Epílogo.
Era un día precioso y espléndido. Estaba por ser inaugurada la nueva galería de arte en honor del famoso pintor japonés Ichiro Misaki. Y Taro no se habría perdido este evento por nada del mundo...
Al poco rato, comenzaron a llegar los invitados. Tsubasa Ozhora y su esposa Sanae llegaron junto con sus dos traviesos hijos, Hayate y Daibu. Dentro de un par de meses, Tsubasa y Misaki se enfrentarían en la Champions League, con sus dos respectivos equipos, el Barcelona y el Paris St. Germain.
El portero estrella del Bayern Munich, Genzo Wakabayashi, había logrado ganar la Bundesliga al lado de su equipo. Ese día llegó en compañía de su flamante y joven esposa, Lily, la cual había terminado su carrera como historiadora del arte y había decidido inculcarles la pasión por el arte a los jóvenes alemanes. Los acompañaba también su pequeña hija, Jazmín, la cual era una niña preciosa, idéntica a su madre.
Misaki hijo sonrió al ver llegar a su mejor amiga de toda la vida, Azumi Hayakawa, del brazo de su prometido, Jean Paul, quien dirigía un despacho de abogados muy exitoso en París.
Gracias por venir.- les dijo a todos.- No saben lo importante que es para nosotros contar con su apoyo.
No habríamos faltado ni aunque tu esposa nos hubiera arrestado.- respondió Azumi, con una gran sonrisa. Todos los demás rieron.
Y hablando de tu esposa... .- comentó Lily.¿En dónde rayos anda mi hermana?
No tarda en llegar.- contestó Taro.- Aun no se acostumbra del todo a ser mamá...
¿Y tú ya te acostumbraste a ser papá, Misaki?.- le preguntó Wakabayashi, con burla.
Pues... Sí es complicado, no te lo voy a negar pero... .- Misaki sonrió.- Es maravilloso tener un hijo...
Cuando vienen de uno en uno, sí.- gruñó Sanae.- Pero cuando vienen de a dos... ¡A veces piensas que no es tan maravilloso!
Y al decirlo, señaló al par de traviesos gemelos Ozhora, que no dejaban de corretear y de jalarle el pelo cada que podían a la pequeña Jazmín.
Salieron igualitos a su papá.- comentó Wakabayashi.
Tienes suerte de que Jazmín sea muy parecida a Lily, porque si fuera como tú... Pobrecita.- replicó Tsubasa.
Y todos volvieron a reír. Al poco rato, Lara llegó muy apresurada, cargando tres bolsas y un pequeño bultito que dormía plácidamente entre sus brazos.
Perdonen la tardanza, se me olvidó la hora a la que comenzaba el evento.- se disculpó.- Y tuve que ratificar mi permiso por maternidad en la INTERPOL.
Vaya que ser madre te descontrola.- murmuró Wakabayashi, por lo bajo. Lily sonrió.
Tú cállate, cuñadito, que Lily ya me contó que los primeros días no hallabas ni qué hacer con la pequeña Jazmín.- gruñó Lara. Genzo le sonrió con burla.
Bueno, pues ya están aquí las personas más importantes de mi vida.- anunció Misaki.
Y los amigos de su padre, los auténticos amigos de su padre, también ya estaban allí. Después de lo acontecido en el Louvre, Ichiro Misaki renunció a su cargo como director general del museo. Dijo que eso solo le había traído problemas y que en realidad lo único que deseaba era volver a ser un pintor independiente. Taro, feliz porque su padre volvía a retomar el camino de su sueño verdadero, lo apoyó incondicionalmente. Ahora, ya tenía su propia galería de arte. Y a Taro le estaba yendo como nunca en su equipo francés y ya se había convertido en su goleador estrella, se había casado con la mujer que amaba y acababan de convertirse en los padres de un varoncito. Las cosas no podían marchar mejor para ambos...
La exposición comenzó y fue todo un éxito. Muchos coleccionistas deseaban que Ichiro Misaki pintara para ellos. Alguno de ellos comentó que la carrera futbolística de su hijo iba cada día en ascenso y esta vez nadie mencionó su apodo...
Se abrieron las botellas de champaña y todos se dispusieron a celebrar. Tsubasa, Sanae, Wakabayashi, Lily, Lara y Taro levantaron sus copas al mismo tiempo que Ichiro Misaki y sus amigos y brindaron por la felicidad y el éxito de los Misaki.
Acurrucadito en su moisés, Michel Misaki descansaba tranquilamente, vigilado por su prima Jazmín y sus traviesos amigos Hayate y Daibu. Taro miró a su hijo y sonrió. Tal vez algún día le contaría la historia de cómo se conocieron sus padres en el museo más famoso de París...
