"HARRY POTTER Y LA DESAPARICIóN DEL MáS PODEROSO"

Tercer capítulo...

- ¡Harry, querido! ¿¡Cómo no me ha avisado Ron de que venías a casa!? - dijo la señora Weasley de la manera que le caracterizaba.

- Hola señora Weasley. Es que Ron no lo sabía. - respondió Harry.

- ¿Quién es , mamá? - preguntó Ron , que estaba bajando por las escaleras, procedente de su habitación - ¡¡HARRY!! ¡Cómo me alegro de verte! ¿Cómo no me has escrito estas semanas? ¡No me has contestado ninguna lechuza! - reprochó Ron , pero sin semejar completamente enfadado.

- Hola Ron - dijo Harry , mientras le abrazaba - ¿cómo que no te he escrito? ¡tú has sido quien no me ha contestado!

-Bueno chicos dejad las discusiones para otro momento - dijo la señora Weasley apaciguando la situación - veo que traes equipaje ¿vas a quedarte unos días con nosotros?

Entonces Harry se vio obligado a contarles todo lo sucedido y las razones que tenía para querer quedarse en la Madriguera, donde se sentía mejor acogido y más seguro.

- Por supuesto, te quedas con nosotros hasta que comience el curso. ¿Has recibido ya los resultados de los TIMOS? - preguntó la señora.

- ¿¡C"MO!? ¿Los has recibido? ¡Yo no! - dijo Harry sorprendido. - ¿y qué tal tus resultados , Ron?

- Bastante bien , aunque me faltan unos puntos para ser auror. Le envié ayer una lechuza a McGonagall y me contestó diciendo que...

- ¿Te contestó? A mi no! LLevo unas semanas intentando ponerme en contacto con vosotros y más magos y no hay manera; además no sé porque no han llegado nuestras lechuzas...¿Qué está pasando?

- Parece grave, sinceramente - añadió la madre de Ron - parece que todo esto tiene que ver con El-que-no-debe-ser-nombrado...

- Y no es que esté enfadado, pero me dijsteis tu y Hermione que vendríais a verme y que me sacaríais de casa de los Dursley... - recordó Harry.

- Si yo me acuerdo, pero Dumbledore nos envió una lechuza a nosotros, a la señora McGonagall, a Hermione, a miembros de la Orden, etc diciéndonos que no fuéramos a por tí, que era mejor que te quedaras este verano un poco apartado del mundo mágico, pues estarías más seguro con tu familia muggle. No le entendimos muy bien y, como nosotros creíamos que no nos contestabas las lechuzas, pensamos todos que era por lo que había dicho Dumbledore...- le contó el pelirrojo a su amigo.

- ¿¡DUMBLEDORE DIJO ESO!? ¡PARECE QUE ESE HOMBRE QUIERA AMARGARME LA VIDA! - estalló Harry

Entonces, la señora Weasley, mujer que siempre había estado de parte de Albus Dumbledore añadió:

- La verdad, yo siempre he apoyado a Albus y he considerado que sus decisiones eran buenas, pero no entiendo muy bien por qué decidió eso...y desde ese día no hemos vuelto a saber nada más de él; es extraño, dado que siempre envía una lechuza aunque esté de vacaciones fuera del país...

Intentaron acabar con la conversación lo antes posible y prepararon la mesa. Ni Fred ni George ni Ginny estaban en casa, pues todos ellos se encontraban trabajando en "F&G, Sortilegios Weasley ", la tienda de la Harry era máximo accionista, por llamarlo de algún modo. Ron también echaba una mano allí pero hoy era su día libre. Comieron los tres juntos, mientras los dos amigos se preguntaban por qué Harry no había recibido ni ninguna carta ni sus resultados de los TIMOS. Mientras comían, la señora Weasley propuso ir a ver a la señora McGonagall a su casa. Los chicos asintieron, así Harry podría contarle todo lo que había sucedido y buscar una solución con ayuda de la sabia mujer.

- Se me ha olvidado preguntarle por su marido, señora Weasley - dijo Harry, mientras mordía un pedazo de pastel de carne delicioso.

- Pues sigue en su puesto, aunque por suerte le han subido un poco el sueldo - comentó ella. Harry se alegró, ya que sabía que la familia de su mejor amigo no iba nunca muy sobrada de dinero. - ahora está estudiando la razón por la cuál, los muggles tienen varios tipos de cuchillos; nosotros sólo tenemos uno - dijo la señora, señalando al cuchillo que se utilizaba en el mundo mágico. Harry sonrió entonces comentó:

- Es muy sencillo. Vuestro cuchillo cambia de hoja , dependiendo de lo que vaya a cortar; y cambia mediante un hechizo...-los tres sonrieron, pues sabían lo que Harry iba a decir - y, como está claro, nuestros cuchillos no cambian y necesitamos varios tipos.

Después de esta explicación acabaron de comer la calabaza al horno y la señora Weasley efectuó un pequeño hechizo que limpió la cocina al completo en un santiamén.

Ron ayudó a Harry a colocarse en su habitación. Mano a mano, subieron el equipaje y los baúles del chico hasta la habitación del pelirrojo, donde dormirían los dos, igual que en todas las ocasiones que Harry se había quedado a dormir en la Madriguera.

Cuando hubo deshecho sus maletas y hubo guardado sus cosas en el armario, Ron y él bajaron para ir a visitar a la señora McGonagall. La señora Weasley tradó un poco en acicalarse, pues según ella no todos los días se iba a la casa de Minerva McGonagall.

Como era de esperar, utilizaron las chimeneas de la red flu para llegar hasta el lugar previsto. La madre del pelirrojo vio necesario enviar una lechuza a Minerva avisándoles de su visita. En ella escribieron:

Estimada señora M. McGonagall,

soy la señora Weasley madre de todos los Weasley de Hogwarts. Conmigo está el joven Harry Potter que cree conveniente reunirse con usted para tratar ciertos asuntos. Por ello, le enviamos una lechuza informándole de nuestra visita, que es urgente. Disculpe a nuestra lechuza, es muy vieja y está un poco atolondradada.

Atentamente,

Molly Weasley.

Acto seguido, sacaron a la vieja lechuza Weasley de su pequeña y oxidada jaula , le anudaron el pergamino a la pata y emprendió dificilmente el vuelo.

-No creo que ese asqueroso bicho entregue la carta a McGonagall en condiciones - gruñó Ron - a ver si compramos una nueva ...

- ¡Ron! No te consiento que hables así ... - espetó su madre - aunque Minerva no conteste a la lechuza, deberíamos ir saliendo ya.

Los tres se diriguieron a la chimenea. Cada uno cogió un puñadito de polvos flu. El primero fue Harry que, antes de introducirse en el hogar , preguntó a la señora Weasley qué debía pronunciar. El siguiente fue Ron que dijo : A la casa de Minerva McGonagall y la siguiente y última la señora Weasley que dijo lo mismo que su hijo pero con un tono más maduro.

En un abrir y cerrar de ojos, y nunca mejor dicho dado a que la impresión que daba desplazarse por la red flu te obligaba a cerrar los ojos rápidamente, los tres se vieron reunidos antes la puerta de una casa ni grande ni pequeña en las afueras de Londres. En el buzón ponía McGonagall; estaba claro que no se habían confundido de lugar.

Suavemente tocaron al timbre y la puerta fue abierta por un hombre alto y elegante, de pelo canoso y espalda ancha, que vestía una fina camisa azul marina y unos pantalones color beige de verano. Sus zapatos relucían como un par de diamantes y eran color marrón cerezo. Sus ojos eran añiles y profundos y la nariz bastante peculiar: grande, pero no resultaba fea. El hombre era atractivo aunque tenía ya bastantes años. Con una voz tranquila preguntó:

- ¿En qué puedo ayudarles?

Antes de que la señora Weasley respondiera, el hombre fijó su mirada en la frente de Harry. Entonces dijo : ¡Harry Potter! ¿Eres tu de verdad? Minerva me ha hablado mucho de ti.

De una habitación que parecía ser la sala de estar,salió la señora McGonagall. Sin haber visto quien se encontraba en el porche preguntó a el señor que allí se encontraba : ¿ Quién es, Robert? Robert, que así se llamaba el hombre que les estaba atendiendo contestó con voz de plena satisfacción :

- Es Harry Potter , querida - (al escuchar "querida" Ron y Harry se miraron y soltaron una pequeña risita burlona) - y creo que viene acompañado por Ron Weasley y su madre.

McGonagall salió apresuradamente de la casa y se dirigió a la entrada.

- ¡Harry! ¿Ha sucedido algo? Hola Ron , Hola señora Weasley. - preguntó apresuradamente McGonagall. LLevaba ropa de sport. Un pantalon cómodo y una camiseta verde de una conocida y cara marca inglesa. Tenía el pelo recogido en su famoso moño y su pelo era más blanco que de normal.

- Le hemos enviado una lechuza explicándole que vendríamos de visita...- explicó Harry.

- Ah, pues aquí no nos ha llegado nada. Permitidme que os presente : este es Robert,mi marido.

- Mucho gusto - dijo la señora Weasley.

- Encantado - dijeron al unísono Ron y Harry.

La señora McGonagall les invitó a entrar en la casa. Se pusieron cómodos en el salón y les ofrecieron una taza de té con pastas. Entonces Harry , con la ayuda de Ron y su madre, les explicaron alos señores McGonagall todo lo sucedido.

- Es muy grave. Esto habría que contárselo a Albus, pero no le consigo localizar. Me parece muy extraño en él, dado que siempre estamos en contacto. No creo que le haya pasado nada.

- Bueno y señora McGonagall, yo no he recibido mis resultados de los TIMOS. ¿Me puede decir mis resultados? - preguntó intrigado Harry.

- Pues querido, no me los sé de memoria. Eso sí, miré si tenías puntos suficiente para ser auror y , si te esfuerzas un poco más este año en pociones te aseguro que serás uno y de los mejores, al igual que Weasley.

Los dos amigos se miraron contentos , aunque odiaran con todas sus fuerzas a Snape, este año lo conseguirían seguro.

- Creo que lo mejor es que Harry se quede con ustedes , señora Weasley. - propuso Minerva.

- Sí, eso es lo que habíamos pensado nosotros. Lo mejor sería que se quedara en casa hasta que comience el curso. Además, sus tíos ya lo saben y no tienen nada que objetar. - continuó la señora Weasley.

- Y tu Harry, ¿tienes algo que decir? - preguntó la profesora.

- Bueno, verá, la verdad es que me gustaría saber por qué ninguna de mis cartas llegan a su destino y tampoco las cartas que me envía la gente que quiero. No sé, quizá no esté bien decirlo, pero me resulta raro que todo esto suceda ahora que Lucius Malfoy es el director del departamento de correo. Y tampoco sé por qué Fudge decidió que esto fuese así, cuando todos sabemos que Malfoy es un mortífago...

- ¿Qué quieres decir Harry? - interrogó un poco enfadada la señora Weasley, pues aunque ella pensaba lo mismo, no le gustaba que Harry hablase de ese modo ante la profesora McGonagall.

- Yo sé lo que Harry quiere decir - añadió Ron , intentando sacarle las castañas del fuego a Harry o al menos intentando que ambos se quemaran las palmas - está claro más que comprobado que Malfoy se declina por el lado oscuro y , ahora que cabe la posibilidad de que Voldemort haya regresado o no falte mucho para ello, lo más normal del mundo sería que Malfoy estuviera poniéndole las cosas difíciles a Harry por orden del asqueroso Voldemort. - acabó el pequeño de los Weasley. Ron se sintió orgulloso de sí mismo. Su amigo le miró agradecido y ambos se giñaron el ojo como diciendo: "Tranquilo colega, para eso estamos los amigos"

- ¡Ron! No quiero que hagas esas suposiciones en público - espetó con falsedad Molly, aunque se sentía muy orgullosa de la valentía que su hijo había demostrado al decir , de una vez por todas, las cosas como eran.

- Déjalos Molly, son muy valientes al decir lo que piensan...se supone que Lucius se ha recuperado, o al menos ese el el argumento de Cornelius , cosa que yo no creo, pues siempre queda algo de mortífago y la posibilidad de que Malfoy haya elegido pasarse a nuestro grupo es nula - les defendió McGonagall - está claro que habrá que vigilar a Malfoy y su clan. Cambiando de tema, mañana recibireis las cartas con el material necesario para el sexto curso en Hogwarts. Y, como jefa de vuestra casa, os doy las vuestras y la de Ginny; no quiero arriesgarme a que no os lleguen con varios días de antelación - sonrió ella , dándoles un gran sobre que pesaría por lo menos medio kilo , con un sello rojo de cera con el símbolo de Hogwarts.

- Gracias señora McGonagall y, permítame preguntarle , ¿qué es de la Orden? - interrogó Harry.

- En estos momentos se encuentra activa , estudiando y vigilando de cerca a los mortífagos y al propio Voldemort de cerca, aunque creo que no tienen noticias de que ahora sea un cuervo, pero no tienen lugar de reunión, ya que... bueno, ya que no pueden utilizar la casa de los Black. - ha McGonagall le resultaba difícil pronunciar estas palabras, ya que le era bien sabido que hablar de su padrino a Harry le resultaba bastante duro. Harry agachó la cabeza y contuvo las lágrimas. Ya tenía dieciséis años y un chico maduro como él no podía llorar así como así.

- Señora McGonagall, nosotros debemos irnos ya, muchas gracias por todo - agradeció la señora Weasley a la profesora.

- No hay de que , ha sido un verdadero placer para nosotros - dijo dándole una palmadita en la pierna a su marido - Ya nos veremos en el Colegio. Ah! Y por favor utilizad el expreso para llegar allí, no hagais como otros años... - les recordó a los chicos mientras les lanzaba una mirada pícara.

- Este año intentaremosportarnos bien, le prometemos ir en expreso, no hacer añicos sauces ni nada por el estilo - dijo Harry con ojitos de cordero degollado, cosa que para nada era - Aunque para vigilarnos ya tenemos a Hermione.

Todos rieron.

- A no ser que haya un ministro malévolo de transporte escolar... eso ya queda fuera de nuestro alcance - bromeó Ron, quitándole hierro al asunto. La verdad era que Ron había madurado bastante ese verano. También su físico había tomado diferente forma. Había crecido unos cuantos centímetros, su cuerpo se veía más moldeado y semejaba con mayor exactitud al de un hombre. Su espalda se había ensanchado, sus músculos aumentado y también se había hecho un cambio de look cortándose el pelo al estilo que se llevaba en esos momentos en el mundo mágico. Su ropa también era distinta, ya no utilizaba la de sus hermanos, seguramente porque era tan alto que no le venía buena y porque como ya ganaba su propio sueldo, lo podía gastar en lo que quisiera.

Harry también había experimentado unos cambios: su cuerpo era como el de un jugador de quidditch profesional, con sus músculos y abdominales bastante marcados, su pelo había tomado más aún un tono negro tizón que quedaba perfectamente con el verde esmeralda de sus ojos. El se veía atractivo ante las chicas y ahora sí se gustaba asímismo. Lo había notado cuando, a veces iba por la calle y chicas en grupo le piropeaban; eso le hacía sentir muy bien.

Los chicos pensaban para sus adentros que triunfarían bastante ese curso en Hogwarts.

La profesora McGonagallles ofreció su chimenea para volver a casa y ellos la aprovecharon. Primero fue Ron , que se despidió con un "Hasta Septiembre Prfesora, hasta otra caballero" y se introdujo en la chimenea. Acto seguido, fue su madre la que desapareció. Finalmente, Harry se iba a introducir en el hogar cuando McGonagall le cogió del brazo:

- Por favor Harry, cuídate mucho estos días. Aplícate al máximo este curso en Hogwarts para que consigas ser un buen auror y no quieras ocuparte tu de todo ¿de acuerdo? - Harry asintió con la cabeza.

- Ahora le ruego yo a usted que busque a Dumbledore. Él es el único capaz de derrotar a Voldemort.

Antes de que Harry hubiese desparecido por completo, McGonagall le dio un sobre.

- No lo abras hasta que no estés en la Madriguera ¿de acuerdo? A propósito Harry, Albus no es el único que puede derrotarle, te lo aseguro. - fueron las palabras de la profesora de transformaciones.

- Bueno profesora, nos vemos dentro de unos días; muchas gracias por todo. Hasta pronto señor McGonagall. Ah! Tienen ustedes una casa muy bonita, me recuerda mucho a su despacho. - dijo Harry mirando a la porfesora. Y pronunció : ¡¡A la Madriguera!! Segundos después, el humo azul ya cotidiano en todas las casas de los magos, invadió la habitación y Harry hubo desaparecido.

Era cierto que el salón semejaba mucho al despacho de McGonagall: con sus sillones de cuadros escoceses color verde olivo, el suelo de parqué de roble... era , si se miraba bien, una replica del salón de los McGonagall.

Cuando llegaron a casa , ya se encontraban allí Fred, George y Ginny. Los tres tenían un aspecto cansado y estaban tumbados cada uno en su sofá de la sala de estar de la Madriguera.

- ¡Harry! - exclamó Ginny. Acto seguido se sonrojó, pue no hubiese querido parecer tan contenta y eufórica por ver a Harry, cuando se suponía que ya no le gustaba...

- Pero mira quién está aquí Fred, nuestro máximo accionista. - dijo George actuando antes us hermano.

- Hola chicos, ¿cómo os va? - preguntó Harry a los tres agotados hermanos.

- Muy bien, la tienda nos agota pero va ¡genial! Según el Profeta es el sitio más visitado del Callejón Diagon, después del Caldero Chorreante. George, habrá que gastarles una broma a esos brujos. - comentó Fred

Continuaron conversando un rato , hasta que la señora Weasley terminó de preparar la cena , al mismo tiempo que el señor Weasley llegó a casa.

Harry le saludó , entonces tuvo que contar la razón por la que se iba a quedar con ellos hasta el final de las vacaciones. Todos los Weasley le miraban con interés y preocupación pero allí estaban seguros y lo más probable era que Voldemort no atacara hasta después de un tiempo, ya que seguramente no tenía suficiente fuerza.

Estuviero un rato en la sal de estar, viendo la tele : había un partido muy bueno de quidditch. Siempre que había un partido, la casa de los Weasley se llenaba de gritos, insultos y palabras malsonantes, ya que los gemelos intentaban llevarle a Ron siempre la contraria. La señora Weasley acababa explotando y los mandaba a todos a dormir a sus respectivas habitaciones. Todas las mañanas , exceptuando los domingos, los gemelos y Ginny o Ron, viajaban hasta Londres, al Callejón Diagon y abría "F&G, Sortilegios Weasley". Se había hecho un lugar muy famoso entre los jóvenes magos.

Ya en la habitación los dos amigos se quedaron hablando un poco.

- Bueno Harry , y ¿no te has liado con ninguna chica este verano? - preguntó Ron entusiasmado.

- Pues como no quieras que me líe con mi vecina, la señora Figg que irá camino de los 600... la verdad es que no. Aún no me he quitado muy bien a Cho de la cabeza. ¿Sabes?, me pegó fuerte con esa chica y luego... - le explicó al pelirrojo entre confidencias - y tu qué , ¿ha caido alguna chica?A mi me pones mucho, guapo - le dijo Harry a Ron con voz de "lagarta y buscona"

- La verdad es que... - dijo Ron y sonrió un poco.

-Uy, uy , uy esto me suena a ¡lío en toda regla! ¿Sí o no, Ron? - le interrogó Harry.

- Pues la verdad es que he estado con una chica de una casa por aquí cerca. Se llama Patricia. No sé, es muy guapa, muy simpática...

- ¿Pero estais saliendo en serio o sólo "amigos"? - le preguntó interesado el moreno.

- De momento sólo amigos , pero no me hace falta más. - y Ron rió con ganas y muy fuerte.

- Y ¿qué tal fue? Era la primera, ¿no?

- Em... si quieres mañana podemos ir y te la presento. - sugirió Ronald.

- Ok, de acuerdo . ¿Pero, estudia en Hogwarts? No ¿verdad? - fueron las preguntas de Harry. Estaba claro que no , pues si no él la hubiese conocido al menos de vista. Harry no sabía a qué colegio podía ir, ya que no había ninguno por las cercanías.

- Es que verás, ella es ... muggle. - le explicó un poco sonrojado Ron.

- ¿MUGGLE? Ron Weasley y una muggle... lo que me faltaba por oir.

- ¿Te estás burlando de mí? - le preguntó un poco molesto el pelirrojo.

- No , para nada. Sólo que me resulta raro... Yo pensaba que tu acabarías con Parvati o Lavender... pero ¿una muggle? No sé...

- No, si con Parvati también. - y le salieron las lágrimas de risa.

- ¿QUÉ? Estás hecho un don Juan, colega. Venga, empieza que tienes muchas cosas que contarme.

- Pues verás, la tía ahora está cañón. Cuando la veas en Hogwarts vas a decir ¿Parvati o Parmelati Anderson?... - los dos amigos siguieron hablando hasta bien entrada la madrugada, pero era normal ya que hacía mucho tiempo que no se veían.

Decidieron ir al día siguiente al Callejón Diagon , a comprar el material, visitar "F&G" y ver qué se cocía por allí.

HOLA!!

Espero que os haya gustado el tercer capítulo y que PLEASE me dejeis algún review!!Como siempre digo, acepto insultos pero mejor que me deis consejos para mejor mis historias, ya que es mi primer fic y no sé mucho de esto...

M!L Be$$o$

MaRiNeTa MaLFoY