Capítulo catorce. Más líos.
Misaki despertó sobresaltado. Sabía que, una vez más, había ido al Louvre la noche anterior y que le había dejado otro mensaje a la policía. Bueno, él no había escrito el mensaje, sino su alter ego, pero al final de cuentas era lo mismo. Taro estaba en el límite de la desesperación, cada vez le resultaba más difícil controlar al Artista de la Noche. Y lo peor de todo era que éste ya se había dado cuenta de que la sola presencia de Lara lo hacía perder el control de la situación. "Por eso ayer la mantuvo alejada", pensó Misaki, "Sabía que si ella aparecía yo volvería a tener dominio sobre mi cuerpo".
Wakabayashi estaba esperándolo en la sala, en compañía de Tsubasa y Sanae.
Ya nos enteramos de que volviste a escaparte anoche.- le dijo Tsubasa, a manera de saludo.
Uhm...
En realidad, ya todo París se enteró de tu paseíto.- comentó Wakabayashi.- La policía ya hizo público que piensas robarte la Mona Lisa.
Misaki respingó su parte ladrona estaba más que feliz con la noticia: eso era lo que había estado esperando. Se robaría la obra más famosa de Da Vinci ante los ojos de miles de espectadores...
¿Por qué esta vez hicieron público el mensaje y las veces anteriores no?.- preguntó Sanae.- No lo entiendo...
Porque eso es lo que busca el Artista de la Noche: un reto directo contra el resto del mundo.- contestó Misaki.- Desea demostrar que es el mejor robando la pintura ante la mirada de todo París. En las ocasiones anteriores no le interesaba comprobar quién era, por eso no dejaba mensajes tan directos.
Uhm... Y supongo que esta vez habrá el doble o el triple de policías que la vez anterior... .- comentó Sanae.
Sí, pero de lo que sirve.- respondió Taro.- Ni una sola vez han estado cerca de atraparme, la única que realmente estuvo a punto de lograrlo fue Lara...
¿Pero cómo es que le haces para escabullirte y robarte las obras de arte sin que la policía te pesque?.- inquirió Wakabayashi.- La INTERPOL es una de las mejores organizaciones policíacas del mundo y nunca logran seguirte la pista.
No lo sé.- replicó Misaki.- Ha de ser que yo conozco las entradas, las salidas y los recovecos del museo mucho mejor que ellos. Y también influye el hecho de que tengo una increíble habilidad para camuflajearme entre las sombras... Bueno, no yo, sino mi otro yo.
Y por lo visto... Aun no has podido hacer nada para detenerlo.- murmuró Tsubasa.
No. Cada día se hace más fuerte.- respondió Taro.
¿Y no intentaste pedirle ayuda al amigo de tu padre?.- preguntó Sanae.
No me atreví. Insistió tanto sobre los robos que pensé que si le decía la verdad él mismo me entregaría a la policía.- contestó Misaki, apesadumbrado.
Bueno ya, no te aflijas.- dijo Sanae.- No hay problema que no tenga solución, hallaremos una salida.
Hay algo que me inquieta.- comentó Genzo, de pronto.- Todas las noches he intentado despertar para ver si consigo detenerte antes de que salgas, Misaki, incluso he intentado no dormirme, sin embargo, por alguna razón nunca puedo hacerlo, termino por quedarme profundamente dormido y no escucho cuando te marchas. Excepto... .- en los ojos oscuros de Genzo brilló la melancolía.- Excepto aquella vez que estuve con Lily... Ésa vez sí estuve despierto toda la noche...
No sabía que tuvieras el sueño tan pesado, Wakabayashi.- comentó Tsubasa, algo sorprendido.
No lo tengo, por eso me sorprende tanto.- replicó Genzo.- Es como si... Como si hubiera algo que me impidiera ayudarte, Misaki.
¿Algo como qué?.- cuestionó Sanae, arqueando una ceja.
Yo que sé. Solo se los comento.- replicó Genzo.
Uhm, pues hay muchas cosas raras aquí que no tienen una respuesta clara.- opinó Sanae.- Pero creo que en lo que deberíamos de enfocarnos ahora es en cómo evitar que Misaki se robe la Mona Lisa.
Estaremos aquí toda la noche, Misaki.- dijo Tsubasa.- Sanae, Wakabayashi y yo evitaremos que salgas. Al menos uno de los tres podrá mantenerse despierto para alertar a los otros dos.
Eso tenlo por seguro.- dijo Wakabayashi.
Muchas gracias, amigos. Ya les debo muchas.- Misaki sonrió.
Podrías pagarnos haciéndonos un omelette.- replicó Wakabayashi.- Muero de hambre.
Misaki soltó una carcajada y se dirigió a la cocina. Sin embargo, mientras buscaba los ingredientes necesarios para hacer la tortilla, algo muy extraño sucedió. Un pensamiento invadió su mente y lo hizo perder el control por unos instantes: Debes evitar todos los obstáculos, nada te debe de impedir que robes la Mona Lisa esta noche. Debes deshacerte de ellos...
Esa tarde, Misaki tenía nuevamente una reunión con Louis Lacouture en su mansión. Ese día tenía menos deseos que nunca de ir, pero Taro pensó que si no lo hacía el coleccionista podría sospechar de él. De hecho, Misaki creía que Lacouture ya tenía sospechas de que él era el ladrón del Louvre, debido a la cantidad de preguntas que le hizo sobre el tema la última vez que tuvieron una sesión.
"Me pregunto si Lacouture ya se habrá dado cuenta de que sus sesiones de hipnosis no sirven de nada", pensaba Taro, mientras se dirigía rumbo a la mansión, "Son una completa pérdida de tiempo, nunca consigo caer en trance".
Pero ese día Lacouture no le hizo ninguna pregunta sobre el Louvre. Parecía ser que el interés del supuesto psicoanalista ese día eran los romances de Misaki. Lo interrogó sobre todas las novias que había tenido en su vida (para ser precisos, Taro nunca había tenido una novia formal; lo más cercano era la relación que tenía con Azumi) y sobre si estaba interesado ahora en alguna muchacha. Misaki se cortaría la lengua antes de revelar que estaba enamorado de Lara Del Valle.
Sin embargo, la sesión de ese día no fue una completa pérdida de tiempo, pues le hizo recordar que aun tenía asuntos pendientes con Azumi. No le había llamado desde la fiesta, dado la cantidad de problemas que tenía, y todo parecía indicar que ella seguía muy molesta porque él besó a Lara, puesto que no lo había buscado ni una sola vez. Así que, al salir de la mansión de Lacouture, se dirigió al departamento que Azumi compartía con sus amigas. Ésta lo recibió con cara de pocos amigos, aunque en el fondo se alegraba de que él hubiese regresado.
¿Qué se te ofrece?.- le preguntó ella, secamente.- Creí que ya no volverías más por aquí.
Perdóname, Azumi, he tenido muchos problemas últimamente.- dijo Misaki, con cara de niño regañado.- Tú sabes, todos los robos del Louvre... Estamos cada vez más desesperados...
¡Oh!.- Azumi nunca había podido resistirse a esa expresión que Taro usaba cada vez que quería que lo perdonara.- Lo lamento mucho, Tarito. ¿Puedo ayudarte en algo?
Pues en realidad solo quería conversar contigo sobre lo que pasó en la fiesta...
¡Ahhh! Nunca debí invitar a esas dos latinas... .- se quejó Azumi.- Mira los problemas que causaron...
¡Ellas no tuvieron la culpa de nada!.- gritó Misaki, muy enojado.- Nadia empezó todo por hacerle una escenita de celos a Wakabayashi.
Eso puede ser verdad, pero la tal Lara no tenía por qué armar un escándalo y portarse como una verdulera.
¡No hables así de ella!.- Misaki estaba más que furioso.- ¡Ella estaba defendiendo a su hermana, cualquiera en su situación lo haría!
Claro, se me olvidaba. Ella es tu nueva novia, ¿no?.- dijo Azumi, con despecho.
No es mi novia, pero no permitiré que hables mal de ella.- replicó Misaki, con determinación.
Estás enamorado de ella, ¿no es cierto?.- gritó Azumi, cortando todas sus quejas.- Claro, ya me lo imaginaba... Solo tenía que ver la manera en cómo la mirabas cuando bailaron juntos... Y la besaste... Por supuesto que estás enamorado de ella, de lo contrario no la defenderías de esa manera...
Eso no tiene nada que ver...
Niégamelo entonces, dime que no la quieres.- lo retó Azumi.
Quería arreglar las cosas entre tú y yo.- Taro movió la cabeza, pesaroso.- Eres una gran amiga para mí, Azumi. No quiero perder eso.
Pero eso para mí no es suficiente.- Azumi lo corrió del departamento, al tiempo que las lágrimas escurrían por su rostro.
Taro miró con tristeza cómo se cerraba la puerta del apartamento. Últimamente todo le estaba saliendo mal...
Wakabayashi, por su parte, contemplaba con cierta amargura la gente que se dirigía ese día al Louvre. Tenía muchos deseos de charlar con Lily y de convencerla de que estaba enamorado de ella, pero en el fondo sabía que solo lo despreciaría. Sin embargo, él no era de los que aceptan un no por respuesta, así que decidió enviarle un mensaje a su teléfono celular para decirle que la esperaba a las afueras del museo para conversar con ella. Se recargó contra su coche y se dedicó a esperar, observando fijamente la salida del Louvre. Sin embargo, él no sabía que las cosas no le iban a salir tan bien como esperaba...
¡Genzo!.- gritó una voz, que no era la de Lily.
Wakabayashi descubrió con desagrado que Nadia se dirigía hacia él.
¡Oh, mi amor! ¡Qué alegría verte!.- la chica se arrojó a sus brazos.- Esto es obra del destino...
¿Qué haces aquí?.- Genzo trataba de zafarse del abrazo.
Vine al museo, a ver la Mona Lisa antes de que el Artista de la Noche se la robe.
Al parecer, el anuncio que hizo la policía acerca de las intenciones del ladrón de llevarse la obra más famosa de Da Vinci le convino muchísimo al Louvre, pues los parisienses acudieron en masa al museo para ver la Mona Lisa, impulsados por el morbo.
¿Y tú que haces aquí, mi amor?.- le preguntó Nadia.- Tenía tanto miedo de no volver a verte... Después de lo que pasó con aquella mosca muerta que me quiso robar tu amor...
¿Cuántas veces te lo tengo que decir, Nadia?.- gritó Genzo, molesto, al tiempo que empujaba a la muchacha.- ¡Déjame en paz, no quiero tener nada que ver contigo!
¡Pero Genzo! ¿Qué no te das cuenta de que estamos hechos el uno para la otra? ¡Yo te amo y yo sé que tú también me amas a mí!
¡NO! ¡Yo no te amo! ¡Ya déjame en paz!
¿Es esa tipa, verdad?.- interrogó Nadia, enojada.- Esa perdida mosquita muerta que pretende competir contra mí... Pobre tonta, no sabe que no tiene oportunidad... La quitaré de mi camino si se atreve a meterse contigo de nuevo...
¡Ni siquiera se te ocurra hacerle daño a Lily porque te juro que te arrepentirás!.- gritó Genzo, con la rabia pintada en el rostro.- Pobre de ti si la tocas... Aléjate de mí y de ella de una buena vez, si no quieres arrepentirte.
Wakabayashi se dio la media vuelta y se alejó, pero Nadia corrió detrás de él, se le plantó delante y lo abrazó Genzo intentó nuevamente zafarse de su abrazo, pero ella, veloz como el rayo, lo besó en los labios. Él forcejeó para liberarse, pero mientras más trataba de zafarse más ímpetu le ponía Nadia al beso. Al final ella lo soltó. Wakabayashi sintió de pronto la presencia de alguien más...
¿Para esto me querías?.- preguntó Lily, quien los miraba con tristeza.- ¿Para demostrarme una vez más lo ruin que eres?
Lily se dio la vuelta y corrió hacia el museo. Wakabayashi no perdió ni un instante y salió tras ella, empujando a Nadia hacia el piso en el proceso.
¡Lily! ¡Detente, tienes que escucharme!.- gritó Genzo, al tiempo que alcanzaba a la muchacha y la tomó por un brazo.
¡Suéltame! Pensé que en verdad querías decirme algo importante, pero veo que lo único que querías era echarme en cara tu relación con la tipa que me abofeteó el otro día. ¡Traidor, maldito desgraciado!.- Lily se retorcía para soltarse de Wakabayashi, pero hay que recordar que el muchacho es bastante fuerte.- ¡Ay!
Lily gimió de dolor y Genzo inmediatamente la soltó. Se dio cuenta de que la chica tenía un moretón muy feo en el antebrazo, parecido a marcas de dedos, como si alguien la hubiese sostenido con mucha fuerza por ese sitio. Wakabayashi se dio cuenta de que alguien la había lastimado.
¿Quién te hizo eso?.- le preguntó, muy serio.
Como si no lo supieras.- contestó ella, frotándose el brazo.
No, no lo sé. Si lo supiera ese maldito ya no estaría vivo.- dijo Genzo, con furia.
No seas hipócrita. Bien sabes mejor que yo que deberías de decir maldita. Como si no supieras que fue tu novia la que me hizo esto.
¿Cómo?
Sí, la chica con quien te besabas fue la persona que me lastimó. Ayer me amenazó con arrojarme al Sena si no me alejaba de ti. Yo le dije que nunca me interesaste y me respondió que más me valía. Y supongo que ahora venías para recalcarme sus palabras, ¿no?
¿Se atrevió a lastimarte?.- Genzo estaba cada vez más furioso.- ¿Se atrevió a ponerte las manos encima?
¿Por qué te sorprendes? ¿Qué no lo sabías?.- en los ojos de Lily brilló la duda.
Por respuesta, Wakabayashi se dio la vuelta y fue tras Nadia. Ésta ya se había levantado y se dirigía a ellos, muy enojada.
¡Aléjate de él.- le gritó Nadia a Lily. Ésta, instintivamente, se hizo para atrás.
¡Aléjate tú de ella!.- gritó Genzo, iracundo.- ¡Te dije muy claramente que no quería que la tocaras!
Ambas chicas lo miraron muy sorprendidas. Ninguna de las dos había visto a Wakabayashi tan enojado. Éste tomó a Nadia por los hombros y la sujetó con fuerza.
¿Así que venías a amenazarla de nuevo, no es así?.- increpó Genzo.- No venías a ver la Mona Lisa... ¡Venías a lastimarla! ¡Te dejé muy en claro que si la lastimabas te arrepentirías! ¡No te atrevas a tocarla de nuevo! ¡Te quiero fuera de mi vida! ¡Ahora mismo iré a poner una denuncia en tu contra!
¡Genzo! ¡Por favor, no me hagas esto!.- gimió Nadia.- ¿Por qué la defiendes tanto? ¿Por qué ella y no yo?
¡Porque yo la amo! Ella es la única que me hace sentir que soy un hombre completo.
Lily se ruborizó al escuchar las palabras de Wakabayashi; no podía creer lo que acababa de presenciar...
Nadia se soltó de Wakabayashi y se alejó corriendo. Genzo la miró irse con los puños apretados. Lily contemplaba la escena con lágrimas en los ojos. Él se le acercó y la abrazó, al tiempo que ella se cubría el rostro con las manos.
Yo te amo Lily. Yo nunca dejaría que nada ni nadie te hiciera daño.- murmuró Wakabayashi.- Perdóname por la actitud de Nadia. Perdóname por haberte mentido acerca de Misaki...
Ella no lo abrazó, pero tampoco se soltó de su abrazo. Wakabayashi pensó que esto ya era una ventaja.
