Kilua x engaños x sentimientos
Capítulo 1.- De vuelta en casa
Los años pasan para todos... la gente cambia, mejora o empeora y claramente, Kilua Zoldick no era la excepción. Aunque su amigo inseparable Gon seguía en la búsqueda de su padre y Leorio y Kurapica... estaban en lo suyo, Kilua no pudo encontrar su propio camino, ya que cuando se encontraba de viaje junto con Gon, recibió una muy inesperada llamada... Aló si, ¿Quién es? Soy yo Kilua, Irumi te llamo porque necesito que vengas a Padoquia inmediatamente. No me fastidies, quieres? Mira que estoy muy ocupado y ya estoy cansado de repetir que no volveré a matar ni nada de eso, así que... Kilua, nuestro padre ha muerto puedes dejar de molestarme y... QUE?!! Dime, que fue lo que dijiste? Lo que acabas de escuchar imbécil, así que lo mejor será que dejes a tu "amigo" en donde quiera que estés y vengas de inmediato. Así Kilua, sin pensarlo dos veces, le avisó a Gon que tenía una urgencia familiar y se marchó con rumbo a la propiedad Zoldick en la región de Padoquia. Al llegar a la mansión de gigantescas proporciones, a la primera persona que vió fue a su madre quien lo recibió con una cara que mezclaba la tristeza por la muerte de su esposo y la alegría de ver de nuevo a su hijo (era una expresión realmente extraña, pero dadas sus características de psicótica en ella era muy normal) Kilua mi amor, que gusto me da verte aquí... estamos todos muy tristes a cause de la muerte de tu padre así que no te imaginas el alivio que siento al saber que tu has recapacitado y porfin te quedarás con nosotros. Madre, cuantas veces tengo que decirte que no volveré a vivir en esta casa? Yo sólo he venido a ver a mi padre y no quiero verme más involucrado con esta mugre de familia. Dijo Kilua quien ya se encontraba bastante cansado por lo largo del viaje, y definitivamente la insistencia de su madre no ayudaba mucho. Pero querido, donde están tus modales? Mira, he viajado desde muy lejos y ya francamente me estás haciendo perder la paciencia, asi que me dejas verlo ¡¡O no me hago responsable de mis actos!! Dijo Kilua levantando su puño, exasperado. ¡Querido... me alegra ver cuanto has progresado, la fiereza se refleja en tus ojos! Sigue asi. Lo miró casi con dicha ante aquella amenaza. (Debí haberme imaginado que a esta vieja loca no le intimidan las amenazas) pensó Kilua. Pero primero que nada debes vestirte decentemente. En tu habitación encontrarás lo necesario, luego podrás ver a quien quieras. Ya en su cuarto, Kilua encontró una camisa, corbata, chaqueta y pantalones, todo en una elegante seda negra, como era de esperarse para la ocasión. Después de vestirse, se dirigió a través de los pasillos de aquella lúgubre mansión... habían pasado tantos años, pensó... más de doce, quizás ya que Kilua no era el niño de mirada triste y vacía que caminaba por aquellos mismos pasillos, aunque sin embargo evocaba vívidamente todos aquellos recuerdos tristes y crudos... hasta que, casi sin darse cuenta llegó a un gigantesco salón adornado con cortinas negras, múltiples armas colgadas en las paredes junto con cuadros de todos los antepasados de la familia Zoldick... y al centro de aquella enorme sala se encontraba el ataúd de su padre lleno de rosas negras y blancas. Kilua se estremeció al ver aquella escena, hasta que de pronto se percató que toda la familia lo estaba observando. Se acercó silenciosamente hasta donde se encontraba su hermano Irumi. Pensé que no vendrías. Le dijo Irumi con un reconocible resentimiento en su voz. ¿Cómo pudiste dudar que vendría? Le dijo con un tono casi sarcástico. Él es mi padre, es el único que ha sido un poco comprensivo conmigo entre todos ustedes. Contestó Kilua susurrándole al oído. Pensé que preferías quedarte con tu amigo en vez de estar con tu familia. ¡Ja! No seas cínico porfavor, para ustedes no soy más que una oveja descarriada. No me vengas con el mismo cuento de siempre, ya no eres un niño tienes, que aprender afrontar tus responsabilidades, definitivamente el papel de chico rebelde ya no te viene. Kilua prefirió no contestar, lo del chico rebelde no le afectó, pero lo que le pareció extraño fue eso de las responsabilidades (¿qué cuento habrán inventado esta vez para retenerme aquí?) Pensó Kilua para sus adentros. Irumi se retiró y dejó paso a Milty quien se acercó con una mirada de envidia y reproche. Miren quien está aquí, pero si no es más que el maldito consentido de papá... Dijo Milty jadeando producto del gran esfuerzo que había constituido para él caminar aquella corta distancia, considerando la gran envergadura de su cuerpo. Kilua no pudo sino contestar a aquél amigable saludo. Y miren quien está aquí, la maldita vaca vergüenza de la familia. Palabras poco efectivas, pero muy ciertas. Aquí la única vergüenza eres tu, nos deshonras a todos negándote a estar aquí y a seguir con las tradiciones. Por cierto, ¿Aún sigues con esa estúpida idea de no matar? Preguntó Milty mirando fijamente a Kilua con sus porcinos ojos. Eso a ti no te interesa, yo sólo vine a ver a mi padre y francamente no tengo ganas de discutir con una bola de grasa como tu, ya estamos lo suficientemente grandes, ¿No crees? Respondió cansado Kilua. Está bien, creo que realmente no tiene sentido discutir con un imbécil como tu. Ah, se me olvidaba, ¿Te quedarás a la lectura del testamento, verdad? Milty pronunció aquellas palabras con un falso tono de ingenuidad en la voz. Como te dije ese tipo de cosas no me importan, asi que creo que no iré. Dijo Kilua despreocupado. Lo siento, pero estás obligado a ir, es necesario que todos estemos presentes. Además allí anunciarán quién será el sucesor del negocio familiar. Ese tema ya tenia a Kilua bastante cansado por decirlo menos pero considerando la situación, prefirió no discutir y simplemente asentir calladamente. Te aviso que será después del funeral. Y sin decir más, se retiró caminando asi como un enorme pato. Después de ese par de realmente incómodas conversaciones, Kilua tuvo porfin la oportunidad de acercarse a su padre. Vió su cara visiblemente más vieja y arrugada debido al inexorable paso de los años, como sucede con todos. Aunque sin embargo ese aire de hombre poderoso, de asesino que Kilua alguna vez soñó con tener, no había desaparecido, incluso después de su muerte. Su largo pelo albino asi como el suyo, de pronto lo hizo verse reflejado en él, llevándolo a recordar cómo era su padre y al mismo tiempo en cómo era él. Sin duda alguna Kilua lo admiraba; admiraba la forma en como mataba, en la expresión de sus ojos cuando lo hacía, en como él mismo había aprendido junto con su padre el arte de matar, de perseguir, de ser un cazador de sentir el control total enfrente de un hombre suplicando por piedad... y por otro lado le recordó lo mal que eso le hacía sentir algunas veces, que a pesar de llevar todo eso en su sangre, realmente quería ser diferente, quería encontrar algo con lo que pudiera ser feliz... De pronto se sintió completamente solo, terriblemente solo, ya que no se quedaría más tiempo en esa casa, eso era seguro ya que le desagradaba enormemente estar ahí, y porque no podía ser el eterno compañero de Gon, el único amigo que tenía... así siguió observando a su padre por mucho rato, pensado en la mugre de familia que tenía y que sería de su vida, hasta que de repente sintió mucho cansancio y se fue a dormir.
Hola a todos!! Bueno, como se habrán dado cuenta, este es mi primer fic... lo único que les pido es clemencia y comprensión, ya que de lo contrario me pueden causar un trauma (( (Ok me dejaré de estupideces). Lo que en serio les quiero pedir es que se tomen la molestia de mandarme REVIEWS porfis, ya que es muy importante para mi saber la opinión de ustedes y ver que cosas puedo cambiar, agregar o si definitivamente dejo de escribirlo. También me gustaría saber que ideas pueden dar (sería genial ((() Quisiera agradecer a Vivichan ya que ha sido muy simpática conmigo y me ha inspirado para escribir este fanfic. Y cómo olvidar a mis buenas amigas Macarena Meléndez y kaorukikyo por haber leído el fic y darme su sincera opinión. Si quisieran contactarse conmigo para enfrentarme personalmente este es mi mail: Sayounara (((
Capítulo 1.- De vuelta en casa
Los años pasan para todos... la gente cambia, mejora o empeora y claramente, Kilua Zoldick no era la excepción. Aunque su amigo inseparable Gon seguía en la búsqueda de su padre y Leorio y Kurapica... estaban en lo suyo, Kilua no pudo encontrar su propio camino, ya que cuando se encontraba de viaje junto con Gon, recibió una muy inesperada llamada... Aló si, ¿Quién es? Soy yo Kilua, Irumi te llamo porque necesito que vengas a Padoquia inmediatamente. No me fastidies, quieres? Mira que estoy muy ocupado y ya estoy cansado de repetir que no volveré a matar ni nada de eso, así que... Kilua, nuestro padre ha muerto puedes dejar de molestarme y... QUE?!! Dime, que fue lo que dijiste? Lo que acabas de escuchar imbécil, así que lo mejor será que dejes a tu "amigo" en donde quiera que estés y vengas de inmediato. Así Kilua, sin pensarlo dos veces, le avisó a Gon que tenía una urgencia familiar y se marchó con rumbo a la propiedad Zoldick en la región de Padoquia. Al llegar a la mansión de gigantescas proporciones, a la primera persona que vió fue a su madre quien lo recibió con una cara que mezclaba la tristeza por la muerte de su esposo y la alegría de ver de nuevo a su hijo (era una expresión realmente extraña, pero dadas sus características de psicótica en ella era muy normal) Kilua mi amor, que gusto me da verte aquí... estamos todos muy tristes a cause de la muerte de tu padre así que no te imaginas el alivio que siento al saber que tu has recapacitado y porfin te quedarás con nosotros. Madre, cuantas veces tengo que decirte que no volveré a vivir en esta casa? Yo sólo he venido a ver a mi padre y no quiero verme más involucrado con esta mugre de familia. Dijo Kilua quien ya se encontraba bastante cansado por lo largo del viaje, y definitivamente la insistencia de su madre no ayudaba mucho. Pero querido, donde están tus modales? Mira, he viajado desde muy lejos y ya francamente me estás haciendo perder la paciencia, asi que me dejas verlo ¡¡O no me hago responsable de mis actos!! Dijo Kilua levantando su puño, exasperado. ¡Querido... me alegra ver cuanto has progresado, la fiereza se refleja en tus ojos! Sigue asi. Lo miró casi con dicha ante aquella amenaza. (Debí haberme imaginado que a esta vieja loca no le intimidan las amenazas) pensó Kilua. Pero primero que nada debes vestirte decentemente. En tu habitación encontrarás lo necesario, luego podrás ver a quien quieras. Ya en su cuarto, Kilua encontró una camisa, corbata, chaqueta y pantalones, todo en una elegante seda negra, como era de esperarse para la ocasión. Después de vestirse, se dirigió a través de los pasillos de aquella lúgubre mansión... habían pasado tantos años, pensó... más de doce, quizás ya que Kilua no era el niño de mirada triste y vacía que caminaba por aquellos mismos pasillos, aunque sin embargo evocaba vívidamente todos aquellos recuerdos tristes y crudos... hasta que, casi sin darse cuenta llegó a un gigantesco salón adornado con cortinas negras, múltiples armas colgadas en las paredes junto con cuadros de todos los antepasados de la familia Zoldick... y al centro de aquella enorme sala se encontraba el ataúd de su padre lleno de rosas negras y blancas. Kilua se estremeció al ver aquella escena, hasta que de pronto se percató que toda la familia lo estaba observando. Se acercó silenciosamente hasta donde se encontraba su hermano Irumi. Pensé que no vendrías. Le dijo Irumi con un reconocible resentimiento en su voz. ¿Cómo pudiste dudar que vendría? Le dijo con un tono casi sarcástico. Él es mi padre, es el único que ha sido un poco comprensivo conmigo entre todos ustedes. Contestó Kilua susurrándole al oído. Pensé que preferías quedarte con tu amigo en vez de estar con tu familia. ¡Ja! No seas cínico porfavor, para ustedes no soy más que una oveja descarriada. No me vengas con el mismo cuento de siempre, ya no eres un niño tienes, que aprender afrontar tus responsabilidades, definitivamente el papel de chico rebelde ya no te viene. Kilua prefirió no contestar, lo del chico rebelde no le afectó, pero lo que le pareció extraño fue eso de las responsabilidades (¿qué cuento habrán inventado esta vez para retenerme aquí?) Pensó Kilua para sus adentros. Irumi se retiró y dejó paso a Milty quien se acercó con una mirada de envidia y reproche. Miren quien está aquí, pero si no es más que el maldito consentido de papá... Dijo Milty jadeando producto del gran esfuerzo que había constituido para él caminar aquella corta distancia, considerando la gran envergadura de su cuerpo. Kilua no pudo sino contestar a aquél amigable saludo. Y miren quien está aquí, la maldita vaca vergüenza de la familia. Palabras poco efectivas, pero muy ciertas. Aquí la única vergüenza eres tu, nos deshonras a todos negándote a estar aquí y a seguir con las tradiciones. Por cierto, ¿Aún sigues con esa estúpida idea de no matar? Preguntó Milty mirando fijamente a Kilua con sus porcinos ojos. Eso a ti no te interesa, yo sólo vine a ver a mi padre y francamente no tengo ganas de discutir con una bola de grasa como tu, ya estamos lo suficientemente grandes, ¿No crees? Respondió cansado Kilua. Está bien, creo que realmente no tiene sentido discutir con un imbécil como tu. Ah, se me olvidaba, ¿Te quedarás a la lectura del testamento, verdad? Milty pronunció aquellas palabras con un falso tono de ingenuidad en la voz. Como te dije ese tipo de cosas no me importan, asi que creo que no iré. Dijo Kilua despreocupado. Lo siento, pero estás obligado a ir, es necesario que todos estemos presentes. Además allí anunciarán quién será el sucesor del negocio familiar. Ese tema ya tenia a Kilua bastante cansado por decirlo menos pero considerando la situación, prefirió no discutir y simplemente asentir calladamente. Te aviso que será después del funeral. Y sin decir más, se retiró caminando asi como un enorme pato. Después de ese par de realmente incómodas conversaciones, Kilua tuvo porfin la oportunidad de acercarse a su padre. Vió su cara visiblemente más vieja y arrugada debido al inexorable paso de los años, como sucede con todos. Aunque sin embargo ese aire de hombre poderoso, de asesino que Kilua alguna vez soñó con tener, no había desaparecido, incluso después de su muerte. Su largo pelo albino asi como el suyo, de pronto lo hizo verse reflejado en él, llevándolo a recordar cómo era su padre y al mismo tiempo en cómo era él. Sin duda alguna Kilua lo admiraba; admiraba la forma en como mataba, en la expresión de sus ojos cuando lo hacía, en como él mismo había aprendido junto con su padre el arte de matar, de perseguir, de ser un cazador de sentir el control total enfrente de un hombre suplicando por piedad... y por otro lado le recordó lo mal que eso le hacía sentir algunas veces, que a pesar de llevar todo eso en su sangre, realmente quería ser diferente, quería encontrar algo con lo que pudiera ser feliz... De pronto se sintió completamente solo, terriblemente solo, ya que no se quedaría más tiempo en esa casa, eso era seguro ya que le desagradaba enormemente estar ahí, y porque no podía ser el eterno compañero de Gon, el único amigo que tenía... así siguió observando a su padre por mucho rato, pensado en la mugre de familia que tenía y que sería de su vida, hasta que de repente sintió mucho cansancio y se fue a dormir.
Hola a todos!! Bueno, como se habrán dado cuenta, este es mi primer fic... lo único que les pido es clemencia y comprensión, ya que de lo contrario me pueden causar un trauma (( (Ok me dejaré de estupideces). Lo que en serio les quiero pedir es que se tomen la molestia de mandarme REVIEWS porfis, ya que es muy importante para mi saber la opinión de ustedes y ver que cosas puedo cambiar, agregar o si definitivamente dejo de escribirlo. También me gustaría saber que ideas pueden dar (sería genial ((() Quisiera agradecer a Vivichan ya que ha sido muy simpática conmigo y me ha inspirado para escribir este fanfic. Y cómo olvidar a mis buenas amigas Macarena Meléndez y kaorukikyo por haber leído el fic y darme su sincera opinión. Si quisieran contactarse conmigo para enfrentarme personalmente este es mi mail: Sayounara (((
