Pensando en ti. (creo que este título ya no le va)
Capítulo 2
Su nuevo departamento estaba listo. Los muebles habían llegado esa misma tarde y los operarios los habían ubicado exactamente en donde los quería, dándole al lugar buen gusto y estricto orden.
Eran las 23.00 y estaba fumando tranquilamente sobre su nuevo bergiere negro.
--Shuichi...
Con gracia recordó su sorpresa al verlo en Alemania, convertido por fin en un famoso cantante.
--Realmente conseguiste tu sueño...
Delgado como una modelo, loco como una cabra, hiperquinético como... no, no había nada tan hiperquinético como él. Ese era, es y será Shindo Shuichi.
--Nunca cambiarás Shu-chan.
Cerrando los ojos y sintiendo la nicotina llenar sus pulmones evocó recuerdos de años pasados hacia lo que parecía una eternidad... pero que no era tanto.
La nieve caía en delicados copos blancos y semi transparentes que se fundían casi al instante de tocar el suelo. El cielo estaba lleno de nubes cargadas de frío, grises y esponjosas. Invierno.
Todos los niños de la calle habían salido a construir conejos de nieve. Competían entre ellos, y se reían y ayudaban. Los más grandes se aliaban con los más juguetones o con sus hermanos menores, generando antes de la hora de almuerzo una guerra de nieve.
Risas inocentes y gritos de batalla eran acallados por los duros llamados de sus madres. Todos, nuevamente mojados y sucios, entraban cabizbajos, pero sonrientes, sabiendo que la dureza es falsa, que el enojo era pasajero. A sus madres también les había gustado jugar con nieve.
--¡Mamá! –una pequeña de coletas avellanas llega sonriente y sonrojada por el frío -¡Mamá!
--¿Porqué gritas tanto Maiko?
--¡Mamá, Shu se cayó, fue muy gracioso!
--¿Se...?
-¿Es cierto eso?, ¡responde Maiko!
De un momento a otro, la pequeña se vio atrapada en un torbellino rubio de profundos y hermosos ojos violetas.
--H-hai... Aniki...
--¿Dónde está? –ella sonrió y apuntó hacia el árbol que adornaba el centro del parque que había al otro lado de la calle.
--Ahí. Tropezó cuando mi bola de nieve le dio en toda la cara
--Maiko, no deberías tratar así a tu hermano. –regañó suavemente su madre –Sabes que Shuichi no es tan rápido.
--¡Pero yo quiero oírlo cantar!
--¿Cantar?
--¡Shu me prometió que si lo vencía, él cantaría para mí!
La mujer sonrió y quitó un poco de nieve del cabello de su pequeña Maiko.
--Shu cantaría para ti de todas maneras, Maiko-chan. –y miró hacia el lado, compadeciendo de cierta forma el nerviosismo evidente de su sobreprotector hijo mayor. –Ve por él Takato, onegai.
--¡Claro Kaa-san!
Sus piernas comenzaron a correr. No sabía porqué, pero siempre esperaba la aprobación de su madre para dar rienda suelta a su amor por su hermano menor. Nunca salía desesperado, no quería repetir la experiencia en que él mismo terminó herido y perdido en un bosquecillo por salir de inmediato ante la pregunta "¿alguien ha visto a Shuichi?". Sabía que ese tiempo que su madre le concedía le permitiría pensar con claridad y ayudar a Shu-chan de la mejor manera.
--¡Shu-chan!
--¡Takato, Maiko-chan me botó! ¡Dime donde está!
Su piel pálida contra la nieve, el aire en halos escapando de su cuerpo... Dios, por buscar a Shuichi nuevamente había salido sin chaqueta. Sus cabellos rubios volaron con el viento helado, pero sonrió.
--Está en casa con Mamá. ¿Estás bien?
--¡Hai!
Suavemente, como si de una caricia se tratase, apartó la nieve de ese cabello color miel, admirando su suavidad y docilidad.
--Estás lleno de nieve Shu. Te resfriarás.
--¡Maiko-chan me emboscó!, ¡Hiro-chan la ayudó!
Su ceño se frunció en ese instante... Hiro...
--¡¡Oiii! ¡Shuichi! –se oyó otra voz infantil, pero menos que la de su hermano.
--¡Hiro-chan! –el pequeño de melena café-rojiza llegó corriendo, mostrando sus mejillas morenas rojas por el esfuerzo.
--¡Estás lleno de nieve Shu! –una enorme sonrisa y el panorama de un diente menos salió a la vista. Entonces el pequeño Shindo encorvó las cejas y sus ojos violetas comenzaron a llenarse rápidamente de lágrimas. -¿Shuichi?, ¿te duele algo?, ¿te pegaste en alguna parte?, ¡dime Shuichi!
--...Hi-Hiro-chan me traicionó con Maiko... –gimoteó – Hiro-chan no quiere ser mi amigo...
--¡No, ¿cómo dices eso?! –aclaró de inmediato el pequeño, interponiéndose, sin querer, entre Takato y Shuichi -¡Yo no quiero dejar de ser tu amigo!, ¡solo era una broma una broma! Vamos, no llores Shu...
Shindo infló sus mejillas y detuvo las lágrimas, mostrando su enojo. Takato sonrió triunfante. Él sería el primero en celebrar el día que su amado hermano se alejara de ese chico tan insistente.
--Hiro-chan...
--¿Mm?
--....
--¿Shu? –poco a poco la preocupación se apoderaba de los rasgos de Nakano
--...
--¿Te...enojaste?
--...
--Shu... –casi en sollozo. Entonces el otro sonrió y le extendió las manos.
--¡Vamos a almorzar a mi casa!
Y sin esperar respuesta alguna, ni hermano alguno, salió corriendo, tirando del moreno de cabello casi rojo. Takato los miró alejarse y gruñó algo en voz baja. Pero al menos Shuichi estaba bien...
Al terminar de recordar, su sonrisa ya no existía, y su semblante de felicidad se había esfumado por uno de molestia y enojo.
--Hiro...
Eterna sombra y guardián. ¿Nunca se cansaba de estar tras su hermano?...
--Nunca te rindes ¿eh, Hiro-kun?
Inseparables. Esa era la única palabra que los adultos usaban para describir la amistad de esos dos niños. Inseparables. Como el día y el sol. Como la lluvia y las nubes.
El humo del cigarro de desvaneció en la inmensidad del departamento, mientras el silencio se apoderaba del alma de Shindo Takato.
--¿Cómo te sientes ahora que hay alguien más importante que tú en la vida de Shu-chan?... ¿te duele Hiro-kun?, ¿te molesta?... Jaja... como me gustaría preguntártelo, y ver que cara pones...
Una risa apagada sonó en su pecho. Por fin Nakano debía sentirse como él se sentía años atrás. Dejado de lado. Casi abandonado. Shindo ahora solo tenía ojos para su rubio escritor.
--Ya no tienes nada que proteger Hiro... Y es ahí cuando entro yo.
Años de separación. Sorpresa de reencuentro. Hasta el Todopoderoso y Omnipresente Nakano Hiroshi había quedado de lado cuando Shuichi lo había visto y reconocido. Por primera vez en su vida, su hermano le daba prioridad sobre su mejor amigo.
--Y voy a asegurarme que esto siga así. Por fin aprenderás cual es realmente tu lugar. Solo eres su amigo... yo soy más que eso, al igual que Eiri-san. Ambos estamos más allá de lo que tu jamás podrás llegar.
Y sonrió al pensar que le simpatizaba el escritor.
--Nunca más voy a perder contra ti Hiroshi. Ahora tengo un poderoso aliado llamado Eiri Yuki... alguien contra quien ni siquiera tu puedes luchar.
Continuará.
Notas: ... ¿raro verdad?. Bueno, supongo que todo lo que hago es raro. Al menos el capítulo salió antes de cumplirse los seis meses de inactividad promedio ^^.
Ah, cierto. Takato no es tan malo como parece... ¿verdad?.
^^Rio.
