SIN TU AMOR ME DERRUMBO

Título: ¿Quién me lo iba a decir?

Capítulo 26.


Hoooola!! Bueno, bueno... por qué no os gusta nada esa pareja? Ya sé que si entrais aki es para ver amor entre Harry y Hermione pero trankilos k en este capitulo ya será más de vuestro agrado.. pobre de mi Mr... k solito va a estar!! Ais, ais... (suspiros) No puedo contestar vuestros reviews, porque hay gente que nu me ha dejado!! (por k, por k?? tan mal está...) En fin, k no me enrrollo más y espero k este ya os guste POR FIN!! Aaaah!! Espero vuestros reviews en mi bandeja de entrada!! oQ MuuuSHo!!


Harry se apresuraba a empaquetar su maleta. Metía su ropa a retortero en el baúl de cuero, zapatos y chaquetas incluidas, sin detenerse a arreglar alguna cosa medianamente bien. Todos sus libros los tiró sobre la ropa, así como la capa de invisibilidad. En pocos minutos, todo su armario estaba vacío y no quedaba ninguna de sus pertenencias en la habitación. Lo había pensado todo, compraría una casa con su dinero para los tres, Mónnika, Gabi y él. Él podía cuidar perfectamente del bebé, mientras Mónnika trabajaba en cualquier colegio, ya fuese mágico o muggle. Durante ese tiempo, Harry buscaría un empleo, el cual le hubiese resultado complicado encontrar sin el graduado si no hubiese sido Harry Potter, el niño que vivió, el que lo necesitaba. Podían ser muy felices en una casa los tres juntos, como una familia, y el dinero que tenía Harry en herencia les bastaría durante un tiempo. Se ilusionaba al imaginar cómo iba a ser su vida desde aquel momento. Por otra parte, también le daba pena dejar Hogwarts, en especial a Ron y Hermione. Pero ese día iba a llegar en cualquier momento, antes o después, ya que no se podían quedar toda la vida en Hogwarts, durmiendo pared con pared y comiendo codo con codo. Además, él les visitaría de vez en cuando y podrían ir los dos a su casa en Trafalgar Square de vez en cuando, en vacaciones, navidad, fines de semana, etc. Cerró su baúl con un hechizo que haría imposible que se abriese con cualquier golpe. Habían pensado hacer noche en una pensión, hasta la que llegarían con el coche de Mónnika, de lo más muggle. A la mañana siguiente llegarían a Londres, recogerían a Gabi de casa de su padre e irían al hogar de Mónnika. Estaba todo perfectamente planificado, esa noche Harry iba a empezar su nueva vida.

Draco y Hermione se despidieron, cada uno se fue a su habitación, para descansar después de esos duros días, aunque Draco no lo hizo solo.

Draco… - dijo una voz dura, fría y severa, proveniente de detrás de una gárgola - ¡cómo me alegro de verte!

El chico vaciló al mirar a la persona. Era un hombre de su misma estatura, de buen porte y cabellos rubios platinos largos y lisos.

¿Papá? ¿Qué haces tú aquí? – preguntó él tremendamente sorprendido de encontrarse él a su padre en medio de Hogwarts por la noche.

Iba a darte una sorpresa… - contestó besándole en la cara sin sentimiento alguno – Me enteré de que partíais mañana hacia King´s Cross y, para ahorrarte el viaje, he venido a recogerte.

¿A recogerme a esta hora?

Bueno, en realidad llegué hace algunas horas, pero como estabas muy ocupado no quise molestarte.

¿Muy ocupado? No sé a qué te refieres… mierda, mierda, mierda… me ha visto con Hermy, seguro… la he cagado, la he cagado hasta el fondo… madre mía, me ha visto con ella y… y… aaaag ¡en qué momento menos oportuno!

Vamos, Draco… te he visto con una chica… aunque no con cualquiera… con la sabihonda de Granger. – su voz había cobrado dureza y autoridad - ¿Qué hacías tú con ella, Dragón, dime, qué? No me lo puedo creer, mi propio hijo con una sangre sucia.

No la llames así, papá.

¿Ah, no? ¿Cómo la llamo? ¿Asquerosa, desdichada, desgraciada muggle? ¿Está así mejor?

No te permito que digas esas cosas de ella, aunque bueno, quizá seas tú aquí el asqueroso. – respondió Draco retando a su padre. El último le cruzó la cara de lado a lado.

Nunca vuelvas a alzarme la voz y menos a insultarme. Todo lo que eres me lo debes a mí y no permitiré que una fresca arruine tu vida a cambio de sus besos y su cuerpo.

No sabes de qué hablas. Ojalá no te conociese, ojalá hubieses muerto tú en lugar de Emma. Te odio. Yo no te debo nada, desearía no llevar tu sangre por mis venas y tener genes completamente opuestos.

Ni siquiera sabes lo que dices… te prohíbo que la veas…

No me hagas reír, Lucius. Estudiamos juntos, somos prefectos, dormimos en el mismo edificio… no me podrías controlar en cada momento. Hermione y yo seguiremos juntos pase lo que pase.

Eso tienes fácil solución, hijo. Te cambio de colegio.

¿Bromeas? Estás loco… cambiarme de colegio sólo por haberme enamorado…

¿Sólo? ¿SÓLO? Enamorado, dice. La quiere… tú no sabes qué es eso…

No lo sabía, hasta ahora. Mamá y tú me ofrecisteis ropa de marca, aparatos caros y todos mis caprichos, sin deteneros a darme algo de amor. Hasta ahora sólo había sentido amor por Emma, pero mira, la apartasteis de mi lado con vuestra ceguera.

Decidido, abandonas Hogwarts y no podrás hacer nada para impedirlo. Soy tu padre y tutor, yo mando en ti. Además, ya tengo los papeles en regla. Empaca tus cosas y nos vamos.

Pe…

No me ruegues, eres patético cuando lo haces. Ya está todo arreglado.

Me puedes separar de ella, pero nunca conseguirás que deje de amarla. Tenlo en cuenta, con esto no vamos a ninguna parte. – Draco se giró y fue dirección a su habitación. Debía abandonar el colegio por haberse enamorado, y su padre le esperaba en el coche para partir hacia Londres.

Entró en su habitación y, con un simple hechizo, guardó sus cosas en el baúl. Se sentó sobre la que durante seis años había sido su cama y echó un vistazo a su alrededor. Nunca más vería ese cuarto, ese Castillo desde ese ángulo, no estaría junto a su Hermione… Le brotó una lágrima del ojo, pero, a pesar de que su padre le sacase de Hogwarts, él visitaría a Hermione cuantas veces le fuese posible. No podía despedirse de Hermione, ella ya dormiría plácidamente y su padre le esperaba a bajo. Cogió un pergamino y una pluma y escribió:

A mí amada Hermione:

Llegó el día que los dos temíamos. Mi padre se ha enterado y me obliga a cambiarme de colegio. No se lo ha dicho nadie, él mismo nos ha visto y, además, esta noche.

Ahora la ilusión se va de mí, como el aire al respirar, amor. Tu silencio es un rumor, el perfume de tu voz. Yo quiero imaginar, que sabré esperar, engañándome sin más. Sentiré tanta soledad, al principio y al final, de esta eterna ansiedad. Porque sin tu amor, me derrumbo, soy sólo carne y huesos sin ti. No me salvaré esperándote, un minuto sin tu amor, es un infierno en mi interior y me derrumbo… La distancia entre los dos, hará fuerte nuestro amor. Por favor, que acabe pronto esta pesadilla cruel que hace perder mi control… y es que sin tu amor, me derrumbo, soy sólo carne y huesos yo sin ti. Y me alegro infinitamente, pensar que un día volveré, sentir tu piel y abrazar todo tu ser. Y me derrumbo, soy sólo carne y huesos yo sin ti. No me salvaré esperándote, un minuto sin tu amor, es un infierno en mi interior… me derrumbo.

Y en algún rincón de mi corazón, amor, siempre tú quedarás. Tu sonrisa está en mí, tu recuerdo se quedó, quítame este dolor, amor.

Nunca te olvides de mí, quiéreme, al menos yo sí lo haré. Sé feliz, pero, te lo ruego, piensa de vez en cuando en mí.

Por siempre,

Draco.

Draco terminó de escribir la carta, la cerró e impidió su apertura con un hechizo que sólo permitiría que Hermione la leyese. ¿Cómo podía ser su padre tan radical, cuando, normalmente, un padre sólo desea felicidad a un hijo y lo que Lucius acababa de hacer era romper la relación que había hecho más feliz a Draco? Le odiaba, deseaba verlo en Azkaban pagando por todos sus pecados y asesinatos. (N/A: Como habréis comprobado, en mi historia Lucius está libre, ya que sin él no hubiese podido crear mi historia… ¿Quién iba a decir que un cabrón como él sería importante… ya bueno, importante para romper una relación tu bonita… corto, que sino luego so enfadais conmigo…)

Finalmente escribió en el sobre de la carta: Para Hermione Granger, con la esperanza que alguno de sus tontos compañeros de habitación pudiesen hacérsela llegar. La dejó ahí, sobre la mesilla de Zabini, que, al reconocer la letra de Draco, se la haría llegar. Ahí descansaba su despedida, la despedida al amor de su vida en un pedazo de pergamino, sin más.

Cogió sus cosas y bajó al coche. Ya se había acabado todo, Lucius Malfoy conducía tranquilo hacía Londres, sin sentir nada de culpabilidad, tranquilamente, como si nada hubiese ocurrido. Detestable. Y Draco debía conformarse en mirar hacia atrás al enorme Castillo, al fin y al cabo su primera casa…

Sin embargo, Harry corría emocionado hacia la casa de Mónnika. Pero pospusieron la salida para el día siguiente por la mañana, ya que era legal abandonar el colegio. A primera hora de la mañana se reuniría con ella y partirían. ¡Qué risa! Mónnika le había dicho que si no llegaba se iría sin él. ¿A caso dudaba de que lo fuera a dejar todo por ella? Dejó ahí sus cosas descansando en el apartamento de la Pataky y fue a dormir a su habitación, al contrario de cómo a él le hubiese gustado. Ya habían dormido juntos, pero esa noche no lo iban a repetir. (N/A: sin ánimo de ofender, pero veía más romántico y bonito el momento de Hermione y no el de Harry… dad rienda suelta a vuestras imaginación y todos contentos!! Jejeje muaaaakis!!)

Regresó a su cuarto y no pudo dormirse. Se sentó en el alféizar interior de la ventana a mirar el paisaje oscuro invernal. La mañana llegó rápido y los primeros rayos de sol asomaron sus brillos por la ventana. Desayunarían y saldrían pitando de Hogwarts. Todos ya estaban vestidos, Harry aún estaba terminando. Ron le esperaría en el Gran Comedor. Se estaba abrochando la cremallera de su chaqueta roja cuando Hermione irrumpió en la habitación. Estaba destrozada y desolada. ¿Qué le sucedía? Hacía tiempo que no hablaban…

¡Hermione! ¿Qué sucede? – preguntó él prácticamente atemorizado.

Harry, me quiero morir. – dijo ella llorando y sollozando.

¿Qué hablas, Hermy? ¿Qué pasa? – Hermione le alcanzó la carta y Harry la leyó.

Me voy a suicidar, Harry, voy a hacerlo. Estoy harta de sufrir por todo, si se va él ¿qué tengo yo? ¿con quién me quedo? Para estar sola toda la vida prefiero morirme y ya, descansar en paz…

Y si te mueres tú, ¿qué tengo yo entonces? – Harry agachaba un poco el cuello para tener más cerca los ojos de Hermione.

Pues… a la Pataky esa, Harry. Sólo he venido a decirte que me voy a matar y ya…

Hermione… deja de decir chorradas, por favor.

Si es que no tengo nada ni nadie…

Me tienes a mí. – y acto seguido la abrazó. Se fundieron en un largo abrazo. - ¿Tienes ganas de desayunar? – Hermione negó con la cabeza, secándose las lágrimas. – Bien, yo tampoco. Venga, quédate aquí conmigo y charlamos. No te vas a ir hasta que borres de tu cabeza esa estupidez de… esa estupidez.

Se sentaron en la cama de Harry. Ella le contó cosas sobre Draco, que detrás de ese tío gilipollas había un chico sensible, romántico y buena persona. Entonces Harry le preguntó cómo se habían conocido y, claro, ella tuvo que contárselo todo. Aunque, bueno, eso ya había pasado y Harry le hizo prometer que nunca más lo haría. De todos modos, ahora que Hermione pasaba por este momento, no podía dejarla sola ni un momento, o cumpliría sus amenazas.

Hermione, yo no voy a dejarte sola nunca, ¿entiendes? Nunca. – entonces se le pasó por la cabeza Mónnika, y miró su reloj. Ya era la hora de bajar e irse con ella del Castillo; pero no, Hermione ocupaba un puesto más importante en su vida que Mónnika Pataky. Debía estar con su castaña guapa que con la rubia que le hacía sufrir. Iba a dejar a Mónnika por cuidar a Hermione.

En fin... sin comentarios!! No sé k os habrá parecido.. a mi me da muusha pena pero esk si no... espero vuetsros reviews amorets!!

oQ MuSHo!

Mrs. Malfoy... esto ahora Marineta !!