¿Quién me lo iba a decir?
Capítulo 23:POR UNA BUENA CAUSA
Lo siento mucho, pero no tengo tiempo de dedicar el capitulo ni kontestar los review!! Espero que me perdoneis!! Y plis, dejadme alguno y os kontestare enseguiditaa los 2!! Mil besos y sorry!!
Al caer la noche, todos se reunieron alrededor de la hoguera para calentarse y conversar un ratito. McGonagall les informó que al día siguiente las excavadoras llegarían, con la intención de llevarse por delante los eucaliptos. "Mañana será un día decisivo", dijo.
A media noche, ya a la hora que debían estar en sus tiendas, Harry miraba al bosque, igual que hacía Hermione, ya totalmente recuperada de su enfermedad. Entonces, Harry vio que Mónnika salía de su tienda y corrió a pillarla.
Mónnika, tenemos que hablar – le dijo.
Ahora no, Harry...
¿Por qué no? – preguntó él. – Nadie nos ve... - (Hermione les estaba observando sigilosamente desde su tienda)
Pis, Harry – dijo ella, enseñándole en rollo de papel del váter. Se adentró un poco en el bosque, aunque podía oír perfectamente las respiraciones de Harry. Entonces, Hermione salió de su tienda y se dirigió al moreno bastante enfadada.
Me parece fatal lo que estás haciendo, Harry. Primero te lías a mamporrazos con Draco, porque salimos juntos y según tu esa es una relación imposible, cuando yo he sido la primera que ha encubierto tu relación imposible. Y, encima de todo, no te importa nada nuestra lucha, tu sólo has venido aquí para intentar ligarte de nuevo a tu querida maestra utilizando el rollito chico sensible y buen amigo... ese truco ya huele, Harry, por lo menos cúrratelo un poco más. ¡Ah!, por cierto, te recuerdo que yo fui la persona que te ayudó para que los directores no te descubrieran, sé perfectamente el día que te saltaste clase de Transformaciones para liarte en el baño de tías con tu Pataky... y tu, en vez de ayudarme con lo de Draco al enterarte que estábamos intentando sacar nuestra relación adelante, que es difícil, un Malfoy con una sangre sucia, no te guardas el secreto para ti, como hice yo contigo, no tu vas corriendo a contarlo... Sinceramente, Harry, a veces me pregunto si mi vida hubiese ido mejor sin conocerte. Buenas noches – al decir estas duras palabras se metió en su tienda y se negó a lloriquear más por Harry. No quería saber nada más de él en toda su vida.
Antes de que amaneciera, Draco salió sigilosamente de su tienda y se dirigió a la de su chica. Allí dormían las dos muchachas plácidamente y Draco se lamentaba de no ser él Catherine o, más bien, de no estar él en el puesto de Catherine.
Herm... - susurró Draco tímidamente al oído de la castaña. – Herm... despierta, porfa.
¿Quémm quiemresmm? – preguntó ella sin traspasar la ralla del dormir a la del despertar.
Había pensado que sería muy bonito ver el amanecer tú y yo juntos...
¿Queeem horammm esm? – volvió a preguntar Hermione.
Las ocho menos diez... amanecerá de aquí a unos diez minutos... - explicó él sin saber si había hecho bien en despertarla.
Por dios, Hermione, ve con él a ver el amanecer, es lo más bonito que hubiesen hecho por mí si me lo propusiese a mí... - sugirió Catherine.
Tranquila, Cathy, otro día vendré a por ti. – chistoseó Draco.
Hermione se despertó del todo y dio un fuerte abrazo a Draco. Catherine se hizo la dormida, pues no le entusiasmaba demasiado ser un farolillo. Salieron de la mano entre risas y anduvieron hasta una colina. Draco llevaba en una mochila un par de mantas, algo de desayunar y una almohada mediana para que estuvieran más cómodos. La colina estaba a unos cinco minutos andando al ritmo que se anda a las ocho de la mañana; al llegar, Draco preparó todo en un plis-plas y se tumbaron cómodamente. Era precioso estar tumbada junto a la persona que quieres, abrazada a él, sobre una hermosa colina viendo cómo la oscuridad se tornaba claridad, variando en sus tonos de color. El cielo negro, empezó a variar a azul marino, poco a poco añil oscuro y así hasta adoptar todos los azules habidos y por haber.
Eres un cielo, Draco. – dijo Hermione mirándole sinceramente a los ojos.
Y estar contigo es estar en el cielo. – respondió el traspasando sus pupilas.
Te quiero – dijo la castaña, sin dar tiempo a que él contestase, ya que empezó a besarlo suavemente y muy lento.
Pasaron muchas horas y ellos continuaban allí, sin inmutarse de que el tiempo pasaba, pues se encontraban tan a gusto que parecía que hubiesen paralizado las horas para ellos. Estaban tranquilamente mirando al cielo e imaginando su futuro como matrimonio: tendrían unas gemelitas muy monas, de pelo castaño, liso, fuerte, precioso, de piel algo tostada, no tan blanca como la de su padre, de ojos gris acero como los de Draco. Inteligentes como su madre, y encantadoras como su padre. Su casa estaría muy lejos de todo, para poder amarse sin prejuicios. En fin, pasaron el tiempo como lo pasan una pareja feliz, que desea vivir con el otro el resto de su vida.
¡Señorita Granger! ¡Señorito Malfoy! – era el profesor Snape. Él y McGonagall parecían preocupados y exaltados subiendo la colina y con cara de cansancio. - ¿Qué hacen ustedes aquí?
Hermione y Draco se miraron sorprendidos; les habían descubierto nada más y nada menos que los directores de sus casas... ¿Qué iban a decir, la verdad? ¿Si no lo hacían, qué excusa iban a poner? Draco apretó fuerte la mano de Hermione, pues vio cómo la cara se le ponía roja y sus manos comenzaban a temblar.
¿No se puede estar en una colina con una persona querida? – preguntó Draco, tratando no meter la pata.
Por supuesto – respondió Minerva – pero no sin avisar y a las once de la mañana... toda la mañana perdida buscándolos...
¿Las once de la mañana? Pero... nosotros pensábamos que no era tan tarde... - exclamó Hermione avergonzada.
Nosotros pensábamos, nosotros pensábamos... - burló Snape – Tendremos que dar parte a sus padres.
No, por favor, profesor Snape... no informe a mis padres de nada, se lo ruego... - pidió Draco con tristeza.
No tenemos otra opción, Draco. – informó Snape.
Se lo suplico, por lo que más quiera, mi padre no aceptaría esta relación... me apartará de Hermione, me cambiará de colegio... - plañó el rubio.
Bueno, quizá podamos hacer algo por ustedes... - sugirió McGonagall – pero nadie se debe enterar de que se fueron del campamento sin permiso alguno los dos juntos...
Nadie se enterará, profesora. – aseguró la castaña.
Pues bien, regresemos al campamento.
Anduvieron los cuatro juntos hacia la parte que ocupaban del bosque sin pronunciar palabra alguna. Al llegar, la gente les miraba sorprendidos. Se oían los susurros ¿Malfoy y Granger? Sí, no era la pareja que todo Hogwarts se imaginaba que iban juntos, tratándose de un Slytherin y una Gryffindor; aunque bueno, lo más extraño era porque procedían de antepasados muy distintos y , en el mundo mágico, eso se valoraba mucho.
¡No os quedéis cómo unos pasmados, a trabajar! – exclamó McGonagall a los alumnos, que hacían un pasillo para que la pareja pasase por medio y así poder analizarla mejor.
Siguiendo las instrucciones, todos se pusieron manos a la obra y, en pocos minutos, empezó a acudir más gente. Poco después, apareció el propietario del bosque, escoltado por sus trabajadores.
Desalojando, que es gerundio – gritó de manera ordinaria, como acostumbraba, nada más llegar.
Con "por favores" y "buenos modales", que es educación. – respondió McGonagall.
Mire, vieja, deje de tocarme los huevos ya. Váyase a un asilo y déjeme en paz.
Y usted váyase... - observó a los alumnos que miraban asombrados y dijo – váyase a tomar por culo.
Muévanse de aquí que comenzamos a talar ¡ya! O sino, le muevo yo, que no me importa.
Sí, tú ¿y cuántos más, mamarracho? – preguntó desafiante Harry, que estaba cerca de McGonagall. Ella tomó un sorbo de su café.
Yo y todos estos... - de pronto comenzó a acudir una avalancha de policías antidisturbios equipados con cascos, porras y escudos. Algunos alumnos empezaron a asustarse, otros no.
No nos dais miedo, que lo sepáis. – exclamó un Ravenclaw.
Ni os imaginéis que nos vamos a pirar, chavalotes. – exclamó otro de Gryffindor.
Chicos, chicos, dejadlo ya... creo que es el momento de irnos... - explicó la profesora.
Pero, profesora, después de estos días...
Sí, hacedle caso a la viejucha esta e ir yéndoos... - sugirió el propietario. McGonagall se giró cómo haciendo un gesto de derrota. De pronto, se volteó hacia el "Albóndiga" y le derramó todo el café en la camisa; entonces exclamó:
¡¡¡¡A LOS EUCALIPTOS, CHICOS!!!! –muchos alumnos se encadenaron a los árboles, mayoritariamente de dos en dos, otros fueron detenidos por la policía. A la profesora McGonagall la esposaron. Era una extraña pero divertida situación, todo por una buena causa. Pocos segundos después, los alumnos que habían conseguido salvarse de las garras de los antidisturbios, comenzaron con gritos de guerra:
¡MANOS ARRIBA, ESTO ES UN ASESINATO!
ASESINOS NO, ASESINOS NO
Enseguida, los que estaban retenidos les acompañaron. También había varios cámaras de la televisión y reporteros de diferentes periódicos. La policía se hartó, llevó a comisaría a la profesora Minerva McGonagall y dejó a los demás en el bosque. Finalmente, Mónnika y Snape decidieron regresar a Hogwarts y dar la lucha por terminada. Aunque estaban tristes y cansados, se alegraban haber llevado tan bien su lucha y ellos se sentían verdaderos vencedores.
Al llegar al colegio, se metieron todos en la sala de profesores, dónde había un televisor y pusieron el canal de noticias.
Otra de las noticias del día, es la acampada organizada por el colegio Hogwarts, con el fin de salvar el bosque de eucaliptos más antiguo de Gran Bretaña de una tala masiva para reconvertir la zona en una urbanización. Hoy, después de un par de días de sentada bajo el frío cielo de diciembre, ha finalizado la sentada, sin méritos conseguidos, y con la detención de un maestro del colegio, la señora Minerva McGonagall. – todo esto fue dicho por la presentadora de los informativos de la noche, emitiendo mientras tanto las imágenes de la detención, los gritos de guerra, imágenes de la sentada... un buen seguimiento de todo el trabajo realizado durante esos días.
Bueno, chicos. Ya se ha acabado nuestra aventura... - dijo Snape, sentado, derrotado sobre un silla - ¿qué os ha parecido? – los alumnos comentaron sus pensamientos; en general, la experiencia les había parecido muy buena.
Ahora sólo falta que suelten a Minerva... - comentó Mónnika. Pocos minutos después, apareció la profesora, a la que recibieron con un caluroso aplauso que les hizo recuperar algo la temperatura.
Me alegro mucho de que todos estéis bien. Creo que es muy bonito todo lo que habéis hecho por el bosque durante estos días, que demuestra las buenas personas que lleváis dentro. Al fin y al cabo merece la pena estar luchando con vosotros todos los días y... nada. Por cierto, mañana no tendréis clase. Los profesores y yo hemos decidido daros un día libre, para que podáis hacer vuestras maletas los que os vayáis a casa y para descansar un poco los que os quedéis. – sermoneó la profesora.
Pero, profesora – comenzó Hermione – faltan unos pocos días para que vayamos a casa por Navidad...
Ya, bueno, pero os vamos a dar unos días de más para disfrutarlos, que os los merecéis. – todos aplaudieron; Hermione y Draco no tanto. - ¿Alguna cosa más que comentar?
Sí, profesora – dijo Ron, un poco rojo – Nadie sabía que usted era tan guerrillera, la verdad. – todos rieron. McGonagall se había comportado como una veinte añera durante estos días.
Pues ya habéis conocido otra de mis facetas. En fin, cada lechuza a su... eucalipto y que paséis una buena noche.
Lo siento muuuuuxos, de verdad!! Espeor vuestros komentarios en un review!!
Besos de Mrs. Malfoy!
