Capítulo 6: Alexei Kurinov
Estado zombi-comatoso explicaría bastante bien el modo en que Harry estuvo en clase durante toda la mañana del día siguiente. Como era jueves tenía jornada completa: teoría por la mañana y práctica por la tarde... con la Sra. Thompson. Apenas le cabía más cafeína en el organismo cuando se juró a sí mismo que no volvería a trasnochar tanto cuando al día siguiente tenía que madrugar. Por lo menos había logrado sacar un notable alto en un trabajo de Transformaciones Aplicadas y el Profesor Heyman, de Venenos y sus Antídotos le había comentado que había progresado mucho en las últimas semanas. Al salir de la última clase de la mañana, Investigación Aurórica, uno de sus compañeros, Liam Huges le alcanzó en la puerta. Era un par de años mayor que Harry y habían coincidido en Hogwarts, aunque él había estado en Ravenclaw. Desde el primer día entablaron relación y normalmente era con él con el que estaba en clase y hacía las prácticas.
-No había oído unos ronquidos tan fuertes desde aquella vez en 6º en que Mathew Kirk se quedó frito en mitad de Historia de la Magia.- comentó a Harry mientras iban a una cafetería cercana a la Academia de Aurores, un viejo almacén abandonado para los muggles.
-Estoy agotado.- asintió Harry.
-Espero que tengas una buena excusa para Thompson, porque ayer preguntó por ti a media Academia.
Harry miró a Liam extrañado. Pues sí que se molestaba esta mujer por que faltara un día. Eso significaba que su ira sería terrible... Decidió cambiar de tema.
-¿Me dejas los apuntes de ayer?- preguntó.
-Claro. ¿Sabes que es posible que me pasen los últimos exámenes de Heyman?
Y siguieron hablando sobre la posibilidad remota de copiar en un examen parcial que tendrían en dos semanas mientras entraban en una papelería muggle y hacían las fotocopias. Ignoraron la cara de estupor del encargado al devolverles las copias, pues no estaba acostumbrado a fotocopiar pergamino y mucho menos con títulos como: "Las Propiedades de la Ambrosía Amazónica y sus Efectos Secundarios en Afectados por Transformaciones Parciales" o "Lista Elemental de Maldiciones Defensivas ante Ataques Aéreos", pero como los dos chicos actuaban con la mayor naturalidad decidió no darle importancia.
Harry seguía la conversación de Liam e incluso le reía las gracias y trataba de parecer interesado, pero mientras almorzaban no podía dejar de pensar en cómo demonios atraería a Voldemort utilizando a Goyle como cebo.
De vuelta al viejo almacén Harry vio frente a la puerta a un hombre muy extraño. Llevaba un sombrero típico ruso y parecía esperar a alguien. Al pasar por delante el hombre se le quedó mirando y se le acercó.
-¿Eres Harry Potter?- preguntó con un fuerte acento.
-Sí.
-Debemos hablar. Es importante.- el hombre levantó sus ojos azules hacia Liam.- En privado y ahora.
Harry le miró evaluativamente. Su acento y ese sombrero le daban una idea muy aproximada de quién podía ser: un monje de la orden de Krotiev. Asintió y se volvió hacia su compañero que lo miraba perplejo.
-¿No irás a faltar otra vez a la clase de Thompson?- preguntó Liam.
-No tengo más remedio.- pero Harry lo pensó mejor.- Hoy tocaba circuito individual, ¿verdad?
-Sí, pero...
-Dile a la Profesora que llegaré tarde y que me permita a mi hacerlo en último lugar. - Y sin más siguió un gesto del ruso y dejó a Liam pasmado frente a la puerta.
No fueron muy lejos. En realidad se metieron en una cafetería muggle y, frente a dos cafés humeantes, el ruso se presentó.
-Me llamo Alexei Kurinov. Viktor Krum me dijo que debía hablar contigo sobre lo sucedido en Krotiev.- Harry asintió y el hombre continuó.- Debes saber que lo que te voy a decir no lo ha sabido mago alguno fuera de mi orden, ni siquiera Krum. Debes guardar un secreto absoluto.
-No te preocupes.-contestó Harry casi conteniendo la respiración.
-Yo estaba allí cuando estalló.- declaró Kurinov.- Y si no la encontramos pronto ocurrirá lo mismo en alguna otra parte.
-¿Cómo funciona la caja?- preguntó Harry.
-¿Funcionar?- Alexei le miró confuso durante un instante. Después comprendió.- ¡Ah, no, no, no...! Ese es el mismo error que cometieron los siervos del Señor Oscuro. La caja es un ente que sabe cuidar muy bien de sí mismo, Sr. Potter. Lo que pasó en Krotiev fue sólo un acto defensivo.
-Pero acabó matando a todo el mundo.
-Me temo que la caja no mira a quién va a alcanzar. Sólo se defiende y se asegura de que no le hagan daño. De eso es lo que venía a hablarle.- Kurinov dio un sorbo nervioso a su café y miró a ambos lados antes de hablar casi en un susurro.- No se puede luchar contra la caja, ni canalizar su poder. Bien lo sabemos nosotros que llevamos custodiándola desde siempre. Lo único que le interesa es estar a salvo.
Harry recordó la conversación que tuvo con Hermione la noche anterior y deseó que estuviera allí.
-Pero, según Dumbledore es indestructible.- dijo.
-Y lo es, pero de todas formas tiene un fuerte instinto de autoconservación.
-¿Qué tiene dentro?- preguntó Harry. Kurinov le miró un momento, como si la respuesta a esa pregunta fuera dolorosa y temiera pronunciarla.
-Creo que en vuestro Ministerio de Magia hay una habitación que siempre está cerrada.- Harry casi no pudo evitar el respingo. Era la misma habitación que Dumbledore mencionó hacía dos años, aquella llena del poder que al parecer él tenía y que era la diferencia entre Voldemort y él.- Y no está cerrada por capricho. La caja es la fuente de lo que hay dentro de ese cuarto.
Harry estaba confundido. Según su conversación con Dumbledore aquella mañana y de otras tantas a lo largo del tiempo, siempre había pensado que ese poder temible que guardaba ese cuarto cerrado del Departamento de Misterios era el "amor", por muy cursi que le pareciera. Lo que Alexei Kurinov le estaba contando le estaba haciendo replantearse todas sus anteriores conjeturas.
-¿Y qué es?- preguntó en apenas un susurro.
-Nadie lo sabe. Unos dicen que es el caos, otros que es la creación, otros que la vida... pero si quieres saber mi opinión... creo que es una combinación de todos ellos.
Harry se le quedó mirando sin saber qué decir o qué preguntar. Sin poder evitarlo deglutió, pero tenía la garganta tan seca que se bebió el resto del café de un solo trago. Era un poder que Voldemort detestaba, que le salvó de aquella posesión en el vestíbulo del Ministerio... aunque siempre pensó que si su mayor poder era el amor que podía sentir por la gente que le rodeaba, no entendía por qué ese sentimiento resultaba un poder tan aterrador como para mantenerlo encerrado. Siempre le pareció un tanto contraproducente que en un mundo tan lleno de guerras, rencores, odios y malas personas, se tuviera bajo llave algo tan bueno. Pero lo que Alexei Kurinov le contaba le daba un nuevo sentido al asunto. Según él era una combinación de los poderes más importantes de la magia. La vida, la creación, el caos... y posiblemente también la muerte. Y la caja aquella era la fuente...
-¿Cómo una caja puede ser la fuente de un poder así?- preguntó al cabo de un par de minutos.
-La caja que el Señor Oscuro tiene en estos momentos no es la misma caja que tuvimos nosotros, ni la que hizo volar en mil pedazos Krotiev, ni tampoco la misma caja que custodiaban mis antecesores. Cambia.- Kurinov, al ver la expresión de desconcierto de Harry trató de explicarse mejor.- Yo mismo la he visto con 3 formas diferentes. Incluso cuando la coges sabes que no estás tocando la caja que estás viendo... Es más bien un disfraz. Pensamos que es otra maniobra defensiva. No es una caja, sino algo, otra cosa que funciona como una compuerta que conecta este mundo con el origen de la magia.
Harry se echó hacia atrás en el asiento. ¿El origen de la magia? Nunca se lo había preguntado. Desde que ingresó en Hogwarts había aceptado sin más la existencia de la magia como parte del mundo y tampoco se había preguntado demasiado cómo era posible que unas personas fueran mágicas y otras no.
-¿Sabe si Voldemort es consciente de todo esto?- preguntó Harry.
-No lo sé.- contestó Kurinov con voz cansada.- Realmente no sé ni cómo lograron llegar hasta ella. No estaba en el templo en ese momento. Llegué cuando mis compañeros trataban de alcanzar a los...
-¿Mortífagos?- sugirió Harry.
-Exacto. Me uní a mis hermanos y les perseguimos hasta el pueblo. Entonces el que llevaba la caja se la dio a otro y entonces estalló. Lo siguiente que recuerdo es que una viga había absorbido todo el impacto del muro que me protegió de la explosión. Cuando me levanté y me alejé, la viga cedió. Y la caja estaba intacta, en medio de la calle, rodeada de escombros humeantes y cadáveres carbonizados.
Alexei hizo una pausa. Le resultaba difícil hablar de todo ello y Harry lo notaba. Había perdido a toda su comunidad de una manera terrible y él había sobrevivido para contarlo. Se sintió profundamente conmovido y no pudo evitar preguntarle si se encontraba bien. El ruso asintió y continuó su relato.
-El caso es que cuando traté de acercarme a la caja, ésta me repelió. Debía tener un campo de fuerza o algo parecido que no permitía que me acercara, así que me oculté y esperé. Esperé dos días hasta que los primeros "grisniek"... ¿cómo se dice gente no mágica?
-Muggles.
-Dos días después llegaron los primeros muggles para inspeccionar la zona. No encontraron nada que les diera una explicación razonable de lo ocurrido. Era tan evidente que la caja era el epicentro de la explosión que no se atrevieron a tocarla hasta que no la hubieron examinado de arriba a abajo. Pero cuando se acercaron no chocaron contra esa protección que me había repelido, y cuando quisieron cogerla tampoco pasó nada. A esas alturas 5 magos del ministerio ruso habían venido a inspeccionar el lugar, pero a todos les había pasado lo mismo que a mí y ninguno se explicó cómo aquellos... muggles podían acercarse sin más. Y se la llevaron.
-¿No fueron otros mortífagos para ver qué había ocurrido?
-Oh, sí, claro. Llegamos a ser alrededor de 12 magos los que vigilábamos lo que hacían los muggles. Sabíamos que estábamos allí, pero era muy arriesgado acercarse. Así que tanto ellos, como nosotros seguimos la pista a la caja, de Krotiev a Moscú, de Moscú a Berlín y de Berlín a Oxford, donde sería examinada por el quinto equipo científico para encontrar lo mismo que los anteriores: una caja de madera normal y corriente. Ya le he dicho, Sr. Potter, que esa caja sabe disfrazarse muy bien.
-Pero, si los magos no podían acercarse a la caja, ¿cómo pudieron robarla en Oxford?- preguntó Harry.
-Supongo que la caja consideró que había pasado el peligro. Había pasado las últimas 7 semanas entre manos amorosas que la cuidaban como un tesoro, que prácticamente la reverenciaban. Quizá creyó estar de nuevo en el templo. Se sintió a salvo y se confió.
-¿En ningún momento trataron de robarla... ustedes o ellos?
-En Moscú, ciertamente, hubo un intento por nuestra parte. Pero el campo de fuerza aún estaba activo y en Berlín lo hubo por la suya, con el mismo resultado. Así que se decidió esperar. En Berlín estuvo la mayor parte del tiempo. Víktor Krum se encargó casi personalmente de la vigilancia. Yo llegué aquí junto con el grupo de guardianes que nombró una vez salió la caja de Alemania.
Harry asintió. Krum al fin y al cabo era la cabeza visible de la Orden del Fénix en la Europa del Este y tampoco le extrañaría mucho que parte de la información que poseía llegara a oídos de Hermione en breve. Eso le ahorraría tener que faltar a su promesa de secreto absoluto. Pero a la vez le dio rabia que no le hubieran avisado de nada. Sólo cuando ya la habían robado y la situación se volvía peligrosa le contaban lo que había sucedido, mes y medio después.
-En el caso en que esté usted en lo cierto y que esa caja sea en realidad la compuerta hacia el origen de la magia... su manipulación, ¿qué consecuencias tendría?
-No lo sé. De momento quien la ha intentado manipular o dañar ha sido destruido, ya fuera en Krotiev o en la antigua Atlántida. Dudo realmente que esa compuerta se haya abierto alguna vez por deseo de una persona.
-Pero no niega que no se haya abierto.
-Por supuesto que no. ¿Cómo cree que llegó la magia a este mundo?
-Pero esa es su teoría, Sr. Kurinov.
-Así es. Pero es la única teoría existente ahora mismo, Sr. Potter.- Harry no podía quitarse la expresión de escepticismo de la cara y Kurinov quiso reafirmarse.- Escuche: Krum me dijo que usted era la única persona a la que realmente interesaba esta información. Me pidió que se lo dijera y lo he hecho aun a riesgo de la pena de muerte que ya pesa sobre mí. Espero que le haya sido de utilidad. Buenas tardes.
Alexei Kurinov se levantó ofendido dejando unas monedas muggles y se marchó dejando a Harry sumido en confusos pensamientos.
