Hola, Evita, wapísima. Aquí está el siguiente cap. ¡Espero que te guste!
Capítulo 8: Las cartas sobre la mesa
-Vaya... -dijo Hermione asombrada.
-¿Vaya qué?- preguntó Ron mirándola.
-Pero... Profesor Dumbledore, lo que hay al respecto no son más que leyendas. Meras especulaciones. No puede hablar en serio.
-Hermione, toda leyenda tiene un fondo de verdad.- dijo Dumbledore sencillamente.
-¿A qué se refiere con "magia pura" profesor?- preguntó Harry.
-Magia sin nombrar, salvaje, primigenia... pura.- contestó el anciano director dejando a Harry en la misma situación de incomprensión que antes. Un rápido vistazo a Ron y a Krum y dedujo que no estaban en mejor situación. Dumbledore debió notarlo porque agregó.- Es completamente indomable para cualquier mago que ha osado tratar de utilizarla. Eso explica lo de la Atlántida y lo de la aldea de Krotiev.
-Sigo sin entender.- declaró Harry después de unos segundos.
-Verás...- Dumbledore enlazó sus largos dedos y frunció el ceño, pensando cómo explicarlo.- Cuando coges tu varita y pronuncias un hechizo, éste se materializa ante tus ojos, ¿verdad?
-Sí.
-La magia que utilizamos normalmente está acostumbrada a ello. Es feliz a las órdenes de los magos y hace lo que le dicen. Está, digamos, domesticada. La magia pura no. Aún conserva gran parte de su independencia y siempre buscará el equilibrio, como dijo Kurinov. Desea el equilibrio. Y ese equilibrio está en los magos. Aquellos que pueden mostrarle a la indómita magia pura el camino al equilibrio son capaces de crear nuevos hechizos y ver incrementado su poder exponencialmente.
-O eso dice la leyenda.- puntualizó Hermione.
-Eso dice.- asintió Dumbledore.
-Lo que nos devuelve al hecho de que no son más que suposiciones, profesor.- dijo Hermione. El aludido asintió.- Si Voldemort abre esa caja y consigue siquiera una pizca de esa magia pura será imposible enfrentarse a él. Eso si aceptamos esa teoría. Y nadie nunca ha podido hacer lo que dice, nadie ha podido nunca domar a la magia pura. ¡La última vez se cargó una isla entera, por el amor de Dios!
Ron tosió ligeramente haciendo que todos se giraran hacia él. Pero no dijo nada.
-¿Qué pasa?- preguntó al fin Hermione, ligeramente fastidiada.
-Nada... que me da la tos.- dijo mirando directamente a Harry. Éste captó sus intenciones y se limitó a fruncir el ceño para que cerrara la boca. Demasiado tarde. Hermione no era tonta y miró a los dos chicos inquisitivamente. Entonces lo entendió. La profecía.
Alrededor de aquella mesa lo sabían todos menos Krum, que miraba a todos con expresión de desconcierto. Ahora tosió él.
-Perdón.- se disculpó al notar todas las miradas sobre él.- Pero me temo que me he perdido algo.
-Sí.- dijo Ron.- La oportunidad de irte hace media hora... ¡Au! ¿Pero qué...?
-Cállate.- dijo Hermione como un latigazo. Ron la miró furioso y desvió la mirada. Entonces la chica le contó a grandes rasgos el contenido de la profecía. Krum miró a Harry y asintió.
-Era de prever.- dijo.
-Parece que al final el único sorprendido fui yo.- comentó sarcástico Harry. Nadie dijo nada. Simplemente le miraban. Se molestó un poco.- ¿Y qué queréis que haga? No tengo ni idea de dónde está Voldemort ni cómo funciona realmente esa caja. Hermione, tú misma has dicho que esa teoría era una leyenda. ¿Cómo sabemos que funciona así realmente? ¿Cómo se domina esa magia? ¿Cómo sé si al intentarlo no hago que toda la isla de Gran Bretaña se hunda bajo las aguas?
-No lo sé.- dijo la chica abatida.
-Quizá lo único que nos quede ahora sea esperar.- dijo Krum.
-¿Esperar a qué?- preguntó Ron.- ¿A que el Innombrable ataque? ¿A que abra la caja y descubra cómo utilizar esa magia?
-Bien, chico listo.- dijo Krum enfadado.- Propón algo. Vamos.
-Ir a por él antes de que decida hacer algo. Ya lo hemos hecho antes.
-Pero convendrás conmigo en que no estamos en la misma situación.- dijo Krum haciendo un gesto de obviedad.- No sabéis dónde está y en sus manos hay una bomba de relojería. Es demasiado arriesgado tratar de hacer el primer movimiento.
-¡Es igual de arriesgado que quedarse en casa esperando a que pase algo!- dijo Ron levantándose de la silla.
-¡Sería una iniciativa valiente si no fuera por que es completamente estúpida!- gritó Krum levantándose a su vez.- Recuerda que no sólo estás arriesgando tu aguerrido pellejo, chaval, sino el de más de 45 millones de personas.
-Basta.- dijo Harry. Los dos jóvenes se miraron enojados antes de volver a sentarse.- Ambos tenéis parte de razón, pero no podemos hacer las dos cosas a la vez.
Tanto Ron como Krum le miraron enfadados pero expectantes. Harry miró a Hermione. Nuevamente no necesitaron palabras. La chica asintió.
-Aprovecharemos el tiempo. No te preocupes.- dijo. Ron abrió la boca sorprendido.
-¿Qué?- dijo bruscamente.- O sea, que esperamos.
-Sí, Ron.- afirmó Dumbledore.- Es lo más prudente.
Ron cerró la boca y asintió, pero no estaba de acuerdo. De hecho estaba muy cabreado. Resopló incrédulo y cogiendo la cazadora salió de la cocina dando un portazo que despertó a la Sra. Black que se puso a lanzar insultos a diestro y siniestro. Un segundo portazo indicó que el chico había salido de la casa. Hermione salió e hizo callar a la mujer del retrato y entró en la cocina.
-Harry, creo que deberías hablar con él.- dijo. Harry asintió y salió de la cocina tras su amigo.
Al salir de la casa aún podía verle al final de la calle andando con rapidez. Corrió para alcanzarle y poco después llegó hasta él. Ron no aminoró la marcha ni le miró cuando se puso a su altura.
-Ron, escucha...
-¡No, escucha tú!- dijo Ron parándose en seco y haciéndole frente.- Me parece genial que no quisieras decirnos lo de la profecía hasta hace dos días y que te la tuviera que sacar con saca corchos. Lo que sí que no admito es que tanto Hermione como tú me despreciéis de la manera en que lo hacéis delante de Viktor Krum.
-¡Nosotros no te despreciamos!- dijo Harry enfadado.
-¡Y una mierda que no lo hacéis! Cada cosa que decía recibía una mala contestación, una patada o una mala cara.- dijo Ron furioso.- Ya sé que nunca estaré a vuestro nivel. Nunca lo he estado, ¿vale? Soy muy consciente. Pero esto ya se pasa de castaño oscuro, tío.
-Sabes que eso no es cierto, Ron.- dijo Harry calmadamente.- Y te recomiendo que no digas cosas de las que te puedas arrepentir.
-¿O qué?
-Ron, tío...
-Vete a la mierda.- Ron se dio la vuelta y se marchó calle abajo. Harry se quedó donde estaba. El pelirrojo no quería escuchar y cuando se ponía en ese plan era insoportable. Enfadado Harry gritó:
-¡Si estás tan celoso díselo ya de una vez a Hermione!
-¡Que te den por culo!- y desapareció con un chasquido.
-Joder...- masculló Harry.
Al volver a la casa Hermione le miró preocupada. Dumbledore ya se había ido. La chica le preguntó por Ron recibiendo una negativa por respuesta.
-Ese Ronald Weasley.- dijo furiosa.- No está contento si no ha montado el número antes de acostarse. Harry... ¿Harry? ¿En qué piensas?
-En que espero que no haga ninguna locura.
-¿Cómo qué?- preguntó la chica súbitamente lívida.
-¿Como ir a buscar a Quien tú Sabes él sólo?- preguntó en un tono ligeramente despectivo Krum.
-No.- contestó Harry secamente.- Más bien como ir a buscar a Quien tú Sabes con la mitad de la orden. Muchos le seguirían a donde fuera.
-Se darían cuenta en seguida.- dijo Krum tomando en consideración la idea de preocuparse.- Los mortífagos notarían un movimiento así.
-No conoces a Ron.- dijo Harry.- Es el mejor jugador de ajedrez de Hogwarts en años. La estrategia es su fuerte.
-¿Entonces dónde está el problema? Si le sale bien, bienvenida sea su estupidez.
-Viktor.- dijo Hermione con voz glacial.- No te pases.
-El problema está en el momento en que lleguen hasta Voldemort.
-¿Por qué?- preguntó Krum.- En principio sólo irían a localizarle.
-En principio.
Krum pareció comprender. No pasó mucho tiempo hasta que se marchó. Cuando se hubo ido, Hermione se disculpó.
-Lo siento, Harry. Tenía que haber supuesto que se armaría todo este circo. Y ahora Ron...
-Hermione, ¿por qué le sigues el juego a Ron?
-¿Qué?
-Venga ya...- dijo Harry arrojándose en un sillón del salón de la Mansión Black. Hermione le seguía aunque ante el último comentario se quedó parada en el quicio de la puerta.- Sabes de qué te estoy hablando. Tú y Ron.
-¿Qué pasa con Ron y conmigo?
-Estoy muy cansado, Hermione.- dijo Harry frotándose los ojos.- He tenido un día horrible.
-Has sido tú el que ha sacado el tema.- dijo la chica evasiva mientras tomaba asiento en un sillón que quedaba en frente del de su amigo.
-Lo sé, y por eso lo quiero aclarar lo antes posible porque, gracias a tu extrañísima relación amor-odio con Ron es más que probable que se ponga en peligro él y, en extensión, todos nosotros.
-¿Estás diciendo que es culpa mía?
-Estoy diciendo que es culpa de los dos.
Hermione le miró sin decir nada, pero no pudo sostener la franca mirada de los ojos verdes de Harry. Y Harry sabía por qué. Porque estaba diciendo verdades como puños. Verdades que no quería admitir y que estaban dinamitando la Orden desde el interior. Y eso era algo que no estaba dispuesto a permitir. Por otro lado conocía a sus amigos y llevaba esperando que se juntaran desde hacía al menos 5 años. Pero no lo habían hecho. En cambio su relación se volvía más tensa por momentos. Casi no podían estar juntos. Ron se dedicaba a ser el conquistador eternamente de flor en flor mientras que Hermione atacaba por donde más dolía: Viktor Krum.
-¿Y bien?- preguntó el joven por fin. Hermione no le miró ni le contestó inmediatamente. Al cabo de unos momentos resopló con impaciencia y dijo:
-Me gusta esta situación tanto como a ti, Harry, pero...
-¿Pero? ¿Es que aún hay "peros"? ¿Eres consciente del alcance de todo esto?
-Sí.
-¿Entonces?
Hermione suspiró abatida y asintió.
-Hablaré con él.
-Hazlo lo antes posible. Antes de que maquine el desembarco de Normandía o algo parecido, que le conozco.
Hermione sonrió e hizo ademán de marcharse. Harry la acompañó hasta la puerta. En el umbral la chica se volvió:
-Gracias.
-¿Por qué?- el chico sonrió.- Con esto espero que me perdonéis el regalo de bodas.
Hermione se rió y después de murmurar algo como "No seas bobo" negó con la cabeza y fijo sus ojos en los de Harry.
-Por ser tú y no otro.- la chica se quedó callada un momento. Harry no sabía qué decir.- Y eso me da esperanzas.
-Hermione, creo que aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo.
La chica sonrió y se marchó. Harry suspiró y se preguntó si alguna vez su alma dejaría de temblar.
