¿QUIÉN ME LO IBA A DECIR?
Capítulo 29:
BUZÓN DE SAN VALENTÍN
Hola de nuevo! Subo el cap 29 también, porque le otro era muy cortito y me pareciió poco.. Espero que os guste!! Creo que sí lo hará! Muchos besos de MaRiNeTa MaLFoY!!
Las clases empezaron de nuevo. Todos habían tenido unas muy buenas vacaciones de Navidad, las de Harry y Hermione algo más insólitas que las de los demás. Draco seguía sin responder a la carta de la castaña; quizá es para que no sufra… intentaba convencerse Hermione a cada segundo que se le pasaban los finos cabellos de su chico por la mente. ¿Chico o ex chico? Para Hermione estaba claro: ellos dos continuaban juntos, a pesar de la distancia y el tiempo sin verse, ya que el rubio no había nombrado nada en la carta. Todo transcurría con la mayor posibilidad, sólo Harry sabía que la castaña esperaba un niño de Draco, de momento no se le notaba nada que una vidita crecía en su interior.
Una mañana, durante el desayuno, McGonagall se alzó y empezó a hablar:
-Falta a penas un mes para el día de San Valentín, como todos sabréis. Al ver el comportamiento tan ejemplar que habéis llevado durante el semestre pasado y este toco del nuevo que empieza, el claustro de profesores al completo, ha decidido el colocar un buzón para enviar cartas de amor o amistad a las personas que queráis. Esas cartas llegarán todas las noches a vuestras camas por medio de un hechizo, con el fin de convertir Hogwarts en un pequeño corazoncito en medio del Mundo Mágico. Espero que os ilusione nuestra decisión y que escribáis muchas cartas, que ahora es el momento. Gracias y buenos días.
Todos estaban entusiasmados con la buena idea de lo profesores que, por fin, empezaban a modernizarse en sus ideales. A Hermione le traía todo el tema del buzón sin cuidado. ¿Para qué quería ella un buzón de cartas, si a la única persona que le podía enviar cartas ya no estaba cerca de ella? La chica continuó con su bollito de leche y su zumo de pomelo sin quitar la vista a las migas que caían sobre la mesa.
-¡Qué buena idea lo del buzón! – comentaba Ron mientras andaban hacia el aula de Transformaciones.
-Sí, Ron, ya puedes enviar cartas a todas las chicas del colegio que te traen loco… - respondió Harry pegándole unas palmitas en la espalda.
-Ahora que lo dices… ¡no sé si habrá pergamino suficiente para mí sólo en Hogwarts!
-Vamos Ron… ¡no seas tan bruto! - le espetó con simpatía el moreno.
Hermione no pronunció palabra en la conversación; sólo acariciaba su estómago con delicadeza, pensando en la flor que extendía sus pequeños pétalos en su interior. Estaba claro que debía comunicárselo a Draco, pero ¿cómo? Si ni le había contestado a la última carta… De todos modos, él iba a ser el padre del bebé y tenía todo su derecho de saberlo. Hermione se veía obligada a contárselo, no podía ocultárselo a la persona que amaba. ¡Ay, estaba hecha un lío!
Esa misma noche recibirían las primeras cartas. Parvati y Lavender estaban completamente entusiasmadas, esperando recibir cartas de los chicos que les gustaban y de todos los que fuera posibles. A Hermione le daba exactamente igual.
-¡CHICAS! – gritó Lavender a Hermione y Parvati que estaban en el cuarto de baño - ¡LAS CARTAS!
Parvati salió corriendo del aseo y la castaña la siguió parsimoniosa. Ninguna de las dos hermanas había recibido carta; Hermione sí lo había hecho. La abrió sorprendida, ya que no esperaba pergamino de nadie.
14 de Enero de 2005
Guapísima Hermione,
Sin ti no soy nada, una gota de lluvia mojando mi cara.
Mi Mundo es pequeño y mi corazón pedacitos de hielo. Solía pensar que el amor no es real, una ilusión que siempre se acaba. Sin ti niño malo, sin ti niño triste que abraza su almohada. Tirando la cama, mirando la tele y no viendo nada. Amar por amar y romper a llorar, en lo más cierto y profundo del alma. Sin tu amor no soy nada.
Los días que pasan, las luces del alba, mi alma, mi cuerpo, mi voz no sirven de nada. Me siento tan raro, las noches tan solo se vuelven amargas, me río sin ganas con una sonrisa pegada en la cara. Soy sólo un actor que olvidó su guión, que al fin y al cabo son sólo palabras que no dicen nada. ¿Qué no daría yo por ver tu mirada? Por ser por siempre los dos, mientras todo cambia… Porque yo sin ti, no soy nada.
Esto no es ninguna broma, de verdad.
"Haloyuh"
Post Scriptum: contéstame, por favor.
La leyó en voz alta, mientras las gemelas se retorcían de envidia y a la vez se alegraban por ella. Pasaron un buen rato pensando quién la había podido escribir, aunque no llegaron a ninguna conclusión.
-¿Es que no le vas a contestar? – preguntó Parvati algo extrañada.
-¿Qué quieres que le ponga, que yo tampoco soy nada sin él? ¡Pero si ni siquiera sé de quién se trata! – respondió Hermione algo exaltada. En realidad, le gustaba ver que tenía encandilado a un chico.
-¡Vamos, Herms! Ponle algo amable y ya está…
Vista la insistencia de sus compañeras de cuarto, cogió pluma y pergamino e intentó escribir algo.
¡Hola "Haloyuh"! 14 de Enero de 2004
Te agradezco mucho la carta, me he sentido muy halagada por mi parte. Me gustaría saber quién eres para así conocernos, aunque no sé si a ti te parecerá buena idea. Si pudieses darme alguna vaga pista de quién eres y si hemos hablado alguna vez…
Espero con ansias tu respuesta,
Hermione
A la mañana siguiente tiraría la carta al buzón de San Valentín para ver si obtenía respuesta. Le resultaba graciosa esta situación… ¡un admirador secreto que le enviaba tiernas cartas de amor! Sonaba a película. (N/A: ais, ais, ais… ¿por qué será eso? Jajajaja muakiiiiiz!!)
El día amaneció tranquilo y armonioso. Todos charlaban sobre las cartas de la noche y, los más creídos fardaban de haber conseguido hasta diez cartas… Una chica muy fea, pero que tenía fama de "guarrilla" en el Castillo dijo que ella había recibido dieciséis. Sí, putoncete, te las habrás enviado tú misma, ¡no te jode! pensaba Hermione cuando escuchó que lo repetía varias veces. El día se pasó rápido, ya que habían tenido un par de horas libres en el día. Al caer la noche, se esperaban ansiosamente las declaraciones de amor que Cupido lanzaba con las flechas en forma de corazón.
Ahí estaba, una carta de nuevo; la abrió y empezó a leerla en voz alta, ya que eso le exigían sus compañeras.
¡Buenas noches, guapa!
¿Qué tal pasaste el día? Yo estuve pensando cuánto tiempo he de esperar para tenerte bajo la Luna, besando tu piel, que es de aceituna. Cuántos años pasarán, sin que te acune, como a un tesoro y acaricie tus cabellos, que son más bellos que el oro. Me he pasado la noche en vela, como la vez primera en que te fui yo a escribir una carta. Aún quedan luces en tu habitación, así que estaré atento por si te vuelvo a ver. No me importa la espera, será para mejor, por mi mente no vuelan gaviotas, sino vuela tu sonrisa y tus ojos miel, que me tienen loco.
Y es que tú me vuelves loco, cuando te veo por el Castillo en tu túnica de bruja, con tus cabellos sueltos castaños y tu delicadeza y sensualidad al andar. Simplemente, eres mi locura, mi tortura…
"Haloyuh"
Post Scriptum: me harías muy feliz si me constases unas cortas líneas.
Hermione cada día estaba más impresionada. Se había tomado la primera carta un poco en broma, de alguien que quería o alegrarla o hacerla rabiar; pero demasiadas ganas de jugar debía de tener para llegar hasta tal punto… No sabía muy bien por qué, pero le encantaba tener un admirador secreto en el Castillo. Cogió una libreta muggle y un bolígrafo también muggle y empezó a escribir:
Querido Haloyuh,
Muchas gracias por tus bonitas frases, pero no tengo muy claro si esto es una broma o me estás hablando en serio. Si esto es un juego, mejor páralo pronto… Bueno, espero tu respuesta, y no pienses que soy una seca y antipática pero esto de las cartas me trae algo desconcertada y, en fin, me gustaría saber quién eres.
Besos,
Hermione.
El día transcurrió de lo más normal. Las clases no fueron ni muy divertidas, ni tremendamente aburridas. En realidad, por la cabeza de Hermione rondaban tres personas: primero, la personita chiquita que creía en su vientre, el acariciaba con meticulosidad, para ver si notaba alguna cosa, pero era demasiado pronto para saberlo; después, Draco, que ni respondía a sus cartas y al que, a pesar de ello, seguía amando con toda su alma; y, finalmente, "Haloyuh", al que deseaba conocer, ya que sentía un tremendo interés por saber de quién se trataba. Miraba a su alrededor, contemplando a toda la gente y, observando, si alguno actuaba de modo extraño. Pero no, por más que analizaba a sus compañeros, nadie daba con el perfil de "Haloyuh" y, además, ninguna persona de ahí podía estar enamorado de ella… era técnicamente imposible.
Al llegar a la Sala Común, se tumbó en el sofá y, rompió en lágrimas. ¿Qué iba a hacer ella con un bebecito y, además, sola? No era lo suficientemente madura como para cuidar a un niño. A pesar de todo, era de las únicas cosas que le habían quedado de Draco, por así decirlo, a parte de una sudadera suya de "GAP" con capucha y color negra con las letras en blanco. En fin, ese niño iba a nacer del fruto de un amor muy bonito y ella deseaba con ansias tenerlo. Con todo, lloraba. A eso irrumpió Harry en la Sala.
-¡Herms! ¿Qué sucede?
-Nada Harry, sólo que… me acuerdo mucho de Draco…
-Nadie puede guardar toda el agua del mar, en un vaso de cristal. ¿Cuántas gotas tienes que dejar caer, hasta ver la marea crecer? ¿Cuántas veces te ha hecho sonreír, esta no es manera de vivir, cuántas lágrimas puedes guardar en un vaso de cristal? – dijo Harry con una fluidez y una soltura increíbles.
-Es que no puede evitarlo Harry, y yo sufro mucho…
-Pero Hermy, si tienes miedo, si estás sufriendo, tienes que gritar, salir, salir corriendo y contármelo a mí y no tragarte tus penas… - respondió él tratando de animarla.
-Gracias, pero… es que yo me llevo siempre las peores partes y los peores golpes…
-¿Cuántos golpes dan las olas, a lo largo de un día en las rocas, Mione? – preguntó él de nuevo.
-Muchos, demasiados…
-Pues con nosotros igual, muchos golpes pero por eso no hay que tirarse hacia atrás. – explicó él de nuevo - ¿Cuántos peces tienes que pescar, para hacer un desierto del fondo del mar? Es lo mismo que con él, no puedes buscarle defectos y quitártelo de la cabeza, ya que lo amas, ¿no?
-Sí… pero, entonces ¿qué hago? ¿cómo vivo? ¿Siempre llora que llora por los rincones?
-¿Cuántas veces te ha hecho callar, cuánto tiempo crees que aguantarás, cuántas lágrimas vas a guardar a tu vaso de cristal?
-Llevas razón, pero… no puedo, Harry, ¡será el padre de mi bebé, compréndelo!- exclamó dándole a Harry un fuerte abrazo.
-Y ya sabes, si tienes miedo o si estás sufriendo… aquí está tito Harry, eh chiquitín – dijo acariciando suavemente el vientre de la castaña – para lo que sea.
-¡Gracias, cariño! ¡Qué suerte tienen tus novias! – respondió ella abrazándole de nuevo.
-No lo sabes tu bien, "peque". Por cierto, ¿qué tal llevas las cartas de San Valentín? ¿Recibes muchas? – preguntó Harry muy amable.
-Pues muchas no, pero recibo unas de un tal "Haloyuh", muy simpático el chico… unas cartas muy bonitas, la verdad.
-Pero, ¿sabes quién es?
-Ni idea… me hace gracia… yo, un admirador secreto, si lo único que me mira con regularidad es el espejo del cuarto de baño…
-¡No digas bobadas! Seguro que a muchos chicos les traes locos…
-No sé, pero el "Haloyuh" ese me cae bien, es majo.
-Bueno, pues pídele una cita y así le conoces.
-Hombre, es un poco pronto… a lo mejor se la pido más adelante.
-A ver si es verdad y así me alegras un poco la cara, mi niña. Buenas noches – dijo dándole un tierno beso en el mejilla – Mañana madrugamos y… no es plan de que se me peguen las sábanas.
Harry subió a su habitación, y acto seguido lo hizo Hermione. Se durmió profundamente y soñó con tres personas: su niño, su novio y su admirador secreto.
Bueno, pues hasta aquí! Espero que me digais que os pareció y me alegreis un poquito estso días que no es que sean los mejores que he tenido... en fin, muchas gracias y que seais felices!!
Vuestra fan Number 1!!
