Los 3 Sellos

Por: Princess Lalaith

Capítulo 12.- La Paloma de la Esperanza

Paris se quedó perplejo, quizá desconcertado sería más exacto, no podía creer lo que veía frente a él... esos ojos... tan brillantes...tan profundos...tan iguales a los de él mismo. Y entonces Sora sonrió, como sólo Anaís sabía hacerlo. Paris no sabía qué decir, no podía creer lo que veía, ¿Qué significaba todo eso?

Sora se había enderezado, y por primera vez desde que había llegado a Céfiro, todos los que la rodeaban podían ver sus ojos color miel.

-No puedo creerlo... –murmuró Ráfaga.

-En toda mi vida nunca había visto a alguien que tuviera una mirada tan parecida. –dijo Latis.

-Yo diría idéntica. –dijo Guru Clef.

-¿Qué significa todo esto? –preguntó Marina confundida.

-Creo que la incógnita más grande de esta visita a Céfiro está a punto de ser resuelta. –murmuró Lucy.

-Sólo hay una persona en todo Mundo Místico y Céfiro que tiene unos ojos y una mirada así, -dijo Anaís.

Sora se dio cuenta que todos la observaban, y ella sabía perfectamente por qué. Decidió retroceder un poco, hasta llegar a la orilla de la plataforma.

Golbar no entendía que le veían todos a Sora, pero decidió ignorarlo, y la siguió.

-¿Estás huyendo niña? –preguntó Golbar.

-No, -respondió Sora. –Y quizá lo mejor sería que me presentara contigo, ya me cansé de que me digas niña. Mi nombre es Sora, y soy la hija de la Guerrera Mágica del Viento, Anaís, y el Príncipe de Céfiro, Paris.

Todos los presentes quedaron realmente sorprendidos, confundidos.

Paris volteó a ver a Sora, quien le sonrió inocentemente; después se volteó a ver a Anaís, quien asintió con lágrimas en los ojos. Era increíble, simplemente increíble.

-Sólo que aun hoy, sigo aun hoy, sigo amándote a ti... –cantó Anaís en voz baja.

Paris reconoció de inmediato la misma frase que Anaís, su princesa, cantara esa noche, esa noche que habían estado juntos, la última vez que se habían visto.

-Entonces... –murmuró Paris en voz baja. –Esa niña, Sora no es hija de un hombre de Mundo Místico, sino mía...mi hija.

-Ya basta de juegos niña. –dijo Golbar recalcando la última palabra. –Terminaremos con esto de una buena vez.

-Estoy de acuerdo. –dijo Sora manteniéndose en una postura defensiva.

Con eso Golbar retrocedió, desenvainó su espada, y fue hacia Paris.

-Mataré a los portadores y me apoderaré de Céfiro. –dijo Golbar preparándose para dar el golpe a Paris.

-Tú dices que quieres matar a los portadores de los 3 Sellos. –dijo Sora tranquilamente. –Entonces permíteme decirte que tienes atado a esas cadenas a la persona equivocada.

-¿Tú que vas a saber de todo esto? –preguntó Golbar sin moverse?

-Oh... –murmuró Sora con calma. –Sé más de lo que imaginas.

-Mentiras. –dijo Golbar. –Pero eso no evitará que lo mate.

-Es que no te das cuenta que aunque lo mates no lograrás nada. –dijo Sora.

-¿Y tú cómo puedes saberlo? –preguntó Golbar

Sora ignoró la pregunta y comenzó a jugar con la cadena que tenía al cuello.

-Después de todo, lo que tú buscas es esto, ¿no es cierto? –dijo Sora mostrando el collar.

Golbar la miró, realmente sorprendido.

-Así es, la Paloma de la Esperanza, el Tercer Sello. –dijo Sora sonriendo.

-Entrégamelo. –ordenó Golbar.

-Si te lo doy derramarás sangre, te apoderarás de Céfiro y todos nos volveremos tus esclavos, -dijo Sora con tono irónico. –No me gusta como suena eso. No, creo que no te lo daré.

-Aunque lo tengas, no podrás usarlo. –dijo Golbar tratando de sonar burlón, pero ya vacilaba.

-¿Es que saber el nombre de mis padres no te bastó para entender la verdad? –preguntó Sora. –Yo soy la actual portadora de la Paloma de la Esperanza, yo puedo usar este Sello, y derrotarte.

-Eso es imposible. –dijo Golbar.

-Poco probable, mas no imposible. –dijo Sora. –Pero ya basta de plática, es hora de la acción.

Con eso Sora se puso seria, cerró los ojos, y puso sus manos cerca de su pecho, sin llegar a tocarse; su cuerpo empezó a desprender un aura amarilla.

-Veni Sacratus Anima (Ven sagrada alma) Sello de la Paloma, Talismán de la Esperanza. Veni me (Ven a mi). Espergeist (Despierta). –recitó Sora, no supo cómo, pues estaba segura que varias de las frases que acababa de pronunciar eran en latín, y ella nunca en su vida había hablado latín.

-¡¿Qué demonios está pasando aquí?! –gritó Golbar.

Pero nadie pareció escucharlo.

En cambio las palabras de Sora tuvieron un efecto maravilloso.

El aura que rodeaba a Sora aumentó de intensidad, y una forma se fue desprendiendo de su espalda, asemejando un par de alas...un ave...una paloma. Si, fue como si una hermosa paloma (de gran tamaño) acabara de surgir de la espalda de Sora. Además que Sora quedó ataviada con un vestido blanco largo y vaporoso con escote en v, con bordados en amarillo, llevaba una tiara muy fina, dorada, y zapatillas beige, aún llevaba el medallón al cuello.

-Liberte. –dijo Sora con voz suave. El medallón brilló, y la Paloma a la espalda de Sora se separó por completo de ella y fue hacia los prisioneros.

La Paloma pasó rozando a todos los prisioneros, haciendo desaparecer los grilletes y las cadenas.

-¡¡Brisa Sanadora!! –gritó Sora alzando la mano.

Una ráfaga de aire surgió de su mano y envolvió a todos los que hasta hace un par de segundos fueran prisioneros, y los curó por completo.

-¡¿Qué?! –gritó Golbar. -¡Eso es imposible!

-Creo que la balanza se acaba de ajustar a nuestro favor. –dijo Lucy poniéndose de pie.

Todos los demás hicieron los mismo, aún muy asombrados por los poderes que estaba demostrando Sora. Era simplemente increíble.

Ascot se dio la vuelta y vio a Jessenia y Jari cerca, entre los demás cefirianos; Ráfaga y Caldina también vieron a Tristán no muy lejos de ahí.

-¡Cefirianos! –gritó Lira de pronto. -¡Es hora de recuperar nuestro mundo!

-¡Por Céfiro! –gritó Gomen a su lado.

Con eso todos los que habían seguido a Sora sacaron sus armas y comenzaron a luchar contra los pocos soldados negros que aún estaban ahí.

-No, no es posible. –dijo Golbar retrocediendo, sorprendido. -¿Cómo pudo pasar esto?

-Parece que las cosas se te están saliendo de las manos Golbar. –dijo Marina con una sonrisa de satisfacción.

Aunque la verdad todos estaban sorprendidos de lo que estaba ocurriendo. Los cefirianos finalmente se habían rebelado abiertamente; y pensar que había sido Sora quien los había convencido.

Ascot, Ráfaga y Caldina de inmediato tomaron sus armas (Golbar las había dejado en una esquina) y bajaron de la plataforma para ayudar a sus hijos. Xiao ayudó a Prisma a bajar para unirse también a la batalla.

Lucy, Marina y Anaís fueron con Latis, Guru Clef, Paris y Sora.

Y mientras Golbar continuaba sin poder creerlo; Sora dejó su pose de chica líder, la Paloma de la Esperanza desapareció, y ella volvió a verse como la inocente niña de seis años que era. Corrió y se arrojó a los brazos de su madre.

-Ya Sora...no te preocupes...todo está bien ahora... –dijo Anaís abrazándola.

-Tenía tanto miedo mamá...ustedes estaban en peligro...y sólo quedábamos nosotros...y si fallábamos... todo estaría perdido... –sollozaba Sora.

-Fuiste muy valiente Sora. –dijo Lucy poniéndole una mano en la cabeza.

-Te debemos la vida, -dijo Latis.

-Gracias. –dijo Paris.

Sora alzó la cabeza lentamente al escuchar la última voz.

Todos notaron como las miradas de Paris y Sora se encontraron y parecieron quedarse enganchadas, por segundos que parecieron eternos, donde buscaban lo que habían deseado tantos años, donde encontraban todo lo que les hacía falta.

-¡¡Papá!! –gritó Sora finalmente, se soltó de Anaís y se lanzó a los brazos de Paris.

Paris se sorprendió mucho al escuchar que le dieron ese nombre, nunca esperó escucharlo.

-Sora... –murmuró Paris finalmente. –Mi hija...

-Papá...papá... –repetía Sora entre sollozos. –No sabes cuanto te he extrañado, cuanto había deseado este momento durante toda mi vida.

-Ahora es verdad. –dijo Anaís de pie junto a ambos.

Paris la jaló al suelo, donde él se encontraba ahora abrazando a Sora.

-¿Por qué no me lo dijiste antes mi amor? –preguntó Paris. -¿Por qué no me dijiste que tenías... que teníamos una hija?

-No sabía cómo decírtelo, ni cómo reaccionarías. –dijo Sora. –A nadie le había dicho que tú eras el padre de Sora, ni siquiera a mi familia. Desde el día que supe que estaba embarazada decidí quedarme con el secreto en mi corazón. ¿Cómo decir que tenía una hija de un príncipe de otro mundo? Aún cuando eres el hombre que amé, amo, y amaré siempre, había la probabilidad de que nunca te lo volvería a ver.

-Ya no te preocupes mamá. Estamos todos juntos y eso es lo que importa. –dijo Sora abrazando a ambos padres a la vez.

Anaís y Paris se sintieron muy a gusto ahí.

Las otras dos parejas los miraron en silencio, al fin se había descubierto todo, y estaban felices.

-Ay...la linda familia feliz... que ternura... –dijo Golbar con ironía.

Al instante Anaís y Paris se pusieron de pie, como impulsados por un resorte, sin soltar a Sora, listos para proteger a su hija.

Latis, Lucy, Guru Clef y Marina se acercaron más a ellos, en alerta.

-Es hora de terminar con esto. –dijo Sora sujetando la Paloma de la Esperanza.

Latis y Guru Clef asintieron, cada uno sujetando sus respectivos sellos.

Ellos se separaron en tres grupos: el primero eran Marina y Guru Clef, el segundo Lucy y Latis, y el tercero Anaís, Paris y Sora.

Las Guerreras Mágicas alzaron sus manos enguantadas, mientras palabras llegaban a sus labios.

-Invoco el espíritu del agua: Ceres. –llamó Marina

-Invoco el espíritu del viento: Windom. –llamó Anaís.

-Invoco el espíritu del fuego: Rayearth. –llamó Lucy.

Al instante las tres jóvenes mujeres se vieron envueltas por su respectivo elemento; y un segundo después quedaron ataviadas con vestidos largos de sus respectivos colores, de manga larga y hombros descubiertos; en el cuello una banda de un tono mas claro al del vestido, en sus pies zapatillas blancas y en sus frentes finas diademas plateadas.

-Delfín de la Sabiduría... –comenzó Guru Clef alzando su sello.

Su traje de hechicero brilló y se restauró(lo que tenía roto o rasgado), y su báculo resplandecía, lo mismo que el sello que él sostenía en la mano; entonces a espaldas de él apareció la imagen de un delfín de un hermoso color azul-grisáceo, que flotaba como en un mar invisible.

-Lobo del Valor... –pronunció Latis con voz firme.

Su traje negro se reparó igualmente, y su brillante armadura apareció, el sello brilló intensamente; a espaldas de él apareció la figura imponente de un lobo negro de brillantes ojos rojo escarlata, que permanecía de pie en pose de ataque.

-Paloma de la Esperanza... –sentenciaron a la vez Paris y Sora mientras ella sostenía el sello.

El traje de príncipe de Paris quedó completamente arreglado, y le apareció su elegante capa(con todo y esas hombreras súper anchas); a su lado Sora seguía con el hermoso vestido que le apareciera desde que pronunciara el hechizo la primera vez; entonces detrás de ambos apareció nuevamente la Paloma blanca, con las alas extendidas.

-¡Espergeist! –exclamaron los cuatro al unísono.

En ese momento fue como si el tiempo se detuviera. Un campo de fuerza se formó en torno a ellos; separándolos por completo de lo que ocurría debajo de la plataforma.

-Lucy...Marina...Anaís.. –murmuraron a la vez tres voces en las mentes de las Guerreras Mágicas.

-Rayearth... –murmuró Lucy.

-Ceres... –reconoció Marina.

-Windom... –suspiró Anaís.

-Guerreras Mágicas... –comenzaron los tres genios.

-Están aquí nuevamente luchando por Céfiro. –dijo Ceres. –Por sus amigos y la gente que aman.

-Y ha llegado la hora de que tomen una decisión. –siguió Windom. –Ustedes decidirán si desean convertirse en las Damas de los Espíritus.

-¿Damas de los Espíritus? –preguntó Marina.

-Si, -dijo Rayearth. –Ustedes invocaron el poder de los espíritus de Céfiro, y este es el resultado. Aunque deben saber que eso no afectará los títulos que ahora poseen Lady Lucy, o los que puedan llegar a tener.

Las tres supieron que con eso se refería a Anaís, y probablemente a Marina.

-Ustedes podrán ser las poseedoras de todo el poder de los espíritus de Céfiro. –dijo Ceres. –Manejarán todo nuestro poder.

-Aunque para eso tendrán que aceptar quedarse para siempre, unir sus vidas a Céfiro. –continuó Windom.

-Yo acepto. –dijeron las tres de inmediato.

-Entonces han sellado su contrato y su destino. –dijeron los genios a la vez, y luego agregaron: -Damas de los Espíritus de Céfiro.

Después Windom volvió a hablar, pero ésta vez fue al grupo formado por Anaís, Paris y Sora.

-Rey Paris. –llamó Windom.

-Windom... –dijo Paris algo sorprendido de que el genio se dirigiera a él por nombre y título.

-Rey de Céfiro. –dijo Windom. –¿Reconoces a ésta niña como tu hija y princesa de Céfiro y la heredera a portar el Sello de la Paloma de la Esperanza.

-Si, -respondió Paris. –Reconozco a Sora como mi hija y princesa de Céfiro; y le entrego el poder del Sello de la Paloma de la Esperanza.

-Que así sea. –sentenció Windom. –Princesa Sora, ¿tomas tus responsabilidades como portadora del tercer sello?

-Si las tomo, será un honor. –dijo Sora con una inclinación.

-Aunque sea sólo por poco tiempo... –murmuró Windom en voz baja, sólo Sora lo escuchó, aunque no entendió nada.

-Terminemos con esto. –dijo Paris en voz alta.

Todos a su alrededor asintieron seriamente.

-Arrepiéntete ahora Golbar. –dijo Sora viendo fijamente a su enemigo. –Aún estás a tiempo.

-¡Nunca princesita! –gritó Golbar. -¡Yo los mataré! ¡A todos!

-Sabes perfectamente que no podrás hacer eso. –dijo Guru Clef con calma.

-Nuestro poder supera el tuyo, y por mucho. –siguió Marina.

-¡Cascada Resplandeciente! –invocó Marina.

-¡Llamas Escarlata! –convocó Lucy.

-¡Suspiro Celestial! –clamó Anaís.

Los otros cuatro simplemente concentraron todas sus fuerzas y poderes en los 3 Sellos; los cuales brillaron intensamente, proyectando su poder hacia Golbar.

-¡¡¡¡¡No!!!!! –gritó Golbar, mientras su cuerpo comenzaba a disolverse.

Sora lo observó en silencio, compadecida.

-Tu felicidad no será eterna princesita. –la voz de Golbar sonó únicamente en los oídos de la pequeña Sora.

-Lo sé. –fue la respuesta de ella, quien permaneció con su mirada de piedad.

Todo el campo de energía desapareció; y pudieron ver que el resto de los cefirianos habían derrotado a todos los soldados negros, liberado a todos los esclavos y prisioneros y festejaban su victoria, su libertad.

Sora suspiró, exhausta.

-¡¡Lo logramos Sora!! ¡¡Lo logramos!! –gritó Lira corriendo hacia ella. Entonces se detuvo y se inclinó en una reverencia. –Oh, lo siento...Princesa Sora.

-No. –dijo ella inclinándose más que su amiga y enderezándola a ella, sonriéndole con calma. –Sora...simplemente Sora.

Lira asintió con una sonrisa.


Al día siguiente todos estaban reunidos en la casa del Bosque de los Espíritus.

-A mi aún me parece increíble que no nos dijeras que Paris era el padre de Sora. –insistió Marina por enésima vez.

-Ya Mar calma, sus razones debe haber tenido. –dijo Guru Clef con calma a la mujer que tenía a su lado.

-Si, -murmuró Marina apoyándose en su hombro. –Supongo que tienes razón Clef.

-Vaya, -dijo Paris con una sonrisa pícara. –Finalmente encontramos a alguien que puede calmar a Marina.

-Cierto. –dijo Anaís a Paris a su lado. –Me pregunto cómo pudimos pasar tantos años sin él para calmarla.

-Tú no tienes de que quejarte, si no nos habías visitado en ocho años. –se quejó Marina. –Y...

Antes de que la queja pudiera proseguir Guru Clef la corto con un beso en los labios; Marina aceptó renunciar a sus quejas para responder al beso.

Todos los presentes estaban sumamente sorprendidos: Primero Guru Clef llamaba a Marina simplemente Mar; Después Marina aceptaba estar equivocaba sólo porque Guru Clef se lo decía; Acto seguido Guru Clef besa a Marina ¡en público! ¡¡Y Marina responde!! Eran demasiadas cosas seguidas.

-Sora, -dijo Lucy, -¿Cómo supiste todo lo de tus padres y los 3 sellos?

-Sobre lo de mi padre, mi mamá dejó grabado un mensaje en la joya de la frente de Nikona. –explicó Sora. –Y sobre lo de los 3 Sellos. –buscó en su vestido y sacó un pequeño aparatito rosa, volteó a ver a su mamá. –Dejaste esto en la mesita de noche, junto a mi cama. Yo lo vi y de pronto empezó a sonar, escuché todo lo ocurrido en los calabozos. Así supe lo de los Sellos y también que los movimientos que hago no son poderes de viento, sino telequinéticos. –al decir esto movió la mano suavemente, y un vaso con agua flotó hacia ella.

-Para llevar dos semanas en Céfiro maneja bastante bien sus poderes. –murmuró Prisma sorprendida.

-Mami, -dijo Sora en ese momento. –¿Vamos a volver a Mundo Místico?

-¿Por qué preguntas eso? –intervino Paris, sonaba decepcionado.

-No...papá... –murmuró Sora. –No quise decir que no quisiera estar aquí, es sólo que...bueno... dejamos algunas cosas pendientes en Japón y...

-Es cierto. –dijo Anaís. –Deberemos volver a Mundo Místico unas dos semanas. Tengo que presentarme al juicio, es decir, no puedo dejar a mi cliente solo, él confía en mí; Sora tiene su competencia de gimnasia en una semana; y si realmente planeamos quedarnos aquí en Céfiro definitivamente tendremos que ir a Hong Kong a ver a mi hermana Lulú y explicarle, bueno, lo que pueda explicarle.

-Y quizá hasta podrías venir con nosotros. –dijo Sora a Paris con emoción. –Así podrías verme en la competencia de gimnasia, y si nos acompañas a Hong Kong conocerías a la tía Lulú, y al Tío Ronald, y a los primos Rick y Lucas.

-¿Tú que opinas Paris? –preguntó Anaís.

Sora sólo lo miró en silencio, esperando una respuesta.

-Me encantaría ir. –respondió Paris con una amplia sonrisa.

En ese momento notaron que algo había pasado al otro lado de la habitación: Latis estaba con una rodilla en el suelo, frente a Lucy, quien tenía una cara de total asombro y felicidad.

-¡¡Si!! ¡¡Si Acepto!! ¡Si Acepto! –gritó Lucy abrazando a Latis con todas sus fuerzas.

Latis puso en el dedo anular de Lucy un anillo dorado con una piedra que parecía cambiar para reflejar todos los colores.

-Bueno, -dijo Guru Clef. –Pues yo no me voy a quedar atrás.

Dicho esto Guru Clef apoyó una rodilla en el suelo y volteó a ver a Marina.

-Mi querida Mar, -dijo Guru Clef. –Me harías muy feliz si me concedieras el honor de ser mi esposa.

-Yo...yo... –tartamudeó Marina. Finalmente reaccionó: -¡Si quiero Clef! ¡Si quiero casarme contigo!

Guru Clef puso en su dedo anular un hermoso anillo dorado con una piedra con tonalidades plateadas y azuladas.

-Te he dicho una y mil veces que te amo. –dijo Paris volteando a ver a Anaís. –Y ahora cumpliré mi promesa. –se arrodilló. –Anaís, en verdad deseo que estemos juntos por siempre. ¿Querrías casarte conmigo?

-Claro que si mi amor. –exclamó Anaís arrodillándose y abrazándolo.

Paris puso en el dedo anular de ella un anillo dorado con una piedra color aguamarina.

-Supongo que esto significa una boda triple. –dijo Caldina.

-Cuádruple. –corrigió Xiao mostrando el anillo en la mano de Prisma, su prometida.

Todos los presentes sonrieron.

-¿Y cuándo iremos a Mundo Místico? –preguntó Lucy.

-Mañana mismo si deseas mi vida. –respondió Lats.

-Latis no tiene ni la más remota idea de lo que ocurrirá cuando los hermanos de Lucy lo conozcan. –murmuró Marina en voz baja.

-¿Qué dices? –preguntó Latis.

-Nada, -replicó Marina con una sonrisa inocente. –Buena suerte mañana.

Latis volteó a ver a Lucy sin entender; Lucy, que si entendía, sólo suspiró.

-Será mejor ir a dormir. –sugirió Guru Clef. –Mañana será un largo día.

Todos asintieron y se separaron para dormir.


-¿Estás segura que esto es correcto Clef? –preguntó Marina a Guru Clef.

-Claro que si Mar. –respondió Guru Clef. –Eres mi prometida. Lucy seguramente deseaba quedarse en su habitación con Latis. Así como yo deseo quedarme contigo.

Al decir esto Guru Clef pasó un brazo por la cintura de Marina, la atrajo hacia él, luego puso su otra mano en la mejilla de ella y la besó, primero con suavidad y luego apasionadamente. Marina se dejó llevar y lo siguió besando, hasta que se separó de él suavemente.

-No me parece correcto Clef. –dijo Marina sonriéndole.

-De acuerdo mi sirena. –dijo Clef acariciándole la mejilla. –Será como tú desees.

Con eso, ambos se acomodaron en la cama y se durmieron abrazados.


En la recámara que compartían Latis y Lucy había ocurrido algo parecido, y finalmente había dormido Lucy en los brazos de Latis.

En la habitación de junto Prisma se encontraba con Xiao.

Y en la tercera Paris, Anaís y Sora. Todos ya listos para el viaje del día siguiente.


A la mañana siguiente todos se levantaron, se bañaron y desayunaron con calma; era el primer día después de tanto tiempo que realmente estaba todo en paz. Lucy, Marina, Anaís y Sora se vistieron con la misma ropa que llevaban el día que llegaron; sus acompañantes se vistieron con trajes sencillos.

-¿Listos? –preguntó Lucy.

Todos asintieron.

Entonces ella se concentró y poco a poco fue materializando un aro dorado en el suelo, que poco a poco fue abarcando toda la habitación.

-Volveremos pronto. –dijo Guru Clef a los que permanecían en la puerta.

-Suerte. –dijo Ráfaga

-Diviértanse. –dijo Caldina.

-Pásenla bien. –dijeron Prisma y Ascot.

Con eso el aro dorado en el suelo brilló, y todos los que estaban de pie en el centro desaparecieron.


Ésta historia ya mero se acaba, un par de actualizaciones más y voilá.

Espero que les haya gustado como quedó la batalla, no soy muy buena para las guerras, creo que se me da más el romanticismo.

P.D. Por favor no olviden dejar un review, realmente aprecio sus opiniones.