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- Dedicado especialmente a mis estrellitas; Kanata, Sheyla, Meiko, Nad-chan y Yuzuki -

¿Una ilusión?

Capítulo tres; Tú decides que creer..

Por Chiisana Minako.-

"¿Y ahora qué..?" Ni InuYasha ni Kagome podían pensar en otra cosa, y no podían dejar de verse el uno al otro con una expresión de pánico y vergüenza. Con los ojos muy dilatados, sin pestañear ni una sola vez; la tensión del ambiente era muy notoria. Y por si todo hubiese sido puesto en su contra, además no se escuchaba ningún ruido, salvo el leve susurrar del viento.

InuYasha no podía creerlo. De hecho, no quería. Buscaba explicaciones para pensar que realmente aún estaba soñando, sólo que se había vuelto pesadilla.. ¡Pero aún no era real¡No, no podía serlo!

Gotas.. pequeñas gotas de agua comenzaron a caer del cielo, que se había vuelto nublado y más oscuro. Lo que comenzó como una leve humedad se convirtió en casi un monzón, cayendo agua a montones sobre los dos perplejos jóvenes.

¿Qué¿Ahora el clima también se volvía en su contra? Se estaba empapando. Al igual que el chico de cabellos negros frente a ella. Sentía el frío, calándole los huesos. Definitivamente; antes fue una corazonada, pero ahora se volvía más concreto; no se trataba de algo irreal. Y.. ¿Qué se supone que debía hacer? Al menos, no iba a quedarse ahí parada para agarrar un resfrío. Cuando intentó dar un paso se percató que una de sus piernas no funcionaba correctamente, perdiendo el equilibrio y casi cayendo al suelo, de no ser por unos fuertes brazos que la atraparon justo a tiempo. Kagome pestañeó varias veces, antes de levantar la mirada para toparse con los profundos ojos del humano hanyou.

- Ah.. lo.. lo siento yo.. -balbuceó la miko, ruborizándose levemente, a pesar de que apenas unos momentos atrás haya estado con él.

- ... -InuYasha miró hacia otro lado, quitando sus brazos del contacto con la chica- estás herida -aseveró, con algo de preocupación que trataba de ocultar.

- ¿Eeh? um.. bueno, no es nada grave..

- ...

- ...

Otra vez; ese incómodo silencio. InuYasha lo detestaba. Le daba mucho tiempo para pensar y recriminarse. ¿Cómo demonios no se dio cuenta antes¡Cómo pudo.. dejarse llevar? Fuera un sueño o no.. ¡Por qué se comportó así¡Por qué había dicho eso? No dejaba de cuestionarse, y lo peor era que sentía que su cara ardía a cada recuerdo.

La joven se quejó débilmente, al tiempo que trataba de parar la hemorragia en sus brazos y en la pierna.

¿Cómo permitió que ella saliera lastimada..?

Kagome comenzó a estornudar. Entre la lluvia y el frío.. iba a enfermarse y con razones de sobra.

InuYasha volteó el rostro otra vez, cerrando los ojos y sintiendo un ligero calor en las mejillas. Suspiró con fastidio.

- Hay que salir de aquí. Vamos donde la anciana Kaede -dijo él, como si las palabras que pudiera decir estuviesen contadas.

- Ah.. vale.. -la chica dio dos pasos antes de caer al suelo de rodillas- ¡Ouch!.. -la herida pareció abrirse un poco. Verdaderamente su pierna lastimada no estaba dispuesta a cooperar con ella.

El chico lanzó otro suspiro de fastidio y se acercó a ella.

- Los humanos realmente son débiles.. -sin decir nada más la tomó en brazos, sujetándola por la espalda y por debajo de las rodillas.

- Te recuerdo que tú también estás como humano -le replicó, molesta con la actitud que él había adoptado desde que.. se separaron.

- ... ¡Feh! -el hanyou comenzó a caminar, sin el menor esfuerzo- ¿Acaso has subido de peso? -preguntó como si fuera lo más normal del mundo.

- ¡Qué¡Grosero¡Si tanto te cuesta llevarme déjame ir por mi cuenta! -recriminó, sumamente indignada. ¡Pero quién se creía?

- ¡Eres demasiado lenta, no quiero tardar tanto!

- ¡BAKA¡Suéltame¡Me iré a mi casa!

InuYasha no contestó y siguió caminando con la chica en brazos, pese a sus protestas, sus gritos -a los cuales respondía igual o más fuerte- y su forcejeo por tratar de soltarse. Esbozó una sonrisa altanera, él tenía el control y ella no podría hacer nada contra eso; como la tenía en brazos no podía usar el 'osuwari'.. todo estaba perfectamente calculado.

De pronto despertó de sus pensamientos, al notar que había paz y silencio.. bajó su mirada hasta Kagome, quien tenía los ojos cerrados, con una expresión muy tranquila en el rostro, y respiraba de forma suave. "¡Qué¡Después de gritarme tanto rato viene a dormirse?" Prefería discutir con ella. No le gustaba ese silencio.. le daba mucho para pensar. ¡El estar como un maldito humano lo hacía pensar demasiado!

Sus ojos volvieron a posarse sobre el rostro de ella. Se detuvo un momento en su andar, sin poder quitarle la vista de encima. Que hermosa se veía dormida.. sin gritarle, bajo su cuidado.. No fue hasta unos segundos después cuando reaccionó. ¡Qué demonios había pasado por su cabeza¡Ella no.. maldita sea, no era nada de lo que había pensado! ¡ESTUPIDA MENTE HUMANA!

- InuYasha.. -el chico pareció congelarse, casi temiendo el que ella hubiera leído sus pensamientos. ¿O acaso sólo hablaba dormida¿Acaso soñaba con él?- ¿Vas a quedarte aquí parado toda la noche? Quiero irme a mi casa, estoy cansada, en serio..

Un leve color rojo tiñó las mejillas del chico, evitando mirarla. No respondió nada, y decidió llevarla al pozo. Mientras ella se mantuviera lejos, no pensaría la clase de cosas de hace un momento, ni recordaría.. bueno, nada. Y, de acuerdo, tenía que admitirlo; cuando la había observado, la culpabilidad y preocupación se infiltró en su mente, al contemplar las heridas de Kagome. No debía olvidar que ella era una simple humana, después de todo..

¡Demonios! Casi se había caído, el suelo se volvía resbaloso con el agua que continuaba cayendo del cielo. Por suerte estaban cerca del pozo, ya casi llegaban.

Kagome se movió un poco y el chico automáticamente clavó su vista en ella. "¿Y ahora qué?" La examinó rápidamente con la mirada, no detectando nada anormal, fuera que estaba más que empapada y sus ropas comenzaban a ajustarse a su cuerpo. Interesante..

¡No, eso no era interesante¡No le atraía! ¡NO, JAMÁS! Nunc.. ¿Pero qué estaba haciendo? Sentía que la miko se apegaba más a él. ¡Esta vez lo no iba a engañar¡Sabía que no estaba dormida! La miró directo al rostro, esperando a que abriera los ojos, pero más que ver su tranquila expresión de cansancio, y el cómo las gotas de lluvia caían sin cesar sobre su impasible rostro, no observó nada que denotara que se encontrara despierta. Kagome apoyó su mejilla en el pecho del hanyou, en medio de un muy largo suspiro. A InuYasha se le cortó la respiración, pero se forzó a seguir caminando.

- ¿Se.. puede saber qué haces? -le preguntó al cabo de un rato, cuando ya estaba a dos pasos de llegar al pozo.

Kagome no contestó.

InuYasha emitió un bufido de fastidio. ¿Por qué se habría tardado tanto en llegar hasta el pozo? Del Goshimboku, estaban relativamente cerca.. y además estaba lloviendo, cargaba con la chica herida, y tampoco le significaba esfuerzo el tenerla en brazos. ¿No se supone que eso debería hacerle ir más rápido¿Acaso no quería llegar al pozo? Un leve rubor adornó tiernamente sus mejillas y frunció el ceño, molesto.

¿Qué caso tenía preguntarse tantas estupideces? Feh..

Se dejó caer en el pozo.

Ya habían pasado dos días. InuYasha, ya en su normal forma de hanyou, como de costumbre, se encontraba en una rama del Goshimboku. No traía puesto su haori rojo, sólo tenía el gi blanco.

Un humano InuYasha entró por la puerta principal de la casa de la miko. ¡Con el trabajo que le había costado salir del pozo con ella a cuestas, ni hablar subir por su ventana! A pesar que no caminaba con ningún tipo de delicadeza, Kagome no había despertado, o al menos eso parecía.

Puso el cuerpo de ella sobre la cama, y sintió un ligero tirón en el haori. La mano de la joven tenía agarrado el haori débilmente, pero lo suficiente para oponer una pequeña resistencia. InuYasha abrió grandes sus ojitos con un ligero rubor en las mejillas, y al cabo de unos segundos su mirada se enterneció y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. "Kagome.." Con una suavidad inédita en él, tomó la mano de la chica y la puso junto con su cuerpo, reposando sobre la cama.

Aunque se había propuesto no hacerlo e irse de inmediato, sus impulsos de humano prevalecieron. Se quedó unos momentos vigilando su sueño, observándola.

¿Ella temblaba? Recordó entonces que estaba lloviendo, y ella se había empapado. Automáticamente se quitó el haori, sintiendo el frío.. y lo puso sobre el durmiente cuerpo de Kagome. Aunque la prenda estuviera mojada, al menos estaba tibia, y le serviría.

Al cabo de un rato ella dejó de moverse, sumiéndose en un profundo sueño. InuYasha había perdido la consciencia del tiempo que había pasado, pero no le importaba. "No.. no debería.." pensó retrocediendo, pero esos pensamientos, esos deseos volvían. "¡NO!" el hanyou de cabellos negros se sujetó la cabeza con las manos, con las mejillas sonrojadas. Se largaría al instante. Tan avergonzado y sin saber que hacer, que no se detuvo a pensarlo un segundo, se fue por la ventana. Claro que olvidó un pequeño detalle; estaba como un humano.

Un fuerte ruido se escuchó, acompañado de muchas maldiciones.

"Mierda, todavía me duele la espalda" Pensó con rabia. Maldiciendo nuevamente aquella estúpida decisión. Relajó su expresión un momento. ¿Qué estaría haciendo ella¿Se encontraría bien?

Una brisa fresca se coló entre las cortinas de la ventana del cuarto, entre la penumbra. La quinceañera comenzó a moverse hasta despertar, entre tiritones, a causa del frío. "¿Dón.. de estoy?" Está confundida, somnolienta. Y parecía ser un día de aquellos en que aunque sea temprano por la tarde, es oscuro. Algo torpemente se dirige hacia la cocina, preguntándose porqué la casa está tan vacía. Ni su abuelo, ni su madre, tampoco Sôta; ninguno se halla en casa. Todo sumido en el completo silencio, salvo el que ella hace al servirse algo de agua. Kagome no se caracteriza precisamente por ser una chica miedosa, pero aquel penetrante silencio y profunda oscuridad le perturbaba. Le daba un mal presentimiento.

Dejó el vaso de agua sobre el mesón, a medio beber. Unos ruidosos y veloces pasos se escucharon en su escalera y luego en el segundo piso, al parecer, dirigiéndose a su habitación.

- Kagome..

La miko no se sentía precisamente bien, y no pudo distinguir la voz. Pero.. ¿Quién podía conocerla y ser tan rápido a la vez? Sin duda se trataría de InuYasha. Con cuidado y sin hacer mucho ruido, se acercó a las escaleras y comenzó a subirlas.

Llevaba sólo unos cinco peldaños cuando una tremenda explosión casi la tumba al suelo, al tiempo que escuchaba un grito. ¡Era su voz, estaba segura! Sin perder un segundo, corrió hacia su cuarto.

- ¡InuYasha!

.

¡Hey! Eso por ahorita.

Jeje, me estoy reformando, aunque sí que me tardé (y lo siento mucho..) al menos, pude actualizar "¿Una Broma?" y luego seguirle con éste, sin que pasaran meses de por medio. (Jeje.. admito que soy demasiado lenta e ineficiente -U)

Los otros personajes están a la espera, ya les tocará su momento. Y para todos los fans de la otra pareja, intentaré hacer una escenita Sango/Miroku en el siguiente capítulo. No prometo nada, pero lo intentaré.

¡Muchas gracias a todos!

De verdad.. con una chica tan insegura como yo, ustedes me animan a seguir escribiendo, gracias.. de veritas. ¡Gomen por la tardanza, de nuevo, pero ya me estoy reformando, así que nos leeremos prontito!

Dedicado también, a todos los que puse en negrita. Ojalá lo hayan disfrutado.

-.Chiisana Minako.-