Los 3 Sellos
Por: Princess Lalaith
Nota Inicial: No soy dueña de Magic Knight Rayearth(Guerreras Mágicas) ni de sus personajes. Los personajes que no conozcan si me pertenecen, así como la trama de ésta historia. Las dos canciones usadas a lo largo de éste Fanfic tampoco me pertenecen a mí sino a sus respectivos autores e intérpretes así que por favor no me demanden, yo hice esto por entretenimiento propio y para intentar darles algo bueno que leer a ustedes. Eso es todo, disfruten el Fanfic.
Capítulo 14.- Asuntos pendientes (2ª Parte).
-Y ahora, por la Escuela para Señoritas T.A. de Hong Kong, Hououji Sora. –el comentarista del evento dijo por el micrófono. –Ésta niña viene a presentarnos su rutina.
Al lugar entró Sora. Llevaba puesto un leotardo blanco y una mini falda en amarillo claro, su cabello recogido con una redecilla beige.
Por fin el día de la competencia. Era la final del Continente, competidoras de toda Asia estaban ahí. Y por lo mismo que era la final, era más difícil. Ya que la prueba consistía en que las competidoras tenían que hacer una rutina donde usaran todos los aparatos(barras paralelas, caballo, aros, barra fija).
-Y comienza la melodía: "Corazón de Niño" del gran maestro Raúl diBlasio.
La música comenzó y Sora echó a correr hacia el caballo, se apoyó en él y dio un salto con dos y media vueltas, su caída fue perfecta.
Mientras estaba en el aire recordó las batallas en Céfiro, lo mucho que había practicado ahí.
Y apenas quedar bien plantada en el suelo dio una vuelta de rueda para entrar en la zona de piso. Ahí empezó a dar más giros y marometas.
Céfiro. Era increíble que apenas había estado ahí un par de semanas y se había sentido tan a gusto. Era como si en el fondo de su corazón siempre hubiera conocido ese lugar.
En un cambio de la música se acercó a los aros y se colgó de ellos, empezó a hacer movimientos, quedando en diferentes poses, para finalmente con un duro giro dar un marometa en el aire y caer perfectamente en el suelo.
Los aros siempre había sido el aparato gimnástico que menos le gustaba, pero aún así tenía brazos fuertes, así que no era problema.
Hizo otros movimientos en el piso y luego corrió y de un salto se colgó en una de las barras paralelas. Hizo varios saltos y cambios entre una barra y otra.
Mientras estaba ahí recordaba el día que había practicado a las afueras del Bosque de los Espíritus, cuando Lira la acompañaba, las ramas de esos árboles habían sido buenas para practicar ese tipo de movimientos.
Bajó de las barras paralelas con un salto y medio giro perfectos, dio varias vueltas de rueda para cruzar la pista y llegar al único aparato que le faltaba, la barra fija.
La barra fija, su aparato favorito. Y estaba decidida a cambiar un poco la coreografía original, agregando algunas cosas aprendidas en Céfiro.
Con ese pensamiento, la pequeña Sora puso sus manos en la orilla de la barra y se alzó, parándose de manos, inclinándose hacia adelante, como una marometa, quedó parada firmemente en la barra. Luego empezó a caminar por ella, dando pequeños brincos y giros de vez en cuando.
El público y los jueces se habían sorprendido al ver la manera en que la pequeña de seis años se había subido a la barra fija. Y que decir de su instructora, ella se preguntaba donde había aprendido esa niña a hacer eso.
Sora sonreía para si misma al notar las miradas de asombro que les dirigían los demás.
-Vamos a hacer esto más interesante. –se dijo cuando la música aumentó de tono.
-Se va a lucir. –dijo Anaís desde su lugar.
¿Cómo lo sabes? –le preguntó Paris.
-Ha estado esperando éste momento toda la canción. –dijo Anaís. –La barra fija es su aparato favorito, tiene muy buen equilibrio. Y aprendió muchas cosas en Céfiro.
En ese momento Marina dejó ir un suspiro de asombro.
Y era que Sora se había parado en la orilla de la barra y había dado varios giros en la barra, y finalmente una marometa en el aire, y pese a lo complicado que parecía todo ella pisó perfectamente la barra y siguió moviéndose. Dio varios giros, saltos y piruetas más.
-Está funcionando. –se dijo Sora. –Les gusta. –Escuchó la música llegar a su tono final. –Entonces vamos a cerrar esto con broche de oro.
Corrió por la barra fija y al final saltó, dando 3½ giros en el aire y cayendo en split con los brazos extendidos.
Al instante todos los presentes se pusieron de pie y le aplaudieron.
Sora se sentía muy orgullosa.
Unos minutos después un representante de los jueces fue al micrófono.
-Y finalmente, y por votación unánime del jurado. –dijo él. –La ganadora de ésta competencia es...¡la Srita. Sora Hououji!
El lugar se llenó de gritos y aplausos.
Sora entró al lugar y cruzó hasta el frente dando varios saltos y giros. Una vez ahí le entregaron el trofeo de primer lugar.
Todos volvieron a aplaudir.
Minutos más tarde Sora se había puesto un pantalón corto verde claro y una blusa blanca de tirantes y salió a encontrarse con sus padres.
-Eso estuvo maravilloso. –la felicitó Lucy.
-Lo hiciste muy bien. –dijeron Marina y Guru Clef.
-Sorprendiste a muchos con el cambio en la rutina. –agregó Anaís.
-Pero estuvo perfecto. –agregó Paris.
Sora sonrió.
-Disculpe, Srita. Hououji. –llamó el organizador del evento. Vio a Anaís. –Sra. Hououji.
Todos voltearon a verlo.
-Estoy aquí para informarle que por su triunfo en esta competencia la Srita. Sora está considerada para participar en los Mundiales dentro de tres meses. –dijo el organizador.
-Me temo que no podremos. –dijo Sora antes que alguien más hablara.
¿Por qué? –preguntó el organizador, estaba confundido de que la niña que acababa de dar tal demostración gimnástica y ganado el concurso se negara a ir a los mundiales.
-Porque mi mamá y yo no estaremos aquí en tres meses. –explicó Sora.
-Entiendo que ustedes viven en Hong Kong... –decía el organizador.
-No. –intervino Anaís. –Mi hija y yo nos vamos a mudar a otro país, muy lejos de aquí. Es por eso que ella no podrá participar. Lo sentimos mucho. Es por razones personales.
-Entiendo. –dijo el organizador con un movimiento de cabeza.
Con eso el grupo se retiró a comer y celebrar el triunfo de Sora.
-Aerolíneas Tokikon anuncia la llegada a la ciudad de Hong Kong de su vuelo 443 desde Tokio, Japón. Los pasajeros podrán ser recibidos por la puerta 7. Repito...
-Están aquí. –dijo una mujer de cabello castaño y ojos verde oliva. Llevaba de la mano a dos niños, uno de unos 8 años, y el otro de unos 3. ¡Anaís¡Sora!
¡Tía Lulú! –exclamó Sora abrazando a su tía. ¡Rick¡Lucas!
-Hola prima. –saludó Rick abrazando a la chica.
-Soda... –murmuró Lucas, no podía pronunciar bien el nombre de Sora.
-Hola Tía Anaís. –saludó Rick con un beso en la mejilla.
-Me dijeron que no traían maletas. –dijo Roland llegando.
-Así es cuñado. –dijo Anaís.
¿Por qué¿Qué pasó con las cosas que se llevaron a Japón? –preguntó Lulú.
-Hermana¿Podemos hablar en la casa? –pidió Anaís.
Lulú notó que debía ser algo serio para que su hermana quisiera "hablar en la casa". Asintió.
-Él es... –comenzó Roland, acababa de notar la presencia de Paris.
-Es Paris. –dijo Anaís, y en su tono de voz se notó que no diría más hasta llegar a la casa.
Media hora después llegaron a la casa de dos pisos donde vivía Lulú. Todos salieron al patio a comer. Roland alimentaba a Lucas, mientras Rick jugaba con su perro. Sora le mostraba a Paris el patio, con las flores que ella y su mamá habían plantado.
¿Qué pasa Anaís? –preguntó Lulú a su hermana. ¿Quién es él?
-Paris es mi prometido. –dijo Anaís mostrando su anillo.
¿Tu qué! –exclamó Lulú en shock.
-Felicidades cuñada. –dijo Roland con una sonrisa.
Lulú lo fulminó con la mirada, antes de voltear a ver a su hermana.
-Anaís, hermanita¿Te das cuenta lo que me estás diciendo? –preguntó Lulú.
-Si-dijo Anís con calma. –Me voy a casar con Paris. Y Sora y yo nos vamos a ir a vivir con él.
¿A dónde? –preguntó Lulú.
-A otro país. –respondió Anaís, sin querer entrar en detalles. Sabía que iba a ser difícil convencer a su hermana, pero no quería tener que decirle la verdad sobre su vida como Guerrera Mágica, Paris como el Príncipe de Céfiro, y todo lo demás.
¿Desde cuándo lo conoces? –preguntó Lulú.
-Desde los catorce años. –dijo Anaís. –Lo conocí en la Torre Tokio, al mismo tiempo que mis amigas conocieron a quienes hoy son sus prometidos. –mintió.
¿Cómo sabes que lo amas? –preguntó Lulú.
-Cariño, esto parece un interrogatorio. –intervino Roland.
-Pues la verdad es que no lo sé. –dijo Anaís, se llevó una mano al pecho. –Lo siento. Lo amo con todo mi corazón. Y sé que él me ama también.
-Si te ama tanto como dices ¿por qué no fue a buscarte cuando estabas embarazada¿Por qué no te ayudó? –preguntó Lulú.
-Porque no pudo. –dijo Anaís con calma. –Él tenía muchas cosas que hacer y no pudo irse a Japón, ya te dije que él vive en otro lado.
-Iuju! –gritó Sora.
El trío volteó y vio a la niña, estaba literalmente volando, sujetándose a las muñecas de Paris, quien daba vueltas.
-Es la primera vez que veo a Sora comportándose como lo que es, una niña de seis años. –comentó Roland.
¿Lista? –preguntó Paris en ese momento.
Sora asintió.
Paris bajó la velocidad a sus vueltas y Sora se soltó, dio 2½ media vueltas en el aire y cayó en cuclillas en el suelo.
¡Bravo! –le aplaudieron Paris y Rick.
Sora sonrió y corrió a abrazar a Paris. Él la alzó y ambos rieron.
¿Viste mami? –preguntó Sora volteándose a ver a su madre.
-Si hija, estuviste muy bien. –dijo Anaís sonriéndoles.
Entonces Roland notó algo, los ojos...
-Anaís. –dijo él seriamente.
¿Si? –preguntó ella.
-Ese hombre, Paris¿Es el padre de Sora? –preguntó él.
Anaís abrió mucho los ojos¿Cómo podía su cuñado haberse dado cuenta?
¿Qué tonterías se te ocurren Roland? –preguntó Lulú.
-No son tonterías mi vida. –replicó su esposo. –Lo ojos, tanto los de él como los de Sora son idénticos. Y toda la confianza que se tienen... Un niño no le tiene esa confianza al primer extraño que se aparece.
-Mami, ven. –dijo Sora, jalando a Anaís del brazo.
-Canta para mí mi princesa. –pidió Paris pasándole los brazos por la cintura.
-Está bien. –dijo Anaís.
Suspiró, y mirando al cielo empezó a cantar:
-I follow the night (Yo sigo la noche)
Can't stand the light (No puedo soportar la luz)
When will I begin to live again? (¿Cuándo empezaré a vivir otra vez?)
Paris abrazó a Anaís y en respuesta ella puso su cabeza en el hombro de él sin dejar de cantar.
-One day I'll fly away (Un día me iré volando)
Leave all this to yesterday (Dejaré todo esto en el ayer)
What more could your love do for me? (¿Qué más podría hacer tu amor por mí?)
When will love be through with me? (¿Cuándo terminará el amor conmigo?)
Why live life from dream to dream? (¿Por qué vivir la vida de sueño en sueño?)
And dread the day when dreaming ends. (Y temer el día en que el sueño termine.)
Sora se quedó de pie, a un lado, observando a sus padres con una amplia sonrisa, se les veía tan felices...
-One day I'll fly away (Un día me iré volando)
Leave all this to yesterday (Dejaré todo esto al ayer)
Why live life from dream to dream? (¿Por qué vivir la vida de sueño en sueño?)
And dread the day when dreaming ends. (Y temer el día en que el sueño termine.)
Lulú y su esposo sólo observaban a la familia feliz en silencio. Se veían tan bien ellos tres juntos, y ese 'aire' que los rodeaba, tan especial, hermoso...mágico.
-One day I'll fly away (Un día me iré volando)
Fly, fly away... (Volando, volando me iré)
Lulú suspiró, aunque le costara aceptarlo, no había visto a su hermana tan feliz en mucho tiempo.
"No sé si él es el padre de mi sobrina o no." Pensó Lulú. "Pero hace felices tanto a Sora como a Anaís, y eso es lo que importa."
Tres días después Anaís, Sora y Paris estaban de regreso en Tokio.
Y al día siguiente se reunieron con los demás.
¿Cómo les fue en Hong Kong? –preguntó Lucy.
-Muy bien. –dijo Anaís sonriéndole. ¿Qué tal a ustedes?
-Contrario a lo que me esperaba-dijo Lucy recordando lo ocurrido. –Maciel fue bastante comprensivo. Saturno estuvo algo reacio al principio, pero con ayuda de su esposa Megumi logramos convencerlo. El problema... –suspira al recordar lo ocurrido. –Fue que Cameo llegó justo en ese momento, y se opuso completamente, discutimos, y él acabó retando a Latis a un duelo.
¿En serio? –preguntó Anaís interesada.
¿Quién ganó? –preguntó Paris también interesado.
-Nadie. –dijo Lucy. –De ninguna manera iba a permitir que pelearan.
-Le hubiera ganado. –intervino Latis con una sonrisa maliciosa.
-Exactamente amor. –dijo Lucy abrazándolo. –Yo sé que lo vencerías, e incluso él lo sabe, aunque no quiera aceptarlo. Pero yo no quería tener que explicarles la experiencia en batalla que tenemos.
-Tampoco yo quería tener que explicarle a mi hermana de donde conocía a Paris. –dijo Anaís recordando el interrogatorio.
-Creo que nosotros fuimos los únicos que no tuvimos problemas. –dijo Clef, tenía sujeta de la cintura a Marina.
¿Ah no? –preguntaron los demás.
-No. –dijo Marina. –Mis padres creen en el amor por sobre todas las cosas. Dijeron que confiaban en que, aunque ellos no conocieran a Clef, yo había sabido escoger al hombre con quien quería compartir mi vida, y ellos respetaban mi decisión.
-Que suertudo. –dijo Latis con una mueca.
Con eso todos rieron. Atrayendo las miradas de los paseantes, quienes al verlos consideraron que simplemente eran parejas enamoradas y no le dieron más importancia al asunto.
¿Listos para irnos? –preguntó Lucy en ese momento.
Todos los demás asintieron.
Guru Clef hizo un movimiento y el espacio en el mirador quedó vacío. Lucy concentró todo su poder mágico; en el suelo apareció el aro mágico y todos desaparecieron.
Bueno, ya terminaron los asuntos pendientes que tenían en Japón. Ya vuelven a Céfiro, y ésta vez para quedarse.
Estoy pensando que ya sé va a acabar ésta historia. Y en si debo escribir una secuela. La verdad es que ésta historia ha tenido una menor respuesta de la que me esperaba, muy pocos reviews, y es por eso que dudo si debo escribir la escuela, o dejarle hasta aquí. No lo sé. Necesito motivación para continuar.
Sea como sea, espero que los que lean este fic y, aunque sean pocos, me honren con su opinión.
Gracias.
