Capítulo 3.
Era la primera vez que no acompañaba a Shuichi hasta su departamento luego de una gira. Con pena, supuso que sería la primera vez que haría muchas cosas que antes parecían fuera de lugar. Para otras muchas cosas sería su fin. Todo cambiaría de ahora en adelante.
--Nunca... te habías ido sin despedir...
Pero era inevitable... al menos intentaba creerlo para consolarse. Era obvio que reaccionaría así. Todo fue tan inesperado, tan... casual que parecía irreal. Arreglado.
Su primera gira internacional y tenían que toparse con él. Era el colmo del destino.
La pena comenzó a transformarse en rabia, y tuvo que morderse la lengua para no gritar un par de cosas. Pero la flama de ira se esfumó, y el sentimiento original volvió.
--Esto será así de ahora en adelante... hasta que vuelva a irse...
Porque sabía que ese día llegaría. Así como se había marchado para estudiar, se marcharía nuevamente a algún lugar lejano del mundo. Lejos de él y lejos de Shuichi. Al menos eso esperaba.
Pronto se vio pensando con más claridad en todo lo que sentía. Se sorprendió al ver que temblaba levemente. Nunca se había sentido así con Yuki-san... con él sabía que, de una u otra manera, su amistad con el cantante sobreviviría. El escritor no tenía nada realmente contra él, y, aunque se quejaba, nunca se había negado a la gran cantidad de tiempo que pasaban juntos... Sin embargo ahora...
Búscate una vida Hiro-kun, Shu no te necesita. Para eso estoy yo.
Ahora ya nada era claro.
--¿Porqué aún no se ha ido?, ¿qué no tiene casa?
--¡No digas eso Takato!, Hiro está al otro lado de la puerta...
--Y además de cargante es metiche...
--¡Basta Takato!, Hiro siempre viene a jugar con Shuichi y lo cuida cuando salen.
--Bah, solo es un mocoso molesto.
Había pasado mucho tiempo, pero un niño resiente y recuerda mucho más de lo que los adultos piensan. Él mismo estaba convertido en un adulto, pero no podía evitar sentirse mal. Nuevamente ese violeta frío y profundo lo recriminaría y acusaría. Metiche, cargante, sombrita, sin-vida, ladrón de hermanos...
Lentamente se metió entre las sábanas esperando que la vergüenza de algo que nunca hizo pasara. Lágrimas sin razón cayeron de sus ojos castaños, y la almohada fue su único desahogo.
Nunca había deseado tanto como en ese momento, escuchar la gritona voz de Shuichi.
--¿Ahora si me vas a contar como te fue en la gira? Y de paso me cuentas quien es el imbécil que te vino a dejar.
--¡Fue increíble Yuki!, ¡a la gente le encantaba nuestra música!. ¡Los estadios estaban llenos!, no como aquí, o sea, me refiero a que los conciertos eran gigantescos, miles de personas Yuki... nunca había pensado cantar ante tanta gente en vivo... ¡y se sabían las canciones! ¡y las coreaban!... Fue increíble...
--Me alegro.
--¿En serio? –el otro asintió sin mirarlo y Shu no pudo evitar lanzarse sobre él para darle un gran beso. -¡Te amo Yuki!
--¿Y qué pasó con Hiro-kun que no vino a dejarte?, ¿acaso te enfermaste que vino ese médico? Medicucho maldito, quizás envenenaste al Chascón y por eso viniste a dejarlo... yo lo sé, te haces el bueno pero eres un maldito pervertido....
--Pues... –lentamente Shuichi se levantó y se sentó sonriendo de manera extraña. A Yuki se le erizaron los vellos de la nuca al ver esa expresión. Shu acababa de decirle que lo amaba, así que no podía salir con eso de "conocí a alguien....", o al menos eso rogaba –Yo... ese médico...
Y esa sonrisa continuaba en su cara. Eiri ya sentía que el alma se le escapaba del cuerpo. Las palabras eran pensadas con cuidado por Shindo, y salían a la velocidad que crece el pasto. Yuki ya estaba por tomarlo de los hombros y sacudirlo para hacerlo escupir lo que tanto le costaba decir.
--Me va a dejar... me va a dejar...
--Bueno, él es alguien muy importante para mí... y me gustaría que lo conocieras bien...
--¡¿Cómo me pides eso?!, ¡me dejarás por él!
--Hacía mucho tiempo que no lo veía... mucho antes de conocerte...
--¡¿Ya se conocían de antes?!, maldito corruptor de menores... Habla de una vez.
-- Notaste sus ojos ¿verdad? –preguntó. Eiri recordó entonces esas perlas violetas que lo miraron cuando llegó a la salida.
--Vi..Violetas...
--Se llama Takato... y es mi hermano mayor.
Momentos eternos de silencio y extrañeza.
--Tu.... ¿hermano?
--Hai... se fue de casa cuando era pequeño... era muy buen estudiante y lo becaron para estudiar medicina... Sin embargo un día le perdimos la pista, y solo recibíamos noticias suyas muy de vez en cuando... Pero lo encontré en Alemania... y bueno... le pregunté si quería venir... después de todo hacía muchos años que no nos veíamos. Y yo...
Yuki no aguantó más, y con un sonoro suspiro se lanzó contra Shuichi, abrazándolo como si lo viera después de años de separación.
--No importa Shu... ya me lo contarás... Tú y yo tenemos asuntos pendientes...
Shindo sonríe mientras se deja besar. ¡Claro que tenían asuntos pendientes!, hacía semanas que no se veía... ya era hora de recuperar el tiempo perdido.
Si Yuki parecía demasiado ansioso o no, el cantante no lo notó. Simplemente sintió su piel arder bajo sus manos, y esas formas perfectas que lo llamaban a dejarse llevar.
--Te... extrañé tanto Yuki... –jadeó mientras el otro lo tomaba entre sus labios –Yuki...
Eiri simplemente no hablaba. Se limitaba a expresar el torrente de sensaciones que lo llenaban con acciones, mudas y concretas acciones que tenían sin aliento a su amante.
--Yo también te extrañaba tanto... no sabes lo que sentí, como me abandoné cuando sentí que no estabas... Simplemente no podría aguantar otra separación como esta... Nunca más Shuichi, nunca más...
Yuki volvió a ocuparse de la boca de su amante, mientras con sus manos y piernas acomodaba al pequeño artista bajo su cuerpo, de la manera más cómoda posible. Solo jadeos y gemidos salían de su garganta, sin reprimir uno solo, sin aguantar ninguna de las sensaciones que quemaban su piel a cada momento. Estaba más abierto que nunca, estaba sintiendo más nunca... estaba amando más que nunca...
--Tómate Yuki... por favor... –rogó en un suspiro el cantante cuando sintió la fisonomía de su pareja pegarse a la suya.
--Te amo Shu...
Un último beso, todo en posición y dispuesto...
--Yuki...
Riiiiiiiing riiiiiiiiiing.
Como si un globo se reventara de golpe dejando al ansioso niño con el aire en los pulmones, toda acción se detuvo en ese momento. Eiri se quedó quieto, sin terminar su movimiento, viendo a su pareja tan quieta como él. Shindo también contempló al amor de su vida, y luego desvió la mirada hacia el reloj mural.
--Las.. las diez... Takato... quedó de llamarme a las diez...
Con esfuerzo, y casi botando a Yuki del sillón, Shuichi buscó entre sus ropas y tomó el celular.
--Mo...Moshi moshi... –contestó.
--¡Hermano! ¿qué tal si salimos?
--Takato... yo... estoy ocupado ahora...
--Oh vamos, no nos vemos hace años, a Yuki-san lo ves siempre...
--Pero...
--¡Vamos Shu!
--...Está bien, te pasaré a buscar, llego en media hora.
El celular recién estaba siendo puesto sobre la mesa cuando el portazo que Yuki dio en su habitación resonó en todo el piso. Shuichi suspiró molesto.
--Mierda... Ya lo arruiné...
Sabiendo que no obtendría más palabras de su amante por esa noche, aunque se quedara y deshiciera en disculpas, decidió acudir a la cita con Takato. Lentamente se acomodó y arregló lo suficiente para que no hubieran pruebas de su "cuasi-sesión-de-sexo".
--Necesitaré un milagro si quiero que Yuki mañana no me corra de la casa...
Shuichi cerró suavemente la puerta, luego de dejar una nota sobre la mesa.
Lo siento amor. No quería.
Por favor no te enojes... pero intenta entenderme... Shuichi.
Quince minutos después, el escritor salió de su habitación en bóxer y camiseta. Sus ojos estaban un poco rojos, y la ira consumía su corazón, momentos antes tan entregado como un moribundo a su destino.
Sus manos temblaban de rabia. ¡Él se moría por extrañarlo y Shuichi saltaba al primer sonido de su maldito celular!... Maldito su desconsiderado hermano también... era su primera noche después de la gira... ¿acaso no tendría la decencia de dejar que la pasaran juntos?. Con furia lanzó el encendedor cuando se vio incapaz de prender el cigarro.
--¡Maldición!
La vista de la nota no ayudó en nada. "Intenta entenderme", ¿qué tenía que entender?, ¿qué anteponía su hermano antes que su amor?, ¿qué ahora su maldito hermano retornado sería más importante que cualquier otra cosa?, más importante que él... que su trabajo... que Hiroshi...
--Hiro...
Porqué el guitarrista apareció en su mente, no lo supo, pero lo que sí sabía es que eran dos los damnificados en el leve tiempo que el hermano de Shuichi llevaba haciendo aparición.
--Ahora que lo pienso... A veces Shi viene con K, o con el loco ese de Sakuma... pero siempre Hiro viene con él... en cambio hoy no fue así...
Nakano...
Sin saber como ni porqué, Eiri se dirigió al departamento del Chascón. Estaba molesto y necesitaba desahogarse y pensaba que tomar un par de tragos con el chico no le haría mal. Después de todo, Hiro era de los pocos que realmente lo respetaba con sus silencios y secretos, y aunque siempre estaba alerta al bienestar de Shuichi, nunca había interferido con su relación...
--¿Yuki-san? –preguntó sorprendido al abrir la puerta.
--...¿Estás bien? -atinó a preguntar el escritor al ver el estado del guitarrista.
--Eh... si, estoy bien.... Pase...
--Te sorprenderá verme y también te sorprenderá saber que quiero beber hasta emborracharme y que la persona elegida para hacerlo conmigo eres tú.
--...Me parece buena idea. ¿Vamos a comprar?
--Traje todo –dijo levantando unas bolsas.
--Iré por algunos vasos.
Pesadamente Yuki se echó sobre el sillón de la sala, admirando lo pequeño que podía ser un departamento. Estaba casi seguro que su baño era del tamaño de esa sala.
Nakano llegó con dos vasos de vidrio. Eiri abrió rápidamente una botella y comenzaron a beber. Sin palabras, sin explicaciones. Sabían que ambos necesitaban un desahogo, y que no hacían falta las molestas excusas.
--Salud Hiro.
--Salud Yuki-san.
La noche recién comenzaba y siete litros de alcohol los acompañaban para matar el tiempo.
--Shuichi me dejó con todo el ánimo por el estúpido de su hermano... –dijo de pronto, con la frente apoyada en sus brazos, mientras su mano jugueteaba con el vaso lleno de ron, quinta botella. –Lo extrañaba tanto y él se fue en cuanto sonó el teléfono...
--Vaya... eso si es malo... Debe... haber quedado con todo el impulso...
--De hecho...
Cual de los dos estaba más ebrio, no lo sabían. Ambos tenían buen aguante, pero eso había sobrepasado sus límites.
Eiri levantó un poco la vista y plantó los ojos en Hiro. El muchacho estaba cabizbajo, con el vaso lleno de vodka, y la luz de la luna lo alumbraba levemente, dándole a su larga cascada pelirroja algunas extrañas tonalidades que el alcohol no dejó identificar. El chico parecía tan triste... daban tantas ganas de abrazarlo y consolar su pena... y él templado como estaba... pues no le veía mal a intentar a animar un poco al pobre chico...
--¿Porqué te ves tan triste eh? –preguntó mientras se acercaba al pelirrojo.
--No es nada... –respondió en un susurro, sin notar los avances del rubio. Con calma se empinó su vaso de vodka y volvió a llenarlo. -¿Quiere?
--Claro...
Disimuladamente, Eiri se apoyó en Hiro para recibir el vaso lleno. El suave aroma del muchacho comenzaba a reavivar los ánimos tan abruptamente asesinados por Shuichi.
--Hiro...
Al voltear la cara, se encontró nariz con nariz con el guapo escritor. Asustado y sorprendido, se echó hacia tras, tropezando y yendo directamente al suelo.
--Yu...Yuki-san... me asustó…
--Lo siento… -murmur colocándose sobre el cuerpo de Nakano, plantando suaves besos por su hombro y cuello .
--¡Espere!
--Vamos Hiro... –animo antes de plantar un delicioso beso en los labios tibios del guitarrista. La resistencia al gesto fue mínima, incluso menor que la que el escritor esperaba.
Todo lo que después vino, sencillamente fue delicioso.
Continuará...
Notas: Jejeje, bien, por fin otro capítulo. Lamento la tardanza (y la poca calidad del fic) pero realmente estoy corta de tiempo. Espero que les haya gustado, o que sientan que no es puro y vil relleno. Bai bai!!
Rio.
