¡Hola Eva! Ya ves con la cajita... tiene un peligro... ¡Un besazo, wapa!

Capítulo 7: Magia pura

-¡Potter! Haga el favor de prestar más atención.- decía con su firme vocecilla la anciana Sra. Thompson bajando su varita después de haberle hecho enfrentarse a la andanada de maleficios más potente que Harry había recibido, incluso de mortífagos reales.

-Vale, vale...- decía Harry mientras se levantaba y se frotaba el brazo izquierdo que había absorbido el impacto de la caída.

-En una situación de combate real estaría usted muerto, Potter. Por muchas cosas que tenga en la cabeza tendrá que aprender a concentrarse. ¿Entendido?

Harry creyó ver en su rostro arrugado una expresión de comprensión. ¿Qué sabía ella de sus actividades extraescolares? Y menos de la reunión mantenida con Kurinov en la comida. Pero tan pronto como le dio esa impresión se convenció de que lo único que hacía era castigarle por haber faltado el día anterior y por haber sido el último en llegar a la clase.

Aquel día practicaban los hechizos protectores. No eran especialmente difíciles, pero merecían una concentración que no tenía en aquel momento. El ejercicio de hoy constaba de un circuito físico de cuestas de arena, piedras, maleza y agua, fosos, lianas, obstáculos móviles y hechizos confundidores mientras la profesora y sus compañeros le lanzaban maleficios a diestro y siniestro. Su misión era llegar hasta el final del circuito e ir parando los maleficios según se los iban lanzando. Se añadía mayor dificultad cuando no era el mismo hechizo protector el que se debía utilizar para todos los maleficios. En micro fracciones de segundo debía saltar el foso, evitar los proyectiles, identificar el maleficio que le habían lanzado, realizar el hechizo protector y caer de pie en un suelo de gravilla. Pero se había resbalado y un maleficio derribador lanzado por una compañera le había lanzado a dos metros de distancia sobre su brazo izquierdo.

-Desde el principio.- ordenó Thompson. Harry se dirigió hacia el principio del circuito tratando de ignorar las quejas de sus compañeros. No en vano eran ya casi las 8 de la tarde y querían irse a casa. Quejas inútiles, pensó Harry sabiendo cómo era la profesora.

Cuando estuvo en la línea de salida y esperaba el "ya" de Thompson, la anciana levantó una mano.

-De acuerdo, podéis iros.- dijo, dejando a todos sorprendidos y sonrientes.

Harry se alegró de que no le retuviera más tiempo. Necesitaba ir a ver a Dumbledore lo antes posible así que bajó la cuesta de entrada al circuito y recogió el abrigo y la mochila para marcharse.

-Potter, un momento, por favor.- llamó la profesora suavemente. Harry se volvió estando ya en la puerta de entrada al edificio, pues los circuitos se hacían en un patio interior del almacén.- No le he dicho que pudiera irse.

-Pero...

-Desde el principio, Potter.

-Pero...

-Los demás han realizado el circuito, pero usted no lo ha terminado siquiera. No puedo dejarle ir hasta que no lo haya superado completamente.

Harry se impacientó. Tenía verdadera urgencia de ir a Hogwarts antes de que se hiciera demasiado tarde. Tenía deberes que hacer y además sus compañeros tampoco habían hecho el circuito perfectamente. Liam, por ejemplo, había recibido 3 maleficios y había llegado a la meta rodando y la chica que le había derribado había tenido que ir a la enfermería durante el circuito anterior al suyo porque se equivocó dos veces seguidas de hechizo protector de manera que no sólo no los había parado, sino que de alguna manera los había intensificado.

-Señora Thompson, no es justo. Ninguno de ellos lo ha terminado en condiciones.

-No me importa, Potter. Desde el principio, vamos.

Enfadado, soltó el abrigo y la mochila y subió de nuevo a la rampa de comienzo.

-Concéntrese.

Harry no contestó. Estafa furioso. Tenía prisa. Pero ahora sería más fácil porque sólo tendría que estar al tanto de una bruja sola y no de 5. Pensando en esto se relajó un poco y cuando oyó el "¡Ya!" salió corriendo con mayor seguridad. Aquella parte del circuito ya la conocía, así que no fue difícil saltar los obstáculos físicos, pero había reído antes de tiempo al pensar que enfrentarse a los maleficios de Thompson iba a ser más fácil que hacerlo ante toda su clase. Le llovían maleficios de todas partes y de clases que no identificaba con facilidad, pero ya fuera por suerte o porque en ese momento sonara la flauta y se acordara del escudo pertinente logró pararlos todos hasta la mitad del circuito. A partir de ese momento la situación empeoró un poco.

La profesora había añadido después de un puente levadizo tremendamente inestable un terreno de rocas resbaladizas por el musgo mientras caía una lluvia torrencial que apenas le dejaba ver por las gafas. Esquivó de un salto un par de maleficios aturdidores y cuando quiso darse cuenta se había introducido en una especie de bosque espeso mientras seguía diluviando. Por el rabillo del ojo vio el brillo de un maleficio desarmador y lo rechazó con facilidad, pero justo cuando se giraba para continuar su camino vio cómo otros dos, que venían de direcciones opuestas, se abalanzaban contra él. En el último momento se agachó notando un viento muy fuerte en la espalda. Cuando por fin se puso en pie y siguió corriendo entró en una zona aturdidora que le dejó mareado durante el tiempo suficiente como para ver demasiado tarde un maleficio que difícilmente pudo distinguir. Le impactó de lleno. Resultó ser un maleficio derribador, pero el impacto logró espabilarle lo suficiente como para caer medianamente bien y seguir corriendo. Tres maleficios bloqueados después había llegado a la meta, empapado y jadeando.

Agachado sobre sus rodillas y tratando de recuperar el aliento perdido vio a la profesora acercarse lentamente.

-¿Ve Potter? Sólo tenía que concentrarse un poco.

-Mi circuito ha sido mucho más complicado que el de mis compañeros.- dijo Harry levantándose.

-Sus compañeros no tienen su talento, jovencito.- dijo Thompson satisfecha, pero Harry estaba enfadado.

-Pues espero que lo tenga en cuenta el día de la evaluación.

Sin esperar réplica fue derecho al banco donde su abrigo y su mochila le esperaban, los cogió y se marchó furioso. Era tan tarde y estaba tan cansado que ir hasta Hogwarts ahora era impensable.

En el metro todo el mundo se le quedó mirando. Era normal. Estaba calado hasta los huesos y no había llovido. Pero sobre todo era la cara de enfado que llevaba. No era para menos. Le habían retenido casi hasta las 9 de una manera totalmente injusta cuando tenía tantas cosas que hacer. Salió del metro y tomó el autobús que le dejaría cerca de Grimmauld Place.

Cuando pisó el hall de la mansión Black todo su mal humor había pasado dejando en su lugar un profundo cansancio. Al fin y al cabo apenas había dormido la noche anterior y había tenido un día terrible. Al entrar en la cocina vio que Ron, Hermione y Víktor Krum estaban sentados en la mesa hablando.

-¡Hola!- dijo tratando de ocultar su sorpresa y hasta cierto punto, desazón. No esperaba una reunión aquella noche. A veces olvidaba que la que ahora constituía su residencia seguía siendo el cuartel general de la Orden en Londres.- Víktor, ¿qué haces aquí?

Krum se levantó y le estrechó la mano. Aún tenía ese aspecto desgarbado, pero parecía que con los años se había acostumbrado a su propio cuerpo y ahora lo llevaba con mayor dignidad. Entonces recordó que tenía que sentirse molesto con él.

-Hola, Harry.- su inglés también había mejorado con el tiempo.- Creo que te debo una explicación.

-Así es.

-Viktor nos ha estado contando lo que ocurrió en Krotiev.- dijo Hermione. Harry miró a Ron que estaba visiblemente enfurruñado. ¿Cuándo demonios admitiría que le gustaba Hermione? Ahora con Víktor cerca sus orejas estaban alcanzando un nivel de congestión sanguínea tal que Harry pensó que alguna parte de su cuerpo debía de estar sufriendo carencia de riego.

-Sí.- confirmó Ron con un deje de aspereza en la voz.- 7 semanas más tarde y cuando el asunto nos ha estallado en las narices.

Víktor lo miró culpable y volvió a mirar a Harry.

-Sí, lo siento, pero pensamos que la protección que la caja se había creado en Moscú y Berlín la tendría también en Oxford, pero...

-Es evidente que te equivocaste.- escupió Ron. Harry le lanzó una mirada de reconvención que apenas hizo mella en su amigo.

-En todo caso debiste avisarnos antes, Víktor.- dijo Harry.

-Lo sé y lo lamento muchísimo. Por eso estoy aquí, para ayudaros en lo que me sea posible. ¿Has hablado con Kurinov?

-Sí.

-¿Puedes contarnos algo?- preguntó Hermione.

-No lo sé. Juré guardar el secreto. ¿Qué sabes tú, Víktor?

-Poco. Les he contado lo que hemos hecho durante todo el viaje desde Krotiev hasta Inglaterra, que ha sido básicamente vigilar y vigilar...

-Pues no debíais estar vigilando muy bien si Goyle pudo robarla en Oxford.- comentó ácido Ron.

-Fuimos atacados, Ronald.- dijo Krum defensivamente. Volviéndose a Harry explicó.- Nuestra vigilancia era discreta, pero no secreta. Ambos bandos sabíamos que estábamos rondando la caja en sus viajes por toda Europa, y al llegar a aquí decidieron ir a por ella. Pero antes nos quisieron quitar de en medio a nosotros.

-Al parecer, - continuó Hermione.- les tendieron una emboscada y en medio de la pelea apareció Moody que iba detrás de Goyle padre...

-... que a su vez formaba parte del grupo de mortífagos encargados del robo.- concluyó Víktor.- Era un grupo de al menos 9. Nosotros éramos 4 junto con Moody. Les perseguimos, pero lograron coger la caja. Un grupo se quedó reteniéndonos. Uno de mis hombres cayó, pero dos de ellos tampoco quedaron bien parados. Pero logramos escapar. Cuando quisimos darnos cuenta Moody y tres mortífagos habían desaparecido... y la caja con ellos.

-¿Y tú?- preguntó Ron.- ¿Qué te ha contado el monje?

-Que, como Hermione me comentó ayer, no tratamos con una caja cualquiera.- dijo Harry midiendo cada palabra. No sabía hasta donde le ataba el juramento.- Como tú dijiste tiene voluntad propia y su poder no se puede canalizar ni controlar. De hecho cualquier manipulación es entendida como un ataque y siempre reacciona defensivamente.

-Como en Krotiev.- comentó Ron.- Y como en la Atlántida.

-Eso significa que si Voldemort la intenta utilizar...- dijo Hermione ignorando los respingos respectivos de Ron y Krum.- en todo caso, causará muchísimos daños. Quién sabe de lo que sería capaz.

-Es lo que dije desde el principio.- Dijo Ron recostándose en la silla.- Debemos encontrarla antes de que la utilicen. Por cierto, ¿sabes ya cómo atraer a Quien tú sabes, Harry?

-No, no tengo ni idea.- dijo mientras se servía un poco de zumo de la jarra que habían estado utilizando sus amigos.- ¿Goyle ha dicho algo?

-Sí, - respondió Ron.- incoherencias. Está completamente ido. Como si el haber sido atrapado le hubiera vuelto loco.

-O sus compañeros le hubieran vuelto loco.- sugirió Hermione.- ¿De veras creíais que nos iban a dejar a uno de ellos vivo y con información peligrosa en su mente?

-¿Le obligarías a recordar?- preguntó Ron asombrado.

-Me lo he planteado, pero creo que sería absurdo. Goyle es un cascarón vacío. Harry, no creo que logres atraer a Voldemort con ese hombre.

-¿Cómo creéis que podría utilizar la caja?- preguntó Víctor reconduciéndoles a la conversación inicial.

-Mientras no sepamos qué puede hacer la caja a parte de defenderse...- dijo Hermione.

Harry no contestó en seguida. Pensó que contar algo más violaría su promesa, pero pensó en la pregunta: ¿Cómo podría utilizar Voldemort la compuerta del origen de la magia? ¿Para obtener más poder del que tenía? No, eso no podía ser. Al fin y al cabo, si la profecía era cierta el poder que partía de la caja era el mismo que residía en él mismo y era la antítesis de Voldemort. No podía desear ese poder porque era el que le destruiría. Pero claro... ¿sabía Voldemort todo lo que él sabía? Quizá no lo supiera y pensara que tenía entre sus manos la pila mágica definitiva que le convirtiera en el mago más poderoso de todos los tiempos. No podía contar con ello, así que siguió devanándose los sesos sin llegar a ninguna conclusión viable.

-Necesito hablar con Dumbledore.- dijo sin querer en voz alta.

-Oh, tranquilo.- dijo Víctor.- Está al llegar.

Justo en ese momento oyeron llamar al timbre y la madre de Sirius empezó a gritar como una posesa en el hall. Hermione y Harry salieron a abrir.

-¡Malditos hijos de basurero! ¿Cómo osáis mancillar la honorable casa de...?

-Ya, ya, ya...- decía Hermione mientras hacía una floritura con la varita (descubrimiento suyo), que hacía que la cortina se corriera de nuevo sobre el cuadro recuperando así el silencio.

Harry abrió la puerta. Era Dumbledore. Le dejó pasar y entraron los tres en la cocina donde Krum y Ron tenían una acalorada discusión.

-¿Y tú qué sabes, listo?- decía Ron.- Listo, que eres un listo. Mucha vigilancia y luego fíjate: Cagadas Marca Krum.

-Por lo menos yo me atrevo a decir lo que tú no te atreves, niñato.- respondía Krum airado.- Y por capullo te vas a quedar a dos velas.

-¿Que me has llamado capullo, cacho cabrón?- dijo Ron justo antes de ser inmovilizado por el propio Harry.- ¡Suéltame, Harry, que a éste me lo cargo!

-No sólo te he llamado capullo, niñato. Te he llamado cobarde.

-¡Basta!- dijo Dumbledore.- Los dos. ¿Qué significa este comportamiento?

Harry lo sabía muy bien porque no era la primera vez que lo veía, aunque ambos se guardaron mucho de decir nada con Hermione delante. Ron se relajó y pidió disculpas seguido de Krum. Unos momentos después se sentaban los 5 a la mesa de la cocina. Harry lo tenía que haber supuesto y no quería que Dumbledore se llevara la impresión de que perdonaba las diferencias dentro de la Orden. Muy serio tomó la palabra.

-No pienso tolerar escenas como estas nunca más. Las diferencias personales las aparcáis para momentos menos delicados en que nuestra unión no signifique la supervivencia de miles de personas, ¿entendido?

Ron y Krum se limitaron a asentir levemente tratando de no alzar la mirada y encontrarse. Harry miró a Dumbledore esperando a que dijese algo. Al cabo de un momento lo hizo.

-Acabo de conocer a Alexei Kurinov y me ha hablado de todo lo que ha ocurrido. Sé que te has visto con él este mediodía, Harry y me ha dicho que te había contado todo lo referente a la caja y que no lo repetiría a nadie más. Le pedí que por favor que te liberara de tu juramento ante unas pocas personas. Accedió de mala gana, pero lo hizo.- Dumbledore sacó un papel de su túnica y se lo entregó a Harry. Era una nota firmada por Kurinov.

Por el rabillo del ojo pudo ver la expresión de muda sorpresa de Krum. ¿Es que Dumbledore tenía que justificarse ante Harry? ¿No se fiaba de su palabra? Por parte de Ron vio un leve fruncimiento de ceño, como si le diera lástima que se tuviera que llegar a esos extremos. Harry también opinaba que era una lástima, pero no lo impedía. Dumbledore se sentía obligado a hacerlo y Harry a esperarlo. Ese había sido básicamente le cambio más evidente entre ellos y que apenas nadie conocía. Asintió y comenzó a relatar todos los detalles de la conversación con Alexei Kurinov. Cuando terminó se volvió hacia Dumbledore y le hizo la pregunta que llevaba quemándole los labios desde hacía horas:

-¿Qué poder es el que guarda la caja?

-Magia, Harry. Magia pura.