿Cómo estás tan seguro?.- ahora Lara estaba sorprendida.

Eh... .- Taro titubeó.- Es solo una corazonada. Mira, el ladrón escribió: "Por más que lo intentes no darás conmigo, L. Del Valle". Yo creo que está tratando de decirte que nunca podrás atraparlo. La "L" puede ser tanto de Lily como de Lara.

¡Qué idiota soy!.- Lara respingó.- Jamás se me había ocurrido eso...

Bueno, es que has estado bajo mucha presión...

¡Pero entonces eso constituye un desafío!.- dijo Lara, con rabia.

Algo así...

Ninguno de los dos se había dado cuenta de que ambos seguían abrazados. Taro sostenía a Lara por la cintura y ella aún tenía sus brazos alrededor del cuello de él. De pronto, ambos tomaron conciencia de la situación y se soltaron. Los dos estaban tan colorados como un par de colegiales.

Nos comportamos como dos niños que acabaran de conocerse.- musitó Taro.

Ah... Sí... Eh... .- Lara tartamudeó.- Gracias por escucharme, Taro. Debo...

... Volver al trabajo... .- completó Misaki.

Sí...

Uhm... ¿Tienes horario corrido o te dejan descansar en algún momento del día?.- preguntó Misaki.

Pues... Tengo tiempo para ir a tomar un café más tarde, si lo deseas... .- ella aun seguía muy roja.

Muy bien, ¿a qué hora paso por ti entonces?

¿Es algo así como una cita?

Pues... ¿Qué te parece si solo lo dejamos como una plática entre dos buenos amigos?

Me parece perfecto.

Lara le sonrió, la primera sonrisa verdadera que Misaki le veía esbozar. Él había tenido razón: se veía mucho más linda cuando sonreía.

Nos veremos más tarde, Taro...

Hasta pronto, Lara...

Misaki caminaba muy feliz rumbo a la salida del museo. No vio a Wakabayashi por ninguna parte y decidió ir a buscarlo en los alrededores; después de todo, Taro aun no tenía un auto y no le apetecía tomar el transporte público.

Al llegar al jardín en donde Lara y él habían conversado el día anterior vio a Genzo y a Lily muy enfrascados en... Bueno, muy enfrascados en un beso, aunque más bien parecía que Genzo quería hacerle una extracción de amígdalas a la muchacha. "De verdad que te gusta, ¿eh?" Misaki de pronto se sintió algo triste al pensar en qué diría Lily si se llegaba a enterar de que el muchacho que en esos momentos la besaba era cómplice del ladrón que perseguía su hermana. Sin mencionar lo que Lara haría si descubría que él era el Artista de la Noche...

"¡Qué manera de complicarse la existencia!", pensó Misaki. "Y justo ahora cuando siento que puedo llegar a enamorarme en serio..."

Misaki no quería interrumpir, pero dado que se hacía tarde, decidió llamar a su amigo con mucha cautela. Wakabayashi no estaba muy feliz que digamos por dejar a Lily, pero ésta le dijo que ya debía marcharse sino quería que su hermana los descubriera y los lanzara por la ventana a ambos. Lily estaba tan apenada por el hecho de que Misaki los descubrió a ella y a Genzo besándose que su blusa roja se veía pálida al lado de su cara.

Horas más tarde, Taro recogía a Lara en la entrada del Louvre. Él no entendía como rayos le había hecho para verse tan linda y bien arreglada, si se suponía que había estado trabajando todo el día. Ella volvió a sonreírle y Taro pensó que sí, que era muy fácil llegar a enamorarse de ella...

Espero que te agrade caminar.- le dijo Taro a Lara, a manera de saludo.

¿Tu coche está descompuesto?

¡Jaja, qué buena broma! No tengo coche.

Ahh, no me digas...

Sin embargo, a Lara le parecía muchísimo mejor pasear a pie por las calles de París que en coche, cosa que Taro también prefería. Ella comenzó por preguntarle sobre su vida, y Taro le contó todo lo trascendente, desde el divorcio de sus padres, sus eternos viajes por Japón y su estancia en Francia. También le contó acerca de su media hermana Yoshiko, y de la vez que casi se arruina su carrera futbolística al rescatarla de ser atropellada.

¡Mi héroe!.- exclamó Lara, con la admiración reflejada en sus ojos grises. Taro se dio cuenta de que ella hablaba en serio.

No fue gran cosa, cualquiera lo hubiera hecho.- respondió él, con modestia.- ¿Y qué me dices de ti?

Ahhh... Pues no hay gran cosa, solo que estudié criminología y ansiaba con todas mis fuerzas el poder aplicar mis conocimientos en mi país para atrapar a los ladrones, pero... Bueno, pronto me di cuenta de que eso es querer tapar el sol con un dedo.- contestó Lara, con tristeza.

Ya veo...

Así que por eso me vine a Francia, el capitán Sauniére es conocido de mi tío y me dijo acerca de un puesto vacante en la INTERPOL. Lo acepté y me traje a Lily conmigo, ambas somos muy felices aquí... Bueno, al menos yo sí soy feliz aquí, aunque algo me dice que ella pronto se irá en busca de otros cielos...

¿Por qué lo dices?

Porque sé que ya está cansada de que la sobreproteja. Ella me quiere mucho pero sé que ansía estar lejos de opresiones de cualquier tipo, es como un pájaro que desea extender sus alas y volar muy alto...

No sé por qué, pero creo que eso a ti no te agrada mucho, ¿verdad?

No realmente...

Un velo de tristeza había caído nuevamente sobre los ojos de Lara. Taro sabía que ella guardaba un secreto que la lastimaba en lo más profundo.

¿Por qué es tan exagerada tu preocupación por Lily, Lara?.- le preguntó.- ¿Qué fue lo que pasó?

No es nada... Simplemente yo soy su hermana mayor y debo protegerla... .- los ojos de Lara revelaban que ella estaba mintiendo.

Vamos, Lara, dime qué es lo que te pasa. Puedes confiar en mí.

Lara titubeó; realmente necesitaba contárselo a alguien pero no estaba segura de que pudiera confiar plenamente en Misaki. Su cobarde corazón aun levantaba barreras ante él.

Pasó hace muchos años, cuando Lily y yo aun éramos unas adolescentes... .- comenzó Lara.- Fue en una fiesta, nos invitó el chico con quien yo salía en aquel entonces. Yo no quería dejar sola a Lily, pero él me aseguró que ella estaría más que bien en compañía de su amigo, así que la dejé para irme a besuquearme con él en alguna parte. Mientras tanto, el amigo embriaga a Lily todo lo que podía, y ella estaba en esa etapa de la inocencia absoluta, así que nunca le puso un hasta aquí. Yo sabía que algo andaba mal, yo había notado que ella ya había bebido demasiado pero no me importó: yo estaba pasándola la mar de bien con mi novio... Pasaron cerca de 30 minutos sin que yo supiera de ella, a la hora de no tener noticias suyas comencé a buscarla por toda la casa... La encontré en los brazos de ese canalla, semidesnuda. Ella intentaba defenderse pero estaba tan ebria que apenas y podía moverse. Y lloraba, lloraba de una manera desconsolada, el tipo estuvo a punto de violarla y pasó cerca de 10 minutos en un pánico total... Y todo fue por mi culpa...

Taro no supo qué decir. Lo que Lara había acabado de contarle era mil veces peor que lo que le había dicho el capitán Sauniére.

Lily jamás me culpó de nada.- continuó Lara.- Nunca, en todo este tiempo, me ha reclamado por lo que pasó. Ella dice que no fue mi culpa. Pero yo sé que sí, yo la abandoné cuando más me necesitaba...

Pero eso pasó hace mucho tiempo y la cosa no pasó a mayores.- susurró Taro.- Estoy seguro de que Lily ya lo superó, tú deberías de hacer lo mismo.

¿Y si algún otro infeliz quiere lastimarla?

Debes aprender a confiar en su capacidad para defenderse. Lily aparenta ser una niña muy dulce e inocente pero estoy seguro de que es mucho más fuerte de lo que te imaginas...

No lo sé... Es que, todos los hombres son iguales... Lo único que buscan es una noche de pasión y ya...

¿De verdad crees que todos somos así?.- Taro obligó a Lara a mirarlo a los ojos.

Estaban parados en un puente, contemplando como la Luna iluminaba las aguas del Sena. Al final, Lara desvió la mirada y sonrió débilmente.

- No, ya no creo que todos los hombres sean así... .- susurró.- Y todo gracias a ti, Taro... .- esto último lo dijo en voz muy, muy baja.

Ambos se habían olvidado del café; se la habían pasado más de tres horas platicando sobre sus vidas y era momento de que Taro acompañara a Lara a su departamento, el cual estaba localizado a las orillas del Sena. Antes de entrar, Lara le dio un suave beso en la mejilla.

Tú tienes muchos secretos que aun no me quieres decir, Taro Misaki.- le dijo.

¿Yo?.- Misaki rió.- Eso no es verdad...

Yo creo que sí...

Lara lo miró fijamente a los ojos y por un momento él creyó que ella ya lo sabía todo. Pero eso era imposible.

Taro se paseó a las orillas del Sena, impulsado por una energía nueva que crecía en su interior. Era algo irónico, un cliché muy usado, pero se había enamorado de la mujer que lo perseguía, bueno, no lo perseguía a él como tal, sino a su parte delictiva. No sabía cómo, pero de alguna manera tendría que encontrar la forma de detener esos actos. Lo haría por Lara...

Cuando llegó a su departamento, notó que Genzo aun no había llegado. "Lara va a poner el grito en el cielo cuando se entere de que ya hay alguien que está rondando a su hermana", pensó Misaki, divertido. Bueno, él estaría más que dispuesto a consolar a Lara...

Se acostó pensando en lo bien que se la había pasado esa noche. Y curiosamente, a la mañana siguiente no apareció ninguna obra de arte robada al lado de su cama...