Capítulo dieciocho. Otra oportunidad.
Lacouture le lanzó a Misaki una mirada desafiante.
Déjalos en paz.- repitió Ichiro Misaki.- Tu problema es conmigo.
¿Qué se siente perder lo que más quieres, Misaki?.- preguntó Lacouture, desafiante.
Hablas así porque no tienes hijos.- replicó Misaki.- Si los tuvieras sabrías que no hay nada que valga más que ellos. Ni siquiera un estúpido cargo como director de un museo.
Déjate ya de cursilerías.- lo cortó Lacouture.- Dices eso porque no tienes ni idea de cuánto anhelaba yo ese puesto.
Pues si tanto lo quieres, adelante, es tuyo.- dijo Misaki.- Mañana mismo renuncio. Pero deja a mi hijo y la muchacha en paz. Ellos no tienen la culpa de nada.
¡Ja¿Me crees idiota? Ella es detective, en cuanto la suelte me arrestará. Mejor termino con esto de una buena vez.
Lacouture no esperó ni un segundo más: arrojó a Lara al vacío. Taro corrió lo más rápido que pudo, se impulsó y alcanzó a atrapar a Lara en el aire, pero ambos quedaron peligrosamente cerca de la orilla de la plataforma. Lacouture se acercó a ellos con el fin de empujarlos a ambos, pero Ichiro Misaki fue más rápido y saltó sobre él.
Todo ocurrió en cuestión de segundos. Taro no sabía qué era lo que pasaba; se encontraba en equilibrio precario sobre la orilla de la plataforma, luchando por evitar que Lara se ahorcara, pero cada vez le resultaba más difícil conseguirlo, la fuerza de la gravedad estaba haciendo efecto sobre ellos. No pudo resistirlo más, perdió el equilibrio y Lara y él quedaron colgando a varios metros sobre el suelo. El peso de Taro estaba haciendo que la cuerda hiciera su trabajo más rápidamente: Lara comenzaba a asfixiarse. Él luchó por alcanzar la plataforma con las piernas, pero ambos se balanceaban de un lado a otro, haciéndolo perder valiosos segundos en cada intento.
Por favor, Lara, resiste. Aguanta un poco más.- suplicó Taro.
Pero ella se había rendido.
Lo... lo lamento.- Lara habló en un susurro.- Perdóname, Taro, por no haber creído en ti... .- su rostro había adquirido ya un tinte violáceo.
¡NO!.- gritó Taro.¡No te rindas, Lara¡Por favor, no lo hagas! Te amo...
Ella ya había cerrado sus ojos. Taro apenas y la sentía respirar... Todo había acabado...
En ese momento, Taro sintió que un par de manos lo agarraban a él y a Lara y los jalaban de nuevo hacia la plataforma. Sentía que alguien más cortaba la cuerda que sostenía a Lara y se la quitaba del cuello. Misaki abrió sus ojos y vio que la persona que los había salvado era Wakabayashi. También vio a Lily, quien estaba reclinada sobre su hermana, intentando reanimarla.
Lara... .- murmuró Taro.¿Está...?
Nota de la autora¿Y ustedes qué creen¿Se salva o no se salva Lara?
Viva.- respondió Lily.- Apenas y respira, tenemos que llevarla a un hospital... Pero ella es fuerte, sé que sobrevivirá a esto...
Taro¿se encuentran bien?.- preguntó en esos instantes Ichiro Misaki. La sangre brotaba profusamente de su nariz y tenía un golpe muy cerca del ojo, pero se veía tranquilo.
Yo estoy bien, papá, pero hay que llevar a Lara a un hospital.- respondió Taro.
Le hemos pedido a Sanae que llame a una ambulancia y Tsubasa está a la espera de que llegue la policía para indicarles en dónde estamos.- anunció Wakabayashi.- Preferimos adelantarnos a los hechos y dar antes la voz de alarma.
Misaki nunca estuvo más feliz por el hecho de que su amigo fuera tan precavido.
¿En dónde está el señor Lacouture?.- gritó Misaki, de pronto.¡No podemos permitir que escape¡Es el verdadero ladrón!
No te preocupes, no irá a ninguna parte.- Ichiro Misaki sonrió.- Dudo mucho que pueda huir después de la paliza que le di.
Taro miró con asombro a su padre. Nunca se imaginó que él, un pintor pacifista acostumbrado a arreglar los problemas con el poder de la palabra, se hubiera agarrado a golpes con alguien.
Papá... ¿Qué hiciste qué?.- preguntó Taro.
Cuando se trata del bienestar de mi hijo, no dudo en detener a cualquiera que pretenda lastimarlo.- respondió el padre de Misaki.- Además, Lacouture se lo tenía bien merecido...
Uhm, sería bueno usar la cuerda con la que pretendía ahorcar a Lara para atarlo a un poste.- gruñó Lily.
No es mala idea.- opinó Wakabayashi.
Permíteme, jovencita.- Ichiro Misaki tomó la cuerda y se acercó a su ex amigo, el cual también estaba inconsciente, para sujetarle con fuerza las manos.
Taro miró a Lara. Su rostro ya había recuperado su color normal, pero aun no recuperaba la conciencia. Necesitaban urgentemente llevarla a un hospital...
A lo lejos, todos escucharon el sonido de sirenas que anunciaban la llegada de los parámedicos y de la INTERPOL al lugar.
Horas más tarde, Taro esperaba impacientemente en la sala de espera de un lujoso hospital de París. Hacía mucho tiempo que habían internado a Lara, los médicos le dijeron que lo más seguro era que ella terminara por recuperarse y que todo saldría bien, pero ninguno quería irse de allí.
Taro giró la cabeza hacia ambos lados; a su derecha, en un diván, Lily dormía acurrucada entre los brazos de Wakabayashi; éste no estaba dormido, pues le acariciaba con suavidad el cabello a la muchacha. A su izquierda, Sanae dormitaba en el hombro de Tsubasa.
Ichiro Misaki había ido a la policía a declarar en contra de Louis Lacouture. Éste había aceptado todo el crédito por los robos cometidos en el Louvre, sin mencionar para nada a Taro. A solas, Lacouture le confesó a Misaki la manera en cómo estuvo manipulando a Taro, y le dijo que era la música lo que lo ponía en trance y que si él ya no la volvía a escuchar, el Artista de la Noche desaparecería de su vida para siempre.
Aunque, en realidad, a la larga su alter ego terminaría por desaparecer.- comentó Lacouture.
¿Por qué?.- inquirió Misaki, extrañado.
Porque el amor habría terminado por aniquilarlo.- Lacouture esbozó una sonrisa amarga.- Tu hijo se enamoró de Lara Del Valle y eso terminó por afectar a su alter ego también. Fue el recuerdo de ella lo que le impidió robar la Mona Lisa...
Y es por esta misma razón por la cual Misaki no asaltó el museo la primera noche que salió con Lara...
Taro seguía cavilando mientras esperaba... Era su culpa que Lara hubiese estado a punto de morir. Pero también, si el Artista de la Noche no hubiera aparecido, ellos nunca se habrían conocido... "Al menos hay algo que le puedo agradecer a Louis Lacouture", pensó.
En esos momentos, Taro vio una figura que se acercaba a él. Era Azumi. Se veía algo cansada y triste, pero aun así sonrió al ver a Misaki.
Hola.- lo saludó.¿Cómo está la mezcla de Tomb Raider y la Baywatch?
Lara se encuentra mucho mejor.- Taro sonrió.
Aunque no lo creas, me da gusto.- Azumi titubeó.- Taro... Quiero hablar contigo sobre algo...
¿Qué pasa?
Pues... Quiero disculparme, por mi comportamiento del otro día... .- Azumi se miraba las uñas.
¡Ahhh!
Es que yo... Yo estaba celosa de Lara... Estoy celosa de Lara... Pero, al fin he comprendido que lo que hay entre ustedes es sincero... Basta ver cómo la defendiste...
Azumi...
No, está bien, ya lo acepté.- ella al fin lo miró a los ojos.- Pero, quiero pedirte algo...
Lo que quieras.
Nunca dejes de considerarme tu mejor amiga.- ella esbozó una sonrisa tímida.
Siempre lo serás.- Taro también sonrió.
Azumi se sentó a un lado de Misaki. Éste bajó la cabeza, un poco apesadumbrado.
¿Qué te pasa?.- le preguntó ella.¿Algo anda mal?
Es que... No sé que hacer.- le confesó Taro.
¿Sobre qué?
Sobre Lara... Es que no sé si ella me vaya a perdonar...
¿A perdonarte qué cosa?.- Azumi no entendía.
Pues... Es una larga historia...
La noche es larga.- dijo Azumi.- Y no tengo nada mejor que hacer.
Pues vamos entonces por un café...
Amanecía. Taro no durmió en toda la noche, contándole a Azumi todo lo que había pasado. Ella se sorprendió muchísimo, como era de esperarse, pero le aconsejó que no dejara pasar la oportunidad de ser feliz con Lara, pues al fin y al cabo, lo que sucedió no fue culpa de él, y si ella en verdad lo amaba entendería eso.
Una enfermera se acercó a Misaki y le informó que Lara ya había despertado y que pedía verlo. Azumi se despidió, deseándole la mejor de las suertes.
Lara descansaba con los ojos cerrados (esto no es lo mismo que dormir¿eh?), y así, sin su expresión ruda de siempre se veía muy frágil... Se veía como realmente era: una chica dulce aparentando ser una fiera... Taro se acercó a la cama y se sentó en la silla localizada a un lado de ésta. Lara sintió su presencia y abrió los ojos.
Taro.- dijo, al tiempo que le sonreía.
¿Cómo te sientes?.él le acarició la frente con suavidad.
Pues... Me duele mucho la garganta...
No hables, entonces. Descansa.
No, Taro, tengo que decírtelo ahora.- ella se levantó, reclinándose sobre las almohadas.- Quiero decirte que lamento mucho no haber creído en ti...
No te culpo...
... Pero las circunstancias me hicieron dudar...
Es normal...
Es solo que... ¿Por qué no me lo dijiste? Yo te habría podido ayudar.- Lara miró a Taro con reproche.
¿Cómo dices?.- Misaki definitivamente no se esperaba eso.
Lily estuvo ayudando a Wakabayashi a sobrellevar esto. ¿Por qué no me pediste ayuda tú a mí?
Es que yo... .- Taro movió la cabeza de un lado a otro.- Yo pensé que no me creerías... Estaba seguro de que... De que te alejarías de mí si te confesaba la verdad... Y yo, yo no quería eso...
Ay, Misaki.- musitó Lara.- Yo no soy tan fiera como piensas. Cuando supe que eras tú el ladrón pues... Pues al principio sí me enfurecí, como era de esperarse, llegué a pensar que solo querías jugar conmigo, pero... Después algo me dijo que tenía que haber alguna buena razón por la cual estabas haciendo eso. Algo me decía que tú no serías capaz de cometer esos delitos... Fue una corazonada... Y mis corazonadas siempre son correctas...
¿Y fue por eso por lo que no me denunciaste?.- preguntó Taro.
Así es.
¿Y por qué renunciaste y planeaste todo para regresarte a México?
¿Qué no lo entiendes?.- ella habló en susurros.- Me sentí muy mal porque tú no confiaste en mí para decirme la verdad. Luego me di cuenta de que la culpa de eso la tenía yo, por la manera tan esquiva en la que te estuve tratando todo este tiempo... Y me sentí muy mal conmigo misma... Además de que no podía seguir trabajando en el caso sabiendo que eras tú el ladrón. No se me ocurrió una mejor manera de ayudarte que quitándome de en medio.
Misaki reflexionó las palabras que Lara acababa de decirle. Si él le hubiese confesado la verdad desde el principio, a la larga ella habría terminado por creerle... Y se habrían ahorrado muchos problemas... Y no se habría escrito este fic tan jalado de la neurona... ¬¬
Lara.- murmuró Misaki.- Sé que no tuvimos un buen comienzo... Se que no tuvimos una buena trama... Pero... Eso no significa que no podamos tener un buen desenlace...
¿Qué me tratas de decir?.- preguntó ella.
Que... Sé que no me escuchaste esa vez pero... Cuando ambos colgábamos de la Torre Eiffel y tú estabas por darte por vencida, yo... Yo te pedí que no te rindieras porque... Porque te amo, Lara.
¿En verdad crees que no te oí?.- inquirió Lara, con una sonrisa.¿Entonces qué crees que fue lo que me dio fuerzas para resistir?
Misaki sonrió también; se acercó con suavidad a Lara y la besó tiernamente en los labios. Ella le echó los brazos al cuello.
Qué niño tan tonto eres, mi querido Taro Misaki.- murmuró ella, antes de besarlo de nuevo.
Sí. La vida les había concedido otra oportunidad.
