"¿QUIÉN ME LO IBA A DECIR?"

C N

A

P M

E

T R

U O

L 1

O 5

"UNA TARDE LOCA"


Como ya dije, subo varios capítulos seguidos, ya que sólo puedo hacerlo los fines de semana. De este modo, no puedo contestar a las decenas de reveiws que estoy acostumbrada a recibir... (nota informartiva: dejadme algún review cortito please, os lo suplicoooooooo) GRACIAS POR LEER MI FIC!! Mil bexitos!!


¿Estás bien? – preguntó Harry sin saber muy bien qué decir. Había consolado a amigos suyos, pero no a una maestra de su escuela.

Sí, sí... claro. – contestó ella, seguido de una taquicardia ocasionada por los llantos que había escuchado Harry desde el umbral de la puerta.

Pues no lo parece...

Mónnika volvió a comenzar a llorar. Harry no se sentía bien. No sabía si abrazarla, dejarla sola para que se lamentara a gusto... Se acercó a ella y le secó las lágrimas con un kleenex que llevaba en el bolsillo de su pantalón. La profesora le abrazó; seguramente necesitaba sentir a alguien cerca en esos que parecían no ser muy buenos momentos.

Y ¿por qué estás triste? Puedo ayudarte en algo... - sugirió Harry tratando de ser amable, en la que le resultaba una incomodísima situación.

Es... es que me acabo de separar de mi marido... - le confesó ella.

Tu... ¿tu marido? – preguntó Harry confuso. ¿Mónnika, siendo tan joven ya estaba divorciada?

Sí, y mi hijo esta ahora con él... - y comenzó a llorar de nuevo.

¿Tú tienes un hijo?

La profesora sollozó como hasta ese momento no había hecho.

Sí... - pudo pronunciar entre llantos y taquicardias...- Se llama Gabi...

Es un nombre muy bonito... y ¿qué dices, que está con tu ex? – preguntó Harry, intentando recopilar toda la información que le acababa de llegar.

Sí... estará todo el año con él, porque yo tengo que trabajar aquí... y no quiero que pase más tiempo con su padre... pero yo aquí no le puedo cuidar... -volvió a llorar y Harry la abrazó fuerte.

Tranquilízate, si no te va a dar algo. Bueno y... no falta mucho para que le veas, ¿no? Dentro de poco serán las vacaciones de Navidad y podrás ir a tu casa y estar con él... ¿no?

Pero falta mucho para eso... y soy muy joven, necesito estar con mi niño y no aquí dando clase a gente casi de mi edad... quiero que esté conmigo porque es lo más importante de mi vida... y no puedo estar sin trabajar, este es un buen empleo – ahogó un llanto en su garganta y se le hizo un nudo en ella – pero necesito abrazarle por las noches, darle la papilla, darle besitos...

Ya verás como todo se soluciona... ¿no puedes ir a verle de vez en cuando? Ahora no tienes que dar clase...

Pero no puedo abandonar el Castillo... tengo un contrato y estamos haciendo unos estudios... - abrazó con fuerza a Harry. Pudo notar el perfume que desprendía su piel, olor a lavanda y su sedoso pelo también rozó parte del cuello de Harry. Él era más alto que ella, al abrazarla la cabeza de la chica llegaba al pecho deportista del mago. Llevaba un bonito pantalón beige oscuro, con varios bolsillos a ambos lados, una camiseta de tirantes como si fuese de lencería color marrón claro y una largísima bufanda de rayitas de colores entre marrones, beiges y lilas. Calzaba unas botas de punta "chúpame la punta" y de tacón de aguja marrón oscuro. Estaba algo maquillada, pero con todos claros y muy naturales, resaltando el color de sus ojos turquesa con una sombra de ojos marrón muy claro y un poco de rimel transparente que alargaba sus pestañas. Sus labios tenían un suave color rosa cereza y sus uñas estaban coloreadas de blanco marfil. Su pelo voluminoso, estaba suelto y le caía por la espalda como un manto de seda. Aun llorando como estaba, se veía bellísima.

¿Qué tal si salimos de aquí? Me incomoda un poco estar en el baño de las chicas... - dijo gracioso, poniendo cara de tonto. Consiguió hacerla reír, y con eso se conformaba.

De acuerdo. A propósito, ¿tú no deberías de estar en...

Hogsmeade. Sí, pero yo tampoco estoy muy bien.

Cuéntame tú tus penas ahora... así compartimos un secreto.- dijo Mónnika sonriente, enseñando sus blancos labios.

Vale, te lo cuento, pero si me prometes que no estarás nunca más triste. – chantajeó Harry a su profesora.

Intentaré conseguirlo... salgamos de aquí.

Se dirigieron a los terrenos de Hogwarts. Harry la llevó al rincón secreto que compartía con Cho. Era un lugar precioso. Por el camino, fue contándole todo lo que le había hecho su ex, seguido de las desaprobaciones de Mónnika.

Y eso es todo...

Pues vaya con esa chica. Sinceramente, no te merece.

Charlaron un rato sobre sus vidas. Mónnika conocía vagamente la de Harry, pero terminó por saberla de memoria después de ese día. Ella era muggle, de Londres, tenía 20 años, se había casado a los 19 y había tenido a Gabi a los 18. Su marido y ella se separaron porque era un verdadero cretino que iba con mujeres que no eran Mónnika. Eso había acabado con la paciencia de la chica y le había solicitado el divorcio. No sabía si Gabi era mago, pero ella deseaba que así fuese. No entendía muy bien como había conseguido ser bruja, simplemente una mañana le llegó una carta de Hogwarts y ella se asustó; no quería ser bruja, estaba muy contenta con su vida y perdería a sus amigos si se enteraban de que era bruja. Su ex marido, Joseph, era mago, se habían conocido en Hogwarts aunque él era 3 años mayor. Cuando habían intimidado en la colegio ella sólo tenía doce años, pero aparentaba por lo menos dieciséis y era tremendamente guapa. La labia y la atención de Joseph la habían cautivado. Continuaron la relación a distancia, aunque él ya le había sido infiel varias veces, cosa de la que se enteró más tarde. Cuando tenía vacaciones, ella iba a casa de Joseph y las pasaba con él. Le encantaban las artes mágicas antiguas, y había optado por estudiar esa carrera "Artes Antiguas" en la universidad. Era la mejor en toda la facultad, la habían subido de curso. Ese mismo verano se había licenciado y ya había encontrado trabajo en, nada más y nada menos, que Hogwarts. Debe de ser muy buena para tener esa edad y estar aquí pensaba Harry.

y ¿cuándo comenzaremos las clases? Me muero por saber qué vamos a hacer...

Pues, sencillamente convertir algunos materiales en oro.

A Harry se le tornó el rostro y dibujó una sonrisita en su cara.

¿Oro? ¿Oro de verdad?

Por supuesto, sino no sería Alquimia...

Wooo! ¿Podremos quedárnoslo?

Ni lo sueñes, guapo. Ese dinero lo destinaremos a varias ONG que trabajan en África, Sudamérica y Asia. Además, he creado un hechizo para que, todo el oro que creéis fuera de clase se convierta en mocos de trol. Cosa que anunciaré el primer día de clase.

Harry rió al imaginarse la cara de los codiciosos compañeros que tenía. Él ya había tocado mocos de trol y no tenía ganas de que dicho suceso se repitiera.

Empiezo a tener algo de hambre... - a lo tonto a lo tonto, se les había pasado la mañana rápidamente. Mónnika también estaba hambrienta y los dos se dirigieron a las cocinas para que algún elfo simpático le diera algo que llevarse a la boca.

······ EN HOGSMEADE ······

Ron y Hermione andaban por el pueblo de un lado para otro. Habían estado en todas las tiendas, exceptuando las de alimentación y no sabía ya qué hacer.

Tengo hambre, Ron.

Y yo ¿Vamos a algún lugar a comer? – sugirió el pelirrojo.

Sí, creo que han abierto una especie de restaurante con buffet libre en la otra calle. No es nada caro, según me han dicho y todo está riquísimo.

A Ron se le iluminó la cara barato... riquísimo... Llegaron al buffet y eso más que un restaurante, parecía el Gran Comedor de Hogwarts. Todos los alumnos estaban allí, algunos aún no, pero llegarían de un momentos a otro. Se pusieron en una fila enfrente de unos mostradores repletos de deliciosas comidas. Cogieron una bandeja, le pusieron un plato, los cubiertos, un par de servilletas, un vaso y una pequeña barrita de pan baguette, todo ello ubicado en varios montones al principio de la cola. Fueron pasando por los mostradores, de los que cogían lo que les apetecía. En el primero había ensaladas de muchos tipos. Hermione cogió un plato de un de lechuga, tomate, atún, maíz, boquitas de mar, zanahoria y remolacha. Ron no cogió ningún plato de ese mostrador, él necesitaba cosas con más contundencia. El siguiente mostrador rebosaba de platos calientes: sopas, hervidos, pasta, garbanzos, fideos... Ron eligió un plato de de pasta con tomate y atún, Hermione cogió uno de macarrones con carne picada. En el siguiente se encontraban los platos combinados: carne con patatas, fish&chips, pollo al horno, ternera en salsa, pastel de carne acompañado de menestra de verdura... Ron quería el pastel, pero no la verdura, así que discutió un rato con el chico que repartía los platos y al final le convenció de que la cambiara por patatas. Su acompañante eligió los fish&chips.

- ¿De verás vas a comer todo eso, Herm? – preguntó Ron dudoso de la cavidad del estómago de Hermione. Ella asintió. Sólo quedaba un par de mostradores: el de los postres y el de la bebida. Los chicos cogieron ambos pastel de manzana y Coca-Cola pera beber. Pasaron por la caja registradora y pagaron su comida. Mantuvieron una conversación sobre machismo y feminismo, la cual dejaron en tablas, sino hubiesen terminado tirándose de los pelos. Hermione terminó de comer rápidamente, incluso antes que Ron. Se levantó de la mesa, sacó un botellín de agua mineral de una máquina automática y estuvo un rato en el baño. Mientras tanto Ron estuvo medio flirteando con una Huffelpuff de cuarto curso muy guapa. Se acordaba a menudo de Patricia, pero no podía tirarse un curso sin tener nada con una chica. Tenía claro que la visitaría en Navidad, pero mientras tanto podía salir con otras chicas, ambos se habían dado permiso para hacerlo, no se podían amargar la existencia con prohibiciones que, por es mismo motivo de ser prohibiciones, acabarían haciéndose. La chica se llamaba Julieta y sabía poco más sobre ella. Estaba sentada con unos amigos, que habían salido a comprar unos pergaminos y plumas.

Al rato, Hermione salió del aseo y le dijo que iba a comprar unas chocolatinas para Harry, que seguro que le alegraban bastante, según los psicólogos el chocolate era anti-depresivo.

······ EN HOGWARTS ······

Hacia tiempo que no me lo pasaba tan bien, Harry – le contó Mónnika mientras comían – eres un chico muy majo.

¡Gracias, profesora! A ver si también lo tiene en cuenta en mis notas... - bromeó él.

No, pero si me caes bien a lo mejor te pongo algún puntito para tu casa... ¡es broma! Intentaré ser justa con todos...

Continuaron charlando de sus vidas y a Harry le daba la impresión de que la conocía de toda la vida; se sentía muy a gusto con Mónnika y prácticamente no se había acordado de Cho en todo el día.

Bueno, y ¿qué te parecen los alumnos del colegio? ¿Has hablado ya con alguno? – interrogó Harry, para sacar un nuevo tema de conversación.

En realidad, hablar, hablar sólo lo he hecho contigo. Algún que otro chico me ha dicho cosas, pero...

¿Cosas?- preguntó el moreno sin saber por dónde iba el tema.

Sí, como ¡qué buena estás! O ¡ven aquí que...! Deberían cambiar de táctica, esa se llevaba ya cuñado yo era niña... Y a ti, famosísimo Potter, ¿cómo te van las chicas?

Pues... sensibles, cariñosas... ¿te refieres a psico no? – Mónnika asintió – me gusta que me mimen un poquito, ya sabes, que me den besitos aunque sin agobiar... si son un poco celosas mejor, porque esas suelen preocuparse más por su pareja, me gusta que se salten las normas de vez en cuando... si son muy formalitas no me van demasiado. La que parecen ingenuas y después son unas lobas también me gustan... la verdad es que es difícil que me enamore de alguien, pero, cuando lo hago, me cuesta mucho olvidarlo. – le confesó Harry. Eso nunca se lo había dicho a nadie... ¡¡esta tía me tira de la lengua!!

Y ¿de físico? – insistió Mónnika.

Pues... si son un poquito más bajitas que yo, mejor. Se las puede mimar más... no sé, todos decimos que ¡ay, si la belleza está en el interior! Pero, la fin y al cabo, te fijas en las que están mejor... ¡seguro que a ti te pasa lo mismo!

Sí, a lo mejor ves a un chico que está buenísimo e intentas conocerle. Si resulta un capullo, arrogante, vanidoso y... tonto del culo pierde toda la belleza. Entonces comienzas a fijarte en su amigo, que no es tan guapo, pero es muy simpático, amable, cariñoso... y, al final, está mucho mejor que el otro.

¿Sabes? Me gusta mucho hablar contigo... me has hecho olvidarme durante este día de Cho... hacía tiempo que nadie lo conseguía.

Bueno, tú también me has ayudado a ver que tampoco falta mucho para ver a mi hijo...

Gracias.

Gracias.

······ EN HOGSMEADE ······

¡Madre mía, Hermione! Has tardado una eternidad... - exclamó Ron al ver aparecer por fin a Hermione por la puerta de "PETIT BUFFET"

Lo siento, es que la tienda estaba "tó petada". Démonos prisa, si no tendremos que volver solos al Castillo.

Eso es lo que llevo pensando todo el rato, Mione.

Anduvieron hasta la puerta de "LAS TRES ESCOBAS", donde ya todos los alumnos aguardaban su llegada. Muchos de ellos se pusieron a gritarles pero Ron, que ya había aprendido a defenderse de sus hermanos mayores, les dijo:

Eis, ¡tranquilos chicos! Si no sabéis aprovechar el tiempo...

Ya, claro, Weasley – comenzó Draco – como tus padres no te sacan de paseo tienes que aprovechar el tiempo en las excursiones escolares...

Perdón, Malfoy. Quizá me equivoque, pero tenía entendido que las cabezas de cebollas como tú no podían ser arrancadas de la tierra, sino perdían sus capas... - muchos gryffindors aplaudieron por el éxito del insulto de Ron. Draco ya no supo que decir, intentó recobrar algo de autoridad, "amenazó" a Ron.

Ya nos veremos en el Castillo...

No lo dudo.

······ HOGWARTS ······

Harry y Mónnika iban correteando por el Castillo, como si de dos tortolitos en un centro comercial con la tarjeta de crédito en el bolsillo se tratase.

Por cierto, ¿los profesores dónde vivís? – preguntó Harry, esa cuestión se la había planteado ya varias veces en lo que llevaba en Hogwarts. Lo que estaba claro es que todos los profesores dormían en el Castillo, la misma Mónnika se lo había confirmado contándole que no podía abandonar en Castillo en ningún momento, sólo por la estricta necesidad de acudir a un médico o alguna desgracia familiar.

Pues... cada una tiene una especie de piso por el Castillo. Podemos decorarla a nuestro gusto en todo momento.

¡Qué bien! ¿Tú has visto las habitaciones de los alumnos?

Las vi cuando estuve en el colegio pero siempre las cambian. ¿Me enseñas la tuya? Sugirió Mónnika, Harry, extrañado aceptó.

Al llegar frente al retrato de la Señora Gorda, pidió a Mónnika que se apartara un poco, dado que las normas prohibían decir la contraseña a ninguna persona ajena a la casa.

Harry Potter... ¿cómo es que vas a traer a una chica a la sala común de Gryffindor? va en contra de las normas...

No es una chica cualquiera, Señora Gorda, es profesora.

¿No será la profesora de Alquimia, verdad? – Harry asintió con la cabeza – Todos los caballeros y magos del Castillo llevan semanas hablando de ella... ¿es muy guapa?

Sí, mucho. Va a supervisar un... una cosa de nuestra casa.

Ya... entiendo... ¿la contraseña? – preguntó la Señora.

DASORA GOÑER.

Muy bien, pasa. - respondió la mujer del cuadro.

Por cierto, está usted hoy increíblemente bella, que lo sepa... - halabó Harry, y los dos entraron a la deshabitada casa Gryffindor.


Wenizzzzzzzzzzzzzzzz!!

Ya está, la misma chica rubia siempre N.O va a ser muy, muy, muy importante en mi historia, no la perdais de vista!!

Muxos besitos y espero vuestros comentarios!!