Por fin, llegó el jueves, día en que comenzaban el viaje. Se levantaron a la misma hora de siempre, pero en lugar de bajar a desayunar se dedicaron a revisar sus equipajes y asegurarse de lo que llevaban y de lo que no llevaban. Bajaron a desayunar cuando todo el mundo estaba en clase y a más de uno se le ocurrió ir por los pasillos donde estuviesen dando clases para dar envidia. Dejaron los equipajes en el hall y entraron en el gran comedor de manera muy distinta a cómo lo hacían normalmente. Y es que no iban dormidos como siempre, sino que hablaban sin parar, brincaban, hacían el tonto y se reían por cualquier cosa, como si se hubieran tomado alguna sustancia rara. Tras el desayuno, Dumbledore los acompañó afuera, donde esperaban los carruajes conducidos por thestrals para llevarlos a la estación de Hogsmeade. Por lo visto, los equipajes ya debían haberlos enviado allí, ya que no estaban en el hall. Una vez que se hubieron despedido de Dumbledore, quien les recomendó que se lo pasasen muy bien, se fueron al tren más nerviosos que nunca.
Llegaron a la estación y bajaron de los carruajes. Allí les esperaban los tres profesores, vestidos de muggles. Snape se adelantó y dirigió unas palabras a la multitud:
- Bueno... Creo que estamos todos¿no?.- parecía muy nervioso y se atrancaba al hablar.
Harry, Ron y Hermione se miraron raro, ya que Snape casi nunca se ponía así, aunque también es verdad que Snape casi nunca se había comportado como un muggle y parecía como si se sintiera raro (más raro de lo habitual) vestido así.
¿Y a éste que le pasa?.-preguntó Harry.
- Pues no sé, pero nunca lo había visto así.-dijo Hermione.
- Ya, yo tampoco. Pero, no se si te habrás dado cuenta Hermione, va vestido de muggle.- dijo Ron pretendiendo ser sarcástico.
Hermione le lanzó una mirada asesina y continuó:
- Ya me he dado cuenta, don sabio, me refiero a su estado de ánimo. Y si te crees que haces gracia con ese tono sarcástico, ve olvidándote de eso, porque no me hace ni puta gracia.
- Bueno, vale ya, que aún no hemos salido y ya estáis discutiendo. Y dejadme escuchar, que Charlie parece que va a decir algo.
Harry, como es de suponer, estaba hasta las narices de las discusiones de sus amigos y, aunque muchas veces les cortaba la conversación como esta vez, los otros no le hacían ni puñetero caso, ya que al rato ya estaban otra vez tirándose los trastos a la cabeza. Lo cierto es que, por esta misma razón, Harry temía lo que pudiera pasar en el viaje y estaba deseando que Ron y Hermione se liasen de una vez y le dejasen en paz.
Al ver lo nervioso que estaba Snape (y si Snape estaba nervioso, Trelawney debía de estar a punto del colapso de no ser por la tila que se había tomado), Charlie le tomó la palabra:
- Bueno, lo que Severus quería deciros es que ahora vamos a subir al tren que nos llevará a Londres, y una vez estemos en Londres, no podremos hacer magia ni nada.
¿Y cómo vamos a hacer magia si no llevamos varitas?.- dijo una voz de Malfoy por detrás.
- Sólo me refiero a que os comportéis como muggles y que no dejemos en evidencia a nadie¿vale? Ya sé que no vais a hacer magia y por eso hemos comprobado que en vuestros equipajes no hay nada. Y no me pongáis esas caras de "¿dónde están mis bolsas de Zonko?"- siguió Charlie mirando a unos cuantos Ravenclaws que al parecer tenían planeado infiltrar productos de Zonko en sus equipajes.- por que todo ha sido muy bien registrado y ningún hechizo de ocultación se ha resistido a nuestros detectores de artículos mágicos. Ahora, conforme vayamos pasando lista subiréis al tren.
Y así fue, los tres profesores pasaron lista y los alumnos entraron en el Expreso de Hogwarts, más vacío que de costumbre. Estaban tan emocionados y el tren tan vacío que muchos se dedicaron a recorrerlo de cabo a rabo y a corretear por los pasillos hasta que le hincharon las narices a Snape, que salió de su compartimiento ligeramente enfurecido para echarles la bronca. A pesar de eso, los alumnos siguieron haciendo de las suyas durante toda la mañana. Después de comer, la cosa se calmó, ya fuera por cansancio o por reposar la comida, la mayoría se tumbó en sus asientos para dormir la siesta, para hablar tranquilamente o para descansar mirando el paisaje. Harry y Ron se quedaron dormidos y al despertar se sobresaltaron un poco, ya que Hermione no estaba con ellos:
- Harry¿dónde está Hermione?
- Y yo qué sé.
- Claro, seguro que la has espantado, como hablas en sueños...
- Yo no hablo en sueños, respiro soplando mal y a veces parece que hable.
- Ya, pues eso entonces se llama roncar.
- Tú si que roncas, capullo.
- Lo sé, pero por lo menos no sueño con el que no debe ser nombrado.
¿Con Voldemort?
- Gilipollas, no digas ese nombre.
- Ay sí, que al nene le da miedo.
- Anda, cállate y vamos a ver donde está Hermione.
- Fornicando con Malfoy.- murmuró Harry por lo bajo.
¿Qué has dicho?
- Nada, nada. Anda, vamos, que así estiramos las piernas un rato.
Harry y Ron se recorrieron el pacífico tren. Ahora sus ocupantes estaban más reposados y no salían de sus compartimentos si no era para mear o algo así. Pasaron por delante del compartimento de Malfoy y su cuadrilla, pero allí no estaba Hermione y no había nadie fornicando. Cuando llegaron al compartimiento donde estaban los demás Gryffindors preguntaron por ella:
- Hola¿qué tal el viaje?. Esto... ¿habéis visto a Hermione?
- No sé¿la habéis visto alguien?.- preguntó Seamus al resto.
- A mi me ha parecido verla yendo a donde los profesores.- contestó Neville señalando en dirección al compartimiento de los profesores.
Harry y Ron se miraron con cierto asombro y Ron aún preguntó:
- No la habrán castigado¿verdad?.
¿Hermione castigada? Lo dudo horrores.- dijo Dean.- Antes he ido a preguntar una cosa y estaba ella hablando con los profesores.
- Haciendo la pelota, seguro.- comentó Ron meneando la cabeza en señal de desaprobación.¿Nos vamos, Harry?.
- Sí, vale. Bueno chicos, gracias.
Se despidieron de ellos y se encaminaron al compartimiento de los profesores. Llamaron con unos suaves golpes en la puerta y una voz desde dentro les dijo:
- Adelante.
Abrieron la puerta y vieron a Hermione charlando animadamente con Charlie, Trelawney y Snape, que les miraron sonriendo y les hicieron pasar.
- Vaya, estos chicos no pueden vivir sin ti.- le dijo Snape a Hermione, que sonrió un poco nerviosa. Snape estaba muy raro, ya que parecía incluso persona normal y no ponía malas caras ni siquiera a Harry. Lo mismo sucedía con Trelawney, que no sólo había cambiado un poco su aspecto sino que parecía que estaba como esforzándose por parecer normal. Los dos chicos se sentaron un poco nerviosos y no se atrevían a hablar hasta que Charlie les preguntó:
- Bueno¿y cómo va el viaje?.
Su hermano contestó:
- Nos quedamos dormidos y al despertar salimos a estirar las piernas un rato y nos dijeron que Hermione estaba aquí.
- Es que necesitaba informarme; quería saber lo que íbamos a hacer cuando llegásemos a Londres.-explicó Hermione a sus amigos.
¿Y qué vamos a hacer?.- preguntó Harry.
Snape fue quien contestó:
- Coger el metro en King's Cross para ir al "Generator".- al ver las caras de no entender de Harry y Ron, prosiguió- Es el albergue donde nos alojamos esta noche. Si nos da tiempo, a lo mejor vamos a algún sitio.
- Yo quería llevaros al museo de historia natural, a ver qué os parece. Me lo recomendó un amigo, dice que está muy bien.- dijo Charlie.
- Ya será menos, seguro que es alguno de tus amigos raros de los dragones. ¿Y se puede saber que hay allí?
- No lo sé, Ron, nunca he estado allí, pero me enseñó una foto y salen reproducciones de animales y dinosaurios.
- Claro, como a ti te gustan esas cosas...
- Pero este amigo mío me dijo que merece la pena ir sólo por ver el edificio.
Hermione les explicó a Harry y a Ron que ella había estado en el museo ese, pero que no se acordaba porque era muy pequeña. Los chicos le hicieron una señal con la cabeza para volver a sus asientos, ya que se sentían incómodos. Hermione comprendió y se despidió:
- Muchas gracias por la información. Nos vamos ya.
- Hasta luego.- se despidieron los profesores.
Los tres jóvenes salieron al pasillo:
¿Se puede saber qué hacías intimando con los profesores?
- Ya te lo he dicho, Ron, sólo les he preguntado un par de cosillas. Y no estaba intimando con ellos.
Charlie Weasley se les acercó por detrás en ese momento:
- Chicos, estamos llegando ya. No hagáis nada que nos delate.
Harry se preocupó un poco, ya que se había tomado las cosas al pie de la letra:
¿Cómo salimos entonces del andén 9 y ¾?
- Como siempre, pero después de haber salido, seréis unos muggles más¿de acuerdo?.
- Sí.
- Vale pues, nos vemos luego.
Y Charlie se marchó a comunicar la noticia por el resto del tren.
