Capitulo 7:

"Por fin estoy acompañado... por lo menos mi miseria ha terminado por un tiempo... no tenia esperanzas de poder seguir adelante, pero con tu ayuda lo he logrado... gracias Tg..."

""DESPIERTA ENCHA, TENEMOS QUE IRNOS". Aquella voz me despertó súbitamente. "ENCHA, PARATE QUE TENEMOS QUE IRNOS!" siguió diciendo, al ver mi cuerpo sin respuesta a los estímulos vocales que pronunciaba. Después de un silencio, solo sentí como una bota se enterraba en mis costillas. "YA PO MAGO RQ, ¿TE PODRIAS DESPERTAR PARA SEGUIR NUESTRO CAMINO, NOS ESTAS ATRASANDO...". A pesar de un dolor agudo en la zona de impacto, me levante inmediatamente con la cara roja de furia y enfrenté a Kim. "Oye, ¿Queréis quedar leyenda, porque si me despiertas así una vez mas, te lo juro que no lo cuentas de nuevo..." y le congele la mano. Kim estaba a punto de enterrarme la espada en respuesta, cuando una voz se alzó para calmar los ánimos. "Cálmense, no podemos estar así ahora. Después de todo, ya no somos solo amigos, ahora somos compañeros de Guild, y tenemos que aprender a ser mas comprensivos entre nosotros, sobretodo nosotros que somos los mas antiguos". Talo tenía razón, teníamos que comportarnos como Guild que éramos. Le pedí disculpas a Kim y le dije que para la próxima vez intentara con un jarro de agua fría, que era más eficaz que un golpe en las costillas. Su respuesta fue un enrrabiante "Bueno" entre risas. Realmente la inoportuna interrupción de mi sueño por parte de Kim me había dejado medio malpuesto, pero lamentablemente ya estaba despierto y no sacaba nada con tratar de reconciliar el sueño. "¿Porque tan apurado por salir?" le dije. "Bueno, la temporada de Guild Wars se acerca, y no podemos quedarnos atrás. Tenemos mucho terreno que recorrer y mucho que entrenar. Mientras mas tiempo estemos quietos, mas perjudicados saldremos...". Realmente esto de las Guild Wars había tocado a Kim en lo más profundo. Su entusiasmo se transmitía entre el resto de los que estábamos ahí.

Han pasado varios meses desde que Tgth desapareció, y aun no teníamos noticias, ni habíamos escuchado de él. No sabíamos si estaba vivo o muerto, pero teníamos que seguir adelante. La guild ha crecido en número de integrantes, aunque igual éramos pocos. A pesar de ser minoría, la determinación que teníamos para seguir adelante nos impulsaba en cada batalla. Entre los mas nuevos, se encontraba un joven swordman llamado Jaime, que hacia notar su inexperiencia, pero tenia un deseo enorme de seguir practicando y ser el mejor, con esas ansias que eran característica principal en todos aquellos que comenzaban la senda de especialización. Era bien tímido, así que no hablaba mucho, y casi todo lo que decía pasaba desapercibido. Pero aun así se notaba en su cara que, a pesar de todo eso, nos estimaba harto. Las historias que le contábamos sobre nuestras aventuras pasadas lo hacia sentirse orgulloso de estar con nosotros, e incluso las habilidades de Yosuke lo asombraban al punto de querer emularlas. Todo este combustible para el sueño de Jaime era beneficioso para la Guild, porque cada vez que peleaba, a pesar de sus aparentes falencias en habilidades, el deseo de ser como Yosuke lo impulsaba a seguir adelante, golpear con todas sus fuerzas, y finalmente salir victorioso. También entre los más nuevos de la guild, encontramos a una bella acompañante que seguía la senda de los acólitos llamada Naru. Sus cabellos de color café claro llegaban hasta más abajo de sus hombros, y sus túnicas lucían un color rosado claro, que demostraban una imagen de niña angelical. Su personalidad era mas o menos retraída y seria, especialmente cuando caíamos en algún tipo de error, el cual ella enfatizaba y hacia notar que nos equivocábamos una y otra vez. No se iba con cuentos para decir las cosas, las lanzaba y ya. Aprecio eso de una persona, que sean directas para decir todo, y no se vayan por la tangente, como evadiendo el sentido. A pesar que seguía la senda santa, sus habilidades no eran enfocadas hacia la protección, puesto que su futuro era el camino de la pelea cuerpo a cuerpo. Aun así, sus bendiciones y poderes eran de ayuda para nosotros.

Hemos tenido grandes aventuras entre todos. Nuestras habilidades se complementan increíblemente. La habilidad característica de ladrón de Talo nos proveía de surtidos varios para poder vender e ir añadiendo al pozo común de la guild. También de vez en cuando sacaba itemes que podían ser usados, tales como cartas, armaduras, una espada que otra, etc. También su habilidad de evadir golpes lo hacia un "tanque" perfecto, pero su vitalidad no lo acompañaba mucho, puesto que al momento de recibir un golpe, se notaba que el daño era grande. Pero aun así, las habilidades de cura de Naru lo hacían reponerse rápido e incorporarse a la batalla. Kim por su parte ayudaba a matar a los monstruos junto a Jaime, mientras que yo me dedicaba a hacer caer lluvia tras lluvia de fuego o de hielo, dependiendo el monstruo al que nos enfrentábamos. A veces, cuando el numero era demasiado, lanzaba el poder característico de mi ausente compañero de conjuros, y que yo había estado practicando desde su ausencia. Aun cuando la mayoría de las veces el uso de aquella magia nos salvaba el trasero, habían veces en las cuales los enemigos no eran neutralizados, y requerían uso tras uso de la misma habilidad. Llegaban momentos en los cuales me cansaba demasiado y caía rendido después de tanto conjuro, y teníamos que escapar porque los monstruos no cesaban de aparecer. Me puse a pensar que aquella debilidad no podía ser, puesto que si estaba en una guild, sobretodo NMIN, tenía que ser alguien poderoso y que pudiera ser de utilidad en las batallas. Así que, después de un tiempo de que esto ocurriera, decidí partir a recluirme para entrenar más profundamente las artes de magia y hacer el test de Wizard. Sabía que si me convertía, lograría aguantar más y ser más de utilidad para todos. Después de explicarles a todos mi decisión, solo resto decir "Au Revoir" y partir en mi travesía de entrenamiento.

Al principio no me acostumbraba a entrenar solo. Varias veces me pille escapando mediante el uso de alas de mosca para tele transportarme, y después usar pociones para poder recuperar la energía perdida, pero poco a poco me fui habituando a estar solo. Perfeccione el arte de las barreras mágicas para así protegerme contra ataques de cerca que me desconcentraran de mis invocaciones. Al principio esta habilidad me servia de mucho, pero luego de algunos usos, vi su cara más oscura: El precio de mantener un entrenamiento así. Las barreras que utilizaban no podían ser invocadas de manera tradicional. Además de mi concentración, tenia que utilizar un catalizador que me ayudara a levantar aquellas paredes. Estos catalizantes eran comúnmente conocidos como gemas mágicas especiales, que tenían un color azul característico para diferenciarlas de las otras gemas. Ya no me asombraba que una gema pudiera ayudar a las invocaciones, puesto que ya había pasado por tantas experiencias diferentes, que una mas ya era "pan de cada día". Lo lamentable era que esas gemas especiales eran demasiado costosas, y el uso que le daba yo requería una cantidad abismante de ellas. Mis finanzas se fueron al suelo, por lo tanto tuve que buscar otros métodos para entrenar. El paso que elegí fue el de practicar en mi velocidad de casteo, para así poder hacer llegar el ataque antes que ellos siquiera pudieran empezar a moverse o estar a una distancia de ataque. De a poco me fui haciendo más rápido y más eficiente. Lanzaba lluvia de fuego sobre un enemigo y corría a una distancia prudente para lanzar otro hechizo. Así fui eliminando enemigos, y fui aprovechando de recoger más itemes para mí beneficio. Rara vez encontraba algo que me fuera de utilidad, como por ejemplo un bastón con 4 casillas para "incrustar" cartas. Lo demás se iba de venta a los comerciantes de las ciudades.

Entrene y entrene, y ya me sentía preparado para ir a hacer el test de Wizard. El problema era que no sabia donde se hacia el tramite para postular, así que me dedique a caminar por las calles de Geffen, ciudad de Magos, para así aclarar tan incierto conocimiento para mi. Un caballero que estaba sentado en las bancas me escuchó preguntando, y se acerco a mi. Por sus vestimentas, identifique inmediatamente que se trataba de un asesino. Sus katares en sus manos corroboraron mis sospechas. "Yo se donde te haces wizard" me dijo. Yo, feliz de verlo y escuchar esas palabras, le pregunte donde. "Mira, tienes que ir a Al De Baran, en la Torre del Reloj, tercer piso". Le di las gracias y partí por Kafra hacia la ciudad norteña de Al De Baran. El viaje se me hizo eterno, mi entusiasmo era demasiado para poder aguantarlo. Al final llegue a las afueras de la torre, y entre rápidamente. Comencé a subir los pisos, y me encontré con monstruos varios. Entre ellos había un reloj con una cúpula redondeada que parecía de 20 metros. Pensando que era un monstruo que debía sortear, me prepare a atacarlo. No pasaron ni 3 segundos cuando sentí que su brazo me golpeó con toda su fuerza y me derribo inmediatamente al suelo. Viendo que tal monstruo era demasiado fuerte para mi, no me quedo otra opción que usar una ala de mosca para transportarme hacia otro lugar del piso. Casi inconsciente, saque una poción de mi bolso y me la trague entera. Las energías perdidas parecieron volver de repente a mí. Vi que mas adelante había un tele transportador, así que fui y me subí encima. Llegando al tercer piso, me dedique a buscar donde estaba el maestro que me haría la prueba. Busque por todo el piso y no encontré a nadie que me pudiera ayudar. Los monstruos de aquel piso eran relojes gigantescos y lentos, así que lo único que hacia era ocupar la técnica de velocidad para matarlos. Lamentablemente ellos parecían aguantar mis ataques, y seguían acercándose a mí. Viendo que estaban de a poco rodeándome, pesque rápidamente mi bolso y busque una ala de mariposa para transportarme. No encontré ninguna. Temiendo lo peor, lo único que me quedaba hacer era defenderme, pero me encontraba tan cansado mentalmente de las batallas anteriores que no podía concentrarme. En ese instante, y como de la nada, se comenzó a formar una nube densa en el techo, y escuche las palabras "Storm Gust". Una ráfaga de viento congelante comenzó a golpear a los relojes, congelándolos en el acto. Luego vi como una cara conocida comenzaba a acercarse hacia mi..."Hola Enchanter, tanto tiempo"... Tgth estaba vivo... me alegre inmensamente y corrí a darle un abrazo, cuando me acerque a el y vi otra sorpresa aun mayor: con una espada gigantesca, y con una sonrisa de oreja a oreja, característica de él, lo vi detrás de Tgth. Ahí estaba él... El tan perdido Yosuke..."